DÍA 2- LLEGADA A MORRO DE SAO PAULO ✏️ Diarios de Viajes de Brasil

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Nos levantamos temprano para desayunar, mientras el señor argentino nos daba charla, los desayunos brasileros son bastante fuertes, de los mejores que hemos probado hasta el momento.
Salimos caminando bajo lluvia, con nuestras capas y mochilas, hasta el Mercado Modelo que se encontraba a un kilómetro mas o menos, ese día no íbamos a recorrer Salvador de Bahía porque lo dejaríamos para la vuelta, una vez que llegáramos de Morro. Por el camino vimos muchas tiendas y mercadillos pero cerrados porque era domingo.
Para bajar a la zona del Mercado Modelo esta el famoso elevador Lacerda y por la novelería, además de que íbamos bastante cargadas, bajamos por ahí, el ticket solo cuesta un par de céntimos y los alrededores son muy bonitos, con vistas hacia el puerto y con el Mercado de fondo.


Nos dirigimos primero a la terminal marítima para asegurarnos que quedaban sitios y la hora exacta del barco, cuando entras a la terminal hay varias agencias que te ofrecen barcos por el mismo precio y simplemente elegimos el que saliera antes, el barco cuesta unos 100 reales y tarda aproximadamente 2 horas y media. Una vez que compramos los billetes, fuimos a dar una vuelta por el Mercado que es super bonito, tiene artesanías de todo tipo y souvenirs a buen precio.
El barco estaba muy bien, tenía mesas con bancos y nos tocó una solo para nosotras y fuimos durmiendo gran parte del camino. Cuando se va acercando a Morro las vistas son espectaculares, se ve a lo lejos una montaña enorme, sin poder imaginar hasta el momento donde estaban todos los hoteles y turistas (que no son pocos) que vienen a la isla. El barco nos deja en el puerto y como ya sabíamos, hay que subir toda esa montaña, con el equipaje a cuesta para poder llegar a la zona poblada, lo primero que te ofrecen al llegar son unas carretillas que llevan tu equipaje, pero nosotras ya íbamos mentalizadas a hacerlo caminando, el camino si bien es bastante inclinado, esta bien acondicionado y no nos pareció tan difícil como habíamos leído antes de llegar. Bueno todo depende del equipaje que lleves, nosotras íbamos con mochila, pero vimos a los pobres de las carretillas cargando con 4 maletas de las grandes.


La isla es bastante pequeña, así que fue fácil encontrar el hotel porque están todos concentrados en un par de calles. Al llegar al hostal, la chica era muy amable también, ella hablaba portugués y nosotros español pero hablando lento algo nos entendíamos. Dejamos las mochilas, nos pusimos el bikini y salimos por una de las calles que baja a la playa, que está llena de bares, nos comimos una milanesa napolitana con papas fritas y ensalada, y nos fuimos directo a la playa, que lo estábamos deseando ya.

Si la isla ya nos estaba gustando mucho desde el momento cero, por su ambiente muy bohemio, lleno de bares y se respiraba muy buena onda, al ver las playas a mi me enamoró. Fuimos directo a la segunda playa que era la que teníamos más cerca, porque hacía mucho calor y ahí nos quedamos un largo rato. Si se le puede buscar algo negativo a esta isla, es que al ser chiquita, la gente esta muy pegada en la playa y tienes que compartir el espacio vital con los vecinos, esto implica tener que escuchar la música con altavoz incluido que te pone el de al lado, cuando tu pretendes relajarte, tumbado en la arena, pero bueno eso solo es un detalle, que no opaca todo lo positivo.


Después de refrescarnos y estar ya relajadas, fuimos caminando por la orilla hacia la tercera playa, ahí nos paramos a sacar fotos porque tenía muchos árboles sobre la playa, que formaban un paisaje muy bonito.


Luego de ver el atardecer, nos fuimos al paseo que estaba detrás de la playa que tenía muchísimos bares, con un ambientazo para tomarnos la primer caipirinha del viaje y brindar por este primer gran día en la isla. Esta zona era la más animada para los jóvenes, todos los bares estaban montando carpas con mesas y animación para la noche. Nosotras de viaje preferimos no trasnochar mucho para poder disfrutar las mañanas a tope. Así que nos fuimos al hotel a ducharnos para salir a cenar y dar una vuelta, los bares estaban a reventar, había gente tocando samba y bailando en las calles, vimos un poco la movida nocturna y nos fuimos a acostar para al día siguiente recorrer toda la isla entera.

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