Nuevo día para conocer un poco más de Islandia. En esta ocasión visitaremos una ruta muy turística que todo el mundo hace cuando visita Islandia: el Círculo Dorado. Se trata de una ruta muy cerca de Reykiavik en el interior de la isla formada por la visita de tres lugares imprescindibles: el Parque Nacional de Thingvellir, el Geysir y la cascada de Gullfoss, a las que muchos también incluyen el crater Kerid. El día se presenta algo nublado, fresco pero sin lluvia durante todo el día. Salimos de la capital sobre las 8 de la mañana y tras casi una hora de camino llegamos al Parque Nacional de Thingvellir. Se trata de un lugar nosotros de interés geológico y natural, sino también histórico. En este punto se puede observar las placas tectónicas euroasiática y americana que atraviesan toda la isla, y es que Islandia está justo en la frontera entre las dos placas, de ahí su importante actividad sísmica y volcánica. Y en este lugar es donde mejor se observa la separación de las dos placas. De hecho, hay un sendero que discurre por la grieta que las separa, junto a un rio. Una vez aparcamos el coche en el pertinente parking de pago, nos asomamos a un mirador que hay donde se observa gran parte del parque. Por cierto, hay que decir que todos los pagos los hemos hecho con la tarjeta N26 que no cobra comisión, y solo llevábamos por si acaso, la tarjeta Vivid, que permite retirar sin comisiones un poco de dinero en metálico. Pero vamos, que esta última no la utilizamos.
Una vez te asomas por el mirador, desciendes por la grieta que separa las placas a través de unas escaleras hasta llegar abajo. A la derecha del sendero se permite divisar una inmensa llanura donde el rio se bifurca en diversos brazos que desembocan en el gran lago Pingvallavatn. Y junto a ellas, un poblado con una iglesia. Y es que aquí se asentaron los primeros colonos que se asentaron de forma permanente en Islandia, allá por el siglo IX. En el siglo X crearon los campos del parlamento, cuya traducción es Thingvellir, un lugar de reunión y disputas de un colectivo formado por representantes de los distintos colectivos de la isla. Aquel primer parlamento tuvo un éxito que se consolidó en el tiempo y pervivió durante siglos. En el lugar exacto de las reuniones se iza todos los días la bandera de la nación. Fue en el siglo XIX cuando el parlamento se trasladó a Reykiavik.
Tras recorrer las placas tectónicas nos dirigimos a una zona donde el rio Öxarar se precipita a la gran grieta de las placas tectónicas para formar la cascada de Öxarárfoss, un lugar precioso. De vuelta al coche nos adentramos en un pequeño pero denso bosque ubicado muy cerca de la cascada. Un cambio muy radical del paisaje. De regreso al coche esta vez paseamos por la gran llanura, divisando la grieta de Silfra, una grieta inundada donde se realiza snorkel. Me imagino bucear por esas aguas tan tranquilas y cristalinas, y debe ser una experiencia única.
Tras volver al coche continuamos camino y ahora nos dirigimos al área geotermal donde está situado Geysir. Una hora de camino muy cerca de las zonas nevadas, pero que en ningún momento llegamos a pisar con el coche. El deshielo de la primavera permite observar grandes extensiones de musgo aplastado por las nieves que ya desaparecieron y un tímido color verduzco, anticipo del verano en Islandia. El área geotermal de Geysir dista de Thingvellir 50 km. Así que tras 45 min. de camino, divisamos a lo lejos fumarolas de vapor de agua y de vez en cuando un surtidor de agua elevándose al cielo. Allí es.
Toda el área geotermal está salpicada de numerosas piscinas calientes, calderas de arcilla y fumarolas. Y en ella se encuentran dos geiseres que lo hacen famoso: el primero de ellos, el gran Geysir, que significa salir a borbotones. Geysir permanece inactivo debido a factores tectónicos de la zona y a la intrusión del hombre al taponar en parte el agujero. No obstante, rara vez lo hace, la última vez en el año 2000. Su chorro de agua alcanzaba mas de 80 metros de altura.
Pero junto a Geysir, los que visitamos esta zona nos reconforta poder ver el otro geiser que si permanece activo, y además de una forma constante (cada 5 minutos): el Strokkur. Lanza un chorro de altura de entre 20 a 40 metros. Te quedas embobado viendo este fenómeno natural. Los 5 minutos de espera se hacen eternos, pero luego se compensan con lo que a continuación observan tus ojos. Toda el área está llena de pequeño geiseres y riachuelos que están a una temperatura de 100 grados. De ahí que hay una especie de sendero acotado con carteles en zonas de peligro de agua hirviendo.
Tras visitar Geysir, era hora ya de almorzar. Así que junto al área geotermal hay una zona de pic nic. Cogimos mesa, y a comer nuestros bocadillos y nuestras cervezas. Y después, un café en el gran centro comercial que hay junto a Geysir. Está claro que las zonas de turismo atraen inversión. En medio de la nada, un gran centro comercial con todos los servicios.
Siguiente punto de interés en el camino: la cascada Gullfoss. Situada a pocos kilómetros de Geysir, es impresionante. Por su caudal, por su forma, por el sonido que emite, por sus distintos miradores para verla desde distinta perspectiva. Tras aparcar, hay un mirador junto al parking donde se observa en todo su esplendor, encajonada entre dos penillanuras. Tras recorrer un sendero por la orilla izquierda, te acercas a la cascada y el sonido de la caida del agua es ensordecedor, unido a una bruma húmeda que te empapa. Desde aquí se observa los distintos niveles de caída. Y tras está parada, toca subir por una escaleras hasta la parte alta. Tanto en Geysir como aquí, si nos encontramos más gente. Y debo decir que aunque son lugares impactantes, la masificación resta puntos. No obstante, son lugares imprescindibles si vienes a Islandia.
Seguimos avanzando por la carretera y nos dirigimos ahora al crater de Kerid. Se trata de un cono volcánico creado hace unos cuantos miles de millones de años, y es el único lugar del círculo dorado donde hay que pagar para entrar. ¿Por qué? Porque está en una zona privada y claro, quiere sacarle provecho al asunto. Pero vamos, merece la pena visitarlo, porque te permite observar el crater desde la cima y realizar un sendero circular, para después descender por un sendero con escaleras hasta el fondo del crater, inundado de agua y formando un precioso lago. Las tonalidades rojizas y anaranjadas del crater junto al verde de la vegetación, y el azul verdoso del lago confiere un paisaje digno de ver.
Hora de regresar a Reykiavik. Tras una hora de camino, llegamos a las ocho y media aproximadamente al apartamento. Nuevamente preparamos una gran ensalada, un picoteo de embutido y unas buenas cervezas para amenizar la noche, antes de acostarse y continuar la aventura al día siguiente.