Taranaki: un volcán perfecto
Taranaki / New Plymouth era otra de las zonas que teníamos pendientes, y en marzo de 2021 planeamos una escapadita para conocerla. Como nos hemos aficionado a andar, la idea era completar el Pouakai Circuit, una ruta de 25 km que se hace en dos días y que ofrece una de las fotos más icónicas de NZ: el Taranaki (un volcán dormido que entró en erupción por última vez allá por 1854) reflejado en un pequeño lago. Suena sencillo pero no lo es: se necesitan condiciones casi perfectas para que, primero, la montaña se vea bien, y segundo, que el agua esté perfectamente quieta ya que la más mínima brisa afecta al reflejo. Es una de las imágenes de NZ favoritas en IG, y con razón. Recuerdo que cuando nos mudamos a NZ en 2011, mi cuñada me regaló una Lonely Planet que tenía precisamente esta imagen en portada, y desde entonces soñaba con poder verlo en persona. Ya os adelanto que lo conseguimos.
Sobredosis de Taranaki
El circuito tiene una variante ligeramente más corta, 19 km en lugar de 25, que se conoce como Pouakai Crossing y que se puede hacer en un día. Es una ruta que está volviéndose muy popular, y se ha llegado incluso a poner a la altura del Tongariro Alpine Crossing: igual de espectacular, pero con mucha menos gente (personalmente, yo no creo que sea igual de espectacular, aunque es cierto que tiene mucho menos tráfico, y es que el TAC se ha vuelto tan popular que en pleno verano vas en procesión). Con esta ruta acortada se ven casi todos los puntos fuertes del circuito y no tienes que cargar con el saco y la cena, pero la principal desventaja es que no tienes margen de maniobra para poder pillar el reflejo de la montaña en el lago: si hace malo cuando llegas, te lo pierdes. Por eso nosotros decidimos pasar la noche en Pouakai Hut, que está muy cerquita del lago, y así maximizar las oportunidades. En la práctica esto se tradujo en tres visitas al lago a distintas horas del día…
Pouakai Circuit
La ruta empieza en el centro de visitantes de North Egmont (el nombre inglés del Taranaki es Egmont, aunque hoy en día se prefiere el nombre Maori), donde dejamos el coche. Es una ruta circular así que volveríamos allí andando al día siguiente. Se puede hacer en los dos sentidos, pero la mayoría de la gente la hace en sentido horario porque es más sencillo. La primera parte es de subida entre árboles, hasta que llegas a la bushline y tienes las primeras vistas de la montaña, aunque estando en la base la vista está un poco distorsionada. Como con tantas otras cosas, la perspectiva mejora con la distancia.
Primeras vistas del Taranaki
Había amanecido muy buen día, soleado y con bastante calor, aunque eso nunca garantiza que no haya nubes cubriendo la cima. El Taranaki es famoso por su muy variable microclima, y conozco kiwis que han visitado la zona muchas veces y todavía no han conseguido ver la montaña en condiciones. Se puede subir a la cima (2518 m) y es una ruta popular en verano, pero todos los años hay alguien que se queda atrapado por una nevada inesperada, o que incluso fallece: mala visibilidad que puede llegar en cualquier momento y que causa caídas, gente que se pierde, hipotermia… Los kiwis tienen mucho respeto al Taranaki, ya que es bastante traicionero. Pero es innegablemente fotogénico: un volcán perfecto, simétrico, y que recuerda mucho al Fuji (de hecho, El Último Samurai se grabó en NZ, no en Japón).
El camino, una vez dejas atrás los árboles, ofrece vistas de New Plymouth y el mar al fondo, mientras bordeas la base de la montaña por su lado norte, alejándote de ella. También vas viendo por dónde va el camino, cortando la montaña y el verde, y atravesando las columnas de lava de Dieffenbach Cliffs. Un poco más adelante hay un enorme corrimiento de tierra llamado Boomerang Slip, y al atravesarlo y mirar hacia abajo y ver la destrucción que causó te das cuenta de que no te gustaría estar allí cuando pasan estas cosas.
El bosque por donde volveríamos al día siguiente, y New Plymouth al fondo
El camino por delante…
y por detrás.
Dieffenbach Cliffs
Boomerang Slip
En un día claro, se pueden ver los otros grandes volcanes de la isla norte (con permiso de White Island y el Tarawera) a lo lejos: Ruapehu, Ngauruhoe y Tongariro, a unos 100km de distancia en línea recta. Y al revés, desde el Tongariro Alpine Crossing se puede ver el cono perfecto del Taranaki si la visibilidad es buena. Un par de meses después de hacer esta ruta, volando desde Rotorua a Wellington, tuve la suerte de poder ver los cuatro volcanes, ya nevados, desde el avión.
Ruapehu y Ngauruhoe desde el Pouakai circuit
Los cuatro fantásticos: Taranaki (al fondo), Ruapehu (izquierda), Ngauruhoe (centro), y Tongariro (derecha)
El camino llega a un punto en el que de pronto se tienen unas vistas increíbles del mar y Ahukawakawa Swamp, esa especie de valle entre el Taranaki y las montañas más pequeñas que hay al otro lado (Pouakai Range). Es una zona pantanosa que hasta hace relativamente poco era la pesadilla de quien hacía esta ruta después de haber llovido, ya que era normal que el barro llegara a las rodillas; ahora hay pasarelas de madera que ayudan mucho tanto a los senderistas como a la vegetación única de la zona (la combinación de suelo ácido volcánico y bajas temperaturas por ser zona considerada alpina hace que la vegetación sea especialmente interesante).
Ahukawakawa Swamp y Pouakai Range
Antes de atravesar la swamp llegas a la primera cabaña de la ruta: Holly Hut, un refugio de 32 camas que no es tan popular como Pouakai Hut y suele estar más tranquila. Tiene el añadido de ser buena zona para intentar ver kiwis por la noche, aunque más que verlos lo normal es oírlos. Nosotros aprovechamos para comer allí y después de comer dejamos las mochilas en la cabaña y nos acercamos a ver Bells Falls, una cascada en una antigua colada de lava.
Bells Falls
Después de la mini excursion a la cascada y con el estómago lleno nos pusimos en marcha para afrontar la segunda parte de la ruta, que se nos hizo un poco más dura que la primera. Se atraviesa la swamp, dejando atrás la montaña, y después empiezas a subir hasta el “ridge” o la cresta del Pouakai Range, donde está Pouakai Hut. Durante todo este camino merece la pena ir dándose la vuelta de vez en cuando para admirar las vistas del Taranaki.
Dejando atrás Holly Hut
Taranaki y Ahukawakawa Swamp
La subida no es muy larga pero se nos hizo un poco pesada. Cuando llegas arriba (1200 m), si te has quedado con ganas de más, puedes hacer una mini excursión a la cima de Pouakai Trig (1440 m) que te llevará 90 minutos ida y vuelta y se supone que ofrece vistas incluso mejores. Nosotros estábamos vagos y no lo hicimos; además, queríamos soltar las mochilas lo antes posible para poder elegir cama en la cabaña y poner rumbo a lo que iba a ser el plato fuerte de la ruta: el Pouakai Tarn con su reflejo perfecto de la montaña al atardecer.
En total, la ruta desde el centro de visitantes hasta la cabaña, incluyendo el desvío a Bell Falls, fueron 18.2 km que hicimos en algo más de 6 horas, y con un ascenso total de 985 m (aunque repartido en varias zonas). Quienes hacen la versión corta de la ruta, el Pouakai Crossing, en este punto se desvían y comienzan la bajada de 5 km hasta el parking de Mangorei. Oficialmente, el Pouakai Tarn y su reflejo no son parte del Crossing, aunque lo normal es que quien haga el crossing se acerque a verlo antes de bajar a Mangorei.
Pouakai Hut es muy pequeñita (16 camas) y hasta hace poco no se podía reservar: si llegabas y no había sitio (algo bastante habitual en verano), te tocaba dormir en el suelo. Ahora ya es parte del sistema de reservas online, lo cual ayuda mucho. Una vez en la cabaña, elegimos nuestras colchonetas para esa noche y nos fuimos a explorar la zona. La cabaña no tiene vistas directas a la montaña, ya que cuelga de un saliente que da al otro lado, hacia New Plymouth y la costa, y para ver la montaña tienes que retroceder unos metros hasta el camino principal. Desde allí vimos que una nube se había posado en la cima de la montaña, pero en los apenas 15 minutos que separan el desvío a la cabaña del Pouakai Tarn, la nube ya se había disipado. Como os decía, el tiempo en esta zona es increíblemente variable.
Taranaki Maunga
Un tarn no es más que un pequeño lago alpino. Y remarco lo de pequeño porque mucha gente queda decepcionada cuando ve en persona Pouakai Tarn después de haber visto innumerables fotos de la montaña y el reflejo en el agua: el lago es muy pequeñito, para decepción de muchos. De hecho, es tan pequeño que solo hay sitio para unas 6 u 8 personas en el punto desde donde se hacen las mejores fotos. Tened en cuenta que todo el lago está rodeado de una pasarela de madera, y no te puedes salir de ahí. Este sitio es tan popular que hay quien en lugar de recorrer el Crossing o hacer el circuito entero simplemente sube hasta aquí desde el parking de Mangorei y luego vuelven por el mismo camino. Incluso los hay que suben de noche para ver el amanecer desde arriba, o al revés, ven el atardecer y luego bajan de noche con las linternas. El amanecer es la opción más popular porque es cuando menos viento hay, algo fundamental para tener un buen reflejo en el agua. Todo esto te lo ahorras si pasas la noche en la cabaña: nosotros vimos el atardecer, el amanecer e incluso nos acercamos a ver las estrellas cuando era noche cerrada. Todo a cambio de unas horas de sudor y esfuerzo con la mochila a la espalda!
En nuestro caso, tuvimos suerte y solo nos juntamos allí unos pocos, así que muy civilizadamente hicimos turnos para hacer las típicas fotos haciendo el tonto al otro lado del lago. He leído historias de gente que se lleva hasta los trajes de boda y se tira horas haciéndose fotos, sin dar oportunidad al resto… y cuando en tiempos pre-covid se juntaban allí decenas de personas, imagino que esto no sentaba demasiado bien. Os dejo alguna foto más, por si no habéis tenido bastante con las del collage de arriba…
Pouakai Tarn
Después de disfrutar de un precioso atardecer y hartarnos de hacer fotos, volvimos a la cabaña a cenar. Y como el tarn está solo a unos 15 minutos de la cabaña, nos animamos a volver un poco más tarde, cuando ya se veían bien las estrellas. A esa hora sólo estábamos nosotros y otra pareja, y nos tumbamos en la pasarela a disfrutar del espectáculo en silencio. Uno de esos momentos mágicos que no se olvidan.
Más Pouakai Tarn
Nos fuimos a dormir muy satisfechos, pero como habréis adivinado, yo me empeñé en ir también al amanecer (cansina, me llaman algunos) pero volviendo después a la cabaña a desayunar y recoger los bártulos ya con luz. El caso es que tuvimos mucha suerte con el tiempo y pillamos la montaña despejada y sin viento, así que había que aprovechar! Había un poco de bruma que le daba a todo un aire un poco fantasmagórico, y el reflejo de las nubes en el agua también era muy vistoso. La vista por la mañana es muy distinta a la de la tarde, y yo personalmente siempre he preferido la luz del atardecer que la del amanecer, pero había que comprobarlo igualmente
…y todavía más Pouakai Tarn
Ese pequeño charquito es el dichoso tarn
Después de estar allí un rato y hacer tropecientas fotos más, volvimos a la cabaña a desayunar y recoger, y al rato estábamos pasando de nuevo por el tarn, pero esta vez ya no paramos ni hicimos más fotos. El camino del segundo día es un poco más aburrido, quizás porque una vez que dejas atrás la parte más expuesta que va por el ridge empieza la bajada por el bosque de vuelta al centro de visitantes, y se hace muy larga y pesada. Pero antes todavía hay alguna subida más hasta una de las últimas cimas (Henry Peak, 1220 m) antes de entrar en el bosque, y se tienen buenas vistas de la montaña y la swamp, aunque para cuando llegamos nosotros se habían instalado las nubes:
El camino hacia Henry Peak
Taranaki, Ahukawakawa Swamp y Pouakai Range
Como en toda ruta neozelandesa que se precie, no podían faltar los puentes colgantes…
Nada más salir de la cima de Henry Peak empiezas a bajar por el bosque, y ya no sales de él hasta llegar a la carretera que llega al centro de visitantes. En este punto hay dos opciones: hacer los últimos 2km por la carretera (la opción más corta), o continuar por el bosque siguiendo el Ram Track. Nosotros estábamos deseando llegar a la civilización y darnos una ducha, así que seguimos por la carretera. Creo que fueron los 2 km más largos de mi vida, se me hicieron eternos! La distancia total del segundo día fueron 12.2 km que se hacen en 4 - 5 horas.
Hasta aquí nuestra ruta por el Pouakai Circuit. En general es una ruta relativamente sencilla que, si tienes suerte con el tiempo, ofrece unas vistas increíbles de uno de los picos más fotogénicos del país. Los días siguientes aprovechamos para hacer alguna cosilla más por los alrededores de New Plymouth que os contaré en otra etapa. Me quedé enamorada del Taranaki, con esa forma tan perfecta que tiene, y con muchas ganas de verlo en invierno con nieve. Quizás algún día me anime a intentar la cima… aunque tengo que entrenar mucho para eso!