Nos levantamos a las 6 de la mañana para aprovechar el día al máximo. Terminamos de preparar las maletas, nos metimos un buen desayuno en el cuerpo y sobre las 7 y cuarto empezamos el largo camino que nos acabaría llevando hasta Fort William. Conforme vamos avanzando el paisaje va cambiando, y cada vez encontramos menos poblaciones. Finalmente tras más de una hora de camino, a las puertas ya de la isla de Skye nos encontramos con el castillo de Eilean Donan. Las puertas del Castillo aún no han abierto, pero el parking ya se encuentra repleto de coches. El día se presentaba magnífico y la estampa del castillo junto al sol que ya asomaba era realmente fantàstica. Así que planté el trípode y, como otros muchos allí estuvimos un buen rato haciendo fotos a pesar de los mosquitos, los había a miles. Minúsculos pero muy molestos. Y es que el Castillo de Eilean Donan es sin duda el más fotogénico de los que tuvimos la oportunidad de visionar. Nosotros no entramos al castillo, pero si compráis la entradas por la Web las conseguiréis por 7,50 £. Aunque según comentaba la gente, el interior no hace justicia con la estampa exterior.


En pocos minutos cruzamos el puente que sobre el mar y ya nos encontramos en la Isla de Skye, Isla de acantilados y cascadas ; de increibles formaciones rocosas y de verde infinito. Skye es la mayor de las islas Hébridas interiores. Se trata de un destino imprescindible si quieres disfrutar de la naturaleza escocesa. Aquí si que hay bastante tráfico, sobretodo a medida que nos vamos acercando a su capital y centro turísitico y cultural: Portree. Con sus 2000 habitantes, tiene un aire de pueblo, aunque sus calles están repletas de turistas que curiosean en las numerosas tiendas de souvenirs y artesanía. Además de tiendas, en el pueblo abundan las cafeterías, los retaurantes y los hoteles (que deberéis reservar con muchísima antelación). Aunque sin duda, el rincón más especial de Portree es su alegre puerto, resguardado al pie de un acantilado. Las fachadas de colores del muelle corresponden a varios restaurantes que hacen las delicias de sus visitantes con sus pescados frescos. También encontramos un centro de excursiones para observar la fauna autóctona (focas, delfines, aves..), pero imposible encontrar plaza, necesario reservar con días de antelación. Es conveniente no llegar demasiado tarde, los parkings (de pago) se llenan enseguida.


Sobre las 12:30, tras haber turisterado un rato, nos decidimos a comer en uno de los restaurantes del puerto, aunque hay alguno “Take away”, nos apetece sentarnos y descansar un poco. Comemos la sopa del día y el “Típico” Fish and Chips, eso sí , con un pescado fresquísimo. Y ya con las fuerzas renovadas continuamos camino de las maravillas de la isla de Skye. La carretera se hace cada vez más estrecha, con apartaderos, ya que hay tramos en que no caben dos coches, pero los paisajes valen la pena. Vamos parando para hacer fotografías y en apenas 20 minutos llegamos al parking (por llamarlo así,es una fila de coches a ambos lados de la carretera) para la subida a The Old Man of Storr, la montaña más famosa de la isla. Como no teníamos mucho tiempo, hice una subida de una media hora, me quedé más o menos a mitad de camino, y aunque se aprecian muy buenas vistas me quedé con las ganas de llegar hasta arriba. Al bajar se puede observar que la zona del “parking” está en obras... estarán haciendo un parking de verdad?


Seguimos con nuestro itinerario hacia el norte de la isla, y comienza a llover... un poco de lluvia no podía faltar. Pero para enseguida , y al poco rato vemos una especia de parking lleno de coches a un lado de la carretera. Un coche sale así que decidimos parar aquí, algo interesante habrá cuando hay tantos coches. Y efectivamente, nos hemos encontrado por casualidad las “Lealt Falts”, parada obligatoria para los amantes de los paisajes y la naturaleza. Además de las cascadas que van a a dar a una playa hay varios puntos de observación , ideal para hacer montones de fotos. Además tuvimos la suerte que enseguida dejó de llover y pudimos disfrutar el momento al 100%.



Pero el cololfón se encontraba apenas a 5 minutos en coche de allí. Nada más llegar se aprecia que hay algo que vale la pena ya que el lugar se encuentra repleto de coches y autocares. Todos quieren parar aquí. Y no te imaginas lo que te espera hasta que te asomas al mirador y puedes apreciar el acantilado.
Por si fuera poco el agua pone de su parte y , proviniente de un lago vecino, crea una cascada que cae directamente al mar haciendo aún más bella la estampa. Sin duda una de las imágenes más espectaculares que se pueden ver en la isla de Skye . Eso sí , estaba a reventar de gente, había hasta un puestecito de refrescos y dulces y un chico escocés tocando la gaita como si de la rambla de Barcelona se tratase. Esto le quita algo de encanto al lugar per vale la pena igual.


Es media tarde y nos espera un largo camino de viaje hasta llegar a Fort William, así que decidimos dar media vuelta. Sería una locura meternos en la carretera que te lleva hasta Quairing que, según tenía entendido, te mostraba algunos de los mejores paisajes de la isla. Así que volvemos por nuestros pasos, hacemos un alto en Portree para merendar algo y retomamos el camino hasta Fort William, lo que supondrá más de dos horas de conducción, y eso con la paliza que llevábamos ya ese día.

Finalmente, y tras alguna que otra parada para estirar las piernas, llegamos al hotel cuando son casi las 9 de la noche. El parking está completo, así que debemos dejar el coche en la calle (tendremos que moverlo antes de las 8 de la mañana para que no nos multen). En este hotel teníamos dos habitaciones mini (lo que quedaba), pero creo que “mini” se queda corto. No nos podíamos ni mover. Si se os ocurre coger este hotel, no cojais estas habitaciones. En cambio el restaurante estaba muy bien, de hecho pudimos degustar una buena cena nada más llegar.Luego a descansar a la habitación, aunque para poder abrir alguna maleta la otra persona tiene que salir del habitáculo... una tortura. Así que tocamos lo mínimo y nos vamos a dormir.