Día en Luxor y Valle de los Reyes ✏️ Diarios de Viajes de Egipto

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Empezamos con un buen madrugón y antes de las 6:30 am ya estábamos visitando el Templo de Amenhotep III, situado en Malqata, en la orilla izquierda de Tebas (Imperio Nuevo, Dinastía XVIII). Este mapa muestra claramente cómo Tebas se extendía a lo largo de la ribera oriental del Nilo, en la región situada entre la actual Luxor y Karnak, unos 500 km. al sur de El Cairo. En este templo solo quedan en pie varias estatuas de gran tamaño (se adjunta foto), destacando los Colosos de Memnon, que se ven en diez minutos. Es un yacimiento activo en el que están trabajando.
En Tebas hay tres zonas residenciales: una en torno al Gran Templo de Karnak, otra alrededor de Luxor, y la tercera ya en la orilla izquierda del Nilo, junto al lago artificial de Birket Habu, cerca del cual erigió Amenhotep III su Palacio de Malqata. La necrópolis ocupaba casi toda la montaña tebana, con el Valle de los Reyes al norte, y el de las Reinas al sur.

Sobre las 7:00h. llegamos al Valle de los Reyes y escuchamos la explicación muy didáctica de Sayed, nuestro guía. La razón por la que los faraones optaron por enterrar sus tesoros y ajuares en cámaras funerarias bajo la tierra fue que las pirámides resultaban demasiado visibles y fáciles de localizar por los saqueadores de tumbas, que terminaban expoliándolas. A partir de Amenhotep I cambió probablemente la concepción de los complejos funerarios reales. Los reyes pasaron a ser enterrados en hipogeos excavados en la roca del Valle de los Reyes, mientras que el culto funerario empezó a quedar asegurado en los templos funerarios, físicamente separados de las tumbas propiamente dichas. El templo funerario mejor conocido de la Dinastía XVIII es el de Hapshepsut en Deir el-Bahari, que visitamos después del Valle de los Reyes.
Nos explica que además del traslado de numerosas obras a museos en Berlín, Londres, París, Nueva York o Turín, los propios egipcios fueron los primeros en robar un patrimonio de cuyo valor no se tenía conciencia; esto se confirma en noticias como esta.
Otro de los mitos que desmonta es el del sacrificio de los trabajadores que hacían las tumbas para garantizar el secreto de su ubicación. Parece imposible tal posibilidad porque no hubiera sido fácil reclutar nuevas cuadrillas tan grandes en poco tiempo para proyectos de estas dimensiones. Cada tumba empezaba a construirse cuando se celebraba la ceremonia de coronación del faraón y trabajaban en ella durante el reinado.
También aprendemos que los egipcios empleaban la piedra únicamente en la arquitectura religiosa y funeraria, razón por la que se sabe mucho menos de los edificios en los que vivían.

Entramos en las tres tumbas que están previstas en el programa, la de Ramsés III, la de Ramsén IX y la de Meren Ptah. Se pueden visitar más tumbas pagando tickets extra.
Las tumbas son impresionantes con decoraciones muy bien conservadas que revelan el esplendor de los faraones. Son hipogeos excavados en la roca con numerosas salas, escaleras, rampas y pilastras exentas, todo ello decorado con frescos o relieves, hallándose el sarcófago con la momia real siempre en la última sala. Os adjunto algunas fotos.
La Arqueología todavía no ofrece respuestas para multitud de preguntas que surgen observando un patrimonio tan monumental como el egipcio, cuyo arte está marcado por factores como la geografía, con la que buscó su integración en su entorno paisajístico; la religión, que impuso sus rígidas normas; y la monarquía, a cuyo servicio como divinidad terrenal se encontraba el arte. Las dos características fundamentales del arte egipcio son su grandiosidad y su eternidad.
En cuanto a su estado de conservación y protección es el propio de un país en vías de desarrollo y sorprende que se puedan tocar paredes y esculturas, y que la única precaución sea que no se hagan fotos con una cámara (aunque sí con el móvil) en los interiores. Para poder hacer fotos con cámara hay que pagar un ticket extra.
Llegar tan pronto nos permitió visitar el Valle de los Reyes con muy pocos turistas por lo que merece la pena madrugar. De lo que no os libráis es del grupo organizado que os ofrece cambiar un lote de euros en monedas por billetes, que sí le aceptarán en el banco. Hay una moneda egipcia similar a la nuestra de 2€: cuidado.
Desde allí nos fuimos en autobús al Templo funerario de Hatshepsut (Imperio Nuevo, Dinastía XVIII), la única faraona que ha gobernado el imperio egipcio. La "mandona" la llamaron en varias ocasiones; me imagino que los faraones no eran mandones.
Es un templo aterrazado construido por el arquitecto Senmut, personaje muy influyente durante el reinado de Hapshepsut, que llegó a ostentar el cargo de canciller real (chaty) entre otros muchos. Es un conjunto con edificios porticados y patio de columnas, en perfecta armonía de proporciones que se integran magistralmente con la escarpada ladera de la montaña, situada tras el templo, logrando una espectacular escenografía. Allí asistimos al relato de las intrigas palaciegas que tuvo que afrontar y promover la faraona titular para mantenerse en el poder.

Desde allí nos fuimos a una tienda de artesanía con piezas de calidad hechas de alabastro, caliza, onyx ... pero a precios europeos; el regateo es inevitable si os interesa algo.
Una vez que salimos todos de la tienda volvimos a la ciudad para visitar el espectacular Templo de Luxor, en el que nos impresionó el patio peristilo de Ramsés II (Dinastía XIX), en cuyas columnas aparecen escenas del faraón en presencia de varias divinidades. Está dedicado al dios Amón o Amón-Re, aunque bajo una manifestación muy especial de esta divinidad, representado en color azul como dios celestial. Esta divinidad recibía la visita de su homónimo de Karnak cada año en una procesión y festival que era celebrado por todos los habitantes de Tebas. El templo era denominado "el Opet del sur", o "el lugar de la reclusión", y su dios, Amenemope, "Amón de Opet". El templo parece ser un ejemplo de reestructuración y constante restauración de estructuras a partir de las originales. Por ejemplo, sabemos que Hatshepsut construyó numerosas estructuras en este templo, pero la mayoría fueron desmontadas.

Después nos trasladamos en autobús al Templo de Karnak; yo hubiera preferido caminar por el trazado de la antigua avenida que unía los templos de Luxor y Karnak, de la que se conservan algunos restos. Pero había que estar en el barco sobre las 14:00h. Las explicaciones del guía fueron muy detalladas, y demostró gran capacidad para captar nuestra atención.

En Karnak todo es grandioso y majestuoso, y sus templos son considerados la institución religiosa más relevante en Egipto. Este complejo surge en el Reino Medio, cuando se comienzan a organizar grandes trabajos para el dios huésped, Amón (posteriormente bajo la forma sincretizada de Amón-Re), aunque parece que antes ya existían algunas estructuras de culto en el área. Muy particularmente desde comienzos de la dinastía XVIII, cuando el centro político y religioso de Egipto se traslada a Tebas, comienzan grandes obras para la divinidad en Karnak, se levantan templos a gran escala y se amplían o restauran las demás estructuras.

Una vez finalizada la visita volvimos al barco en calesa sobre las 14:30h. viviendo una de las múltiples experiencias étnicas con el tráfico en Egipto.
A partir de las 15:30h., una vez finalizada la comida tuvimos la tarde disponible en el barco, que navegaba en dirección a Esna. Nos planteamos la posibilidad de aguantar despiertos hasta llegar a la esclusa, pero por desgracia esto ocurrió bien entrada la madrugada.

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