La idea original era visitar Cordes-sur-ciel de camino a Albí, pero hay 1h40’ de coche, por autopista (dirección Toulouse), por el interior se tarda algo más con muchos menos km. Si nos desviábamos a Cordes llegaríamos a Albí después de comer y considerando que los edificios visitables cierran a las 18 hrs. decidimos ir directos al destino y dejar Cordes para el día siguiente.
Entre un poco de lío por Albi y el navegador y lo que nos costó encontrar aparcamiento, nos plantamos delante de la catedral a las 11:45.
La catedral de Santa Cecilia de Albi.
Para aparcar el más cercano es Parking Bonbidou Bd Général Sibille, al aire libre tipo zona azul, si aparcáis en la zona baja no se paga, por las escaleras del Pass Arcades de Bondibou, accedéis en 5’ a la catedral por la parte de atrás. Una vez situados en la plaza veréis la oficina de turismo en la esquina.
Catedral de Albí dedicada a Sta. Cecilia vista desde el Abside
Interior de la Catedralc de Albí el coro en primer plano
Magníficos frescos en el interior de la puerta Oeste y órgano
Las pinturas de la bóveda miden sobre 100x20 mt. sobre un fondo azul (color pastel tradicional en toda Occitania) y oro. Nunca han sido restauradas
Para entrar en la catedral no se paga, pero si al coro y al tesoro. El coro es casi la mitad del templo y creo que vale la pena verlo, el tesoro prescindible.
Entradas:
Coro: 5 €
Coro+tesoro= 6 €. (con audioguia)
Palacio episcopal (museo Toulouse-Lautrec): 9 €
Citi Pass: 15 €/per. entra todo lo anterior y la audioguía.
La catedral de Albi impone por fuera e impresiona por dentro. No hay que perdérsela y hace de esta ciudad visita obligada si se viaja por Occitania. La audioguía es muy interesante y conviene cogerla para entender la cantidad de arte que hay allí, sobre todo sus frescos en el techo. De hecho es imposible seguirlo todo sin cansarte. Calculad 1h30’ mínimo.
Información interesante: Megaconstrucciones: la catedral de Albi
Le Palais de la Berbie o palacio episcopal: contiguo a la catedral de la misma fábrica o sea todo de ladrillo rojo, es la exposición de los cuadros del famoso pintor Toulose-Lautrec. A la muerte de éste su familia donó la colección a la ciudad de Albí, y ahora ocupa todas las dependencias visitables del palacio. No esperéis ver aposentos, muebles ni nada parecido, es únicamente una pinacoteca. Si no os gustan los museos o vais con niños pequeños podéis evitarlo.
El palacio episcopal y entrada a la pinacoteca de Toulouse-Lautrec
Los jardines del palacio, estilo renacentista, muy bien cuidados, son dignos de ver. Se entra por la calle contigua que baja y no se paga.
Jardines del palacio episcopal
Vista del rio Tarn y el puente viejo desde las murallas del jardín del Palais de la Berbie
Visto estos edificios y habiendo comida un tentempié frugal. Nos dirigimos a nuestro a hotel “Les pasteliers”, está muy bien situado a 12’ a pie de la catedral. Tuvimos la suerte de aparcar en la calle delante mismo. Ver los comentarios en el resumen, muy recomendable. De allí nos sugirieron el restaurante Les Arcades justo detrás de la colegiata Saint-Salvy muy cerca de la catedral. A las 22 hrs. proyectaban varios luz y sonido sobre la fachada de la catedral y otros edificios históricos, pero el mejor el que se hizo sobre la parte exterior del ábside.
Callejear por el centro histórico es otra de las cosas que se debe hacer, nada que ver con la sosa Carcassone (centro comercial de la ciudad nueva). Aquí, se nota la limpieza, el cuidado de calle, jardines y tiendas. El día no daba para más.
Calle del centro comercial de Albí, al fondo la catedral
Albi en tiempo de covid: fue el primer lugar que nos pidieron el pasaporte de vacunación para comprar las entradas a la catedral y el palacio Berbie.