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Desde las murallas de la ciudad ya podemos ver la calle principal de Dubrovnik, que se llama Stradun o Placa. Stradun era el nombre original, que provenía de la palabra italiana stradone. En 1918, cuando Croacia entró a formar parte del Reino de los serbios, croatas y eslovenos, se le cambió el nombre a Placa (se pronuncia platsa) aunque todo el mundo la siga llamando Stradun. Siempre está llena de gente y a los lados hay muchos comercios, cafeterías y casas de cambio. Allí se concentra todo el mundo y quieras o no pasas por ella muchas veces.
Aunque pueda parecer lo contrario, la calle es realmente pequeña; solo mide 300 metros de largo. Divide el casco antiguo el dos y en cada extremo encontramos una de las famosas puertas.
Esta calle, sin la que hoy no nos podríamos imaginar la ciudad, no existía en la edad media.
Entonces solo era un canal pantanoso que separaba Ragusa de Dubrava. Ese canal se desecó en el siglo XIII y se acabó convirtiendo en la calle más importante de la ciudad.
A principios del siglo VII los eslavos y ávaros asolaban la zona de los Balcanes. Los habitantes de la ciudad de Epidauro (actual Cavtat) tuvieron que buscar refugio y para ello se fueron a un asentamiento cercano que se llamaba Rausium. Con el tiempo este nombre derivaría en Ragusa.
Dubrava, bosque de robles, de la que deriva el nombre Dubrovnik, era una aldea fuera de los límites de Ragusa.
El terremoto de 1667 destruyó la ciudad y los edificios que flanqueaban Stradun no fueron la excepción. Cuando se reconstruyó se hizo de modo uniforme y lo más bonito posible. Eso hace que la ciudad sea muy bonita aunque quizás de un modo un poco impostada.
Todas las casas de Stradun, pues, datan del siglo XVII y están diseñadas siguiendo un mismo patrón. En la planta baja solía haber un comercio, con una ventana-mostrador que daba a la calle. La función comercial ha perdurado hasta nuestros días. En la primera planta estaba la sala de estar y en la segunda había habitaciones. La cocina estaba en lo alto para evitar que toda la casa ardiera en caso de incendio. En la parte trasera había un almacén y había una entrada secundaria que daba a un callejón.
Algunas casas resultaron dañadas en el asedio a Dubrovnik pero todos los desperfectos ya han sido reparados.
Al principio de la calle a la derecha, nada más entrar por la puerta de Pile, nos encontramos con la plaza Mikicevica con una enorme estructura de 16 caras. Se trata de la Fuente de Onofrio (Velika Onofrijeva Cesma), una gigantesca fuente cubierta con una gran cúpula.
La construyó el arquitecto napolitano Onofrio della Cava en el año 1438, de ahí su nombre, y era el punto final de un acueducto que transportaba agua a la ciudad desde una vertiente cercana al río Dubrovacka, a 12 kilómetros. Se trata, pues, de la primera fuente que trajo agua a la ciudad. El agua, que no ha dejado de manar, sale por 16 bocas esculpidas con forma de máscaras, una en cada cara del edificio. El agua es potable y muy fresca.
La gente acostumbra a sentarse al fresco en los peldaños de la fuente y no falta algún músico que otro. Es un punto de encuentro y descanso perfecto.
La fuente fue muy dañada en el terremoto de 1667. Casi todo lo que vemos hoy (no las máscaras) es una reconstrucción. Alrededor del óculo superior (del estilo al del Panteón en Roma) había esculturas que, lamentablemente, se perdieron.
Detrás de la fuente está el Monasterio de las Clarisas, aunque seguramente al turista despistado le pase desapercibido. Se construyó entre los siglos XIII y XIV aunque ha sufrido muchas modificaciones con el tiempo. Fue el monasterio más importante de los ocho que llegó a tener la ciudad y en él entraban jóvenes de la nobleza.
Ya en el siglo XIII se abrió allí un hogar para niños abandonados. En 1432 el gobierno de Ragusa fundó allí uno de los orfanatos más antiguos del mundo. Los niños eran atendidos hasta los seis aós y luego se daban en acogida a familias de clase media.
El monasterio se destruyó en el terremoto de 1667 y fue reconstruido.
Napoleón ordenó cerrar el convento y lo usó para almacenar munición y como establo. Después de la Segunda Guerra Mundial fue restaurante y cine de verano.
Al otro lado de la calle encontramos la Iglesia de san Salvador (St.Saviour). Se construyó en señal de agradecimiento por la salvación de un terremoto en 1520. El arquitecto fue el maestro de Korçula Petar Andrijic y las obras terminaron en 1528. No sufrió daños en el terremoto de 1667. Hoy en día está desacralizada y en su interior se realizan exposiciones y conciertos. Salvo que vayas alguna de esas cosas, no se permite la entrada. Es muy pequeña.
Justo al lado está el Monasterio franciscano, de visita obligada. Los franciscanos estaban presentes en Dubrovnik desde 1235. En los orígenes estaban instalados en el Convento de Santo Tomás, en el barrio de Pile. Hoy ese convento ya no existe. Se sabe que desde el siglo XIV estaban en esta nueva ubicación, al principio de Stradun.
Sufrió daños en el terremoto de 1667 y fue reconstruido añadiendo elementos barrocos.
En su interior hay dos grandes claustros: el superior, de estilo renacentista, tiene bóvedas de crucería y arcos de medio punto. El inferior es obra del arquitecto croata Mihoje Brajkov y tiene estilo románico-gótico, con columnas ornamentales y capiteles con formas variadas: geométricas, vegetales, animales y humanas.
En el centro del patio hay un pozo de piedra con una estatua de San Francisco.
El museo con el claustro y una antigua farmacia cuesta 50 kn y se encuentra no al pie de calle sino metiéndote un poco. La Iglesia sí en Stradun y se puede ver gratis. En su interior (entrando a la izquierda, cerca del altar) está enterrado el poeta más importante de la lengua croata, Ivan Gundulić.
El pórtico de entrada a la Iglesia fue esculpido en 1498 en estilo gótico por el taller de los hermanos Leonard y Petar Petroviċ. La Pietà casi de tamaño natural en la luneta central, decorada con hojas, está flanqueada por las figuras de San Jerónimo (sosteniendo un modelo de la iglesia anterior al terremoto) y San Juan Bautista. En la parte superior de la luneta se encuentra la figura del Padre Creador.
El interior de la iglesia fue reconstruido en estilo barroco con una sola nave. El púlpito de mármol sobrevivió al terremoto de 1667. El altar mayor tiene una estatua del Cristo resucitado entre cuatro columnas salomónicas de mármol. Data de 1713.
Los cinco altares laterales fueron esculpidos por el veneciano Giuseppe Sardi entre 1684 y 1696. Las decoraciones en el altar de San Francisco fueron pintadas en 1888 por el pintor Celestin Medovic.
Antes de llegar a pagar encontramos a la izquierda una pequeña entrada. Se trata de esa antigua farmacia (ellos dicen que es la más antigua de Europa; nosotros discrepamos y consideramos que es una de las más antiguas pero no la que más). En alguna página de Internet he visto que es la tercera farmacia más antigua. Los muebles y tarros antiguos están en el museo pero la botica sigue en activo y no es raro ver gente esperando para comprar algún remedio. En sus primeros días solo atendía a las necesidades de los monjes, aunque poco a poco se fue convirtiendo en la farmacia a la que todos los habitantes de Dubrovnik acudían en busca de curas y remedios. Eran los propios monjes franciscanos quienes preparaban pócimas para curar toda clase de dolencias. La botica posee una biblioteca propia, donde se guardan viejos libros con recetas naturales y otras fórmulas, incluidos algunos elixires de la eterna juventud.
Los muebles, del siglo XVI, están perfectamente conservados. Otros objetos que podemos ver son botes fabricados en Siena y Florencia para conservar los preparados medicinales, varios morteros y aparatos para la destilación de agua y antiguas balanzas de precisión.
Las fotografías a los muebles antiguos de la farmacia no están permitidas pero la verdad es que el día que fuimos nosotros no lo controlaban demasiado.
El claustro se puede ver bastante desde fuera, sin llegar a pagar, para los que no tengan tiempo o ganas. En el interior hay una serie de frescos pintados en 1860 representan escenas de la vida de San Francisco.
La biblioteca y el campanario sufrieron daños en el asalto de 1991. En la antigua biblioteca se conservan una cruz de plata dorada del siglo XV, un incensario de plata, un crucifijo de Jerusalén del siglo XVIII, algunas pinturas de antiguos maestros, como el "Ecce Homo" de Francesco Raibolini, también conocido como Francesco Francia (siglo XV) así como una reliquia de Santa Úrsula del siglo XIV.
Se conserva también un cuadro que muestra la ciudad antes del terremoto de 1667.
Al pasar por Stradun vi a algunas personas saltando contra la pared de la Iglesia. Se dice que quien consiga subirse a la piedra que sobresale de la fachada, quitarse la camiseta y volvérsela a poner sin caerse podrá pedir un deseo. Me parece que ninguno de los que vi verán cumplido lo que deseen.
La bonita Iglesia de san Blas (Cvka Sveti Vlaho) se construyó en 1715 y está consagrada al patrón de la ciudad. San Blas se veneraba allí desde el siglo X, cuando salvó a la ciudad de un ataque nocturno por sorpresa de los venecianos. Siempre se le representa con la maqueta de la ciudad en las manos.
En ese lugar se levantaba una basílica del siglo XIV que sobrevivió al terremoto de 1667 pero no a un incendio de 1706. Dice la leyenda que entre los escombros apareció intacta una estatua de san Blas. La imagen se trasladó a san Nicolás hasta que se terminó una nueva Iglesia en su honor. La imagen lleva la inscripción siguiente: “«Todas las demás estatuas de oro, plata y cobre ardieron, pero la de San Blas, protegida milagrosamente, fue sacada intacta de las llamas».
El artífice de la nueva Iglesia fue el arquitecto veneciano Marino Gropelli. El edificio tiene planta de cruz griega. En el altar mayor de mármol destaca la famosa estatua del siglo XV, chapada en oro.
Al final de la calle Stradun, enfrente de la Iglesia de san Blas, encontramos el Palacio Sponza o Divona. Se construyó entre los años 1516 y 1521 en una mezcla de renacentista y gótico.
El constructor del palacio fue el arquitecto local Paskoje Milicevic Mihov (que también coloraboró en la construcción de las murallas, la Puerta de Pile y los puentes que dan a la Fortaleza Revelin). La loggia y las estatuas de mármol son obra de los hermanos Andrijic, de Korçula.
Sponza deriva de la palabra italiana spongia que significa “sitio donde se recoge el agua de la lluvia”.
En la República de Ragusa, el palacio Sponza fue aduana (por eso en la puerta vemos inscrita la palabra “dogana”). Era uno de los edificios más importantes ya que aquí se concentraban las mercancías para ser vendidas o compradas. Era el centro comercial y financiero de Ragusa.
También ha sido escuela, almacén, banco y ceca (una casa de la moneda).
Cada arco tiene el nombre de un santo. Y en uno de ellos podemos leer la siguiente frase en latín: “Fallere nostra vetant et falli pondera. Meque pondero cum merces ponderat ipse deus”. Quiere decir algo así como “Nuestros pesos no permiten hacer trampas. Cuando pesamos bienes, Dios los pesa con nosotros”.
En el siglo XVI el palacio Sponza se convirtió en un centro cultural. Allí se creó la Accademia dei Concordi, una institución donde se reunían los ciudadanos más cultos de Ragusa para hablar de literatura, arte y ciencia.
Hoy en día en el palacio está el Archivo de Dubrovnik. Fue trasladado aquí después del terremoto de 1667 porque fue uno de los pocos edificios que no se dañaron.
No se puede acceder al archivo sin autorización. Sí puede verse el patio interior y entrando a la izquierda la Sala memorial a los defensores de Dubrovnik, en honor que los que murieron defendiendo la ciudad en el asedio de 1991. Es una sala pequeña donde se ven fotos, algunos recuerdos y vídeos. En teoría entrar cuesta 3 euros pero nosotros entramos gratis (quizás porque era un día festivo a última hora).
En 1385 el Gran Concejo de Ragusa decidió que debía construirse un reloj que diera la hora a la ciudad. Aunque en cinco años estaba terminado, el campanario que vemos hoy data del siglo XV. Debemos tener en cuenta que el primer reloj público de Europa fue el del convento de San Gotardo en Milán. 50 años después se construye el de Ragusa.
La torre del reloj o de las campanas destaca por los martilleros llamados “zelenci” (verdes), algo más antiguos que los martilleros negros (crnaca) de la Torre dell’Orologio de Venecia.
Las dos figuras de Dubrovnik reciben el nombre de Maro y Baro y tienen el aspecto de dos soldados romanos. No se sabe quién los hizo, al contrario que la campana, de dos toneladas, obra de Ivan Rabljanin.
El campanario original se inclinó muchísimo en los terremotos que sufrió la ciudad a principios del siglo XIX. Repararlo era más costoso que derribarlo, cosa que se hizo en 1918. Un rico emigrante de Dubrovnik, Pasko Buburica, financió la construcción de la nueva torre. En ese momento se hicieron unas copias de los zelenci. Los originales se conservan en el Palacio del Rector. En cuanto a la campana, volvió a colocarse en su sitio pero como no se oía bien se hizo un nuevo mecanismo en el reloj.
En la guerra de los años 90 un par de misiles alcanzaron la torre. Una granada dañó la campana.
La torre mide 31 metros y es perfectamente visible desde el comienzo de Stradun.
En el centro de la plaza Luza llama la atención una columna con un caballero medieval con una espada y un escudo (prácticamente cubierta por obras en nuestra visita). Se trata de la columna de Orlando. Fue realizada en 1418 por Bonino de Milán. Es un símbolo de soberanía. En la columna ondeaba la bandera de la República (hoy se pone la bandera de Croacia).
La columna se erigió, parece ser, sobre la base de una leyenda falsa que decía que el caballero Orlando a finales del siglo VIII venció a los piratas sarracenos cerca de Lokrum.
Es la escultura pública más antigua de Dubrovnik. Antes existió otra columna aún más alta de finales del siglo XIV.
Esta columna servía para la exposición vergonzosa y castigo de los delincuentes. También se colgaban notificaciones importantes.
Pero en la República de Ragusa la figura servía para algo más, como unidad de medida (el codo raguseo, 51,2 centímetros, era lo que mide su antebrazo).
En 1825 Dubrovnik sufrió unas rachas de viento tan fuertes que terminaron por derribar la columna. Aunque fue reparada, el viento no deja de abrir grietas en ella, lo que hace que tenga que repararse muy a menudo.
Ver esta estatua me llevó a pensar en las estatuas de Rolando que se colocaban en ciudades del Sacro Imperio Romano Germánico como símbolo del derecho de las ciudades. Es muy conocida la de la Plaza del Mercado de Bremen. La figura también lleva un escudo y en la otra mano sostiene la espada Durante, símbolo de justicia. Y es que Orlando y Rolando son la misma persona, el célebre Roland, sobrino de Carlomagno.
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