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Hoy tenemos día de Iglesias y mosaicos, como si ya no hubiéramos vistos bastantes estos días
La mayoría ya las hemos visitado en otras ocasiones, lo que no quita que nos sigan atrayendo y disfrutemos mucho en su visita 
Empezamos con la más cercana a nuestro hotel, Basílica de Santa Mª Maggiore 
nos encanta esta iglesia 
Llegamos a ella viendo su fachada trasera, el ábside externo, que da a la plaza del Esquilino, es obra de Carlo Rainaldi, en la Plaza podemos ver el Obelisco del Esquilino, gemelo del que está en la Plaza del Quirinal y que Domiciano en el S. I d.C. mandó traer de Egipto para adornar el Mausoleo de Augusto, se cree que son copias romanas de otros obeliscos egipcios, Sixto V mandó reubicarlo en esta plaza en 1587. Esta Basílica está construida sobre un antiguo templo pagano dedicado a la diosa Cibeles 
Nos dirigimos a la fachada principal, construida por Ferdinando Fuga en 1740, respetando los valiosos mosaicos medievales que se ven a través de los vanos superiores. Estos mosaicos, que dicen que se pueden ver de cerca desde la llamada "logia de las bendiciones", nosotros nunca vimos que hubiera visitas ni ningún lugar abierto por el que subir
Ya nos gustaría Ilustran la leyenda de la construcción del templo en tiempos del Papa Liberio, según la cual fue la misma Virgen María quien señaló el lugar donde quería que se construyera la basílica, haciendo caer una copiosa nevada sobre la colina del Esquilino en pleno mes de agosto. El Papa Liberio, en presencia de los fieles congregados ante el prodigio, habría trazado sobre la nieve el perímetro del edificio. Este es el origen de la advocación de la Virgen Blanca o Virgen de las nieves
El campanario medieval, S. XII, es muy bonito. Ferdinando Fuga edificó la actual fachada y modificó el interior en 1743. El ala de la canónica (sacristía) queda a su izquierda y un ala semejante está a la derecha (diseñada por Flaminio Ponzio) lo que da a la fachada un aspecto de palacio, ya puse alguna foto de la fachada, así que no pondré más, me centraré en el maravilloso interior
Es la única de las cuatro basílicas mayores de Roma, las otras tres son San Pedro, San Juan de Letrán y San Pablo Extramuros, conserva intacta su planta paleocristiana, tal como fue construida en el siglo V, aunque posteriormente haya sufrido numerosos añadidos y es el primer templo cristiano en todo el mundo que fue dedicado a la Virgen, su origen se remonta al Concilio de Éfeso (año 431) donde se sancionó que la Virgen podía ser llamada con propiedad "madre de Dios", y sobre este tema (la maternidad divina de María) gira toda la iconografía del templo
El gran tesoro de Santa María Mayor son los mosaicos paleocristianos del siglo V. El principal se encuentra en el Arco de triunfo, y contiene escenas de la vida de la Virgen y de Cristo niño, así como los 27 pequeños paneles bajo las ventanas de la nave central, con escenas del Antiguo Testamento, algunos de ellos perdieron parte de las teselas y fueron restaurados con pintura al fresco. El gran mosaico del ábside, en cambio, es ya de época medieval, finales del S. XIII (1295).
Está firmado por el gran maestro Jacopo Torriti y también está presente la representación del Papa Nicolás IV, bajo cuyo mandato fueron realizados estos mosaicos en 1295, así como los que se encuentran en la fachada
De época medieval es igualmente el suelo de mármol estilo “cosmati”
El Techo artesonado, según parece, fue dorado con el primer oro traído de América, regalado por los Reyes Católicos Alejandro VI Borgia.
En el lado derecho del altar encontramos la Tumba de Bernini, una simple lápida ubicada en el primer escalón del presbiterio
Al principio de la nave derecha accedemos al Baptisterio, con una pila bautismal de pórfido rojo y el relieve de la Asunción, obra de Pietro Bernini de 1610
El baldaquino que se eleva sobre el altar central fue realizado por Ferdinand Fuga y sus columnas pertenecieron a Villa Adriana
En la cripta de la Confesión se conserva el relicario de la «Cuna Santa». Una urna de cristal y plata con forma de cuna que contiene piezas de madera que, según la tradición
pertenecieron al pesebre donde había sido puesto Jesús. Este relicario fue realizado por Valadier en 1797 y regalado por el embajador de Portugal.
A ambos lados del altar se crearon dos capillas, la Sixtina y la Paulina, para lo que se abrieron grandes arcos que destruyeron los mosaicos del entablamento
A la derecha está la Capilla Sixtina, en honor a Sixto V, quien en realidad la mandó construir para albergar el Santo Pesebre (el cual finalmente terminó en la cripta). Está trazada según diseño de Domenico Fontana, finalizado más tarde por Carlo Fontana entre 1587 y 1589. Los frescos en los muros ocultaron algunas de las ventanas paleocristianas. Aquí están enterrados Sixto V y San Pío V, que lo nombró cardenal. Cada uno de ellos tiene un monumento funerario, muy parecidos.
A la izquierda está la capilla Paulina, en honor a Paulo V, se inicia su construcción en 1605 y se consagra en 1613. Realizada por el arquitecto Flaminio Ponzio. Custodia la imagen de la Virgen "Salus Populi Romani" (Protectora del Pueblo Romano), un icono bizantino del que no se sabe con certeza su datación, que puede ir desde el S. VIII al XII. En las paredes laterales están dos tumbas papales, la de Clemente VIII y la de Paulo V, con una arquitectura de arco triunfal en cuyo interior está la estatua y bajorrelieves pictóricos.
Como en la Capilla Sixtina del lado derecho, la parte decorativa y escultórica fue llevada a cabo por un heterogéneo grupo de artistas. En la capilla Borghese se encuentra la tumba de Paulina Bonaparte, hermana de Napoleón. La obra más destacada de esta capilla es el bajorrelieve del frontispicio representando al papa Liberio; es obra de Maderno.
Llama la atención los estilos arquitectónicos distintos de ambas capillas, pocos años las separan, pero los estilos ya empiezan a cambiar, si la Sixtina aún es barroca, en la Paulina ya intuimos los inicios del neoclasicismo
Tomamos las fotos desde la entrada, ya que acababa de terminar una misa y había vario fieles rezando
Salimos por la nave de la izquierda, para ver la Capilla Sforza, diseñada por Miguel Ángel, pero está dedicada a los Santos Sacramentos, tiene un cortinón y un cartel de que es un espacio para orar y no se permiten visitas turísticas
Junto a la capilla vemos la preciosa escultura de la Virgen María de la Paz o Reina de la Paz, del escultor romano Guido Galli, en 1918, encargada por el papa Benedicto XV como agradecimiento por el final de la Primera Guerra Mundial.
Salimos de la preciosa Basílica y cogemos la calle que queda de frente hacia la derecha, una calle estrecha, Vía di Santa Prassede y entramos en esta preciosa Basílica, cuyos mosaicos son preciosos, de principios del S. IX
La primitiva iglesia fue un encargo del papa Adriano I alrededor del año 780, y construida encima de los restos de una estructura del siglo V. Fue diseñada para albergar las reliquias de las santas Praxedes y Pudenciana, las hijas de San Pudencio, tradicionalmente el primer converso cristiano de San Pedro en Roma, del que ya hablamos cuando visitamos la Basílica de Santa Prudenciana
La basílica fue ampliada y decorada por el papa Pascual I alrededor del año 822. Los mosaicos del ábside presentan a Jesús en el centro, flanqueado por los santos Pedro y Pablo que presentan a Praxedes y Pudenciana a Dios. En el extremo de la izquierda está Pascual, con el halo cuadrado de los vivos, presentando una maqueta de la iglesia como ofrenda a Jesús. En el arco del ábside hay doce hombres a cada lado, sosteniendo coronas de victoria, dando la bienvenida a las almas al cielo. Sobre ellos están los símbolos de los cuatro evangelistas: Marcos, el león; Mateo, el hombre; Lucas, el toro; y Juan, el águila, rodeando a un cordero sobre un trono, un símbolo del eventual regreso de Cristo a la Tierra. A comienzos del XIII se inició una reestructuración en la que se añadieron tres arcos diafragma (el más cercano al ábside es anterior, decorado con mosaicos de época de Pascual I) sobre seis potentes pilares que encierran las antiguas columnas y que contrarrestan los empujes de los muros laterales y sustentan la cubierta.
La capilla de San Zenón es una capilla funeraria que Pascual construyó para su madre, Teodora, que es representada con un halo cuadrado que significa que estaba viva en el momento de la construcción
en esta capilla podemos contemplar/admirar los mosaicos más de cerca El acceso se realiza a través de un vano flanqueado por columnas negras, una de serpentina y otra de granito, con capiteles jónicos, que soportan una cornisa del siglo I en el que se inscribió el monograma de Pascual I y sobre el que se desarrolla un panel rectangular con un vano central enmarcado por dos semicírculos concéntricos que contienen clípeos con los bustos de Cristo con los apóstoles y los de la Virgen con el Niño, dos santos, quizá Zenón y Valentín, su compañero de martirio, y santas mártires, además de otras cuatro figuras en las esquinas que podrían ser Moisés, Elías, Pascual I y Eugenio II, su sucesor en el papado.
También conserva un segmento del supuesto pilar sobre el que Jesús fue flagelado y torturado antes de su crucifixión. La reliquia se dice que se encontró a principios del siglo IV por Santa Elena, la madre de Constantino I, quien a los 80 años de edad emprendió una peregrinación al Gólgota en Tierra Santa para fundar iglesias para el culto cristiano y recoger reliquias asociadas con la crucifixión de Jesús en el Calvario. Entre estas legendarias reliquias conseguidas por Elena, que incluyen piezas de la Vera Cruz (hoy conservadas en la iglesia de Santa Cruz de Jerusalén, también en Roma) y madera de la cuna de Jesús, que acabamos de ver en Sta. Mª Maggiore
Bajo el presbiterio está la confessio, la primitiva cripta en la que se conservan varios sarcófagos paleocristianos donde la tradición dice que están los restos de las santas Pudenziana y Praxedes junto a los de otros mártires trasladados desde las catacumbas de santa Priscila. Ha sido reestructurada varias veces a lo largo de su historia, la última en 1730.
El pavimento es de estilo cosmatesco, reconstruido entre 1914 y 1918.
En la capilla absidial de la Epístola podemos ver la tumba del cardenal Anchier de Troyes, sobrino del papa Urbano IV, asesinado en 1286 en la propia iglesia, atribuida a Arnolfo di Cambio con decoración de Giovanni Cosmati y varios fragmentos escultóricos antiguos encontrados en la restauración del pavimento, algunos quizá pertenecientes a la Schola Cantorum que se cree que había en el centro de la nave central
Debo decir que todos los mosaicos tienen un sistema de encendido con moneda, así que a veces nos aprovechábamos de lo que otros encendían y otras veces éramos nosotros los que echábamos la moneda
Salimos de la iglesia y cogemos hacia la derecha, llegamos a una calle transversal, Vía di San Martino ai Monti, que cogemos hacia la derecha, hasta la Piazza di San Martino ai Monti, donde podemos ver casi de frente la Torre dei Capocci, del S. XII y mide 36 m, fue construida por la familia Arcioni, pasando posteriormente a la familia noble de Viterbo Capocci, la torre fue adaptada a una ciudadela fortificada con la construcción de algunas casas en el exterior, demolidas durante la restauración llevada a cabo en el siglo XIX. A la derecha tenemos a Torre dei Graziani, fue construida por la familia Cerroni entre los siglos XII y XIII, pasando más tarde a ser propiedad de los Graziani que vivieron allí hasta el siglo XV, en la actualidad, la torre forma parte del edificio del instituto religioso Figlie di Maria Santissima dell’Orto, ambas torres fueron construidas con ladrillos de las cercanas Termas de Trajano
Vemos el ábside de la Basílica dei Santi Silvestro e Martino ai Monti, que vamos a visitar
por lo que cruzamos la Vía Giovanni Lanza y cogemos al lado de la iglesia la Vía Equizia, la entrada principal da al Viale del Monte Oppio
Fue fundada por el Papa Silvestre I, en un terreno donado por un Equicio (de ahí el nombre de Titulus Equitii) en el siglo IV. Al principio fue un oratorio dedicado a todos los mártires. En el año 500 fue reconstruida por el Papa Símaco y dedicada a los Santos Martín de Tours y al Papa Silvestre I, elevándose la iglesia y el primer oratorio quedó en la cripta. La estructura actual sigue la iglesia antigua y muchas piezas han sido reutilizadas. A mediados del siglo XVII se encargaron una serie de frescos, adiciones arquitectónicas y retablos. El interior tiene una nave y dos pasillos que están divididos por columnas antiguas. Nos pareció muy bonita
Salimos de la iglesia y continuamos hacia la derecha el Viale del Monte Oppio, unos pocos metros, ya que cogemos a la derecha la Vía delle Sette Sale, que nos lleva, de forma encajonada
por la parte de atrás de la Basílica di San Pietro in Vincoli y su Moisés 
La iglesia es muy conocida por albergar el mausoleo del papa Julio II, con la famosa escultura del Moisés, de Miguel Ángel
pero la basílica fue construida en la mitad del siglo V para albergar la reliquia de las cadenas con las que ataron a San Pedro durante su encarcelamiento en Jerusalén. Según cuenta la leyenda, la emperatriz Eudoxia, la esposa del emperador Valentiniano III, ofreció las cadenas como regalo al papa León I el Magno. Cuando éste las comparó a las cadenas del primer encarcelamiento de San Pedro en la cárcel Mamertina en Roma, las dos cadenas se unieron milagrosamente. Las cadenas se guardan en un relicario bajo el altar principal de la basílica.
La iglesia experimentó varias restauraciones y reconstrucciones a lo largo de los años, por varios papas y una renovación en 1875. El pórtico frontal, incorporado en 1475, se le atribuye a Baccio Pontelli, mientras que el claustro (1493-1503), es obra de Giuliano da Sangallo. El interior está formado por una planta de dos naves, con tres ábsides divididos por columnas de estilo dórico. La iglesia es bonita y tiene elementos muy interesantes, aunque al final solo nos fijemos en el Moisés
El Moisés de Miguel Ángel, finalizado en 1515, y concebido como parte del monumento funerario independiente del papa Julio II para la Basílica de San Pedro, junto con 47 estatuas más. El papa, sin ofrecer explicación alguna, interrumpió las donaciones, posiblemente desviando dichos fondos a la reconstrucción de San Pedro por parte de Donato Bramante y tras su muerte, en 1513, la escala del proyecto se redujo paulatinamente hasta que, en 1542, un contrato final especificó una tumba con un muro sencillo y con menos de un tercio de las figuras incluidas en el proyecto original. El Moisés fue diseñado para ser visto desde abajo, equilibrado por otras siete estatuas de temática similar, el Moisés actual, comparado con el proyecto original, difícilmente puede tener el impacto deseado por el artista y aun así, impacta
Moisés se presenta con cuernos, debido a la similitud en hebreo entre las palabras “rayo” y “cuerno”. Este tipo de simbolismo iconográfico era común en el arte sagrado del Renacimiento, y en este caso, facilitaba el trabajo del escultor, ya que esculpir unos cuernos es mucho más concreto que esculpir luz abstracta
y aquellos que lo vieran lo entenderían como el resplandor de la cara de Moisés, y no como cuernos. Es una de las obras maestras de la escultura de todos los tiempos.
Es tan magnífico que no me canso de mirarlo
Al salir, vemos frente a nosotros la Torre dei Borgia, construida hacia el siglo XII, debió ser un baluarte defensivo, de hecho, nos dice cuán peligrosa era la atmósfera en la ciudad de aquellos siglos, cuando una multitud de familias nobles solían hacer la guerra entre sí para tomar el poder, a menudo con el objetivo de decidir qué Papa elegir para tener el control total Roma. La ciudad tenía cientos de torres, como muchas otras ciudades italianas, la mayoría de las cuales desaparecieron ya en el siglo XIII, durante la difusión de un plan arquitectónico y urbano destinado a hacer de Roma una ciudad moderna (para la época) y, definitivamente, un poco más tranquila. En este caso, sin embargo, la peculiaridad radica en el hecho de que la torre en cuestión tomó su nombre de la famosa familia noble que, durante la segunda mitad del siglo XV, dio a la Iglesia de Roma dos Papas: Calisto III y el famoso Alejandro VI . Aquí se encontraba la residencia romana de la familia de origen español, una vivienda ciertamente digna que, sin embargo, después de la caída del clan en desgracia, fue parcialmente derruida y transformada en la actual iglesia de San Francesco di Paola. Lo que fue un torreón con función defensiva y también decorativa es hoy el elegante campanario de una iglesia
Al salir de la iglesia cogemos hacia la izquierda, por la Vía Eudosiana y después a la derecha por Vía della Polveriera, cruzamos el Puente degli Annibaldi y nos situamos frente al Coliseo
Seguimos hacia la izquierda por la Vía Nicola Salvi, hasta Vía Labicana, que cruzamos y seguimos hacia la izquierda, vemos los restos del Ludus Magnus, una escuela de gladiadores situada a escasos metros del Coliseo (Anfiteatro Flavio), siendo construida, en su mayor parte, en ladrillo, durante el mandato del emperador Domiciano, en los años 80 del siglo I. Los restos que hoy podemos ver, empezaron a ser excavados en 1937, aunque no terminaron los trabajos hasta veinte años después. Dichos restos suponen algo menos de la mitad de la arena de entrenamientos y los barracones que la rodeaban, el resto se encuentra actualmente bajo las edificaciones modernas.
Seguimos un poco más adelante y cogemos la Vía dei Normanni, hacia la derecha y a la izquierda en la Vía di San Giovanni in Laterano, hasta la Piazza del mismo nombre
donde encontramos el Obelisco Lateranense, el Palazzo Lateranense y el Battisterio Lateranense de San Giovanni in Fonte, la entrada a la Basílica de San Giovanni in Laterano se encuentra en la otra plaza, hacia nuestra izquierda 
Empezamos viendo el bonito obelisco que adorna la plaza, es el más alto de Roma, y el más grande aún en pie de los antiguos obeliscos egipcios en el mundo, pesa 455 toneladas. Originario del templo de Amón en Karnak, el obelisco fue traído primero a Alejandría en barco por el Nilo, en el S. IV, junto con el Obelisco de Teodosio, hoy en Estambul, por disposición de Constancio II. Tenía la intención de llevar ambos a Constantinopla, la nueva capital del imperio romano, pero este obelisco terminó en la espina del Circo Massimo
Nos dirigimos después al Baptisterio de San Giovanni in Fonte al Laterano. La primera construcción, que data del siglo IV y se debe probablemente a Constantino, presentaba ya una forma octogonal con columnas angulares, aunque algunos hablan de una planta cuadrada. La construcción se encontraba sobre unas instalaciones termales, quizá de un palacio imperial o de la Domus Faustae, de manera que se puede conjeturar que la primera construcción del baptisterio fuera simplemente la adaptación de una de las estancias de la zona termal. La planta del edificio corresponde a la reconstrucción del siglo V, presenta una planta octogonal, cubierta por una cúpula sostenida por dos órdenes de columnas. El orden inferior está constituido por ocho columnas de pórfido rojo y capiteles compuestos sobre los que hay un entablamento de mármol sobre el que están inscritos versos que celebran el bautismo, S. X. El orden superior fue hecho realizar por Inocencio X en el S. XVII con ocho columnas más delgadas de mármol blanco, también con entablamento, que sostienen la cúpula, que tiene ventanas ovaladas, y la linterna que hay sobre ella, bajo la cúpula, está colocada la fuente bautismal. Esta última reforma fue hecha por Borromini.
Se conserva una capilla, oratorio de San Venanzio, con mosaicos del siglo VII, en los que vemos ya un estética bizantina. Nos gustó mucho esta capilla
Salimos del baptisterio y nos dirigimos a la entrada a la Basílica de San Giovanni in Laterano, rodeando por el lado izquierdo de la edificación. Es la catedral de la diócesis de Roma, donde se encuentra la sede episcopal del obispo de Roma (el Papa) y su nombre oficial es Archibasílica del Salvador y de los santos Juan Bautista y Juan Evangelista
En la fachada (S. XVIII) se puede leer el título «Omnium urbis et orbis ecclesiarum mater et caput»: madre y cabeza de toda las iglesias de la ciudad de Roma y de toda la tierra.
En el interior del pórtico encontramos las puertas de entrada, la central es la puerta original de la Curia Julia, en el foro Romano
Fue adaptada y colocada por Borromini.
Constantino, tras salir victorioso de la batalla de Puente Milvio (312 d.C.), inició su construcción como señal de reconocimiento hacia Cristo, a quien fue dedicada. El papa Silvestre I la consagró en el año 324, es, por tanto, la basílica más antigua del mundo. En el año 846 fue destruida por un terremoto y tuvo que ser reconstruida por el papa Sergio III, quien la dedicó a San Juan Bautista. En el siglo XII el papa Lucio II también dedicó la basílica a San Juan Evangelista porque con su evangelio da testimonio de la vida y de la palabra de Jesús.
La actual basílica está dividida en 5 naves de 130 m de largo. El interior está decorado en estilo barroco fruto de una radical transformación de Francesco Borromini en el siglo XVII. De la decoración anterior se conservan el ciborio gótico, el suelo de estilo cosmatesco y el cieloraso de casetones de la nave central, diseñado por Pirro Ligorio y ornamentado por Daniele da Volterra. Los magníficos mosaicos del enorme ábside, aunque reconstruidos, se remontan a la época medieval. En ellos el simbolismo del agua hace referencia al sacramento del Bautismo.
En el fondo del ábside está la cátedra, el trono episcopal del obispo de Roma, hecho de mármol y mosaicos.
En la nave principal destacan las monumentales estatuas de los doce apóstoles enmarcadas por grandes nichos de mármol verde, encajados en los pilares. Los nichos son obra de Borromini, las estatuas datan de principios del s. XVIII
A Giotto se le atribuye el fresco de Bonifacio VIII bendiciendo durante el Jubileo de 1300. Debido a su deterioro, no se ha confirmado si pertenece efectivamente al pintor o a algún ayudante de este
El Claustro, de pago, fue construido entre 1215 y 1232 por la familia romana Vassalletto, maestros de la decoración en mármol, es una de las obras maestras de la arquitectura cosmatesca. Adornado con losas de tumbas y con materiales de excavaciones romanas y paleocristianas, destaca por sus columnas en espiral y los mosaicos en mármol de colores. Con sus 36 metros de lado, es el claustro más grande y quizás el más bonito de Roma
Hay mucho más que ver en esta grandiosa basílica, numerosas capillas, preciosas rejas, estatuas, tumbas, órgano, etc…
Te puedes pasar horas para verlo todo con profundidad
Salimos de la basílica y a la izquierda de la plaza, tenemos el edificio que alberga la Scala Santa, no fuimos
Según una antigua tradición cristiana, la escalera fue mandada traer por Santa Helena, madre de Constantino I, en el año 326, y por ella habría subido y bajado Jesús de Nazaret cuando fue juzgado. El actual edificio donde se encuentra la Escalera Santa fue mandado construir por Sixto V entre los años 1586-1589.En la fachada que da a la plaza podemos ver un ábside con un mosaico, es el llamado Triclinium Leoninum, recompuesto en el siglo XVIII y que tiene en el centro un hermoso mosaico del siglo IX. A finales del siglo XVI, cuando ya el Papa vivía en los palacios del Vaticano, el Papa Sixto V hizo demoler la antigua residencia del palacio de Letrán, pero se conservó el ábside del Triclinio (comedor) que el Papa León III hizo construir para tener una habitación donde pudiera recibir a Carlomagno después de las celebraciones de Navidad en San Pedro cuando, sin anunciarlo, coronó el Rey de los Francos como emperador del Sacro Romano Imperio
Volvemos por la Vía di San Giovanni in Laterano hasta la Piazza di San Clemente, la Basílica de San Clemente de Letrán está abierta, ya la habíamos visitado en otra ocasión, incluida la visita del subsuelo, donde encontramos la primitiva iglesia, del S. IV o V, con preciosas pinturas murales de época medieval (S. VIII al S. XI) y por debajo de ella, los restos de una ínsula, un mitreo (S. II) y una casa romana, que se supone que era propiedad de un cónsul y mártir cristiano, Tito Flavio Clemente, que fue uno de los primeros senadores romanos en convertirse al Cristianismo. Visitar la Basílica de San Clemente supone realizar un fascinante viaje a través del tiempo
La actual basílica fue reconstruida por el cardenal Anastasius, después de que la iglesia original fuese quemada hasta los cimientos durante el saqueo normando de 1084. Entramos por el atrio medieval, el más antiguo de Roma
San Clemente conserva la atmósfera de la Roma medieval, con su pavimento cosmatesco y la Schola Cantorum en el centro de la nave, a pesar de los añadidos barrocos que por desgracia recubren muchas iglesias romanas: decoración del techo, molduras, estucos... aún conserva el maravilloso mosaico del ábside y la Capilla de Santa Catalina, una de las primeras obras renacentistas de Roma, de Masolino da Panicale (1428-1431). No se pueden hacer fotos en su interior
aunque hice alguna de los mosaicos, ya que no encuentro qué daño se puede hacer sacando fotos sin flash 
Estuvimos un buen rato admirando esta preciosa iglesia, no pudimos hacer la visita arqueológica porque ya no había plazas disponibles
Ya pasan de las 4:30 de la tarde, así que es hora de reponer fuerzas y decidimos volver al Restaurante Naumachia, en la cercana Vía Celimontana
Volvimos a pedir los calamares, riquísimos, una ensalada para compartir, una bruschetta de jamón y arancini
Todo muy rico, pagamos, con agua y cerveza mediana, 33,30 €
Decidimos ver si estaba abierta la Basílica di Santi Giovanni e Paolo, en unos sitios ponía que cerraba a las 18 y en otros a las 17:30, así que probamos suerte
Subimos por Vía Celimontana hasta el Arco di Dolabella e Silano, como en nuestro primer día en Roma y pasamos bajo su arco por la Vía di San Paolo della Croce
Al llegar a la basílica aún no son las 17:30, faltan 5 min, pero la iglesia está cerrada
En una hoja estaba el horario y tenía que cerrar a y media, pero cerraron antes, así que nos quedamos sin verla, aunque ya la habíamos visto en otro viaje a Roma y nos gustó mucho 
El Clivo di Scauro, con sus contrafuertes es un lugar muy bonito en el lateral de la iglesia, donde podemos encontrar la entrada a la Domus Romana, que esta vez tampoco podemos ver por culpa del Covid
Volvemos hacia atrás, pero no cogemos la Vía di San Paolo della Croce, sino que entramos a la Villa Celimontana, ya que hay una entrada que da a la Piazza di Santissimi Giovanni e Paolo
Salimos por la entrada que da a la Vía della Navicella, donde ya habíamos estado en nuestro primer día en Roma, cogemos a la izquierda, por delante de la Basílica di Santa María in Domnica alla Navicella y, ¡sorpresa! está abierta, no sabemos por qué, pero lo aprovechamos bien
La iglesia se construyó en tiempos antiguos, cerca de las barracas de la 5ª cohorte de Vigiles, no más tarde del siglo VII. Las columnas interiores están recicladas de un antiguo templo y coronadas por capiteles corintios. El mosaico del ábside es del siglo VIII y representa a Cristo, ángeles y apóstoles, Moisés y Elías, La Virgen y el Niño entronizados y Pascual I arrodillado y con el halo cuadrado, que significa que estaba vivo cuando fue representado
El atributo «in Domnica» ha sido explicado de diferente manera. Una interpretación es la derivación de dominicum, que significa «del Señor», y por extensión «iglesia». Otra interpretación se refiere al nombre de Ciriaca, una mujer que vivía cerca, y cuyo nombre significa «perteneciente al Señor», Dominica en latín. El atributo «alla Navicella» significa «cerca del pequeño barco», y se refiere a la escultura de un barco que se había colocado en frente de la iglesia, haciendo León X una fuente de la «navecilla», este papa también renovó la iglesia en 1513-1514, dirigiendo las obras Andrea Sansovino e incluyó el pórtico de la fachada con columnas toscanas.
Cuando estábamos con la visita, empezaron a llegar algunas mujeres, así que nos imaginamos que por eso estaba abierta la iglesia, seguramente para el rosario o alguna reunión parroquial
Salimos de la iglesia y cogemos la Vía della Navicella hacia la izquierda, después se convierte en Vía Claudia, hasta el final y ya volvemos a ver el Coliseo, hasta él nos acercamos y lo rodeamos
Cogemos la calle, sin salida, Clivo di Venere Felice, por ver hasta dónde llega, ya está atardeciendo y hay poca luz. A nuestra izquierda vemos el campanario de la Basílica di Santa Francesca Romana y el edificio del Monasterio Benedictino de Santa María Nova
Hay una valla para que no podamos entrar en el Foro
Tendremos que volver para visitar la iglesia Nos damos la vuelta y contemplamos otra vez el Coliseo
con las vallas de las obras del metro C a nuestra izquierda 
Cogemos hacia la izquierda la Vía dei Fori Imperiale y después la Vía Cavour hasta nuestro hotel, termina otro día en Roma, ya sólo nos queda mañana para seguir disfrutando de esta increíble ciudad
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