El despertador sonó temprano, a eso de las 06:30 estaba ya arriba, me di una ducha y baje a desayunar a la cafetería del hotel. Tras coger fuerzas con un pedazo vaso de café (allí el tamaño más pequeño de café equivale al mediano o grande de aquí) y una pequeña charla con el camarero, el cual fue muy simpático, me aseguré de llevar todo lo necesario para el día de hoy:
Salí del hotel y me dirigí al metro, mi primer destino de hoy era visitar la Estatua de la Libertad y el museo de Ellis Island, el plan era estar allí a las 08:30 para salir en el primer ferry que parte para allá. Cogí la línea 1 del metro (color rojo) dirección Downtown, desde 34 St Penn Station hasta South Ferry. Una vez allí, hay que dirigirse a un edificio llamado Castle Clinton, que está en medio de Battery Park, en donde se pueden comprar las entradas o canjear cualquier pase que tengas.
Elegí la opción de ir a primera hora para evitar posibles colas de personas, y con la entrada ya en la mano (el Explorer Pass cumplió bien su trabajo, eso sí, no incluye la entrada para subir al pedestal o a la corona de la estatua) hay que dirigirse a una especie de carpa, en donde pasas por un control de seguridad. Una vez lo pasas, ahí espera un ferry y si el tiempo lo permite, recomiendo que os coloquéis en la planta superior al aire libre, en la parte trasera izquierda del mismo.
Una vez empieza a moverse con rumbo Estatua de la Libertad y a alejarse de la isla de Manhattan te quedas impresionado de ver todos los rascacielos ir poco a poco asomándose, así como el Brooklyn Bridge. Os dejo una panorámica de las vistas, una pena que el cielo estuviese nublado:
Poco a poco te vas acercando a la estatua y piensas... desde lejos parecía más pequeña ves a las personas a su lado como si fuesen hormigas, simplemente increíble.
Una vez llegas, hay una caseta en donde puedes coger una audio guía enseñando tu entrada que te sirve tanto para el exterior, como para el museo que han abierto este mismo año allí. Llegados a este punto, cometí un error, pues nada más coger la audio guía, empezó a chispear, y decidí ir primero al museo. Cuando acabé de verlo empezó a llover de unas formas... tras esperar un rato intenté llegar hasta los pies de la estatua, pero me quedé en el camino, menos mal que había una zona de taquillas con techo para refugiarse. En cuanto se calmó un poco todos fuimos como locos al embarcadero a coger el siguiente ferry, vaya mogollón de gente había allí, y casi todos sin nada que cubrirnos...
En cuanto al museo he de decir que es bastante curioso, antes de entrar recomiendo hacer una foto a los horarios de salida del ferry de la isla para no perder mucho tiempo luego esperando. Nada más entrar, hay varias pantallas en dónde puedes hacerte una foto y personalizarla un poco, y tras unos minutos, aparecen todas las fotos que la gente se ha hecho en una pantalla gigante, y poco a poco irán formando la figura de la estatua, bastante curioso la verdad:
Continuando, os encontráis con la antorcha de la estatua, así como un recorrido por su pasado, desde cómo se diseñó y todas las opciones que barajaron, hasta los problemas que ha sufrido por el paso del tiempo. También hay un montón de objetos y anuncios relacionados con la estatua: bordados, estatuas... Para terminar, hay dos salas de video contiguas, en las que te cuentan la historia de la misma de una forma adapta a la pantalla, muy interesantes ambas proyecciones y no duran más de 5 minutos cada una. Antes de iros de la isla, tenéis que subir a la terraza que hay encima del museo, desde donde se disfrutan las siguientes vistas:
Después de esperar por más de media hora la cola por culpa de la lluvia, para subir al ferry de nuevo, llegas a Ellis Island, considerada la puerta de entrada a Estados Unidos de más de 12 millones de personas. Es un museo muy grande y que os llevará bastante tiempo verlo entero, en los mostradores disponen de audio guías también (incluidas con la entrada y muy recomendables para entender su historia). Yo me recorrí el museo entero, y tardé unas 2 horas y media a paso rápido, pero quien no quiera visitar todo, yo recomendaría ver la sala de registro en la planta 2 en donde se decidía si los inmigrantes eran bienvenidos o no, así como el ala oeste de la misma que trata sobre cómo era el proceso de pasar. También deberíais de subir a la planta 3 para ver como eran las habitaciones en sus años de funcionamiento.
Antes de salir del edificio, en la planta 1, en la zona de la derecha, hay unas pantallas que te permiten buscar si algún antepasado tuyo pasó por ahí y además, permite registrar tu visita y te envían un diploma al mail con detalles de la misma.
Ahora ya sí, después de acabar la visita al museo de Ellis, volvemos a la isla de Manhattan en el ferry, ya había dejado de llover. Eran las 12:30 más o menos si no recuerdo mal, y tenía como objetivo visitar el museo de los indios americanos antes de comer, ya que, por norma general, todos los museos allí cierran a las 17:00. La entrada al mismo es gratuita y se tarda entre media hora y una hora, por lo general, en visitarlo. Trata la historia del los indígenas americanos y de las culturas que les rodearon e influenciaron de una forma muy visual y ordenada. Su visita no es imprescindible, pero si tenéis tiempo lo recomiendo.
Cuando acabé de visitar el museo ya se había hecho la hora de comer, tenía echado el ojo a un McDonald's que había un poco más adelante, tenía ganas de probar si era diferente a lo que tenemos aquí en España, y la verdad que me llevé una gran decepción, si bien las hamburguesas son diferentes, su sabor es prácticamente igual, y con los complementos pasaba lo mismo... quizás llevaba las expectativas muy altas.
Para la tarde, tenía pensado visitar el distrito financiero, y así lo hice, comenzando por el famoso toro de Wall Street. Cuando llegué, quedé impactado al ver la cola de gente que había para hacerse una foto con él, por ambos lados, menos mal que soy más de hacer fotos que de hacérmelas... así que aproveché el momento en el que se cambian las personas y pude tomarle alguna foto rápida.
Sin entretenerme mucho, puse rumbo a mi siguiente parada, la Iglesia de la Trinidad, la cual, para mi sorpresa, estaba cerrada por obras... pero aún así mereció la pena acercarse para ver el contraste entre este edificio y los que la rodean.
Con la decepción de no haber podido visitar su interior, me dirigí al Federal Hall, primer capitolio de los Estados Unidos y el lugar de la investidura de George Washington, de ahí su estatua en el exterior. Su interior puede visitarse gratuitamente si queréis, que no os de miedo entrar ya que desde fuera da la impresión de estar cerrado.
Frente a este, nos encontramos con el edificio de la bolsa de Nueva York, que esos días albergaba en su exterior una exposición de tractores, estropeándome un poco las fotos... Tengo entendido que hasta hace unos años había visitas guiadas por su interior, pero a día de hoy esto ya no es así, una pena porque tiene que ser increíble visitarla.
Llegados a este punto aún era "pronto", así que me desvié de la ruta prevista y fui hasta el muelle número 15, ya que me moría de ganas de ver más de cerca el Brooklyn Bridge y no podía esperarme a otro día. De camino, me encontré con varias calles cortadas debido a una fuga de humo o algo, debía de ser algo normal allí, pues era el único ahí parado viendo lo que ocurría, todo el mundo pasaba de largo sin darle importancia.
De camino, estaba casi más atento mirando para arriba que al suelo, viendo las típicas escaleras de emergencia de los edificios, y he de decir que me sorprendió la cantidad de banderas de los Estados Unidos que tienen los edificios, perdí la cuenta pasadas dos calles, no exagero si os digo que me encontré con algún edificio con más de 30 banderas en la fachada, y no especialmente pequeñas. De camino, te encuentras con al Reserva Federal de Nueva York, donde guardan los lingotes de oro. Ofrecen visitas guiadas para visitar su interior y las cámaras acorazadas, podéis hacerlo desde su web: Federal Reserve Tour aunque os deseo suerte intentando conseguir entradas, lo intenté casi por un mes entero sin éxito alguno, son visitas de grupos muy reducidos.
Una vez llegas a la zona de muelles y levantas la vista... ahí lo ves... el famoso puente de Brooklyn, en todo su esplendor, y detrás, casi oculto, el puente de Manhattan característico por su color verde azulado. Simplemente increíble esa estampa. Tras disfrutar de las vistas por unos minutos, volví al distrito financiero, ya que mi próximo y último destino de hoy era ir de compras un poco a Century 21, uno de los mayores outlets de ropa de la ciudad, el cual acabo de enterarme redactando este diario que ha cerrado. La verdad que es una pena, porque la ropa de marca tenía unos precios increíbles, para quien le interese, por ejemplo, tenían camisetas y packs de calzoncillos de Lacoste, Tommy o Calvin Klein por 12$, y pantalones de Levi's por 30$. El único problema eran las tallas, yo que en España uso una S, tuve que irme a la sección de niño/adolescente, para encontrar algo que me quedase bien.
Cuando finalicé las compras ya se había hecho de noche casi y me dirigí a coger la línea E del metro (color azul), en concreto, a la parada del World Trade Center que me llevaría directo a la puerta del hotel. No sin antes encontrarme con el Oculus y el One World Trade Center iluminados, unas construcciones increíbles que visitaría el miércoles con más detalle.
Después de este día tan completo, ya me lo dolían los pies, llevaba mucho tiempo sin caminar tanto como ese día, y lo peor es no sabía lo que me iba a esperar al día siguiente... Revisé que tocaba ver mañana en el planning que había hecho, puse el despertador, y a dormir.
Salí del hotel y me dirigí al metro, mi primer destino de hoy era visitar la Estatua de la Libertad y el museo de Ellis Island, el plan era estar allí a las 08:30 para salir en el primer ferry que parte para allá. Cogí la línea 1 del metro (color rojo) dirección Downtown, desde 34 St Penn Station hasta South Ferry. Una vez allí, hay que dirigirse a un edificio llamado Castle Clinton, que está en medio de Battery Park, en donde se pueden comprar las entradas o canjear cualquier pase que tengas.
Elegí la opción de ir a primera hora para evitar posibles colas de personas, y con la entrada ya en la mano (el Explorer Pass cumplió bien su trabajo, eso sí, no incluye la entrada para subir al pedestal o a la corona de la estatua) hay que dirigirse a una especie de carpa, en donde pasas por un control de seguridad. Una vez lo pasas, ahí espera un ferry y si el tiempo lo permite, recomiendo que os coloquéis en la planta superior al aire libre, en la parte trasera izquierda del mismo.
Una vez empieza a moverse con rumbo Estatua de la Libertad y a alejarse de la isla de Manhattan te quedas impresionado de ver todos los rascacielos ir poco a poco asomándose, así como el Brooklyn Bridge. Os dejo una panorámica de las vistas, una pena que el cielo estuviese nublado:
Poco a poco te vas acercando a la estatua y piensas... desde lejos parecía más pequeña ves a las personas a su lado como si fuesen hormigas, simplemente increíble.
Una vez llegas, hay una caseta en donde puedes coger una audio guía enseñando tu entrada que te sirve tanto para el exterior, como para el museo que han abierto este mismo año allí. Llegados a este punto, cometí un error, pues nada más coger la audio guía, empezó a chispear, y decidí ir primero al museo. Cuando acabé de verlo empezó a llover de unas formas... tras esperar un rato intenté llegar hasta los pies de la estatua, pero me quedé en el camino, menos mal que había una zona de taquillas con techo para refugiarse. En cuanto se calmó un poco todos fuimos como locos al embarcadero a coger el siguiente ferry, vaya mogollón de gente había allí, y casi todos sin nada que cubrirnos...
En cuanto al museo he de decir que es bastante curioso, antes de entrar recomiendo hacer una foto a los horarios de salida del ferry de la isla para no perder mucho tiempo luego esperando. Nada más entrar, hay varias pantallas en dónde puedes hacerte una foto y personalizarla un poco, y tras unos minutos, aparecen todas las fotos que la gente se ha hecho en una pantalla gigante, y poco a poco irán formando la figura de la estatua, bastante curioso la verdad:
Continuando, os encontráis con la antorcha de la estatua, así como un recorrido por su pasado, desde cómo se diseñó y todas las opciones que barajaron, hasta los problemas que ha sufrido por el paso del tiempo. También hay un montón de objetos y anuncios relacionados con la estatua: bordados, estatuas... Para terminar, hay dos salas de video contiguas, en las que te cuentan la historia de la misma de una forma adapta a la pantalla, muy interesantes ambas proyecciones y no duran más de 5 minutos cada una. Antes de iros de la isla, tenéis que subir a la terraza que hay encima del museo, desde donde se disfrutan las siguientes vistas:
Después de esperar por más de media hora la cola por culpa de la lluvia, para subir al ferry de nuevo, llegas a Ellis Island, considerada la puerta de entrada a Estados Unidos de más de 12 millones de personas. Es un museo muy grande y que os llevará bastante tiempo verlo entero, en los mostradores disponen de audio guías también (incluidas con la entrada y muy recomendables para entender su historia). Yo me recorrí el museo entero, y tardé unas 2 horas y media a paso rápido, pero quien no quiera visitar todo, yo recomendaría ver la sala de registro en la planta 2 en donde se decidía si los inmigrantes eran bienvenidos o no, así como el ala oeste de la misma que trata sobre cómo era el proceso de pasar. También deberíais de subir a la planta 3 para ver como eran las habitaciones en sus años de funcionamiento.
Antes de salir del edificio, en la planta 1, en la zona de la derecha, hay unas pantallas que te permiten buscar si algún antepasado tuyo pasó por ahí y además, permite registrar tu visita y te envían un diploma al mail con detalles de la misma.
Ahora ya sí, después de acabar la visita al museo de Ellis, volvemos a la isla de Manhattan en el ferry, ya había dejado de llover. Eran las 12:30 más o menos si no recuerdo mal, y tenía como objetivo visitar el museo de los indios americanos antes de comer, ya que, por norma general, todos los museos allí cierran a las 17:00. La entrada al mismo es gratuita y se tarda entre media hora y una hora, por lo general, en visitarlo. Trata la historia del los indígenas americanos y de las culturas que les rodearon e influenciaron de una forma muy visual y ordenada. Su visita no es imprescindible, pero si tenéis tiempo lo recomiendo.
Cuando acabé de visitar el museo ya se había hecho la hora de comer, tenía echado el ojo a un McDonald's que había un poco más adelante, tenía ganas de probar si era diferente a lo que tenemos aquí en España, y la verdad que me llevé una gran decepción, si bien las hamburguesas son diferentes, su sabor es prácticamente igual, y con los complementos pasaba lo mismo... quizás llevaba las expectativas muy altas.
Para la tarde, tenía pensado visitar el distrito financiero, y así lo hice, comenzando por el famoso toro de Wall Street. Cuando llegué, quedé impactado al ver la cola de gente que había para hacerse una foto con él, por ambos lados, menos mal que soy más de hacer fotos que de hacérmelas... así que aproveché el momento en el que se cambian las personas y pude tomarle alguna foto rápida.
Sin entretenerme mucho, puse rumbo a mi siguiente parada, la Iglesia de la Trinidad, la cual, para mi sorpresa, estaba cerrada por obras... pero aún así mereció la pena acercarse para ver el contraste entre este edificio y los que la rodean.
Con la decepción de no haber podido visitar su interior, me dirigí al Federal Hall, primer capitolio de los Estados Unidos y el lugar de la investidura de George Washington, de ahí su estatua en el exterior. Su interior puede visitarse gratuitamente si queréis, que no os de miedo entrar ya que desde fuera da la impresión de estar cerrado.
Frente a este, nos encontramos con el edificio de la bolsa de Nueva York, que esos días albergaba en su exterior una exposición de tractores, estropeándome un poco las fotos... Tengo entendido que hasta hace unos años había visitas guiadas por su interior, pero a día de hoy esto ya no es así, una pena porque tiene que ser increíble visitarla.
Llegados a este punto aún era "pronto", así que me desvié de la ruta prevista y fui hasta el muelle número 15, ya que me moría de ganas de ver más de cerca el Brooklyn Bridge y no podía esperarme a otro día. De camino, me encontré con varias calles cortadas debido a una fuga de humo o algo, debía de ser algo normal allí, pues era el único ahí parado viendo lo que ocurría, todo el mundo pasaba de largo sin darle importancia.
De camino, estaba casi más atento mirando para arriba que al suelo, viendo las típicas escaleras de emergencia de los edificios, y he de decir que me sorprendió la cantidad de banderas de los Estados Unidos que tienen los edificios, perdí la cuenta pasadas dos calles, no exagero si os digo que me encontré con algún edificio con más de 30 banderas en la fachada, y no especialmente pequeñas. De camino, te encuentras con al Reserva Federal de Nueva York, donde guardan los lingotes de oro. Ofrecen visitas guiadas para visitar su interior y las cámaras acorazadas, podéis hacerlo desde su web: Federal Reserve Tour aunque os deseo suerte intentando conseguir entradas, lo intenté casi por un mes entero sin éxito alguno, son visitas de grupos muy reducidos.
Una vez llegas a la zona de muelles y levantas la vista... ahí lo ves... el famoso puente de Brooklyn, en todo su esplendor, y detrás, casi oculto, el puente de Manhattan característico por su color verde azulado. Simplemente increíble esa estampa. Tras disfrutar de las vistas por unos minutos, volví al distrito financiero, ya que mi próximo y último destino de hoy era ir de compras un poco a Century 21, uno de los mayores outlets de ropa de la ciudad, el cual acabo de enterarme redactando este diario que ha cerrado. La verdad que es una pena, porque la ropa de marca tenía unos precios increíbles, para quien le interese, por ejemplo, tenían camisetas y packs de calzoncillos de Lacoste, Tommy o Calvin Klein por 12$, y pantalones de Levi's por 30$. El único problema eran las tallas, yo que en España uso una S, tuve que irme a la sección de niño/adolescente, para encontrar algo que me quedase bien.
Cuando finalicé las compras ya se había hecho de noche casi y me dirigí a coger la línea E del metro (color azul), en concreto, a la parada del World Trade Center que me llevaría directo a la puerta del hotel. No sin antes encontrarme con el Oculus y el One World Trade Center iluminados, unas construcciones increíbles que visitaría el miércoles con más detalle.
Después de este día tan completo, ya me lo dolían los pies, llevaba mucho tiempo sin caminar tanto como ese día, y lo peor es no sabía lo que me iba a esperar al día siguiente... Revisé que tocaba ver mañana en el planning que había hecho, puse el despertador, y a dormir.