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Nos habían avisado repetidamente que teníamos que madrugar si queríamos aparcar bien en las calas principales, pero estábamos de vacaciones y tampoco queríamos ponernos las alarmas a las 6 de la mañana. Decidimos "arriesgarnos" y despertarnos sobre las 8. Como desayunamos en el apartamento no tardamos demasiado en estar listos.
Nos dirigimos directamente a Cala Turqueta, una de las más famosas y recomendadas de la isla. En Ciutadella, justo al entrar al largo camino que te dirige a la cala, hay una pantalla grande donde anuncian Cal Turqueta, Son Saura y Cala Macarella, y si el parking está abierto o completo y, por tanto, no acepta más coches. En Cala Macarella leemos SOLO BUS, y es que del 1 de Junio al 30 de Septiembre no admiten coches y la única manera de llegar es en bus público o aparcar en otra cala y llegar caminando (nos recomendaron desde Cala Galdana, aunque también tiene un parking que se llena y hay más de 1 hora caminando por una zona sin sombra) [en la etapa siguiente iremos a esta cala]
Llegamos al parking de Cala Turqueta a eso de las 9:15 y aparcamos sin problema (hay dos señores controlando el parking) y un pequeño chiringuito en el parking. Des de allí tenemos un agradable paseíto de unos 15 minutos hasta ver el agua turquesa del que tanto nos habían hablado. La cala tiene encanto y no tardamos en darnos nuestro primer baño. Aunque el agua está algo fría, para ser principios de Junio apetece y una vez dentro se está de maravilla.
Como ya son cerca de las 12 decidimos parar en el mismo sitio donde comimos el dia anterior, que nos coge de camino. Allí almorzamos y probamos el "cuixot", un embutido típico menorquín que se elabora con las vísceras del cerdo, cocidas y picadas y mezcladas con especies (nos recuerda un poco a la butifarra blanca).
Llegamos en unos minutos al parking de Sant Tomás y desde ahí emprendemos el camino, que está muy bien señalizado y rodea el mar. Primero llegamos a la playa de Sant Adeodato, atravesamos la playa de Binigaus, muy bonita con la arena un poco rojiza y blanca y el mar azul, y vamos adentrándonos en tramos por el bosque y tramos por las rocas. Es un camino que nosotros disfrutamos mucho, pero es cierto que no es para todo el mundo. Lo hacemos en bambas, aunque vemos a gente con sandalia (para mi un poco locura), y finalmente conseguimos nuestro premio: una cala preciosa que se abre ante nosotros. Ahí nos damos un baño que nos sienta fenomenal y aprovechamos para ver algunos pececillos bajo el agua. Después emprendemos el camino de vuelta, ya que si nos damos prisa llegamos a comer al Restaurante donde ya somos habituales.
Al ser lunes el menú nos sale a 9,5€ y llegamos con un hambre voraz, así que disfrutamos nuestro cazón a la plancha e hígado a la plancha.
Ya son las 5 de a tarde y estamos bastante cansados, pero no queremos acabar aquí el día así que optamos por ir a Cala en Brut, que está muy cerca de nuestro apartamento y nos han dicho que es la cala de los saltos. Al llegar enseguida le vemos el encanto: diferentes plataformas de diferentes alturas rodean la calita. Aquí encontramos gente más joven y un ambiente muy cercano. La gente se tira con más o menos decisión, aunque otros más prudentes deciden usar las escaleras que hay para acceder al agua. La presencia de dos medusas que van y vienen en el agua frena a muchos turistas, que deciden quedarse mirando cómo los demás se tiran al agua. Pasamos un rato agradable allí, yo finalmente uso las escaleras para darme un chapuzón y mi chico se tira de una de las plataformas, pero pasando muy cerca de las dos medusas decidimos quedarnos fuera mirando un rato.
Volvemos al apartamento a darnos una ducha y cambiarnos para ir a ver la puesta de sol y ir a cenar. Hoy nos acercaremos a Ciudadela, y me habían recomendado que viéramos la puesta de sol en Sa Posta de Sol. Llegamos al centro y no nos podemos creer la suerte que tenemos al aparcar en zona azul justo en el centro, como quedan algunos minutos para las 9 a penas pagamos 20 céntimos y dejamos allí el coche. Caminamos unos 20 minutos para la puesta de sol, que volvemos a ver a medias ya que hay unas nubes muy feas. Hay bastantes casas y la verdad es que no recomendamos mucho este sitio para verlo. Eso sí, estábamos solos y fue muy tranquilo.
Volvemos al centro y vamos a cenar a un sitio que había encontrado por Google que por calidad-precio tenía muy buena pinta: PUSPAAYU, una hamburguesería que tiene un patio interior con mucho encanto. El pan de la hamburguesa lo hacen con cerveza y queda un pan negruzco muy suave y particular. Otro top de su carta son las patatas de boniato con mahonesa de trufa y parmesano, ESPECTACULARES! El precio de las hamburguesas ronda los 10 euros (son completitas, puedes elegir el tamaño 150 o 100gr) y la ración de patatas de boniato fueron 4,50€ y es muy generosa, nos la acabamos con dificultades xD
Nos vamos de allí llenos y satisfechos, de vuelta al apartamento a descansar al fin.
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