La razón principal por la que vinimos a Riaño es porque quería ver el lobo ibérico y hoy iba a ser el día.
Me desperté antes de que sonara el despertador y eso que lo tenía a las 5:50 de la mañana. Los nervios florecían y las ganas de estar ya en la montaña eran inmensas. A las 6:15, puntuales como un reloj estaban los de Wildwatching y otro cliente más, un gallego simpático amante principalmente de los pájaros, pero ya que estaba por la zona aprovechaba la oportunidad para ver si divisábamos el cánido.
Era noche cerrada y viendo el cielo parecía que a más altura tendríamos problemas de niebla. Encendí el wikiloc para grabar el camino ya que en días posteriores intentaría por mi cuenta ver el lobo y así era posible saber por dónde era. En Boca de Huérgano dejábamos a uno de los chicos de la empresa ya que él sería el guía de otro grupo que buscaría al gato montés. El trayecto en coche fue breve, ni media hora, pero nos dio para que se nos cruzara un tejón por la carretera. Paramos un momento para abrir una cancela que daba a una pista de tierra solo apta para 4x4 y al poco de estar en el camino paramos y tras coger cámaras, telescopios, trípodes y demás bártulos encaminamos una breve pero intensísima subida para situarnos en una colina con vistas a la montaña en la que se supone estaban la familia de lobos
Ya había algo de claridad y se confirmaba que teníamos niebla. La montaña lobera estaba cubierta en más de la mitad por la calígine, así que tocaba esperar que se levantara. Aproveché para desayunar algo y una media hora después de estar allí establecidos llegaron un par de muchachas con idénticas intenciones que nosotros. El guía las conocía y a mí me sonaba la cara de una de ellas, se parecía a una chica que he visto un montón de veces cuando he estado en Andújar haciendo espera del lince, pero me extrañaba que fuera la misma. Por lo visto estuvieron ayer por la tarde y sobre las 8 los vieron. A lo tonto dijo que era de Jaén y ya confirmé que era la misma persona que creía: me comentó que medio vive en Andújar buscando linces
El clima seguía siendo adverso, aún así de vez en cuando echábamos un vistazo en la ladera baja por si aparecían por ahí, pero nada. El guía nos comenta que ha recibido un whatsapp del compañero suyo que buscaba el gato y que, al igual que a nosotros se nos cruzó un tejón, a él se le ha cruzado un lobo. Menuda suerte De camino nos enseña unos videos grabados con el móvil y el teles de los lobos que intentamos ver. Me enseña uno donde están justo en la pradera que se ve enfrente nuestra, abajo del todo de la montaña, bebiendo en el río. El vídeo es este
Sobre las 9 fue cuando la niebla empezó a subir y la montaña se dejó ver en su totalidad. No mucho después una de las chicas comentó que había visto uno brevemente, cruzando en un claro. La adrenalina a tope, mirando por donde habían dicho. Comentar que la observación no es fácil. A la distancia que estamos para no molestar no ves nada a simple vista. Con prismáticos medio los ves, pero lo que ves es algo moverse, sin que puedas identificarlos claramente. Solo con telescopio es como puedes verlos con claridad. Y luego, la montaña es bastante boscosa y tienes que captarlo justamente en algún claro, sino imposible.
No os quiero aburrir. Al final los vi, un par de cachorros de unos 4 meses, cruzando el claro rápidamente. Solo son unos segundos y, como he dicho, a gran distancia. A mi me llenó, hay gente que acaba decepcionada, pero son animales muy esquivos. Grabarles o fotografiarles solo si utilizas el teles. Por supuesto puedes tener suerte y que aparezcan más cerca, pero es complicado.
Pd. Cuando vi al lobo mejor fue en esta etapa de mi diario
Pasada las 10 levantamos el campamento. Antes de las 11 estaba ya en Riaño y tras recoger a la señora y desayunar en condiciones mientras le contaba la experiencia decidimos realizar una rutilla, la PR-LE 33, conocida como Matapiojos. Se trata de una ruta circular que parte de Boca de Huérgano y que en sus 7,5 km y 250 metros de desnivel positivo acumulado te introduce en el robledal. Particularmente no me gustó mucho. Al principio es toda la subida y por donde fuimos nos daba toda la solana. Luego el bosque no me pareció muy reseñable. Tal vez en otoño, pero ahora un pssss. La bajada al principio con helechos y algunos serbales de cazadores. Luego cuando llegamos al valle, con las sempieternas vacas, el camino se aplanaba y ensanchaba y acompañaba al río hasta llegar al punto de inicio.
Subiendo y dejando atrás Boca de Huérgano. En el robledal. Rodeados de helechos y serbales. Llegando a Boca con el río a nuestra vera.
Llegamos a Riaño y tras dar un montón de vueltas acabamos en el restaurante de nuestro hotel. El pueblo está hasta los topes. Tomamos café y hacemos hora hasta que de nuevo los de Wildwatching nos recogen a las 18:15. Esta vez vamos solos mi mujer, yo y también nuestra perra. Esta vez nos llevan a otro sitio donde tienen otra manada divisada, que además se ven algo más cerca y no tenemos que subir el laderón de esta mañana. Tras unos minutos por carretera se mete por un camino y hace unos 6 kms por él. Estamos en un bosque muy bonito y ahí dejamos el Toyota Hilux. Nos ponemos a andar un poquejo y, qué cosas, nos encontramos con Juan Carlos Blanco, uno de los científicos españoles que más sabe sobre el lobo. Llegamos al lugar desde el que vamos a hacer la observación y nos indica donde hemos de mirar, un claro enfrente de nosotros y donde se han visto cachorros de 4 ó 5 meses estos días. La verdad es que están más cerca, con prismáticos se verían claramente.
Y eso fue todo. No duramos ni hora y cuarto, pues a las 8 de la tarde la zona estaba totalmente cubierta por una densa niebla que imposibilitaba la observación. Frustrados volvimos al coche y estuvimos dando vueltas y vueltas buscando gato montés, ya que estos se mueven por los prados, a menor altura y donde no está la niebla. Aprovechamos toda la tarde hasta que ya no había luz. Solo vimos una cierva y al final y muy a lo lejos, lo que podría ser un gato, pero sin certeza alguna. En fin, lo siento por mi mujer que se ha quedado sin ver al lobo.
Ya en Riaño, lo habitual.
Me desperté antes de que sonara el despertador y eso que lo tenía a las 5:50 de la mañana. Los nervios florecían y las ganas de estar ya en la montaña eran inmensas. A las 6:15, puntuales como un reloj estaban los de Wildwatching y otro cliente más, un gallego simpático amante principalmente de los pájaros, pero ya que estaba por la zona aprovechaba la oportunidad para ver si divisábamos el cánido.
Era noche cerrada y viendo el cielo parecía que a más altura tendríamos problemas de niebla. Encendí el wikiloc para grabar el camino ya que en días posteriores intentaría por mi cuenta ver el lobo y así era posible saber por dónde era. En Boca de Huérgano dejábamos a uno de los chicos de la empresa ya que él sería el guía de otro grupo que buscaría al gato montés. El trayecto en coche fue breve, ni media hora, pero nos dio para que se nos cruzara un tejón por la carretera. Paramos un momento para abrir una cancela que daba a una pista de tierra solo apta para 4x4 y al poco de estar en el camino paramos y tras coger cámaras, telescopios, trípodes y demás bártulos encaminamos una breve pero intensísima subida para situarnos en una colina con vistas a la montaña en la que se supone estaban la familia de lobos
Ya había algo de claridad y se confirmaba que teníamos niebla. La montaña lobera estaba cubierta en más de la mitad por la calígine, así que tocaba esperar que se levantara. Aproveché para desayunar algo y una media hora después de estar allí establecidos llegaron un par de muchachas con idénticas intenciones que nosotros. El guía las conocía y a mí me sonaba la cara de una de ellas, se parecía a una chica que he visto un montón de veces cuando he estado en Andújar haciendo espera del lince, pero me extrañaba que fuera la misma. Por lo visto estuvieron ayer por la tarde y sobre las 8 los vieron. A lo tonto dijo que era de Jaén y ya confirmé que era la misma persona que creía: me comentó que medio vive en Andújar buscando linces
El clima seguía siendo adverso, aún así de vez en cuando echábamos un vistazo en la ladera baja por si aparecían por ahí, pero nada. El guía nos comenta que ha recibido un whatsapp del compañero suyo que buscaba el gato y que, al igual que a nosotros se nos cruzó un tejón, a él se le ha cruzado un lobo. Menuda suerte De camino nos enseña unos videos grabados con el móvil y el teles de los lobos que intentamos ver. Me enseña uno donde están justo en la pradera que se ve enfrente nuestra, abajo del todo de la montaña, bebiendo en el río. El vídeo es este
Sobre las 9 fue cuando la niebla empezó a subir y la montaña se dejó ver en su totalidad. No mucho después una de las chicas comentó que había visto uno brevemente, cruzando en un claro. La adrenalina a tope, mirando por donde habían dicho. Comentar que la observación no es fácil. A la distancia que estamos para no molestar no ves nada a simple vista. Con prismáticos medio los ves, pero lo que ves es algo moverse, sin que puedas identificarlos claramente. Solo con telescopio es como puedes verlos con claridad. Y luego, la montaña es bastante boscosa y tienes que captarlo justamente en algún claro, sino imposible.
No os quiero aburrir. Al final los vi, un par de cachorros de unos 4 meses, cruzando el claro rápidamente. Solo son unos segundos y, como he dicho, a gran distancia. A mi me llenó, hay gente que acaba decepcionada, pero son animales muy esquivos. Grabarles o fotografiarles solo si utilizas el teles. Por supuesto puedes tener suerte y que aparezcan más cerca, pero es complicado.
Pd. Cuando vi al lobo mejor fue en esta etapa de mi diario
Pasada las 10 levantamos el campamento. Antes de las 11 estaba ya en Riaño y tras recoger a la señora y desayunar en condiciones mientras le contaba la experiencia decidimos realizar una rutilla, la PR-LE 33, conocida como Matapiojos. Se trata de una ruta circular que parte de Boca de Huérgano y que en sus 7,5 km y 250 metros de desnivel positivo acumulado te introduce en el robledal. Particularmente no me gustó mucho. Al principio es toda la subida y por donde fuimos nos daba toda la solana. Luego el bosque no me pareció muy reseñable. Tal vez en otoño, pero ahora un pssss. La bajada al principio con helechos y algunos serbales de cazadores. Luego cuando llegamos al valle, con las sempieternas vacas, el camino se aplanaba y ensanchaba y acompañaba al río hasta llegar al punto de inicio.
Subiendo y dejando atrás Boca de Huérgano. En el robledal. Rodeados de helechos y serbales. Llegando a Boca con el río a nuestra vera.
Llegamos a Riaño y tras dar un montón de vueltas acabamos en el restaurante de nuestro hotel. El pueblo está hasta los topes. Tomamos café y hacemos hora hasta que de nuevo los de Wildwatching nos recogen a las 18:15. Esta vez vamos solos mi mujer, yo y también nuestra perra. Esta vez nos llevan a otro sitio donde tienen otra manada divisada, que además se ven algo más cerca y no tenemos que subir el laderón de esta mañana. Tras unos minutos por carretera se mete por un camino y hace unos 6 kms por él. Estamos en un bosque muy bonito y ahí dejamos el Toyota Hilux. Nos ponemos a andar un poquejo y, qué cosas, nos encontramos con Juan Carlos Blanco, uno de los científicos españoles que más sabe sobre el lobo. Llegamos al lugar desde el que vamos a hacer la observación y nos indica donde hemos de mirar, un claro enfrente de nosotros y donde se han visto cachorros de 4 ó 5 meses estos días. La verdad es que están más cerca, con prismáticos se verían claramente.
Y eso fue todo. No duramos ni hora y cuarto, pues a las 8 de la tarde la zona estaba totalmente cubierta por una densa niebla que imposibilitaba la observación. Frustrados volvimos al coche y estuvimos dando vueltas y vueltas buscando gato montés, ya que estos se mueven por los prados, a menor altura y donde no está la niebla. Aprovechamos toda la tarde hasta que ya no había luz. Solo vimos una cierva y al final y muy a lo lejos, lo que podría ser un gato, pero sin certeza alguna. En fin, lo siento por mi mujer que se ha quedado sin ver al lobo.
Ya en Riaño, lo habitual.