31 de Diciembre: Oslo Express ✏️ Diarios de Viajes de NoruegaNo teníamos mucho tiempo para conocer la ciudad de Oslo, sólo un día y encima era fin de año, así que teníamos que madrugar para aprovechar bien las horas de luz. Desayunamos temprano, todavía de noche, en el restaurante Egon, que está pegado a...Diario: Fin de Año 2021 en Noruega⭐ Puntos: 5 (3 Votos) Etapas: 9 Localización: NoruegaNo teníamos mucho tiempo para conocer la ciudad de Oslo, sólo un día y encima era fin de año, así que teníamos que madrugar para aprovechar bien las horas de luz. Desayunamos temprano, todavía de noche, en el restaurante Egon, que está pegado a nuestro hotel. Al parecer tienen algún tipo de acuerdo y el desayuno que está incluido en el hotel es allí. El sitio tiene una planta baja con mesas y bancos, más oscura y una zona alta con grandes cristaleras que es donde daban el desayuno. A todos nos gustó mucho, muy abundante y variado, tipo buffet. Cuando salimos a la calle Oslo nos recibió aún medio a oscuras y nevada, con un frío bastante considerable. Vimos la plaza de la estación de nuevo, ahora con algo más de luz, y pudimos hacernos fotos con el famoso tigre. A Oslo se la conoce con el sobrenombre de Tigerstaden (la ciudad del tigre). Probablemente este nombre fue usado por primera vez el poeta noruego Bjørnstjerne Bjørnson. Su poema "Sidste Sang" de 1870 describe una lucha entre un caballo y un tigre; el tigre representa la ciudad peligrosa y el caballo el campo seguro. En la actualidad, este sobrenombre no significa necesariamente algo negativo. "La ciudad del tigre" puede ser un lugar apasionante, concurrido y popular en vez de peligroso. Alguien había dejado unos carteles contra el maltrato animal junto a la estatua, los vimos en más puntos de la ciudad. Desde aquí nos dirigimos hacia la ópera de Oslo. La ópera es un edificio moderno, de color blanco, que parece flotar sobre el mar como un iceberg. Es normal que la gente pasee sobre su terraza o se sienten allí para contemplar las vistas de la ciudad o la puesta de sol. En nuestro caso no apetecía mucho ninguna de las dos cosas, ya que estaba todo cubierto de nieve o hielo y había que tener mucho cuidado para no resbalar. El interior merece la pena visitarlo, forrado de maderas nórdicas, pero por desgracia estaba cerrado y sólo pudimos vislumbrarlo un poco a través de los cristales. Seguimos andando en dirección Este, atravesando un barrio de edificios modernos con poca vida en ese momento. Vimos el bloque que sirve de sede al museo Münch, el célebre pintor noruego autor de "El Grito", pero en esos días también estaba cerrado. Caminando un poco más atravesamos una zona de vías de tren y explanadas con contenedores para llegar a lo que fue el origen de la ciudad de Oslo. Quizá no es la zona más turística de la ciudad pero merece la pena acercarse para conocer sus orígenes. En el cruce de las calles Oslogate y Bispergata se encuentra un gran mural dedicado a la Oslo más medieval. También se pueden ver los restos de la Catedral de San Halvard, la primera de la capital noruega, y de fondo el monasterio de San Olav, que con su color amarillo destacaba sobre el entorno nevado. Cruzamos el cementerio Gamlebyen y vimos la iglesia homónima, perteneciente al Hospital Universitario de Oslo. Desde aquí parte el camino que sube por la colina Ekeberg. Conforme vas subiendo atraviesas un tranquilo barrio de casas coloridas que contrastaban con el blanco de la nieve. Nuestro objetivo era un punto concreto de la carretera que va por la parte superior de la colina. Aquí se puede ver una barandilla de hierro que separa la carretera y la acera de la falda de la colina, y desde donde se tienen unas vistas de la ciudad de Oslo. Este punto es donde Münch se inspiró para pintar su obra más famosa y evidentemente no pudimos evitar hacernos fotos frikis imitando su cuadro más emblemático. La colina tiene varias rutas de senderismo e incluso un museo de esculturas de autores famosos, pero las condiciones meteorológicas no eran las más adecuadas para ir por el bosque andando y emprendimos el regreso hacia la ciudad y aprovechamos para hacer una descanso y tomarnos un café caliente en un JOE & THE JUICE, una cadena con presencia también en otros países nórdicos. El siguiente punto de la lista era un capricho mío. Como ya he mencionado en algún que otro diario, Víctor y yo somos fans de Eurovisión. En 1995 ganó Noruega con una canción casi instrumental (España fue segunda) y en 1996 lo organizaron en el Oslo Spektrum, un centro de conciertos y congresos a dos pasos de la estación central. Para la época fue un festival muy moderno por los efectos especiales que usaron, y es, posiblemente, mi favorito aún hoy, no por las canciones, si no por el escenario y toda la parte gráfica del mismo. Nos acercamos para hacernos la foto de rigor en su exterior y seguimos nuestro plan. Algunos aprovecharon para hacer unas compras en un centro comercial por el que pasamos, y tras eso seguimos con las visitas. A partir de aquí empezaba lo más conocido de la ciudad. La primera parada fue la catedral de Oslo, o Domkirke. Es la tercera catedral de la capital y un reflejo de la historia de Oslo. Las cinco campanas de la torre pertenecieron a la antigua catedral de la Trinidad, arrasada en un incendio. Además, el reloj de la torre de la Catedral de Oslo es el más antiguo de Noruega, y data de 1718. El interior de la catedral es bastante austero, pero a pesar de esto el templo es especialmente conocido por las pinturas de sus bóvedas, por lo que es imprescindible alzar la vista para disfrutar de los enormes murales pintados en los techos. El altar de estilo barroco es uno de los pocos elementos que han sobrevivido al paso del tiempo, junto con el púlpito y parte del órgano principal. Subimos por la Karl Johans Gate, posiblemente la calle más importante del centro de Oslo, alrededor de la cual se disponen algunos de los edificios más emblemáticos, como el Stortinget o Parlamento Noruego. Construido en 1866, el Parlamento de Noruega es uno de los edificios más majestuosos de la ciudad. Entre las propuestas para su edificación, se escogió la del arquitecto sueco, Emil Victor Langlet. Inicialmente, el edificio era muy grande para las necesidades del parlamento, por lo que también albergaba otras agencias del gobierno. En la explanada que hay justo delante había un mercadillo navideño, con su noria, sus luces... y muchos puestos de comida. Como ya era la hora aprovechamos para comer aquí, y probamos la hamburguesa de alce, que tenía un sabor intenso que nos hizo recordar a la de bisonte que habíamos probado en Yellowstone. Dentro del mercadillo hay algunas zonas habilitadas con bancos y hogueras, así que aprovechamos para sentarnos un rato y entrar en calor. En el lado opuesto al parlamento, cerrando el mercadillo navideño, se alza el edificio del Teatro Nacional, que también vimos por fuera. En este momento nos llegaron unos correos avisando de que nuestro vuelo del día siguiente a Tromso se retrasaba unas horas. Esto no nos importó demasiado ya que así teniamos algunas horas más para ver lo que nos faltara de la capital (y las aprovechamos bien al día siguiente). Lo malo fue que nos avisaron también de la empresa con la teníamos contratada la excursión para ver auroras boreales. La teníamos programada para el día 2 por la tarde-noche, pero debido al mal tiempo nos la tenían que cambiar a otro día o cancelarla. La mayoría optamos por pasarla al día 3, aunque sería con otra empresa diferente. Nuestra empresa original se encargó de realizar todas las gestiones y nos devolvió la diferencia de precio que había entre ambas. La verdad es que se portaron estupendamente y estuvieron siempre muy atentos. Salva y Mary no podían cambiarla ya que se volvían a España el día 3 por la mañana así que optaron por intentar hacer la excursión en autobús (nosotros la teníamos en furgonetas pequeñas) pero al final también esas se cancelaron. La empresa les devolvió todo el dinero. Tras resolver el lío de las excursiones visitamos la cercana plaza del ayuntamiento. Este edifico de ladrillo rojizo es quizá la imagen más conocida de Oslo ya que aquí tiene lugar todos los años la ceremonia de entrega de los premios Nóbel de la Paz. De hecho, al lado se encuentra el museo de los premios Nóbel de la Paz, que no pudimos visitar ya que estaba cerrado ese día, pero que tiene pinta de ser bastante interesante. A estas horas ya se nos había hecho casi de noche, así que aprovechamos para tomar un café en una cafetería de la zona y nos volvimos andando hacia el hotel. A las 9:30 teníamos reserva en un restaurante del centro, el Hereford Steakhouse, para despedir el año. Pero antes queríamos pasar un rato por el hotel para descansar y arreglarnos. La mayoría de nosotros optamos por ir con jersey navideño, que pegaba por esas fechas El sitio no estuvo mal, y nos lo esperábamos más caro siendo Noruega. La comida estuvo bien, aunque de los postres sólo me gustaba uno y precisamente se les había agotado. También es verdad que fuimos de los últimos en ir a cenar, ya que por allí suelen hacerlo mucho antes. Después de cenar volvimos a la Òpera. Había leído que desde allí se podían ver los fuegos artificiales de fin de año. Había un montón de gente, casi todos jóvenes, y muchos con sus botellas de alcohol. Nosotros también llevábamos alguna de esas minibotellas, y por supuesto, nuestras uvas de lata. Cuando hemos celebrado la nochevieja fuera de España siempre nos las llevamos y aunque no haya campanadas ni cuenta atrás solemos tomarlas cuando empiezan a lanzar los fuegos. Esta vez conectamos con el móvil con alguna cadena española para ver las campanadas. La verdad es que los fuegos nos decepcionaron mucho, no es como en otras ciudades. Aquí no es que sea algo organizado en algún punto y que la gente se concentre allí para verlos... es que cada uno llevaba sus fuegos y se lanzaban allí mismo, con el riesgo que eso puede conllevar. A lo lejos se veían también algunos que se lanzaban desde otros barrios. Con esto dimos por finalizado el día y nos volvimos al hotel, que al día siguiente quieríamos aprovechar también las hora de luz para seguir conociendo Oslo. Durante el rato que estuvimos descansando Índice del Diario: Fin de Año 2021 en Noruega
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