Tenemos por delante un día de ruta por Malta. Para no variar, el día amanece nuboso, con aparente intención de llover en cualquier momento.
Adecuamos nuestros planes a la predicción del tiempo y tras comprar nuestros pastizzi y cafés para el desayuno, cogemos el coche en dirección a la famosa blue grotto, el monumento natural mas famoso de Malta ahora que la ventana azul ya no existe.
La cueva azul está situada junto al pueblo costero de Qrendi. Normalmente, si el mar está tranquilo, los propios lugareños llevan a los turistas en sus barcas a dar una vuelta por el interior de la cueva. A veces, si el mar está revuelto, no entran en la cueva pero se acercan a verla. Si el mar está como nosotras lo encontramos... ni siquiera salen a la calle.
Sin embargo, poco antes de llegar al pueblo, hay un mirador con unas vistas increíbles de la cueva.
Viendo que no había mucho mas que ver, nos movimos unos kilómetros para echar un vistazo a los increíbles acantilados de Dingli. Normalmente también algunos lugareños acercan a los turistas desde el agua. Supongo que serían mucho mas impresionantes desde abajo.
Muy cerca de aquí tenemos el templo de Hagar Qim, pero no es una visita para hoy así que pasamos de largo para ir a uno de los lugares favoritos de los fans de Juego de Tronos. ¡La antigua ciudad de Mdina!
Accedemos a la ciudad por la misma puerta que Ned Stark y su familia accedieron a Desembarco del Rey, directos a la plaza donde Meñique tenía su prostíbulo. Mi madre vio a las prisas la primera temporada de la serie sólo para poder enterarse de lo que veía.
Dimos una vuelta por la ciudad, curioseando hasta que el cielo amenaza con caerse a trozos y decidimos que es buena hora para parar a comer. El elegido es Coogi's del que lamentablemente no tengo fotos. Recuerdo que comimos bastante bien, eso si. Pedimos un platter para compartir y creo que algo de pasta y arroz de segundos. No fue de los mas baratos del viaje, pero valió la pena.
Como seguía diluviando cuando salimos, decidimos realizar una visita al Palazzo Falson. Con la entrada nos dan las audioguías mas cómodas que he usado nunca. Un pequeño lector láser que detecta el punto de información y reproduce el audio en un pequeño altavoz.
Cuando la lluvia nos da un descanso, decidimos dar un último paseo por las callejuelas de la ciudad, llevando un cuidado tremendo porque ¡hay que ver lo que resbala el suelo de Mdina cuando está mojado! Estamos a punto un par de veces de acabar de bruces en el suelo.
Abandonamos Mdina con tiempo para visitar la famosa rotunda de Mosta. Se ha hecho conocida por su curiosa historia. Cuenta la leyenda que durante los bombardeos de la segunda guerra mundial, los lugareños se refugiaban dentro de la iglesia para estar a salvo. Un día, una bomba cayó sobre la iglesia, atravesando el techo... mas no explotó.
La bomba fue desactivada y expuesta en la iglesia.
(Cotilleando, nos enteramos de que muchos años después, uno de los pilotos que sobrevoló la zona ese día visitó la iglesia atraído por la leyenda... y dijo que la bomba que tienen expuesta no es de la misma clase que las que ellos portaban en sus aviones... que cada uno saque sus conclusiones)
Nos vemos obligadas a hacer una visita rápida porque están a punto de cerrar (cierra super pronto, sobre las 5 o las 6, como casi todo en Malta, así que si venís, madrugad!) y al salir nos apetece merendar, pues hemos comido bastante temprano.
Justo frente a la rotunda se encuentra The cake box una adorable cafetería con unos dulces de escándalo y columpios a modo de asientos en algunas de sus mesas. ¡La mejor red velvet que he probado hasta ahora!
Cuando salimos se ha hecho de noche y la Rotunda resulta ser tan impresionante de noche como lo es de día.
Volvemos a nuestro hotel tras un día en el que la lluvia no nos ha dado tregua y decidimos salir a explorar St. Julian por el lado contrario al que vamos todos los días. ¡Y descubrimos por qué no encontrábamos movimiento! Siempre hemos salido hacia el lado de la bahía, pero todo el jaleo se concentra en el interior.
¡Incluso encontramos un local especializado en churros y chocolate! No nos arriesgamos a probarlos, la pinta no era muy buena, todo sea dicho.
Al final nos decidimos por cenar en el Gozitan, un recomendadísimo restaurante de comida tradicional Maltesa.
Nada mas sentarnos a la mesa nos obsequian con un platter por parte de la casa que madre mía, que rico. El de mediodía había sido notable, pero este supera el sobresaliente.
Tras mi experiencia el día anterior con el cordero, mi madre se atreve a pedirlo esta vez y resulta ser un acierto. Yo me inclino por el pulpo y que voy a decir, no estaba mal, pero en Galicia lo saben preparar mejor... y para los que me hayan visto en la cocina, ¡yo también!
Es quizá el restaurante mas caro que probamos en este viaje (49€)y aún así calidad/precio está genial. Sabíamos que tenía precios mas elevados que otros en la zona, pero las recomendaciones eran tantas que no podíamos dejarlo sin probar.
Volvemos al hotel descubriendo todas las discotecas y garitos que no habíamos visto hasta el momento, así como decenas de sitios para fumar shisha. ¡Llegamos a ver una de mas de metro cincuenta conectada simultáneamente a ocho boquillas! Lo que nos podemos llegar a reír con las cosas curiosas que encuentra uno por ahí.
Otro día mas que la cama nos recibe con los brazos abiertos. ¡Mañana exprimimos nuestras últimas horas en Malta!