Cuando planeamos el viaje lo hicimos de tal manera que teníamos una actividad planeada para cada uno de los días que estábamos en Tromso. Sin embargo, al tener que posponer la excursión para ver auroras boreales el día anterior nos juntamos con dos el 3 de Enero: por la mañana íbamos a conocer al pueblo sami y por la tarde-noche iríamos a la caza de auroras.
Todas las excursiones, excepto la de las auroras boreales, las hicimos a través de Getyourguide. Nunca la habíamos usado y la verdad es que me han dado muy buena impresión. Por desgracia tuve que hacer varios cambios en las reservas (sobre todo anulaciones de algunas plazas y añadir otras) y siempre me atendieron amablemente por teléfono (en español) y me hicieron el reintegro de las que se iban a anulando. Un 10 al servicio postventa!
El punto de encuentro para excursión de los samis era justo en la entrada de nuestro hotel, así que fue lo más cómodo del mismo. Es un poco caos al principio porque hay varias empresas que organizan el tour y todos salían más o menos a la vez, así que había que fijarse en las identificaciones de las personas que estaban por allí para ver cuál era la de tu empresa proveedora. Una vez localizada la chica de la nuestra, verificó nuestros datos y pudimos subir al autobús que nos llevó. Bueno, realmente al minibús ya que había mucha gente y había un bus completo y un minibus. Cruzamos de nuevo el puente que iba hacía la parte continental y nos dirigimos al norte, y en una media hora de trayecto llegamos al "campamento sami".
Se trata de una recreación de las casas típicas samis, había dos o tres, que son grandes y con una hoguera en medio. Una vez dentro nos dieron un café y nos explicaron que teníamos un rato libre para dar de comer a los renos y que más tarde nos volveríamos a ver allí para asistir a una charla sobre la vida y costumbres de los samis.
Salimos fuera, donde estaba nevando, no muy fuerte pero sí los suficiente como para dejarnos los abrigos blancos. El rebaño de renos estaba por allí a sus anchas, había muchos ejemplares, jóvenes y adultos, y venían pidiéndote comida. Para ello teníamos que llenar unos cubos de pienso y acercárselo para que comieran.
Con eso estuvimos entretenidos un buen rato, a veces se te acercaban varios, otras sólo uno... pudimos hacer un montón de fotos. Al contratar la excursión también era posible reservar un paseo de unos quince minutos en trineos tirados por renos, pero no lo hicimos porque queríamos hacer el de los perros otro día. Menos mal, porque el paseo duraba poco y básicamente era dar una vuelta por el páramo nevado donde se paseaban los renos.
Después de dar de comer a los renos un buen rato y un poco cansados de la nieve, Alejandro, Víctor y yo decidimos entrar a la cabaña para calentarnos con el fuego. Mientras esperábamos a que la gente fuera llegando para escuchar la charla nos pusimos a ver un vídeo en youtube de la canción que representó a Noruega en Eurovisión en 1980, ya que incluía un fragmento de música tradicional sami. El señor que estaba allí se nos acercó y estuvimos hablando con él de la canción, ya que resulta que el cantante sami (no el otro), era de su comunidad y era amigo suyo. Qué casualidad!!
También estuvimos hablando con una pareja, una chica noruega y un chico iraní que nos contaron que ellos habían ido a cazar auroras la noche de sábado, la que nosotros habíamos llegado, y que tuvieron suerte porque las vieron en tres lugares diferentes. Nos estuvieron enseñando fotos y claro, nosotros muertos de envidia con los dientes largos, rezando para tener esa suerte por la tarde.
Cuando ya todo el mundo se reunió en la cabaña nos sirvieron un plato de guiso de reno, calentito, que con el frío de fuera apetecía mucho. Lo malo fue que a mí personalmente no me gustó mucho, tenía un sabor demasiado intenso y no me hizo mucha gracia. Sólo me pude comer medio plato y la otra mitad se la terminó Víctor. Después llegó la chica que nos cogió los datos en la puerta de nuestro hotel, pero esta vez ataviada con la ropa típica de los samis, y nos estuvo contando cosas sobre su cultura, su situación política dentro de noruega (tienen un parlamento sami pero tiene más bien una presencia simbólica y consultiva) y cómo están tratando de evitar que su cultura desaparezca. También nos enseñó un poco de su idioma y hasta estuvimos cantando algunas canciones samis, parecidas a la que antes habíamos estado escuchando de Eurovisión. La verdad es que fue una experiencia interesante y muy instructiva. Nos encantó a todos.
Tras la charla nos volvimos a los autobuses y de vuelta a Tromso, donde aprovechamos para ir a un super y comprar algo de comida para la noche, ya que la excursión de las auroras duraba unas 7 horas, y queríamos tener frutos secos y cosas así para picar por si acaso. Después un rato de descanso en la habitación antes de salir a la siguiente excursión.