Día 1: De casa a Helsinki ✏️ Diarios de Viajes de FinlandiaNuestro vuelo sale sobre las 8:00 del Aeropuerto del Prat. Comprobamos que lo tenemos todo listo y cogemos el tren hacia allí. Vamos a estar muchos días fuera, pero no llevamos maletas para facturar porque hemos conseguido hacer que quepa todo en...Diario: Finlandia con finlandeses y un poco de Estocolmo⭐ Puntos: 5 (3 Votos) Etapas: 13 Localización: FinlandiaNuestro vuelo sale sobre las 8:00 del Aeropuerto del Prat. Comprobamos que lo tenemos todo listo y cogemos el tren hacia allí. Vamos a estar muchos días fuera, pero no llevamos maletas para facturar porque hemos conseguido hacer que quepa todo en dos maletas de cabina gracias a Marie Kondo y a su método de enrollar la ropa. Si hubiéramos ido a Finlandia en invierno, esto hubiera sido del todo imposible. Volamos con Norwegian y todo muy bien, hasta consigo dormir un poco. El paisaje desde la ventanilla del avión empieza a cambiar y a definir lo que vamos a ver durante los próximos siete días: abetos, lagos y praderas. Llegamos a Helsinki unas 3 horas y media después del despegue, donde hemos quedado con Valtteri y Seinab, que nos llevarán en su coche hasta la ciudad. Por el camino, nos llama la atención el poco tráfico que hay, siendo lunes y justo antes de la hora de comer. Valtteri nos dice que, en Helsinki, el transporte público funciona tan bien y es tan asequible, que cada vez hay menos gente que se desplaza en coche. Nos dice que tenemos que descargar la aplicación de HSL, que es la empresa de transporte público finlandesa. Desde allí, podemos comprar bonos en cualquier momento para varios días, o billetes sencillos que podemos validar tanto en buses y tranvías como en el metro, pasando la pantalla del teléfono por el lector que todos tienen instalado. Eso sí, debemos asegurarnos de tener conexión a internet, cosa que, de momento, no parece ser un problema. Descargamos cada uno la app y compramos un bono de 48 horas de las zonas AB (12€). Nos llevan a comer a un restaurante (ravintola en finés) por el barrio del diseño, al sur de helsinki. Se llama Konstan Möljä. Pedimos un plato de pasta cada uno y una bebida, y nos sale por entre 15 y 18€ por cabeza. En el restaurante se sirve una mezcla entre comida europea, pasta, y algún plato típicamente finlandés. Está decorado a la manera que tanto gusta a los finlandeses: madera, negro, bombillas colgando de los techos... Actual y neutro con un punto rústico que aporta calidez. Parece que somos los únicos turistas que hay allí comiendo. Todo nos ha gustado mucho, así que repetiremos en este restaurante. Empieza a llover un poco fuerte, así que nos proponen ir a tomar el postre a un sitio muy chulo. Se llama Löyly. Es un bar-cafetería que está en el mismo barrio, al lado del mar y de una sauna de reciente construcción. Es una cafetería muy moderna, que sigue la línea estética del restaurante anterior, pero con un punto todavía más rústico. Hay chimeneas de leña, tocones de madera a modo de taburetes y, como llueve y ha refrescado, han puesto mantas en todos los asientos. Hay varios ambientes y una terraza exterior que ahora está vacía. Pedimos un trozo de pastel y un té y nos lo tomamos al calor de la chimenea. Este lugar define a la perfección el térnimo “hygge”, y lo recomiendo sin lugar a dudas. Volvemos al coche para ir a nuestro apartamento, situado en el barrio de Lauttasaari, que es una isla conectada al centro de Helsinki mediante unos puentes, por los que discurre también la línea 2 del metro. El apartamento tiene cocina, baño y una sola estancia que funciona como dormitorio y salón a la vez. Valtteri nos dice que es muy común encontrar en Helsinki apartamentos de ese tamaño y características. Eso sí, tiene una buena terraza y está perfectamente aislado. La arquitectura de esta isla de Helsinki es muy sobria y funcional, casi diría que soviética. Aunque no es nada perturbadora, porque cada edificio parece haberse construido para estar en consonancia con el paisaje que lo rodea. No hay ninguna calle en la que no haya el verde como color predominante. Pasamos parte de la tarde en el apartamento, poniéndonos al día de nuestras cosas, y cuando para de llover, nos proponen un plan que nos encanta: ir al supermercado. Vamos a uno que hay en el mismo barrio. Justo al entrar, vemos unas máquinas tragaperras, y nos dicen que es normal que las haya en los supermercados. También hay máquinas de café a 1€. Nos enseñan algunos productos típicos de allí y nos recomiendan una marca de café, Yuhla. Compramos un paquete para el apartamento. También nos cuentan que hay muy pocas empresas que comercializan la leche, que, además, está muy buena. Compramos un brik de la marca Valio. También compramos algo de pan de centeno y queso, fruta y una bolsa de patatas con el envoltorio en finés, cosa que nos sirve de excusa cada vez que salimos por ahí para comprar porquerías. Ellos se marchan a cenar a casa, pero nos volveremos a encontrar por la noche para tomar algo. Organizamos nuestras cosas y, sobre las 20:00, tomamos el bus, que está a dos minutos de nuestro apartamento, en dirección al centro. Bajamos en la zona de Kamppi. Llegamos a la plaza (atención#1) Lasipalatsinaukio. El suelo es completamente irregular, formado por unos montículos de pavimento que culminan en unas ventanas que parecen de submarino, a modo de tragaluces, y hay una torre que parece un faro. Forma parte del techo del museo de arte Amos Rex, que está construído a 6 metros de profundidad. Toda la plaza está rodeada de centros comerciales enormes de acero y cristal. Es una zona bastante fría en apariencia, que contrasta con el volumen de vida que se ve a pie de calle. Hay gente paseando, tomando algo, subida a los montículos de la plaza, entrando y saliendo del metro y de los centros comerciales, a través del entramado de escaleras mecánicas que se ven por todas partes... Abanzamos un poco y encontramos la Kampin Kappeli (capilla del silencio), a la que entraremos otro día. El diseño del edificio es sorprendente. Más adelante, nos encontramos con otra plaza en la que hay un eficio que nos llama especialmente la atención y que se convertirá, con permiso de los señores que sujetan las luces de la estación central, en mi edificio favorito de Helsinki. Es la Biblioteca Oodi, obra de ALA Architects. Justo al lado está el Museo de Arte Contemporáneo (Kiasma), y un montón de edificios que parecen de oficinas. En esta zona hay un montón de cosas para hacer. Quedamos justo detrás de la bilbioteca para tomar algo. Vamos a un pub enorme que está prácticamente vacío y pedimos 4 cervezas que nos cuestan una media de 6,5€ cada una. Beber en Helsinki es muy caro, pero como nos hemos ahorrado el alojamiento invitamos nosotros. Pasamos un rato allí y después, en Kamppi, volvemos a tomar el bus para ir a nuestro apartamento a dormir, con ganas de que llegue el día siguiente. Índice del Diario: Finlandia con finlandeses y un poco de Estocolmo
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