Nos levantamos no tan temprano esta vez. Tenemos las maletas bastante preparadas así que guardamos pijamas y neceseres, revisamos hasta el último cajón y nos despedimos de la que ha sido nuestra habitación los últimos cinco días.
Antes de partir, pasamos por nuestro establecimiento de pastizzi favorito y compramos los del desayuno... y unos cuantos mas para llevarnos a casa. ¡Los de ricotta son los mas ricos!
Bien abastecidas, cogemos el coche y repetimos el camino de ayer para ir a la Blue Grotto, pero nuestro destino es muy distinto. Los templos de Hagar Qim, un par de templos megalíticos datados entre 3600 y 3200 a.c. y son patrimonio de la humanidad. En teoría, son las construcciones mas antiguas de la historia levantadas por el hombre que aún se conservan. Si, incluso mas antiguas que Stonehenge o las pirámides de Guiza.
Al llegar hay un pequeño centro de visitantes donde hay algunas actividades y audiovisuales para entender mejor las ruinas. Creo recordar que fueron descubiertas alrededor de 1800, se excavaron y en menos de un siglo al aire libre poco mas y desaparecen. Tampoco es que las carpas que les han puesto encima sean la gran cosa, pero al menos han desacelerado un poco la destrucción de estos templos. Hay fotos en el centro de visitantes de como eran cuando los desenterraron y ahora... y madre mía. Mejor los hubiesen dejado cubiertos de arena, al menos los protegía.
A lo que íbamos. La entrada de adulto cuesta 10€, las de niños y jubilados algo menos. Incluye la audioguía.
Hagar Qim se compone de dos templos, uno mas antiguo que otro y mucho mas grande.
En uno de ellos hay un gran monolito que todavía no se explican como movieron para colocarlo allí. Algo mas de 5 metros de ancho y 42 toneladas de peso. ¿Acaso eran gigantes? Desde luego las teorías sobre los ritos satánicos, cuando estás allí y ves como están dispuestas las cosas en los templos, es bastante creíble.
De un templo al otro hay un par de minutos andando por un largo camino completamente recto. De normal no sería un problema, pero ojito si llueve, ¡que resbala! No veáis que show. No estábamos seguras de si ir al segundo templo, porque tenía pinta de que iba a caer una buena... pero al final nos arriesgamos y... cayó. Alargamos la visita al segundo templo todo lo que pudimos pero al final tuvimos que echar una carrera de dos minutos cuesta arriba en un camino que resbalaba mientras nos empapábamos. Lo dicho, un show.
Tras la visita a los templos no nos queda mas que hacer que volver al aeropuerto. Nuestro vuelo sale a mediodía y todavía tenemos que devolver el coche y comer algo.
Tenemos una pequeña peleílla con Goldcar, pero ¡gracias yo del pasado por hacer foto al panel! con enseñar la foto y el día/hora en que fue tomada, tienen que darnos la razón. Aun así, devolvemos el coche con mas gasolina de lo que nos lo llevamos, así que no se pueden quejar que aún salen ganando.
Como dije al principio del diario, el aeropuerto de Luqa es bastante pequeño, así que localizamos nuestra puerta de embarque rápidamente y cotilleamos un poco el Duty Free hasta que se hace la hora de comer y nos decidimos por un Hard Rock, que para como se come en los aeropuertos, no estuvo nada mal. No recuerdo lo que nos costó, pero similar a cualquier otro Hard Rock.
Al final, tanto que quisimos apurar para comer lo mas tarde posible, casi tenemos que correr hasta la puerta de embarque con la comida aún en la boca, pero llegamos a tiempo y una vez en el avión, ¡concluye nuestra visita a Malta!