Tras un descanso reparador, a las 7:30 ya estábamos descubriendo el desayuno incluido en nuestra reserva de hotel. Y hemos de decir que nos sorprendió para bien (muy completo y con un sorprendente buen café). Desayunamos tranquilamente, sobre las 8:40 salíamos a la Plaza Pequeña y nos fuimos a disfrutar, de nuevo, de la Plaza de la Ciudad Vieja. A esa hora había muy poca gente así que pudimos ver tranquilamente algunas cosas que aparecían en la guía (como la casa de la Campana de Piedra) y a hacer varias fotos en las que casi inconscientemente siempre aparecía Nuestra Señora de Tyn.
A las 9:00 teníamos previsto entrar en el Ayuntamiento y subir a la torre, aunque llegamos algo más tarde. Las entradas las llevábamos en el móvil y compradas con antelación (se pueden comprar aquí y tienen una validez de un mes, con un precio de 420 CZK, unos 16€ al cambio) así que fue bastante sencillo entrar. Nos fuimos directamente a la torre donde apenas había una pareja más de asiáticas, por lo que pudimos disfrutar de las increíbles vistas con toda la tranquilidad del mundo. Mezclamos fotos y momentos de admirar la ciudad bajo tus pies sin prácticamente decir nada. Una experiencia más que recomendable, sin duda, casi imprescindible en la ciudad. Tras una pequeña charla con el encargado del lugar (que tenía cierto parecido a George R.R. Martin y que hablaba un castellano aceptable) volvimos a bajar y nos interesamos por visitar el subterráneo medieval del Ayuntamiento, pero no había posibilidad de en ese mismo día (solo se puede pasar con visitas guiadas) así que optamos por dejarlo para más adelante (y, como era previsible, acabamos por no hacerlo).
A las 10:00 habíamos reservado nuestro Free Tour con Sandemans en uno de los laterales de la plaza, así que como teníamos unos 10 minutos libres dimos una pequeña vuelta, adentrándonos en Josefov, aunque sabíamos que luego volveríamos ahí con el tour. Una vez llegó la hora, fuimos al punto de encuentro y allí conocimos a nuestro guía, Lope, un sevillano que nos hizo pasar unas tres horas magníficas. No vamos a desvelar cosas del tour, pero nos pareció una buenísima opción para recorrer toda la zona. En mitad del tour hay un rato de descanso en una cafetería en la que dimos buena cuenta de las primeras pivos del día (105 CZK y si, a las 11:30 ya apetecía aunque el tiempo seguía bastante frío) y donde te ofrecen tours de pago para ese mismo día para visitar el castillo. Nosotros, tras pensarlo detenidamente, lo preferimos hacer por nuestra cuenta, que era lo que llevábamos previsto, pero el tour fue TAN BUENO que nos planteamos contratarlo. También ofrecían tours de degustación de cerveza y excursiones de un día a Karlovy Vary y Kutna Hora.
Tras recorrer toda la parte de la ciudad vieja de Praga, llegar hasta el inicio de la Plaza de Wenceslao y dar un buen recorrido por Josefov (sin entrar en las sinagogas) y tras conocer bastantes cosas interesantes sobre la historia de Praga, sus defenestraciones, su relación con el nazismo, el comunismo y muchas anécdota más, el tour daba su fin a las 13:00 cerca de Rudolfinum, en un lugar relacionado con Jan Palach. Como sabéis, al final del Free Tour se le da al guía lo que se considera que es el pago por sus servicios, sin haber una cantidad mínima. Nosotros dimos 550 CKZ y nos fijamos que para nada fuimos de los que menos dimos, así que considero que fue algo justo (aunque como decimos, el tour estuvo genial y hubiésemos entendido que fuese más caro).
Como habíamos desayunado bien y aun no teníamos demasiada hambre, desechamos comer en alguno de los sitios cercanos y fuimos dando un agradable paseo hacia el sur por la orilla del Moldava admirando el estilo arquitectónico de la ciudad checa y parándonos un rato en la Fuente de Kraner, hasta que llegamos al Teatro Nacional. De ahí, avanzamos por la calle Narodni hasta que, muy pronto, encontramos el cruce con Na Perštýně. Ahí estaba nuestro destino, el conocido U Medvidku. La comida fue excelente, aunque pecamos la novatada y pedimos comida para cinco personas, pero, ¡¡que rico estaba todo!!. Y ahí, además de la pivo del grifo, probamos (bueno, realmente, probé) la OldGott una cerveza propia de esta antigua fábrica de cerveza (deliciosa!). Por cierto, llegamos a comer a las 13:45 y no había cola, pocos minutos después, imposible coger una mesa sin reservar. El precio final de la comida fue de 840 CKZ (más 60 de propina) y podéis ver una reseña aquí.
Tras recorrer toda la parte de la ciudad vieja de Praga, llegar hasta el inicio de la Plaza de Wenceslao y dar un buen recorrido por Josefov (sin entrar en las sinagogas) y tras conocer bastantes cosas interesantes sobre la historia de Praga, sus defenestraciones, su relación con el nazismo, el comunismo y muchas anécdota más, el tour daba su fin a las 13:00 cerca de Rudolfinum, en un lugar relacionado con Jan Palach. Como sabéis, al final del Free Tour se le da al guía lo que se considera que es el pago por sus servicios, sin haber una cantidad mínima. Nosotros dimos 550 CKZ y nos fijamos que para nada fuimos de los que menos dimos, así que considero que fue algo justo (aunque como decimos, el tour estuvo genial y hubiésemos entendido que fuese más caro).
Como habíamos desayunado bien y aun no teníamos demasiada hambre, desechamos comer en alguno de los sitios cercanos y fuimos dando un agradable paseo hacia el sur por la orilla del Moldava admirando el estilo arquitectónico de la ciudad checa y parándonos un rato en la Fuente de Kraner, hasta que llegamos al Teatro Nacional. De ahí, avanzamos por la calle Narodni hasta que, muy pronto, encontramos el cruce con Na Perštýně. Ahí estaba nuestro destino, el conocido U Medvidku. La comida fue excelente, aunque pecamos la novatada y pedimos comida para cinco personas, pero, ¡¡que rico estaba todo!!. Y ahí, además de la pivo del grifo, probamos (bueno, realmente, probé) la OldGott una cerveza propia de esta antigua fábrica de cerveza (deliciosa!). Por cierto, llegamos a comer a las 13:45 y no había cola, pocos minutos después, imposible coger una mesa sin reservar. El precio final de la comida fue de 840 CKZ (más 60 de propina) y podéis ver una reseña aquí.
Salimos de comer, literalmente, rodando. Se hacía difícil volver a ponerse en marcha, pero la ciudad lo merecía, así que tras unas compras de cerveza propia de U Medvidku (no tenían la XBeer33, que no la pedí dentro para comprarla fuera, pero al menos me pude llevar una 1466), proseguimos nuestro camino. De ahí nos dirigimos dirección a la Plaza de Wenceslao, pero haciendo una parada primero en el Pasaje Lucerna, donde está la conocida estatua del propio Wenceslao montado en un caballo boca abajo (muerto, según parece ser). Esta escultura es de David Černý, autor entre otras de la también conocida cabeza de Kafka o de los hombres orinando que está en el museo del escritor checo. Desde luego, la escultura no puede dejar indiferente (por tamaño y por la interpretación que le de cada uno). Tras dar unas vueltas por el pasaje (que es una galería comercial, ni más ni menos) llegamos a la impresionante Plaza de Wenceslao.
Ahí queríamos ver la Iglesia de Nuestra Señora de las Nieves para ver su jardín franciscano, pero no pudimos acceder a él porque estaba cerrado. En ese momento nos dimos cuenta de que nos habíamos dejado algo por ver, así que nos tocó deshacer nuestros pasos hasta llegar a la calle Charvátova, donde encontramos la famosa cabeza móvil de Kafka. Estuvimos un buen rato ahí, admirando la escultura que no deja de ser original y sorprendente. Está justo al lado del centro comercial Quadrio (al que no pasamos).
Retomamos nuestro camino (el hecho de andar algo más no nos vino mal después de la comida). Nos dirigimos al sur, a la Plaza de Carlos, donde se encuentra el Ayuntamiento de la Ciudad Nueva, que cuenta con una torre gótica de más de 70 metros (aunque no pasamos) y que está íntimamente relacionado con la llamada "Primera defenestración de Praga". Durante la mañana habíamos conocido bastante más cosas de la historia de la ciudad y sus "defenestraciones".
Esta plaza de Carlos, que pasa por ser la más grande de Praga (y una de las mayores del mundo) es realmente un parque por el que es agradable caminar parando en las 7 esculturas que vas encontrando a tu paso. Nos acercamos a la iglesia de San Ignacio de Loyola, también cerrada (íbamos acostumbrados a Roma, donde prácticamente puedes pasar a cualquier iglesia en cualquier momento y nos dimos cuenta de que en Praga no es así). Tras descansar un rato en uno de los bancos del parque y pensar cómo será ese sitio en primavera (ahora, en pleno Otoño quedaba algo deslucido), pusimos dirección a nuestro siguiente punto, la conocida Dancing House (o Ginger and Fred, como también se conoce).
Esta plaza de Carlos, que pasa por ser la más grande de Praga (y una de las mayores del mundo) es realmente un parque por el que es agradable caminar parando en las 7 esculturas que vas encontrando a tu paso. Nos acercamos a la iglesia de San Ignacio de Loyola, también cerrada (íbamos acostumbrados a Roma, donde prácticamente puedes pasar a cualquier iglesia en cualquier momento y nos dimos cuenta de que en Praga no es así). Tras descansar un rato en uno de los bancos del parque y pensar cómo será ese sitio en primavera (ahora, en pleno Otoño quedaba algo deslucido), pusimos dirección a nuestro siguiente punto, la conocida Dancing House (o Ginger and Fred, como también se conoce).
Por el camino, hicimos lo que preveíamos como un pequeño alto pero que acabó por convertirse en una parada mucho más larga de lo previsto. Fue en la Catedral de San Cirilo y Metodio, y el motivo de que estuviésemos más tiempo fue que estábamos absolutamente solos en ella y que pudimos leer (y empaparnos) de la historia que hay detrás de esa construcción. Fue justo ahí donde un grupo de cientos de soldados nazis sitiaron a unos revolucionarios checos que habían intentado (sin éxito) asesinar a Reinhard Heydrich. La historia que van contando en la propia catedral mediante textos e imágenes vale la pena, además de ver los restos de bala que hay en las paredes en la entrada, en el Monumento nacional de los héroes del atentado a Heydrich (también se puede visitar la cripta de la iglesia, donde hay una exposición al respecto) . Nos impresionó mucho, la verdad.
Una vez que salimos de allí, a unos metros encontramos la Dancing House de Frank Gehry. El edificio, que muestra a dos bailarines abrazados es en realidad un hotel, pero con la peculiaridad de que a las plantas superiores puedes subir, al ser un restaurante y una cafetería. En esta última, si pides una consumición, puedes acceder a la terraza y a las magníficas vistas que ofrece. Eran las 16:30 y, obviamente, no teníamos ni pizca de hambre, pero pudieron más las ganas de pasar ahí un rato. Así que, pedimos un té, un café y una porción de tarta de zanahoria (por cierto, riquísima), pagamos las 193 CZK que costaba (algo caro, pero se paga el sitio) y pasamos allí un buen rato haciendo fotos y disfrutando, mucho de las magníficas vistas del rio Moldava y de toda la parte antigua de Praga y su castillo. Pese al frío, un gustazo poder pasar un buen rato en esa terraza. Os dejo aqui una captura de la carta del lugar para que valoréis si vale la pena pasar allí un rato.
En torno a 45 minutos después, emprendimos el viaje de vuelta hasta nuestro hotel, pasando antes por la curiosa Rotonda de la Santa Cruz, una iglesia redonda y muy pequeña del año 1365. Tras callejear un poco sin rumbo fijo por las calles adoquinadas de la parte antigua, llegamos a nuestro destino, donde agradecimos poder descansar un rato tras una buena ducha.
Ya de noche decidimos salir a cenar y para ello miramos en nuestro mapa de puntos recomendados (que os dejaré al final del diario, por cierto). Decidimos ir al Lokál de la calle Dhoulá, pero al llegar allí nos encontramos con que estaban absolutamente llenos y sin posibilidad de reservar. Ante eso, y con un frío ya bastante considerable, fuimos avanzando por la calle Dhoulá sin encontrar ningún sitio que nos convenciese, así que pensamos ir al Centro Comercial Palladium, donde seguro que encontraríamos algo para comer. Realmente, no teníamos apenas hambre, si sed, así que tampoco necesitábamos gran cosa. Sin embargo, cuando nos acercábamos vimos que un sitio que recomendaba el usuario Noel-Williams estaba relativamente cerca, el Minirest. Se trataba, literalmente decía de una "pequeña y maravillosa tasca llena de locales". Y apuntaba que había buena cerveza y barata. Se ajustaba a lo que buscábamos, así que allí fuimos.
Y lo que allí encontramos merece un pequeño aparte. Aunque podéis ver nuestra reseña aquí, una vez llegamos al lugar tuvimos que mirar varias veces para convencernos de que era allí donde nos dirigíamos. Realmente era una tasca pequeña, y tanto, con una decoración peculiar y un único responsable que hacía las veces de camarero, cocinero y lo que hiciese falta. Decidimos entrar, nos sentamos y pedimos la "carta".Aquí nos dejo lo que nos trajeron. Bueno, pues bebimos la mejor cerveza del viaje ahí, junto con unas sopas, una especie de pepinillo picante bastante típico para acompañar la cerveza ahí (nadivani utopenec) y todo en un ambiente muy cordial y que nos pareció bastante auténtico. Y la sorpresa, al llegar la cuenta: 294 CZK, poco más de 10€. Redondeamos a 325 coronas y nos fuimos encantados. Sin duda, un sitio para repetir y, por el momento, muy poco conocido. Aquí tenéis una reseña más completa.
Ya de noche decidimos salir a cenar y para ello miramos en nuestro mapa de puntos recomendados (que os dejaré al final del diario, por cierto). Decidimos ir al Lokál de la calle Dhoulá, pero al llegar allí nos encontramos con que estaban absolutamente llenos y sin posibilidad de reservar. Ante eso, y con un frío ya bastante considerable, fuimos avanzando por la calle Dhoulá sin encontrar ningún sitio que nos convenciese, así que pensamos ir al Centro Comercial Palladium, donde seguro que encontraríamos algo para comer. Realmente, no teníamos apenas hambre, si sed, así que tampoco necesitábamos gran cosa. Sin embargo, cuando nos acercábamos vimos que un sitio que recomendaba el usuario Noel-Williams estaba relativamente cerca, el Minirest. Se trataba, literalmente decía de una "pequeña y maravillosa tasca llena de locales". Y apuntaba que había buena cerveza y barata. Se ajustaba a lo que buscábamos, así que allí fuimos.
Y lo que allí encontramos merece un pequeño aparte. Aunque podéis ver nuestra reseña aquí, una vez llegamos al lugar tuvimos que mirar varias veces para convencernos de que era allí donde nos dirigíamos. Realmente era una tasca pequeña, y tanto, con una decoración peculiar y un único responsable que hacía las veces de camarero, cocinero y lo que hiciese falta. Decidimos entrar, nos sentamos y pedimos la "carta".Aquí nos dejo lo que nos trajeron. Bueno, pues bebimos la mejor cerveza del viaje ahí, junto con unas sopas, una especie de pepinillo picante bastante típico para acompañar la cerveza ahí (nadivani utopenec) y todo en un ambiente muy cordial y que nos pareció bastante auténtico. Y la sorpresa, al llegar la cuenta: 294 CZK, poco más de 10€. Redondeamos a 325 coronas y nos fuimos encantados. Sin duda, un sitio para repetir y, por el momento, muy poco conocido. Aquí tenéis una reseña más completa.
Y de nuevo, de vuelta al hotel. Eran las 21:00, seguía haciendo frío aunque era bastante aguantable. Pasamos por la Casa Municipal y por la Torre de la Pólvora (impresionante de noche). Llegamos a la Plaza de la Ciudad Vieja y ahí decidimos que, viendo que había poca gente, sería un buen momento para ir a por el trípode y sacar algunas fotos de nuestra querida Señora de Tyn iluminada, impresionante como siempre. Fue una excelente manera de terminar nuestro primer día completo en la ciudad. ¡¡¡Enamoradísimos de Praga!!!!