Sorprendentemente y aunque me temía lo peor después de la ruta al Jultayu, las piernas me sostuvieron de pie al levantarme de la cama.
Ciertos andares de robocop , pero la maquinaria fue engrasando poco a poco según pasaron las horas.
Sobre las 9 de la mañana, iniciamos camino con una niebla considerable, rumbo al mirador del Fitu por lo que casi con seguridad, pensábamos que no veríamos nada..
Por suerte, tal y como nos pasó en Lagos, según fuimos ganando altura dejamos el mar de nubes a nuestros pies.
Ciertos andares de robocop , pero la maquinaria fue engrasando poco a poco según pasaron las horas.
Sobre las 9 de la mañana, iniciamos camino con una niebla considerable, rumbo al mirador del Fitu por lo que casi con seguridad, pensábamos que no veríamos nada..
Por suerte, tal y como nos pasó en Lagos, según fuimos ganando altura dejamos el mar de nubes a nuestros pies.
Una vez disfrutado del entorno, nos dirigimos a la Cuevona 43°26'08.3"N 5°04'24.9"W.
La Cuevona, es uno de los escasos ejemplos de cuevas por las que serpentea el asfalto.
La grandiosidad de sus bóvedas iluminadas, y los cerca de 300 metros de recorrido dan una sensación desconocida frente al volante.
Es fácil deducir que esta inmensa caverna ha sido desde siempre el único acceso a la aldea de Cuevas del Agua.
Un paso que anteriormente discurría por un vial habilitado por los vecinos, y que la modernidad y la urgencia de las comunicaciones, convirtió en el último tramo de una carretera local que muere poco después de atravesar la cueva.
Aunque los coches que pasan por ella van muy despacio, es conveniente incluso ponerse el chaleco reflectante o en su lugar algo “llamativo”.
La Cuevona, es uno de los escasos ejemplos de cuevas por las que serpentea el asfalto.
La grandiosidad de sus bóvedas iluminadas, y los cerca de 300 metros de recorrido dan una sensación desconocida frente al volante.
Es fácil deducir que esta inmensa caverna ha sido desde siempre el único acceso a la aldea de Cuevas del Agua.
Un paso que anteriormente discurría por un vial habilitado por los vecinos, y que la modernidad y la urgencia de las comunicaciones, convirtió en el último tramo de una carretera local que muere poco después de atravesar la cueva.
Aunque los coches que pasan por ella van muy despacio, es conveniente incluso ponerse el chaleco reflectante o en su lugar algo “llamativo”.
Nos disponemos ya a seguir camino a Ribadesella, a la que llegamos para aparcar al final de la Playa de Santa Marina, en Parking gratuito habilitado 43°28'04.1"N 5°04'36.6"W
Hay más opciones de aparcamiento gratuito, en el Mercado de abastos 43°27'39.1"N 5°03'39.8"W, o en la estación de autobuses 43°27'32.4"N 5°03'43.9"W, cada cual que escoja según su recorrido.
Nosotros comenzamos viendo el mirador de Punta del Pozu, al final de la playa, frente al Parking.
Caminamos por la coqueta playa de Santa Marina, encontrándonos a nuestro paso suntuosas casas coloniales.
Al final de la playa, entramos en la desembocadura del Sella y pasando por delante del puerto deportivo, accedemos por el puente al núcleo urbano.
Tomamos un aperitivo antes de comer en una de las agradables terrazas que hay en la calle Manuel Caso de la Villa, con inmejorables vistas a la ría.
Comimos en el Restaurante El Volante, el cuál no recomendaremos, pues aunque a pesar de terminar comiendo bien, devolvimos un primero de unas navajas a la plancha (indignas de un lugar de costa) y un segundo que era una merluza a la marinera, que siendo benevolentes, como poco tenían toda la pinta de haberse mareado en la seguro dura y larga travesía desde alta mar al restaurante.
Cierto es que no pusieron pega alguna ya que ni el mejor abogado hubiera ganado ese pleito…pero como yo siempre digo, si no está un plato bien, no lo ofrezcas… en fin, por suerte acertamos en las sustituciones, unos mejillones abundantes e impecables y unos bocartes fritos, fresquísimos y en un aceite inmaculado.
Días después estuvieron unos amigos míos en el Restaurante El Tarteru y me hablaron fenomenal de él.
Después de comer, habíamos reservado una visita guiada gratuita que ofrece el ayuntamiento bajo reserva en la oficina de turismo 985 860 038.
En nuestro caso reservamos para una que se llamaba “Casco histórico” que comenzaba a las 5 de la tarde. Las visitas duran sólo 45 min. pero están perfectamente guiadas por un señor muy ameno y documentado.
Según nos dijo, existen 8 visitas en distintos horarios. En definitiva me parece muy recomendable el hacerlas, no se puede pedir mucho más en 45 minutos.
También recomiendo, porque una pareja de la visita guiada nos lo dijo, el ir a la Ermita de la Virgen de la Guía, la cual ya teníamos nosotros en cartera, pero no me atreví, para no machacar mi físico después de la paliza del día anterior y más aún cuando mañana nos espera la Ruta del Cares.
A esta Ermita, se puede ir por el Paseo de la Grúa, un sendero a nivel del mar, en cuyo recorrido te encontrarás los "paneles de Mingote", que construidos en cerámica, cuentan la historia de Ribadesella desde la prehistoria hasta la actualidad.
Se puede volver por la parte de arriba, por el camino de la Guía, que tiene muy buenas vistas, o por los mismos pasos que a la ida.
Del puente del Sella a la Ermita, solo hay 1 km.
Tomamos un aperitivo antes de comer en una de las agradables terrazas que hay en la calle Manuel Caso de la Villa, con inmejorables vistas a la ría.
Comimos en el Restaurante El Volante, el cuál no recomendaremos, pues aunque a pesar de terminar comiendo bien, devolvimos un primero de unas navajas a la plancha (indignas de un lugar de costa) y un segundo que era una merluza a la marinera, que siendo benevolentes, como poco tenían toda la pinta de haberse mareado en la seguro dura y larga travesía desde alta mar al restaurante.
Cierto es que no pusieron pega alguna ya que ni el mejor abogado hubiera ganado ese pleito…pero como yo siempre digo, si no está un plato bien, no lo ofrezcas… en fin, por suerte acertamos en las sustituciones, unos mejillones abundantes e impecables y unos bocartes fritos, fresquísimos y en un aceite inmaculado.
Días después estuvieron unos amigos míos en el Restaurante El Tarteru y me hablaron fenomenal de él.
Después de comer, habíamos reservado una visita guiada gratuita que ofrece el ayuntamiento bajo reserva en la oficina de turismo 985 860 038.
En nuestro caso reservamos para una que se llamaba “Casco histórico” que comenzaba a las 5 de la tarde. Las visitas duran sólo 45 min. pero están perfectamente guiadas por un señor muy ameno y documentado.
Según nos dijo, existen 8 visitas en distintos horarios. En definitiva me parece muy recomendable el hacerlas, no se puede pedir mucho más en 45 minutos.
También recomiendo, porque una pareja de la visita guiada nos lo dijo, el ir a la Ermita de la Virgen de la Guía, la cual ya teníamos nosotros en cartera, pero no me atreví, para no machacar mi físico después de la paliza del día anterior y más aún cuando mañana nos espera la Ruta del Cares.
A esta Ermita, se puede ir por el Paseo de la Grúa, un sendero a nivel del mar, en cuyo recorrido te encontrarás los "paneles de Mingote", que construidos en cerámica, cuentan la historia de Ribadesella desde la prehistoria hasta la actualidad.
Se puede volver por la parte de arriba, por el camino de la Guía, que tiene muy buenas vistas, o por los mismos pasos que a la ida.
Del puente del Sella a la Ermita, solo hay 1 km.
En nuestro caso, prefiero como digo reservarme para el duro día de mañana y como el coche está al final de la playa y aún queda un trecho, nos dirigimos hacia él, para ir ya de recogida al apartamento.
Como no era demasiado tarde, y los dueños me recomendaron ir al Bar Ana-Bel (el único en el pueblo de Llano de Con) para aparte de tomar lo que fuera, comprar un buen queso.
Este bar, que tiene una estupenda terraza, vende sólo dos tipos de queso, (los cuales compré) Cabrales y Gamoneu de 3 leches, y el precio, según está el mercado me pareció muy bueno, 17 Eur/Kilo el Cabrales y 20 Eur. Kilo el Gamoneu y te lo envasa al vacío.
Los precios del bar son de otro tiempo, por ejemplo, nos tomamos 3 tercios, y una ración en un plato de pizarra rectangular, la mitad de cabrales y la mitad de gamoneu, con su membrillo abundante y una buena banasta de pan de maiz y de trigo y nos costo la fiesta en total 8.50 Eur. con eso digo todo...
Como no era demasiado tarde, y los dueños me recomendaron ir al Bar Ana-Bel (el único en el pueblo de Llano de Con) para aparte de tomar lo que fuera, comprar un buen queso.
Este bar, que tiene una estupenda terraza, vende sólo dos tipos de queso, (los cuales compré) Cabrales y Gamoneu de 3 leches, y el precio, según está el mercado me pareció muy bueno, 17 Eur/Kilo el Cabrales y 20 Eur. Kilo el Gamoneu y te lo envasa al vacío.
Los precios del bar son de otro tiempo, por ejemplo, nos tomamos 3 tercios, y una ración en un plato de pizarra rectangular, la mitad de cabrales y la mitad de gamoneu, con su membrillo abundante y una buena banasta de pan de maiz y de trigo y nos costo la fiesta en total 8.50 Eur. con eso digo todo...
El bar ya en su interior, también es de otro tiempo, en sus estanterías se encuentran incunables de Terry, Espléndido, 501, Calisay, Quina Santa Catalina, un anís la Asturiana al que habría que realizarle la prueba del Carbono 14 para confirmar su autenticidad …en fin, mientras nos envasaba al vacio los quesos que compramos, echamos entre risas un buen rato visualizando esas reliquias en forma de botella.
No es ni mucho menos menor la labor que hace este bar, ya que durante el rato que estuvimos desfilaron bastantes parroquianas, una comprando cebollas y huevos, otra unos estropajos, otra tomate frito…
En cualquier caso, no asustarse porque está muy limpio, en la terraza se está de vicio y si hiciera mal tiempo, la podrían cerrar con toldos transparentes y además el queso está muy muy rico. Yo si en un futuro pasara cerca de la zona, no dudaría en hacer una escapada para aprovisionarme.
Pues nada, las coordenadas son 43°19'40.5"N 5°00'52.0"W y el teléfono por no echar el viaje en balde y asegurarte que tenga de todo 985944007.
No es ni mucho menos menor la labor que hace este bar, ya que durante el rato que estuvimos desfilaron bastantes parroquianas, una comprando cebollas y huevos, otra unos estropajos, otra tomate frito…
En cualquier caso, no asustarse porque está muy limpio, en la terraza se está de vicio y si hiciera mal tiempo, la podrían cerrar con toldos transparentes y además el queso está muy muy rico. Yo si en un futuro pasara cerca de la zona, no dudaría en hacer una escapada para aprovisionarme.
Pues nada, las coordenadas son 43°19'40.5"N 5°00'52.0"W y el teléfono por no echar el viaje en balde y asegurarte que tenga de todo 985944007.