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“Lindo día, con una bellísima puesta de sol de altura...”
Haciendo un juego de palabras, teníamos un “Lindo” día por delante para terminar de conocer la costa este y algún inesperado “viraje”:
• Lindos
• Bahía de San Pablo
• Tharri Monastery
• Castillo de Asklipio
• Castillo de Monolithos
Respecto a este día sólo teníamos claro que íbamos a visitar Lindos, pero poco más. No teníamos apenas referencias sobre posibles tiempos de visita por la zona, así que iríamos improvisando.
Lindos está a una hora de la ciudad de Rodas, pero la carretera es bastante buena, recta y sin complicación alguna.
Hay varios lugares para estacionar, pero nosotros dejamos el coche aquí: goo.gl/maps/bqfzbV1kK8MQNt6F9
Principalmente porque era el más tranquilo y cercano a la playa, aunque también el que está más lejos de la acrópolis (a menos de 15 minutos a pie atravesando el pueblo, que no es nada).
Acrópolis de Lindos
Google Maps: goo.gl/maps/abS6KPxDTmKGPnqK9
Web oficial: odysseus.culture.gr/ ...bj_id=2383 / lindos-rhodes.gr/lindos-acropolis/
Horario de verano: 8-19:30 (consultar web)
Entrada: 12 €
Tiempo aproximado de visita: 2 horas como mínimo
Recomendaciones: agua y protector solar. Usar calzado con buena suela para evitar resbalones
Dificultad: baja
Comentarios:
Comenzamos con una pequeña introducción histórica.
La acrópolis de Lindos es el yacimiento más importante de Rodas. Está ubicada en una imponente montaña que la convertía en un bastión casi inexpugnable.
Hay restos que demuestran que ha sido habitada desde el periodo Neolítico, a partir del milenio IV a.C.
Fue una de las tres grandes ciudades-estado de la isla, junto a Kamiros e Ialysos.
Alcanzó su mayor apogeo en el periodo Arcaico (siglos VII-VI a.C.), convirtiéndose, gracias en parte a sus cuatro grandes puertos, en una potencia marítima. Eso le llevó a establecer fuertes lazos comerciales con otras zonas y civilizaciones. Creció tanto que llegó a crear numerosas colonias incluso en Italia (Sicilia) y Asia Menor.
Maqueta
Unos de las mayores figuras de la ciudad de Lindo fue Cleóbulo, tirano que gobernó Lindos en el siglo VI a.C., y que es considerado como uno de los Siete Sabios de Grecia (es.wikipedia.org/ ..._de_Grecia). Fue en esa época cuando se construyó el afamado templo arcaico de Atenea.
Existen varias formas de llegar al acrópolis.
Nosotros optamos por la primera, la que se conoce como caminito de San Fernando: un rato a pie y otro caminando, jejeje. Sólo hay que tener en cuenta que el acceso es bastante empinado y las piedras algo resbaladizas.
Pero los perezosos están de enhorabuena, ya que hay un servicio de burro-taxi que te lleva hasta la misma puerta de la acrópolis. Bienestar animal aparte, desconocemos las tarifas.
Seguimos con la historia.
El santuario de Atenea Lindia se fundó en periodo Geométrico (siglo IX a.C.), aunque algunas fuentes indican que en tiempos micénicos ya se rendía culto a una deidad femenina prehelénica, Lindia, relacionada con la naturaleza y la fertilidad. Esta teoría se sustenta en el mito de Dánao, hermano de Egipto, que huyó de su reino por junto a sus hijas (siguiendo el conseja de la diosa Atenea), refugiándose en Rodas y erigiendo un templo en honor de la diosa.
El primer cambio estructural del templo arcaico se da, como indicamos anteriormente, bajo el mandato del tirano Cleóbulos. Fue en esa época cuando se construyó el primer templo de piedra en el punto más alto de la acrópolis, siendo posiblemente protegido por una muralla.
No hubo cambios significativos en los siguientes siglos. Las crónicas recogen un gran incendio acontecido en el año 392 a.C., que dañó el templo considerablemente.
Recientes estudios indican que el nuevo templo fue construido sobre el año 300 a.C., siendo parte de un plan general urbanístico de refundación del templo y sus alrededores en época Helenística.
El propileo y la fastuosa escalera que dirigía a él (y al propio templo), se construyeron en la primera mitad del siglo III a.C. A finales de ese siglo se construyó también la estoa en forma de Π. Estas construcciones le otorgaron a la acrópolis un aspecto que sería referencia de la arquitectura pública en tiempos Helenísticos.
En el siglo I a.C. se amplió la superficie de la terraza con la construcción de bóvedas y cisternas.
La acrópolis siguió siendo fortificada en época bizantina, medieval y otomana, como veremos más adelante.
En octubre de 1307 el castillo fue tomado por los caballeros de la Orden Hospitalaria, que convirtieron el castillo en una inquebrantable fortaleza entre los siglos XIV y XV, bajo el mandato de los Grandes Maestres Antoine Fluvian y Pierre D’Aubusson.
El 30 de septiembre de 1522 los turcos asediaron la fortaleza y las tropas hospitalarias entregaron sus llaves en señal de rendición, permaneciendo un pequeño acuartelamiento otomano hasta 1844.
Plano del sitio arqueológico
Siguiendo nuestra visita llegamos a la exedra votiva semicircular.
Esta exedra semicircular tallada en la roca data del siglo II a.C. Sirvió como asiento para que los peregrinos que se dirigían al santuario pudieran descansar un rato y como base de una estatua erigida sobre su respaldo.
Justo enfrente de la exedra había una base rectangular para un altar.
Entre los siglos III-IV se hizo una inscripción en la parte de atrás de la exedra, que hacía mención a Aglochartos, uno de los últimos sacerdotes del templo que dedicó parte de su vida a plantar olivos en la acrópolis.
Junto a la exedra se encuentra el relieve de la popa de un barco de guerra (triemiolia). Este tipo de barco, que se cree que fue creado por los rodios, destacaba por su gran velocidad y maniobrabilidad. Tenía capacidad para 144 personas.
Este extraordinario relieve era la base de una imponente estatua de bronce de Hagesandros, hijo de Mikion, a quien los habitantes de Lindos honraron con motivo de una victoria naval.
Según una inscripción hallada en el casco del barco, es obra del prestigio escultor Pythokritos, a quien se le atribuye la creación de la estatura helenística de la Victoria (Niké) de Samotracia que se expone en el museo parisino del Louvre.
Es común encontrar en Rodas representaciones artísticas de barcos, lo que vienen a demostrar la gran tradición marítima de este pueblo y la confianza que tenían en su flota.
Seguimos nuestro recorrido pasando junto a la gran escalera arcaica, de la que algo aún se conserva, y los restos de lo que fue en su día un monumento votivo en forma de pequeño templo (naiskos) in antis (pórtico con dos columnas frontales). Sólo se conservan los escalones y parte de la pilastra o anta (antae).
Antes de llegar a la stoa nos encontramos con la exedra de finales del siglo III a.C., que era un exvoto Pamphilidas, hijo de Telesarchos (sacerdote de Atenea Lindia y Zeus Plieus en 210 a.C.).
Su estatua de bronce estaría en el conjunto central de la exedra, flanqueada por otras tres pequeñas estatuas. Todas ellas serían obra del escultor Phyles, hijo de Polygnotos de Halikarnassos (la actual ciudad turca de Bodrum).
A medida que la familia fue ganando fama y riqueza fueron añadiendo algunas estatuas al conjunto. Como la del propio Pamphilidas, creada por el escultor Pythokritos, u otras esculpidas por Plutarchos, hijo de Heliodoros.
Avanzamos hacia el templo romano.
Este templo fue construido en la terraza inferior de la acrópolis a finales del siglo III de nuestra era, estando posiblemente dedicado al culto del emperador Diocleciano, quien en el año 295 proclamó a Rodas como capital de la Provincia de las Islas del Egeo (Provincia Insularum).
Hoy sólo se conservan algunos vestigios de su base o cimientos y un capitel de anta de orden corintio.
La alta y escarpada colina donde se asienta la acrópolis ha servido como protección y refugio para los habitantes de Lindos durante toda la historia.
El primer recintico fortificado se construyó a mitad del siglo VI a.C., bajo el mandato del ya citado tirano Cleóbulos.
En periodo Helenístico, a comienzos del siglo III a.C., se reforzó la fortaleza con la construcción de algunas torres, cuyos restos aún son visibles.
El castillo siguió ejerciendo su papel de fortaleza prácticamente impenetrable durante la época Bizantina.
Los caballeros Hospitalarios construyeron nuevas murallas sobre las bizantinas anteriores y torres, convirtiendo el castillo en uno de los más poderosos de la isla. Tanto fue así que sirvió de refugio a los habitantes de varias ciudades cercanas por decreto del Gran Maestre Orsini.
Durante los siglos XVI y XVII los otomanos construyeron bastiones en las tres esquinas del castillo para confrontar efectivamente la capacidad balística de los cañones.
En nuestro camino hacia la stoa nos encontramos un altar en muy mal estado de conservación, que fue base de otra estatua de Niké sobre la proa de un barco. Fue un exvoto a la diosa Atenea de parte de los oficiales y la tripulación de seis embarcaciones que antes describimos (triemiolia), tras salir victoriosos en una batalla naval. Así se recoge en una inscripción en la parte superior de la base.
Hay muchas más bases de estatuas honorificas y exedras, que no queremos mencionar para no cansar.
La estoa helenística de finales del siglo III a.C., de orden dórico, estaba construida en forma de Π. Consistía en dos alas techadas dispuestas simétricamente a los dos lados de la gran escalera del propileo. La estoa terminó de dotar al santuario, y su conjunto, el típico carácter “teatral” de la arquitectura helenística.
A finales del siglo I a.C. se amplió la terraza frente a la stoa, construyendo 14 bóvedas o cúpulas.
Bajo la terraza hay dos complejos de cinco cisternas, donde se recogía el agua de lluvia a través del los tejados de la estoa y el propileo, con una capacidad aproximada de 300 m3.
Los trabajos arqueológicos sacaron a la luz los cimientos de la estoa, restos de la paredes y 7 columnas.
Entre los años 1936 y 1940 se restauraron la mitad de las 42 columnas de la estoa, se completaron parcialmente las paredes y se reconstruyó parte de la terraza y las bóvedas.
Aunque esa restauración por parte de los italianos dio mucho que hablar, pues se ve que los griegos no quedaron muy contentos, a tenor de la información que encontramos en los paneles del sitio.
A pesar de la buena apariencia de estos trabajos de restauración, el paso del tiempo, a muy corto plazo, hizo evidente que fue errónea y catastrófica.
La baja calidad de los materiales de construcción usados, el hecho de optar por el hormigón como adhesivo para las juntas de unión entre las piezas, la corrosión del hierro usado como refuerzo de las columnas y otros elementos y los errores a la hora de ubicar los elementos fueron los principales problemas que obligaban a una rápida y radical intervención para preservar el yacimiento, que comenzaría en el año 1985.
Principalmente trabajaron sobre la estoa helenística y el templo de Atenea, que presentaban problemas estructurales, desmantelando completamente los monumentos. Así evitarían mayores alteraciones y corregirían antiguos errores, pero intentando preservar el trabajo realizado por los italianos como parte de la historia del sitio arqueológico.
Tras desmontar las columnas y limpiar todas las piezas se tuvo en cuenta la opción de reutilizar los materiales en sus ubicaciones originales, pero su estado de conservación era mucho peor de lo que esperaban.
La oxidación del hierro usado como refuerzo, el hormigón que unía las piezas y la rápida erosión de los elementos usados terminaron con la fragmentación y rotura de columnas, cimientos y crepidoma (la base donde se asienta el templo). Muchos de los elementos, bastante dañaos, no eran capaces de soportar una gran carga, por lo que sólo un pequeño porcentaje del material pudo ser reutilizado en la restauración finalmente.
Para enmendar los errores del paso, en su lugar usaron piedra caliza (poros), titanio y un mortero especial para las juntas (en lugar de hormigón).
Seguimos el recorrido parando en la Iglesia de San Juan (Ayios Ioannis), una iglesia del siglo XII-XIII construida sobre una anterior basílica cristiana del siglo VI.
Tenía tres naves separadas por dos filas de pilares o columnas, con un total de ábsides.
Durante la época otomana de Rodas fue convertida en una mezquita, habiendo algunos restos visibles hoy en día de su mihrab en el ábside central.
Nos centramos ahora, siguiendo el orden de la visita, en el Templo de Atenea.
El templo, construido en el punto más alto de la colina, era el núcleo principal del santuario en honor a la diosa.
Es probable que el culto hacia la diosa Atenea reemplazara al de una anterior deidad desconocida, , que tendría lugar en la cueva hallada bajo el templo. Esa cueva siguió siendo un lugar de culto en épocas posteriores.
Los restos del templo que hoy se mantienen corresponden a un edificio de finales del siglo IV a.C., construido tras el incendio que arrasó al templo primigenio (como indicamos unos párrafos atrás).
El templo es de orden dórico, anfipróstilo (con pórtico de columnas en las fachadas delantera y trasera, sin columnas a los lados) y con unas dimensiones de 8x22 m. Estaba compuesto por pronaos (pórtico de entrada), naos (cámara interior, o cella) y opistodomos (pórtico trasero).
En la naos había un parapeto de poca altura, detrás del que estaba la mesa usada para las ofrendas y una estatua de Atenea.
En las paredes se puede observar aún ranuras donde se insertaban soportes de madera y orificios para clavos cuyo fin era sujetar los revestimientos (posiblemente de mármol) que cubrían el interior del templo.
A ambos lados de la puerta estaría emplazada, posiblemente, la “Lista de los sacerdotes”, una importante inscripción que recogía el nombre de los sacerdotes del templo entre los años 406 A.C. y el 28 d.C. Partes de él se usaron para pavimentar el suelo de una basílica paleocristiana construida en el lugar donde se ubicó el Tetrastoon originalmente.
El templo fue construido con roca caliza (poros) local, revestida con estuvo (como el resto de edificios de la acrópolis).
Entre los años 1936-1940 se restauraron las dos columnadas del pórtico (prostaseis) y se completaron algunas partes de las paredes laterales.
A principios del siglo XXI se deshicieron algunos de los trabajos de restauración de la campaña Italia, como indicamos más atrás, usando nuevos materiales, se corrigieron errores, se recalcularon las alturas de las columnas y se reubicaron algunos bloques de piedra.
Antes de dejar la acrópolis vimos una cueva lejana, que resultó ser una exedra votiva de los ciudadanos de Lindos en honor al emperador Tiberio, sus hijos, Drusus y Germánico, y Augusto (su suegro). Aunque parece que también habría estatuas de otros miembros de la familia imperial.
Este caro monumento da fe del culto que en época romana se practicaba hacia los emperadores, que eran considerados como dioses.
Cuando terminamos la visita hicimos una parada en una cafetería con excelentes vistas: Ginger (goo.gl/maps/3CtTYqcyrgJrwpGY9).
El café estaba muy bueno y los precios no eran desorbitados (3-4 € los frappes y freddos).
Seguimos dando una vuelta por el pueblo de camino al coche y la playa.
Pasamos junto a la Iglesia de la Virgen María (goo.gl/maps/aJ9FoL5Cgk5CDUNW7), descansamos un poco en su patio pero no llegamos a visitarla.
Bahía de San Pablo (goo.gl/maps/QFbfHT7KCg8xwLpU9)
Comentar que cogimos el coche, que estaba estacionado en el parking 3, para bajar a la playa de San Pablo. A pesar de que ir andando hasta allí no supone mucho, lo malo era subir por la empinada carretera a la vuelta bajo un sol de justicia.
Aconsejamos estacionar en el aparcamiento gratuito que hay junto a la playa: goo.gl/maps/bFRrN5SBARojS1va6
Hay otro al final del camino, pero es de pago y pensamos que no merece la pena.
Desafortunadamente, el único restaurante que hay en la playa tiene ilógica y totalmente ocupada toda la zona. Y los precios de las tumbonas y las sombrillas son desorbitados, según leímos.
La única zona de libre ocupación está a partir del propio restaurante, pero olvidaos de coger ni un mísero metro cuadrado de arena.
La principal atracción en esta playa es, por supuesto, el esnórquel. Aquí disfrutamos de algunos avistamientos espectaculares, como el de un precioso e imponente pez escorpión.
Con tanto baño nos entró hambre y nos acercamos de nuevo a Lindos para almorzar.
Hay muchísimos restaurantes, gran parte de ellos con terrazas y vistas, pero queríamos algo sencillo y barato. Y Mario's restaurant (goo.gl/maps/wXjRjHonqjdJtxTf7) era nuestro sitio.
Comimos cordero (buenísimo, cocinado a baja temperatura en horno de barro), pescado frito y espagueti con langostinos. Todo bueno y barato. Y de postre, un helado cortesía de la casa.
Volvimos al coche por enésima vez y nos dirigimos hacia uno de los monasterios que más nos gustó durante nuestra estancia en Rodas.
Monasterio Tharri (del Arcángel San Miguel)
Google Maps: goo.gl/maps/Ets1v8ACWjoE5MsY6
Web oficial: -
Horario de verano: ¡No lo anotamos!
Entrada: gratuita
Tiempo aproximado de visita: 30-45 minutos
Recomendaciones: -
Dificultad: baja
Comentarios:
El camino en coche hacia este monasterio bizantino, construido entre los siglos IX y XI y ubicado cerca del pueblo de Laerma, fue muy bonito. Carretera de montaña cruzando un denso bosque de pinos, donde vimos hasta tres grupos de cérvidos junto a la carretera.
Ha sido uno de los monasterios más espirituales de nuestro viaje. Un auténtico remanso de paz perdido en medio de la naturaleza, sin apenas visitantes, donde reflexionar y descansar tras una intensa jornada.
Cuenta la leyenda que el monasterio fue construido por encargo de una princesa bizantina, que padecía una enfermedad mortal y se curó milagrosamente tras la intervención del Arcángel San Miguel (a quien está dedicado el monasterio).
Es obligatorio vestir un pantalón o falda larga que se ofrece en la entrada.
La iglesia es espectacular, pues atesora unos frescos originales de principios del siglo XVI (que no se pueden fotografiar), así como los bonitos jardines que la rodean.
El monje fue muy amable, y a pesar de encontrarse en pleno rezo nos dio la bienvenida.
Los baños, como nota curiosa, estaban tan bien mantenidos y limpios que parecían los de un hotel de no pocas estrellas.
Tiene una pequeña tienda con objetos e iconos bastante originales que debéis visitar.
Seguimos la ruta por las bonitas carreteras de montaña durante 20 minutos para llegar a nuestro siguiente destino.
Castillo de Asklipio
Google Maps: goo.gl/maps/RG2hJoF7ySmSb7JFA
Web oficial: -
Horario de verano: abierto 24 horas
Entrada: gratuita
Tiempo aproximado de visita: 15-20 minutos
Recomendaciones: -
Dificultad: baja
Comentarios:
El castillo no está especialmente bien conservado, pero disfrutamos de unas vistas impresionantes.
Dejamos el coche en la misma puerta del castillo. No os dejéis guiar por Google Maps, pues se pierde un poco. Se puede subir perfectamente por la pista paralela a la carretera.
(goo.gl/maps/irswCcJqKorGdnzx9), el terreno es estable y no supone ningún peligro para el coche. Arriba del todo hay algún agujero, pero basta con dejarlo estacionado en la parte más llana.
Después de la vista consultamos la hora, y nos pareció temprano. Así que nos dijimos…¿por qué no cruzar la isla de este a oeste para disfrutar de una extraordinaria puesta de sol?
Pues en marcha, 45 minutos por delante.
Castillo de Monolithos
Google Maps: goo.gl/maps/UKvnSaH7zRX4Xm4x9
Web oficial: -
Horario de verano: abierto 24 horas
Entrada: gratuita
Tiempo aproximado de visita: 30 minutos
Recomendaciones: visitarlo coincidiendo con la puesta de sol
Dificultad: baja
Comentarios:
Reto conseguido, llegar al castillo antes del ocaso.
Queríamos visitar también el Castillo de Kritina, pero más de 40 minutos los separan. Y si veíamos el atardecer en uno, llegaríamos al otro en la más absoluta oscuridad.
El castillo no es excesivamente grande, por lo que la vista es rápida.
Está muy bien conservado, aunque la vista desde el propio castillo no hace justicia de lo impresionante que es.
Dentro del castillo hay una pequeña capilla que se puede visitar: San Pantaleón (goo.gl/maps/a5oDa3LbwScsp93y5).
Y qué decir de las vistas, sin comentarios.
Con el día “echado” emprendimos la vuelta a Rodas, llegando a partir de las 21 horas.
Ducha rápida y a visitar Rodas.
Era tarde y no teníamos mucha hambre, así que sustituimos la cena por un buen café frío y un helado generoso en IceRoll (goo.gl/maps/2aJ8A1Dcxvp3znz98). No fue barato, pero estuvimos muy a gusto en la terraza con vistas a la Plaza de Hipócrates
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movidos a un hilo más amplio que este que trata sobre Rodas:
