Con cierta tristeza nos despedimos de Granada , una vez hechas las maletas, bajamos a la recepción a las 7:30h con la sorpresa de que todavía estaba cerrada, llamamos al teléfono que había para “emergencias “ y en cinco minutos llegó el responsable para poder hacer el check out.
Ya con nuestro coche, nos dirigimos hacia la ciudad de Mérida, un recorrido enteramente por autovía que nos llevó unas 4 horas.
MÉRIDA
Llegamos sobre las 11:45h al Hotel Ulunion Mérida Palace, al cual se accede por una calle de circulación restringida. Como no podíamos acceder todavía a la habitación, dejamos las maletas para que nos las guardaran en la recepción y fuimos con el coche a un aparcamiento subterráneo cercano al puente de Lusitania e iniciamos sin demora la visita a la ciudad.
Hemos leído que se puede aparcar sin pagar por las calles aledañas al Estadio José Fouto, la Avenida del Estudiante y la calle Cabo Verde, pero como no querríamos perder tiempo en busca de un aparcamiento en la calle, preferimos dejarlo en un parking, tiene un precio de 15€ al día.
Puente Romano
Como aparcamos cerca, iniciamos la ruta por el puente romano sobre el río Guadiana, uno de los más largos construidos por los romanos, con casi 800 metros de longitud y 62 arcos, está construido de hormigón forrado con sillares de granito.
Ha sido parcialmente restaurado en varias ocasiones, la más importante fue ejecutada en el siglo XVII, en la cual se le añadieron cinco arcos más en su tramo central, hasta no hace muchos años se podía cruzar con el coche, pero en vistas de su deterioro con el tráfico rodado lo convirtieron en exclusivamente peatonal.
Templo de Diana
De camino hacia el teatro romano nos topamos con el templo de Diana, un espectacular templo en mitad de la ciudad. Fue construido en el siglo I dedicado al Culto Imperial romano, no fue hasta el siglo XVII que el historiador Bernabé Moreno de Vargas le dio el nombre de Templo de Diana.
Durante el siglo XVI aprovecharon este templo como cimiento y armazón del palacio renacentista del Conde de los Corbos, lo que ayudó a conservar el templo en buen estado, si nos fijamos en la parte posterior todavía se ven algunos restos del palacio.
Teatro Romano
Seguidamente nos dirigimos hacia una de las joyas principales de Mérida, el teatro y el anfiteatro. Cuando llegamos frente a la entrada nos quedamos de piedra, pues había una cola de casi 100 metros para comprar las entradas.
Como la intención era comprar el abono para varios de los monumentos de la ciudad, lo compramos por internet con el móvil y nos ahorramos un buen rato de cola. Si vais a Mérida mi consejo es que llevéis comprado con antelación el abono.
El Teatro se construyó bajo el patrocinio de Agripa, el que fuera yerno del César Augusto, en el año 15 a.C., para promocionar esta Colonia como capital provincial de Lusitania. Fue construido aprovechando la ladera de una colina, construyendo la parte restante en hormigón forrado de sillares, tenia una cabida de seis mil espectadores, distribuyéndose según su rango social, abajo los de rango más alto y arriba del todo los de menos, similar a lo que sucede hoy en día, que la platea de los teatros es carísima y el gallinero es más barato.
Se descubrió en el año 1910, pues estaba enterrado completamente, solamente sobresalían unos asientos que los llamaban «Las siete sillas», que eran utilizadas por los emeritenses para sentarse, quien iba a imaginar que ahí debajo había un teatro romano en perfecto estado de conservación.
Anfiteatro
Realmente el recorrido se inicia por el anfiteatro, seguido del impresionante teatro, una auténtica maravilla.
Fue construido en el año 8 a.C. según unas inscripciones en sus tribunas, como casi todos los anfiteatros romanos, se utilizó para celebrar batallas de gladiadores y la lucha entre animales salvajes sobre las grandes tarimas de madera que formaban la arena, tenía una capacidad de unos dieciséis mil espectadores, más que algunos campos de fútbol actuales.
Desde aquí pasamos a la visita del teatro y una vez finalizadas ambas visitas, salimos del recinto para dirigirnos hacia la casa del anfiteatro.
La casa del Anfiteatro
Tal y como indica el nombre, esta mansión está situada justo en frente del anfiteatro, con sus jardines, habitaciones y mosaicos.
Una vez entramos al recinto arqueológico, el cual está completamente cubierto para protegerlo de las inclemencias meteorológicas, pudimos observar los restos de dos viviendas romanas, ambas con preciosos mosaicos muy bien conservados y restaurados, al salir de la zona cubierta pasamos frente a la zona funeraria familiar que se realizaba en la parte de los jardines de estas mansiones romanas, un poco tétrico tener las tumbas tan cerca de la vivienda, pero práctico.
Circo Romano
Para llegar al circo romano, tuvimos que cruzar las vías del tren por un paso subterráneo , como ya era mediodía apenas habían visitantes, lo que hizo mucho más ágil la visita.
Primero pasamos por la zona de exposición, donde nos explicaron que es uno de los circos más grandes y mejor conservados del Imperio romano, tiene cuatrocientos cuarenta metros de largo y ciento quince de ancho, pudiendo albergar hasta treinta mil espectadores.
Fue construido en el siglo I d.C., como promoción de la colonia romana de la Augusta Emérita, remodelándose varias veces hasta el siglo IV d.C. en él se celebraban principalmente carreras de cuadrigas.
Casa del Mitreo
De camino a la casa de Mitreo hicimos un pequeño receso, para comprarnos en el restaurante El Pescaito · Fish Fast Food, que es de comida típica rápida, un cartucho de calamares, un bocadillo de rejos y un cartucho de patatas fritas, para así coger fuerzas, nos los fuimos comiendo mientras caminábamos para no perder tiempo.
La casa de Mitreo está mejor conservada que la del anfiteatro, con 3 patios, multitud de mosaicos y algunas de las paredes que todavía conservan parte de su pintura original.
Su construcción es de finales del siglo I, situada a las afueras de las murallas junto al santuario Mitraico que le da el nombre, por orden de algún alto mandatario emeritense.
Consta de tres patios que incluían un estanque para recogida de aguas, alrededor de una vivienda de dos pisos, todavía se pueden observar varias salas con sus zócalos de mampostería, en algunas de las paredes se aprecian los restos sus decoraciones con pinturas, al igual como varios mosaicos en buen estado como el del Cosmos.
Columbarios Romanos
En la misma instalación de la casa de Mitreo nos encontramos con los columbarios del siglo I d.C. , donde tras recorrer un corredor flanqueado de cipreses, llegamos a un espacio donde se muestran varios tipos de los ritos funerarios, lápidas y edificios donde se depositaban las urnas cinerarias de familias emeritenses como la de los Voconios y la de los Julios.
Descendiendo por la esplanada llegamos frente a dos mausoleos semisubterráneos con cubierta en bóveda de cañón.
Al salir pasamos frente a la plaza de toros.
Alcazaba Árabe
Llevábamos un buen ritmo de visitas, así que nos dirigimos hacia la Alcazaba, situada junto al puente romano.
Una fortaleza construida por los musulmanes, en la época del emir omeya Abderramán II en el año 835, según diseño del arquitecto Abd Allah, dicen es la Alcazaba más antigua de la península iberica,
Se construyó un recinto cuadrado de 130 metros de lado como un recinto fortificado para albergar las tropas, dependencias administrativas omeyas y residencia del gobernador, controlando además el acceso a la ciudad por el puente romano, sirviendo como protección de los árabes durante los alzamientos contra el poder cordobés.
Hicimos el recorrido circular, empezando por las vistas desde las murallas del puente romano y el río Guadiana, bajando a las cisternas de almacenamiento de agua para poder soportar los asedios y finalizando la visita por la zona más alta.
La Loba Capitolina
Al salir de la Alcazaba nos encontramos frente a esta replica de la estatua de la loba llamada Luperca, donada por la ciudad de Roma en el año 1997, según la mitología, amamantó a Rómulo y Remo cuando estos fueron ordenados matar por el rey Amulio, Está en la Plaza de Roma, frente a la alcazaba.
Museo Nacional de Arte Romano
Ya solo faltaba una hora para que cerraran los monumentos, estuvimos dudando si ir a la cripta de la iglesia de Santa Eulalia o visitar el museo arqueológico, al final nos decidimos por este último.
A parte de las preciosas obras de arte que se exponen, tan solo visitar el edificio ya vale mucho la pena, este fue inaugurado el 19 de septiembre de 1986, obra del arquitecto Rafael Moneo el cual atrajo rápidamente el reconocimiento internacional.
Lo que más me impresionó ,a parte del propio edificio, fueron sus inmensos mosaicos que alcanzan los 3 pisos de altura, son realmente espectaculares.
Arco de Trajano
Al ir regresando hacia el hotel pasamos por el Arco de Trajano, un mastodóntico arco que servía de puerta de acceso a la ciudad. Un arco de medio punto construido en granito de 15 metros de altura, antiguamente estaba recubierto de mármol.
Las Calles Comerciales
Paseamos por varias de las calles comerciales disfrutando del centro ciudad, saliendo de nuestro hotel que estaba en la Plaza de España, nos hicimos varias fotografías con la decoración navideña, en la que había un tiovivo y un inmenso árbol de leds, paseamos por la calle Sagasta, la calle José Ramón Mélida, calle Félix Valverde Lillo, y calle Santa Eulalia, durante este paseo pasamos frente a los palacios de los Vera-Mendoza y el de la familia Pacheco.
Consideramos que ya teníamos suficiente y nos fuimos al hotel para descansar unos minutos, que nos fueron de perlas para recuperarnos un poco.
Al anochecer salimos a fotografiar varios de los monumentos iluminados, que les dan un cambio radical, sobretodo con las actuales luces led multicolor.
Para cenar nos decantamos por el restaurante la Casona , en la calle José Ramón Mélida, 48. Los platos son bastante completos y bien elaborados, comimos un plato de jamón ibérico, una escalivada con atún y una ración de pollo a la brasa bastante generosa.
Acueducto de Los Milagros
Como estábamos tres noches en Mérida, aprovechamos el día que íbamos en nuestro coche a visitar Trujillo para pasar antes por este monumento y visitarlo.
Está situado en el valle del Arroyo Albarregas, la conducción contó con una piscina para depurar las aguas que servía de fuente, fue construido para traer las aguas procedentes del pantano de Proserpina. Se le conoce con el nombre de “Los Milagros” por la admiración que causaba su buen estado de conservación a pesar del transcurso de los siglos.
Cripta y Basílica de Santa Eulalia
Visitamos esta Basílica cuando regresamos de Trujillo, llegamos con el tiempo bastante justo, por suerte hay un aparcamiento de pago justo al lado, lo que nos facilitó mucho las cosas.
Considero que fue una visita muy interesante, pues es sorprendente ver como está suspendida la basílica sobre la cripta y los restos arqueológicos.
Iniciamos el recorrido por el museo, pasando a la cripta descubierta en las excavaciones realizadas en el subsuelo de la Basílica en 1990, en las que hallaron un espectacular recinto subterráneo con restos romanos y visigodos. Finalmente subimos a visitar la basílica, para la que se tiene que pagar a parte 2€, pues no forma parte del abono de los monumentos.
La Basílica fue construida sobre el túmulo funerario de Santa Eulalia en el siglo XIII, el túmulo fue erigido en honor a Eulalia, una niña emeritense martirizada en la ciudad durante las persecuciones ordenadas por el emperador Diocleciano entre el 303 y 305 d.C.
A la entrada del patio nos encontramos con un pequeño edificio que se conoce popularmente como , “El Hornito”, un oratorio dedicado a Santa Eulalia, construido con piezas de mármol recicladas de principios del siglo XVII que pertenecieron al Templo romano del Dios Marte.
¿Se puede visitar Mérida en un día?
Siempre hay la duda si con un día es suficiente para ver lo esencial en una ciudad, en el caso de Mérida y según mi opinión es que si, pero eso va según los gustos de cada uno, teniendo en cuenta que hemos empezado a visitarla a las 12h, llevando un ritmo intenso, sin parar a comer, nos hemos comido el bocata y el cartucho de calamares mientras íbamos de un monumento a otro, sin leer todos los carteles en los museos, a nosotros nos a ido justo, pero si se empieza a visitar la ciudad a las nueve de la mañana no debería representar un problema verla al completo, lógicamente como digo es una opinión muy personal, si hubiéramos ido con nuestra amiga Rosa que es arqueóloga necesitaría 3 días solo para visitar Mérida.