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Superado el ecuador del viaje dejo Delhi para coger un tren temprano a Haridwar.
Yo me creía que iba a dejar por fin el caos de ciudades como Delhi, Jaipur o Agra y ha resultado todo lo contrario. De Haridwar apenas había leído nada. Sabía que la gente decía que merecía la pena, que estaba cerca de Rishikesh y que hacían un ritual por la tarde en el rio muy bonito. Cuando el tren ha llegado a Haridwar ya me he mosqueado cuando por megafonía han dicho "Bienvenidos a la ciudad sagrada de Haridwar". Resulta que Haridwar es una de las siete ciudades sagradas del hinduismo y que todos los años recibe millones de peregrinos y turistas, total nada! Al salir de la estación de nuevo en el lío. Un caos de gente y tuktuks.
Tenía el alojamiento cerca de la estación y al llegar pues... del alojamiento mejor ni hablar. Hotel Hari Ganga. La habitación del terror. Jaipur era un lujo comparado con esto. Es inexplicable la puntuación de booking. Poco menos de 7 euros me cuesta. Como serán los alojamientos que en booking tienen menos de un 8 si este tiene un 9? Dramático. Ya en la habitación me quedo un rato recomponiéndome mentalmente y decido irme a comer al mejor sitio de Haridwar. Haveli Hari Ganga. Un lujazo el sitio. Para llegar se va recorriendo una especie de medina en la que solo venden productos hindúes. En el restaurante me han recibido poco menos que como si fuera un príncipe. He comido de maravilla por solo 13 euros. Es que esto no es ya ni un capricho de lo barato que es. El sitio tiene hasta su balcón privado mirando al Ganges y está decorado con cuadros de dioses hindúes, todo con un toque inglés. Vale que en la calle comes por 2 euros pero ¿Cuándo puede uno permitirse estos lujos por tan poco precio?
Después de comer me he metido de lleno en el pueblo. He ido recorriendo la orilla del Ganges en lo que llaman ghats. Los ghats son unas escaleras que sirven para que la gente se bañe. Bañarse en el Ganges en Haridwar se supone que te asegura la salvación. Es donde el Ganges deja el himalaya y se mete en la explanada de la India. La gente está a sus cosas, bañándose, pintándose, comiendo. Lo llamativo es que para ellos soy invisible, nadie me dice nada. Recorro el Ganges de puente a puente y termino en la calle principal de Haridwar. Leo en la Lonely que hay unos templos a los que se sube en teleférico. Me acerco a uno de los teleféricos y me encuentro un cartel digital que pone "Tiempo de espera 2 horas". Yo ya iba a irme cuando ha salido el chico de la ventanilla para decirme que había precio especial. Los dos templos con los teleféricos y el transporte de un templo a otro por 8 euros SIN COLAS. Lo había leído en la Lonely por lo que no era timo y lo he pillado. Una vez con el ticket solo he tenido que ir donde iba la gente. Cuando he llegado al primer teleférico el guarda me ha llevado a la zona sin cola y en nada estaba en el templo.
Este primer templo ha sido de las cosas que más me han chocado culturalmente. Vas andando por una zona de puestos de cosas hindúes y cuando llegas a donde te quitas los zapatos la cantidad de gente que hay es brutal. Estamos todos pegados los uno a los otros, no cabe ni un alfiler. Soy el único occidental. La gente está recitando canticos con pasión futbolera prácticamente todos a la vez. La masa de gente empezamos a avanzar. Entro en una especie de recinto en el que hay como capillas con un monje cada una. La gente se acerca a cada uno, se agachan hacen ofrendas y tiran dinero y el monje les da palmotazos en la espalda y les pinta la frente. En cuanto un monje me veía a mi le decía a la gente que me acercara. El monje me agarraba, me hacía sentarme, me levantaba, me daba ofrendas en forma de flores, me agachaba, me hacía tirarlas, me ha pintado naranja en la cabeza, me ha vuelto a agachar y palmotazo en la espalda para después soltar 50 rupias. La tercera capilla ha sido la más impactante. El monje estaba frente a un fuego, la gente se acercaba al fuego y respiraba el humo acercándoselo incluso con las manos. En un momento el monje me ha enganchado de la mano, me ha obligado a sentarme y agacharme, me ha incorporado, me ha dado un coco y una flor, otra vez agachado me ha hecho tirar el coco y la flor al fuego, para luego acercarme la cara al humo, pintarme la cara y soltarme un palmotazo en la cabeza. Se tienen que descojonar de nosotros porque mi cara era un poema. Vaya ostias me han dado, encima me veía que me quemaba las pestañas. No veas como arde una hoguera alimentada por cocos secos.
La masa de gente me ha llevado a dos capillas más. He intentado colocarme en el medio para que no me enganchara ningún monje más, aun asi me ha enganchado uno pero este ha sido tranquilo, me ha puesto una pulsera de hilo que veo llevan todos. Definir esto es que es difícil. Cuando ves rituales católicos los entiendes, los musulmanes también y los judíos medio medio pero es que aquí no hay nada con lo que pueda comparar para poder entender algo, aunque sea por el contexto. Además la pasión que desprenden los hindúes es brutal. Me ha parecido de lo más chocante de lejos. Lo más parecido si acaso que he visto de pasión fue en el santo sepulcro de Jerusalén, pero no tiene comparación la cantidad de gente y el hacinamiento que hay aquí, esto es una autentica pesadilla para un agorafóbico.
Cuando consigo salir del templo, me pongo las zapatillas y me bajo por el teleférico. La corriente de gente me lleva a una zona con autobuses, en donde me montan en uno y vamos al otro teleférico. Este nuevo templo ha sido ya una cosa más normal. Mucha gente pero sin llegar a estar apretados. El templo es una capilla principal y luego otras pequeñitas donde identifico algunos dioses. No ha sido la locura del primer templo, menos espectacular eso sí.
Ya de vuelta al pueblo viendo que quedaba una hora y media para el atardecer he ido al templo que hay a la orilla del Ganges. Aquí la gente se está bañando y preparando ofrendas, el Ganga Aarti se llama. Preparan una especie de barquito con hojas, ofrendas y una vela que luego irán al Ganges. Está lleno de mini templos donde entra la gente y fuegos. Me voy hacia donde parece que se van a poner los monjes y me quedo un rato sentado viendo el ambiente. 30 minutos antes del atardecer comienzan cánticos por megafonía y aparecen unos monjes. Estos se dedican a preparar las ofrendas y luego, entre cánticos van tirando cosas al rio. No es que tiren dos o tres cosas, tiran muchísimas cosas: flores, agua, leche, aceite, colorantes, arroz, etc. Va anocheciendo y mientras los monjes hacen las ofrendas mucha gente se acerca a la orilla y deja en el rio su ofrenda. El rio se va llenando de pequeñas velas encendidas corriendo rio abajo.
Después de las ofrendas de los monjes, todo el mundo se ha puesto como a rezar, repetían cánticos, levantaban las manos y aplaudían. Después del rezo, ya de noche, todos los monjes que había por el templo han cogido una especie de sartén grande con flores en formas de pirámides. Han empezado a tocar campanas y les han prendido fuego a las flores. Todo el templo se ha llenado de fuego y humo, mientras los monjes tocaban las campanas y le daban vueltas al fuego. Para terminar, los monjes se han metido entre la gente para dejar cada uno su fuego en el suelo. La gente iba hacia el fuego para respirar el humo, te empujaban para poder pasar incluso. Que no haya aquí un accidente es un milagro. Los monjes mientras tanto van tirando agua del Ganges a la gente. Vaya espectáculo. Y la cantidad de gente que hay es como si hubieran elegido nuevo papa. Lo impresionante es que esto pasa todas las noches, no es hoy un día especial, todas las noches miles de personas se juntan para esto. Increíble. No he visto ni un solo occidental en todo el día. Más auténtico imposible.
Cuando consigo salir del templo y ponerme las zapatillas voy hacía un bar que recomienda la Lonely. El bar resulta ser 100% local y está casi lleno. Me coloco en una mesa y me dan la carta. No estaba en ingles así que he pedido al azar. Lentejas picantes con dos tipos de panes, cena potente.
Entre muchedumbre y tuktuks llego a mi alojamiento, a la habitación del terror. Al llegar le he dicho al chico que como funcionaba el agua caliente. A la media hora me ha aparecido por la puerta con un cubo de agua caliente. Me he duchado a capazos, como cuando de pequeños cortaban el agua. Otro día intensito que yo me lo imaginaba de relax. Mañana voy a Rishikesh, la capital mundial del yoga, si aquello no es tranquilo me rindo.
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