Víctor y yo nos conocimos hace muchos años, 13 para ser exactos. Durante este tiempo alguna vez salió el tema de la boda y, como a los dos nos gusta mucho viajar, siempre especulábamos a dónde iríamos de viaje de novios... y siempre llegábamos a la misma conclusión: Canadá.
Viajar es una de nuestras grandes pasiones, así que en estos años de relación ya nos hemos recorrido unos cuantos países y continentes juntos, muchas veces acompañados por amigos o familiares y otras solos. Sin embargo, tenemos otra gran pasión, que además es la que nos unió: Eurovisión. Nos conocimos precisamente por un foro de Internet de Eurovisión y ya habíamos ido juntos a ver la final en directo en tres ocasiones: 2011 en Dusseldorf, 2016 en Estocolmo y 2018 en Lisboa, pero a él le picaba el gusanillo de vivir toda la semana eurovisiva previa a la final, las semifinales, fiestas, etc. Así que en la final de 2018, mientras se anunciaba que Israel era la ganadora con Netta y su "Toy", me pidió formalmente que nos casáramos, allí en medio de las gradas del Altice Arena de la capital portuguesa, y que si nos íbamos al año siguiente toda la semana a Israel. Y así fue, le dije que sí y nuestra boda y viaje de novios los planeamos para que coincidieran con esas fechas en Mayo de 2019.
Israel es un destino muy interesante. Para los que sean religiosos tiene que ser una experiencia alucinante por el significado de muchos de los lugares que se visitan, pero aunque no seas creyente es un destino totalmente recomendable. La mezcla de culturas, de creencias, de ritos... además de sus numerosos atractivos naturales y artísticos lo hacen un destino muy completo para cualquiera.
Eso sí, no lo aconsejo para nada en verano. Hemos estado en Mayo y ya hacía mucho calor, y en el desierto jordano más aún, por lo que en verano tiene que ser un horno. En los principales lugares religiosos como Belén y Jerusalén, o en lugares históricos como Petra, hay siempre muchísima gente, y si encima hace calor pues puede hacer que la experiencia no resulte todo lo placentera que podría ser.
Nos pasamos el verano de 2018 aguardando la decisión de Israel en cuanto a la ciudad que albergaría Eurovisión este año, ya que eso marcaría en gran parte nuestro viaje. Las candidatas fueron 4: Jerusalén, Tel Aviv, Haifa y Eilat. Las dos veces anteriores en que el país organizó Eurovisión fueron en Jerusalén, mayor ciudad y capital de Israel. Sin embargo, esta vez optaron por Tel Aviv. Jerusalén es una ciudad muy conservadora e influenciada por los judíos ortodoxos, que mostraban reticencias a que se trabajara durante el sabbat. Esto trastocaba enormemente la dinámica de ensayos de las dos semanas previas a la gran final. Así que la televisión pública optó por Tel Aviv, una ciudad mucho más progresista y abierta que Jerusalén y mucho más laica también.
Con este dato ya en la mano y las fechas establecidas, decidimos que la boda sería el 11 de Mayo, justo una semana antes de la gran final, y saldríamos hacia Israel el día 12 de Mayo, justo para la semana previa.
Teníamos dos semanas, lo que nos daban de permiso de boda en el trabajo, que en condiciones normales dan para ver prácticamente todo lo importante de Israel, pero al estar una semana muy pendientes de Eurovisión nos impedía movernos mucho de Tel Aviv. Las noches del martes, jueves y sábado teníamos las semifinales y finales de Eurovisión, por lo que no podíamos llegar tarde a la ciudad si salíamos de excurisón, ni podíamos salir muy temprano al día siguiente porque esas noches llegaríamos tarde al apartamento que alquilamos. También queríamos ir a Petra, así que no nos daban los días para todo lo que queríamos ver y tuvimos que descartar algunas cosas.
Con estos condicionantes el viaje de dos semanas lo organizamos de esta manera:
1ª Semana:teniendo como base Tel Aviv visitaríamos la propia ciudad y algunas excursiones como Haifa, Acre y Masada y el Mar Muerto. Esta parte del viaje nos la tomamos con un poco más de calma en cuanto a visitas culturales.
2ª Semana:teniendo como base Jerusalén visitaríamos la propia ciudad y todo lo que tiene que ofrecer, Belén, Jericó y también iríamos a Jordania para ver Petra.
Por el camino se nos quedaron lugares como Cesárea, Beerseba, Nazaret, el mar de Galilea, Safed, Ein Guedi, el desierto del Neguev o Eilat... pero bueno, siempre se podrá volver más adelante.
¿Y qué pasa con Canadá? Ya dije antes que siempre pensamos que sería nuestra luna de miel pero que cambiamos por algo que seguramente es más adecuado dada la forma en que nos conocimos. Pues Canadá la hemos dejado para ese verano durante las vacaciones, será como nuestra segunda luna de miel
Viajar es una de nuestras grandes pasiones, así que en estos años de relación ya nos hemos recorrido unos cuantos países y continentes juntos, muchas veces acompañados por amigos o familiares y otras solos. Sin embargo, tenemos otra gran pasión, que además es la que nos unió: Eurovisión. Nos conocimos precisamente por un foro de Internet de Eurovisión y ya habíamos ido juntos a ver la final en directo en tres ocasiones: 2011 en Dusseldorf, 2016 en Estocolmo y 2018 en Lisboa, pero a él le picaba el gusanillo de vivir toda la semana eurovisiva previa a la final, las semifinales, fiestas, etc. Así que en la final de 2018, mientras se anunciaba que Israel era la ganadora con Netta y su "Toy", me pidió formalmente que nos casáramos, allí en medio de las gradas del Altice Arena de la capital portuguesa, y que si nos íbamos al año siguiente toda la semana a Israel. Y así fue, le dije que sí y nuestra boda y viaje de novios los planeamos para que coincidieran con esas fechas en Mayo de 2019.
Israel es un destino muy interesante. Para los que sean religiosos tiene que ser una experiencia alucinante por el significado de muchos de los lugares que se visitan, pero aunque no seas creyente es un destino totalmente recomendable. La mezcla de culturas, de creencias, de ritos... además de sus numerosos atractivos naturales y artísticos lo hacen un destino muy completo para cualquiera.
Eso sí, no lo aconsejo para nada en verano. Hemos estado en Mayo y ya hacía mucho calor, y en el desierto jordano más aún, por lo que en verano tiene que ser un horno. En los principales lugares religiosos como Belén y Jerusalén, o en lugares históricos como Petra, hay siempre muchísima gente, y si encima hace calor pues puede hacer que la experiencia no resulte todo lo placentera que podría ser.
Nos pasamos el verano de 2018 aguardando la decisión de Israel en cuanto a la ciudad que albergaría Eurovisión este año, ya que eso marcaría en gran parte nuestro viaje. Las candidatas fueron 4: Jerusalén, Tel Aviv, Haifa y Eilat. Las dos veces anteriores en que el país organizó Eurovisión fueron en Jerusalén, mayor ciudad y capital de Israel. Sin embargo, esta vez optaron por Tel Aviv. Jerusalén es una ciudad muy conservadora e influenciada por los judíos ortodoxos, que mostraban reticencias a que se trabajara durante el sabbat. Esto trastocaba enormemente la dinámica de ensayos de las dos semanas previas a la gran final. Así que la televisión pública optó por Tel Aviv, una ciudad mucho más progresista y abierta que Jerusalén y mucho más laica también.
Con este dato ya en la mano y las fechas establecidas, decidimos que la boda sería el 11 de Mayo, justo una semana antes de la gran final, y saldríamos hacia Israel el día 12 de Mayo, justo para la semana previa.
Teníamos dos semanas, lo que nos daban de permiso de boda en el trabajo, que en condiciones normales dan para ver prácticamente todo lo importante de Israel, pero al estar una semana muy pendientes de Eurovisión nos impedía movernos mucho de Tel Aviv. Las noches del martes, jueves y sábado teníamos las semifinales y finales de Eurovisión, por lo que no podíamos llegar tarde a la ciudad si salíamos de excurisón, ni podíamos salir muy temprano al día siguiente porque esas noches llegaríamos tarde al apartamento que alquilamos. También queríamos ir a Petra, así que no nos daban los días para todo lo que queríamos ver y tuvimos que descartar algunas cosas.
Con estos condicionantes el viaje de dos semanas lo organizamos de esta manera:
1ª Semana:teniendo como base Tel Aviv visitaríamos la propia ciudad y algunas excursiones como Haifa, Acre y Masada y el Mar Muerto. Esta parte del viaje nos la tomamos con un poco más de calma en cuanto a visitas culturales.
2ª Semana:teniendo como base Jerusalén visitaríamos la propia ciudad y todo lo que tiene que ofrecer, Belén, Jericó y también iríamos a Jordania para ver Petra.
Por el camino se nos quedaron lugares como Cesárea, Beerseba, Nazaret, el mar de Galilea, Safed, Ein Guedi, el desierto del Neguev o Eilat... pero bueno, siempre se podrá volver más adelante.
¿Y qué pasa con Canadá? Ya dije antes que siempre pensamos que sería nuestra luna de miel pero que cambiamos por algo que seguramente es más adecuado dada la forma en que nos conocimos. Pues Canadá la hemos dejado para ese verano durante las vacaciones, será como nuestra segunda luna de miel