NOV 26 SÁB.- POR LOS DESIERTOS DEL NORTE ✏️ Diarios de Viajes de Arabia SaudiSegundo día de recorrido: Hail, Sakakah y Dumat al Jandal. A eso de las cinco ya se escuchaba a los muecines llamar a la oración, por lo que, aunque el sol no salía hasta las 6:30, el día comenzaba bien temprano. Nuestra idea era estar listos...Diario: ARABIA SAUDÍ: 19 DÍAS Y 6.000 KM POR LIBRE⭐ Puntos: 3.8 (12 Votos) Etapas: 20 Localización: Arabia SaudiA eso de las cinco ya se escuchaba a los muecines llamar a la oración, por lo que, aunque el sol no salía hasta las 6:30, el día comenzaba bien temprano. Nuestra idea era estar listos hacia las 7:30 cuando tocaba emprender carretera hacia otra localidad o hacia las 8:00 cuando había que visitar la ciudad donde dormiríamos de nuevo. Salimos hacia Jubbah y en una hora y media (130 km) ya estábamos en la pequeña población buscando la zona de los petroglifos. Otro fracaso, pues además de no ver ni una indicación, cuando llegamos (hay que ir hacia el oeste hasta el final de pueblo) la zona, una vez más, estaba cerrada a cal y canto, sin que tuviera asomos de haber estado abierta hace poco. De nuevo a la autopista para llegar a Sakakah (a casi 300 km), donde intentaríamos ver lo principal de la ciudad: las columnas de Jajajil. Por el camino nos encontramos con un tren de mercancías y un poco más allá, con una estación ultramoderna en medio de la nada. En Arabia hay algunos trenes, uno de ellos el español de alta velocidad (famoso por las "famosas" comisiones) que va de Jeddah a La Meca, y luego en el norte, donde estamos ahora, hay otros tramos que recorren esta región; en cualquier caso todavía no existe tren entre las dos ciudades principales. Llevábamos nota de que las columnas están casi al final de una pista de tierra que sale hacia la derecha justo al lado de la refinería de Aramco, por lo que tras varios intentos de tomar esta o aquella pista (que no sentaron nada bien a los vigilantes de la refinería), dimos con un cartel ¡por fin! (en Arabia los carteles que informan de sitios culturales son de color marrón) que indicaba nuestro destino. Pero tras varios kilómetros por una carreterilla (medio asfaltada) terminamos en una pista de tierra con 3 brazos y sin más indicaciones, lo que nos dejó totalmente desorientados. Cerca había un criadero de camellos (supongo que para el turismo) por lo que pregunté allí por Jajajil, pero aunque me aplicaba en pronunciar lo mejor posible, no había forma de hacernos entender por los pakistaníes que allí trabajaban, hasta que llegó un 4x4 con un saudí joven que, aunque tampoco hablaba inglés, si pareció entenderme, sobre todo cuando le dibujé unas esquemáticas columnas de piedra, por lo que le dijo a uno de los pakistaníes que tomara una pickup y nos llevara hasta allá. Yo seguí a la camioneta durante varios kilómetros por pistas de tierra (imposible que hubiéramos llegado sin ayuda) hasta que en una de esas, cruzamos una carretera normal y tras unos 500 m el amigo paró y me indicó que tomara hacia la derecha. Aproveché para darle las gracias y casi pelearme para que aceptara una propina por su ayuda y, efectivamente, a unos 800 m del cruce apareció un pequeño edificio oficial con el cartel de la excavación, un recinto bastante grande, totalmente vallado, y que tampoco parecía que hubiera estado abierto (aunque aquí no parecía abandonado) hacía poco. Nos tuvimos que conformar con ver las columnas (hay una par de docenas, algunas de 2 m de longitud y parecen de piedra) a más que prudente distancia y tirar del zoom de la cámara para conseguir algunas fotos decentes. Ahora tocaba encontrar el castillo de Zaabal, que según mis indicaciones está al final de la carretera que atraviesa la localidad, así que rumbo norte y tras recorrer hasta 2 veces la calle principal hasta el final y no ver castillo alguno (que debía estar en lo alto de una pequeña colina), casi optamos por renunciar, pero ya puestos, seguimos unos minutos más por la carretera aunque se hubiera acabado el pueblo hasta llegar a otra población mucho más grande (luego vimos que ésta era la verdadera Sakakah) donde preguntamos en una gasolinera, en una tienda, en una confitería y hasta a un policía que estaba en su coche dormitando, por dónde se iba a la fortaleza de Zaabal sin que ninguna de las 4 veces consiguieramos una respuesta positiva. Vaya por delante que dicha edificación es la única de este tipo en la ciudad, y que por muy mal que pronunciara Zaabal, las explicaciones complementarias deberían haber conseguido que alguna de estas gentes imaginara que dos guiris quisieran visitar el único castillo importante de la zona. Desesperados nos dedicamos a circular por las calles más amplias intentando descubrir alguna montaña donde pudiera haber un castillo, pero sin resultado. Cuando ya decidimos dar la vuelta hacia el pueblo donde dormiríamos esta noche (a unos 50 km) vimos a lo lejos algo que podía ser lo que buscábamos. Efectivamente, poco a poco llegamos a los pies de una colina sobre la cual se alzaba una fortaleza, no muy grande, de planta casi cuadrangular y con varios torreones bien conservados, a la que tuvimos que conformarnos en fotografiar desde abajo, pues no dimos con acceso alguno que subiera hasta la misma. Terminada tan complicada visita volvimos hacia el suroeste camino de Dumat Al Jandal, donde nos esperaba el hotel Al Farhan, pero poco antes de llegar vimos un cartel que anunciaba a la derecha el “Lago de Dumat Al Jandal”, camino asfaltado y muy cuidado por donde nos metimos sin dudar. A los pocos kilómetros llegamos a una zona de descanso (con un resort, una instalación para caballos y creo que hasta un campo de golf), con mesas y césped para merendar, colindante con una apreciable extensión de agua de algo más de 1 km de lado, donde había familias tomando el sol y haciéndose fotos junto a varios jardines y un edificio a modo de embarcadero. Un sitio relajante e impropio de tierras tan desérticas, donde nos ocurrió algo digno de ser contado. Mientras yo miraba unos puestecillos donde vendían artesanía y comida, mi pareja se fue a hacer fotos a cierta distancia y entonces se le acercaron 3 mujeres, totalmente cubiertas por negras abayas, preguntándole una de ellas si podía hacerse una foto; sin más preámbulo, se le puso al lado para un selfie y rápidamente se levantó totalmente el velo dejando al aire una cara muy joven y sonriente; preguntada por qué hacía tal cosa dejó entrever con gestos que estaba harta del velo y sobre todo, del hombre que señaló (se supone que su padre) y que estaba de espaldas a unos 150 m. Esto quiere decir que las chicas jóvenes tienen ganas de ir enfrentándose a tan indignas costumbres hacia la mujer y que, posiblemente en una generación más, las abayas desaparezcan de Arabia Saudí. Llegamos al hotel, un 3 estrellas de una cadena saudí, que esta vez sí tenía aparcamiento y una habitación relativamente buena (aunque no muy grande) con moqueta no muy sucia, cama amplia (bien de colchón y sábanas), una butaca, frigorífico, aire acondicionado, algún mueble más y una TV enorme. El baño, como siempre, con la ducha en medio de todo (y junto a dos enchufes de pared que no presagiaban nada bueno cuando, casi con seguridad, se mojaran) aunque limpio, con inodoro y toallas en condiciones. En recepción no nos hicieron mucho caso porque en ese momento estaba jugando la selección saudí (creo que contra Brasil). Como todavía había luz salimos a pasear (el pueblo no tenía nada que ver) y en la esquina dimos con un horno donde compramos pan recién hecho (6 tortas por 2 SAR) y algo más allá con el mercado, donde había algunas fruterías y puestos de venta de dátiles, donde aprovechamos para comprar algo. Los dátiles, de los “pringosos”, buenísimos, unas bananas y unas mandarinas (marroquíes) amargas, sin jugo y con más huesos que un cementerio (aquí no se compran al peso, sino “en cajas”), pero todo a un precio más elevado que en España. En una de las tiendas indias, compramos algunas cosas, entre otras un bote de aceitunas ¡españolas! (allí no vimos olivos) y, en general, hay bastantes productos españoles importados. Además no es difícil ver por las autopistas camiones de matrícula española y con remolques rotulados con nombres y logotipos de empresas bien conocidas. Imagenes relacionadas Índice del Diario: ARABIA SAUDÍ: 19 DÍAS Y 6.000 KM POR LIBRE
01: ¿POR QUÉ ARABIA SAUDÍ?
02: ASPECTOS LOGÍSTICOS PARA VISITANTES EN ARABIA SAUDÍ
03: NOV 24 JUE y 25 VIE.- LLEGANDO A ARABIA Y PRIMEROS PASOS.
04: NOV 26 SÁB.- POR LOS DESIERTOS DEL NORTE
05: NOV 27 D.- LOS MEJORES PAISAJES ESTÁN EN MADA’ IN SALEH.
06: NOV 28 LUN.- VISITANDO LA CIUDAD VIEJA DE AL ULA.
07: NOV 29 MAR.- LLUVIA Y BARRO, OASIS Y PAMERALES.
08: NOV 30 MIE.- TUMBAS MILENARIAS EN HEGRA.
09: DIC 1 JUE.- A ORILLAS DEL MAR ROJO.
10: DIC 2 VIE.- A POCOS PASOS DE LA CORNICHE.
11: DIC 3 SAB.- LABERINTO DE CALLES Y CELOSÍAS EN BALCONES.
12: DIC 4 DOM.- UN DELIRIO DE COLECCIONES SOBRE CIENCIA Y TECNOLOGÍA.
13: DIC 5 LUN.- LA MECA: UN DESTINO PROHIBIDO.
14: DIC 6 MAR.- VENTANAS DE COLORES EN LOS RASCACIELOS DEL DESIERTO.
15: DIC 7 MIE.- FORTALEZAS OTOMANAS A DOS MIL METROS.
16: DIC 8 JUE.- MIL KILÓMETROS A TRAVÉS DEL DESIERTO SUR.
17: DIC 9 VIE.- LA CAPITAL DE ARABIA, PARA NOSOTROS SOLOS.
18: DIC 10 SAB.- RELIQUIAS DEL PASADO Y ARENAS ROJAS MUY CERCA DE RIYADH.
19: DIC 11 DOM.- PALACIOS Y FORTALEZAS AL LADO DE LA PLAZA DE LA MUERTE.
20: DIC 4 LUN.- DE VUELTA A CASA Y RESUMEN.
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