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Hoy es el día que nos pegamos el madrugón. Ese que no te lo esperas porque no está programado, pero aun así sucede. Ese que tiene lugar cuando te equivocas al poner la alarma y esta suena una hora antes y no te das cuenta hasta que alguien desde otro país te dice que sí tenemos algún plan especial para levantarnos tan pronto. Y tú te quedas con cara de ¡¿qué me estas contando?! ¡No me fastidies que me he colado! Y es que a las 5h30 ya estaba en pie el primer turno, pero ya de estar levantada, pues hizo de tripas corazón y nos fue llamando en orden sin decirnos que era una hora antes, hasta que ya no lo pudo ocultar más… jaja…. Fuera 4ºC por cierto.
Y como a quién madruga, etc, etc… pues decidimos aprovechar la mañana y nos pusimos en marcha en cuanto estuvimos preparados. Así que para las 7h50 ya estábamos en la estación de Sanjo para montarnos en el tren que nos llevaría hasta el templo Daigoji.
El templo Daigoji está dividido en dos recintos separados: uno superior y otro inferior en la base occidental de la montaña. Sus años de construcción, se cree que fueron respectivamente, año 874 para el superior y año 904 para el inferior. Su forma actual es una reconstrucción que data de finales del siglo XVI o principios del XVII ya que fue destruido varias ocasiones por el fuego.
Fue reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 1994.
Y como a quién madruga, etc, etc… pues decidimos aprovechar la mañana y nos pusimos en marcha en cuanto estuvimos preparados. Así que para las 7h50 ya estábamos en la estación de Sanjo para montarnos en el tren que nos llevaría hasta el templo Daigoji.
El templo Daigoji está dividido en dos recintos separados: uno superior y otro inferior en la base occidental de la montaña. Sus años de construcción, se cree que fueron respectivamente, año 874 para el superior y año 904 para el inferior. Su forma actual es una reconstrucción que data de finales del siglo XVI o principios del XVII ya que fue destruido varias ocasiones por el fuego.
Fue reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 1994.
La pagoda que es espectacular, cuenta con cinco pisos (Goju-no-to) y fue construida en el año 951. No pudimos acceder al interior porque no se encontraba abierta al público, pero dentro se encuentran unas pinturas con un valor incalculable que hacen referencia al origen de las artes en el budismo esotérico japonés.
La entrada cuesta ¥1000 /7€ por persona y te facilitan una pequeña guía (en inglés) con un mapa del complejo donde están señalados los puntos de interés.
Nuestra visita se apartaba estrictamente del tema religioso y es que, en realidad habíamos leído que era un sitio privilegiado en los alrededores de Kioto para ver el momiji. No tuvimos suerte y desafortunadamente llegamos un poco tarde y encontramos los árboles bastante “pelados”. No obstante, no salimos nada desencantados porque el sitio es espléndido y, por ende, fotogénico.
Nuestra visita se apartaba estrictamente del tema religioso y es que, en realidad habíamos leído que era un sitio privilegiado en los alrededores de Kioto para ver el momiji. No tuvimos suerte y desafortunadamente llegamos un poco tarde y encontramos los árboles bastante “pelados”. No obstante, no salimos nada desencantados porque el sitio es espléndido y, por ende, fotogénico.
Cuando finalizamos la visita regresamos a la estación de Daigo sobre las 10h45. Teníamos intención de coger un tren hasta Rokujizu para luego coger la línea Nara hasta Uji. Pero antes de todo este ajetreo de trenes, re-desayunamos unos bollos que compramos en la estación (¥626 /4,5€).
Uji es una localidad conocida por su producción de té, en concreto y especial del té verde. Y solo tienes que darte un paseo por las calles que lleva al templo Byodo-in para imbuirte de su esencia. ¡Paraíso para las chicas! (Yo tengo que confesar que una simple infusión, con olerla, me produce nauseas. Pero sin embargo creo ya os comenté un poco más arriba, que el sabor de la repostería hecha con matcha, me encanta).
Y al poco de entrar en una de esas calles que os comento, encontramos una panadería donde todo era verde, por dentro, por fuera … Y ¡claro! ¿nos íbamos a resistir a probar alguna de esas delicias que nos llamaban desde el escaparate? Y con tanto polvo de matcha, yo no pude resistir un estornudo que puso perdida a la que tenía al lado … jaja… (¥756 /5,3€).
Como están acostumbrados a que aquí venga mucha gente de fuera, se pueden encontrar bastantes tiendas donde te aplican el tax-free. Donde ellas, finalmente, hicieron las compras, presumía de ser la tienda de té más antigua de Uji, con nada más y nada menos que 400 años de antigüedad. También hay locales donde te ofrecen probar un poco de té según vas pasando por sus aledaños.
Entre una cosa y otra nos dieron las 13h30 y normalmente hubiésemos ido ya a comer. Pero como habíamos ido picoteando aquí y allá, no teníamos mucha hambre así que decidimos ir directos a realizar la visita del templo.
Hay dos entradas: la general que sale por ¥600 /4,2€ por persona y una adicional pero optativa para acceder al Phoenix Hall por ¥300 (2€). Entregan una pequeña guía (en inglés) pero está la opción de descargarla en formato digital aquí.
El templo Byodon-in es el ejemplo perfecto de la arquitectura budista y fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1994. Además es conocido también porque aparece en la moneda de 10 yenes.
Fue construido en el año 998, inicialmente como una casa de descanso para la familia Fujiwara. Posteriormente, en el año 1052, el salón fue convertido en el actual templo Byodo-in, cuando el budismo empezaba perder adeptos. En 1053 se construyó el salón Amida, más conocido como Phoenix Hall.
Hay dos entradas: la general que sale por ¥600 /4,2€ por persona y una adicional pero optativa para acceder al Phoenix Hall por ¥300 (2€). Entregan una pequeña guía (en inglés) pero está la opción de descargarla en formato digital aquí.
El templo Byodon-in es el ejemplo perfecto de la arquitectura budista y fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1994. Además es conocido también porque aparece en la moneda de 10 yenes.
Fue construido en el año 998, inicialmente como una casa de descanso para la familia Fujiwara. Posteriormente, en el año 1052, el salón fue convertido en el actual templo Byodo-in, cuando el budismo empezaba perder adeptos. En 1053 se construyó el salón Amida, más conocido como Phoenix Hall.
La única parte (interior) del templo que se puede visitar es el Phoenix Hall, así que si no os apetece pagar los ¥300 para verlo, podéis pasear alrededor del templo y disfrutar del edificio por fuera porque es impresionante. Pero, os recomendamos visitarlo.
Para visitar el Phoenix Hall te dan entrada con hora reservada. Las normas son bastante estrictas. Se accede en un grupo pequeño. No se puede tocar nada, ni subirse a ningún sitio, se accede descalzo y está prohibido grabar o sacar fotos. La guía narra exclusivamente en japonés, pero, afortunadamente, te dan una pequeña guía, esta vez ¡sí! en español así que no te encuentras perdido del todo.
Según se pudimos leer, “el nombre de Phoenix Hall se le empezó a dar al comienzo de la era Edo porque se puede contemplar delante de la sala una figura con la forma de un pájaro extendiendo sus alas y en el tejado se pueden observar dos fénix”.
Según se pudimos leer, “el nombre de Phoenix Hall se le empezó a dar al comienzo de la era Edo porque se puede contemplar delante de la sala una figura con la forma de un pájaro extendiendo sus alas y en el tejado se pueden observar dos fénix”.
Al finalizar, dimos una última vuelta por los alrededores, atravesamos la tienda donde compramos alguna cosita y salimos de nuevo a las calles del pueblo. Total, que eran las tres de la tarde y aún no habíamos comido. Temíamos no encontrar un restaurante así no nos lo pensamos dos veces y entramos en uno que tenía buena pinta. El menú para los tres nos salió por ¥5100 /34,5€. Y sí, todo era muy verde…. jajaja
Acabamos tomándonos un heladito de postre que no pudo ser de otro sabor que ¿de? matcha. Iba a terminar saliéndonos literalmente por las orejas, pero ¡qué rico! Cada helado nos costó ¥280 /2€.
Aún quedaba un poco de luz así que nos dirigimos a cruzar el río Ujipor el puente Asagiribashi para visitar un par de templos que hay por esa zona. Por la hora que era ya, nos quedamos rápido sin claridad y decidimos regresar a la estación para coger el tren de vuelta.
De vuelta en Kioto sobre las 18h30 quisimos parar a comprar unos Taiyakis que son unos típicos dulces en forma de pez (besugo) rellenos de una pasta que originariamente era de judías dulces. Son bastante populares y nosotros pasábamos todos los días por delante del puesto así que no queríamos marchar sin haberlos probado. Nos salieron por ¥820 /5,6€.
No dejamos de pasar por el konbini para provisionarnos con el desayuno (¥1425 /10,7€). Como era relativamente temprano, quisimos subir a la azotea del hostel donde tienen una terraza chillout pero hicimos visita de médico. No hacía mucho frío, 9°C, pero hacía un viento que cortaba, así que huimos como cobardes. Pero el sitio lo tienen preparado muy chulo.
*** final del día 9 ***
Como hay cosas que más vale que no sucedan dos veces, al menos, no muy de seguido, nos aseguramos bien de la hora a la que habíamos puesto la alarma y sí, nos levantamos a la hora correcta. Con un cielo nublado, aunque no daban probabilidad de precipitaciones y unos tímidos 4ºC.
Nuestro plan para hoy es la visita al pueblo de Ohara, que se encuentra aproximadamente a 15km al norte. En coche se viene a tardar poco más de 20 minutos, pero en transporte público calculad que se tarda 1h. Se llega con el bus de la línea 17 y el precio del billete solo ida es de ¥510 /3,5€.
Decidimos venir hasta aquí porque habíamos oído hablar muy bien del pueblo y también nos lo recomendaron la pareja malagueña con la que coincidimos en Kurama. Así que ¿por qué no?
Nuestro plan para hoy es la visita al pueblo de Ohara, que se encuentra aproximadamente a 15km al norte. En coche se viene a tardar poco más de 20 minutos, pero en transporte público calculad que se tarda 1h. Se llega con el bus de la línea 17 y el precio del billete solo ida es de ¥510 /3,5€.
Decidimos venir hasta aquí porque habíamos oído hablar muy bien del pueblo y también nos lo recomendaron la pareja malagueña con la que coincidimos en Kurama. Así que ¿por qué no?
Llegamos relativamente pronto, sobre las 10h. El trayecto se hace algo tedioso sobre todo hasta que sale de la ciudad. Tuvimos suerte de ir prácticamente sentados desde el principio.
Esta zona ha sido conocida como Gyozan durante más de mil años. Es el lugar de nacimiento de Shomyo (sutra budista canto) y conocido como un lugar sagrado en la creencia de Jōdō (Budismo de la Tierra Pura).
Según nos bajamos del autobús, dirigimos nuestros pasos hasta el templo Sanzen-in. El templo Sanzen-in es un templo budista fundado por el monje Saicho, quien introdujo el budismo Tendai en Japón en 804. Se dice que Sanzen-in es una especie de templo itinerante ya que se ha mudado numerosas veces desde que se fundó en el año 860. Desde Sakamoto, al pie del monte Hiei-zan y el recinto Murasakino de Kioto antes de establecerse en su ubicación actual en Ohara durante la era Meiji (1868-1912).
Se le denomina templo Monzeki, debido a que es uno de los pocos templos cuyos principales sacerdotes fueron alguna vez miembros de la familia real. El precio de la entrada es de ¥700 /4,9€ y te entregan un folleto (en inglés) con un mapa y los puntos de más interés del templo. También hay versión digital, que podéis descargar aquí.
Esta zona ha sido conocida como Gyozan durante más de mil años. Es el lugar de nacimiento de Shomyo (sutra budista canto) y conocido como un lugar sagrado en la creencia de Jōdō (Budismo de la Tierra Pura).
Según nos bajamos del autobús, dirigimos nuestros pasos hasta el templo Sanzen-in. El templo Sanzen-in es un templo budista fundado por el monje Saicho, quien introdujo el budismo Tendai en Japón en 804. Se dice que Sanzen-in es una especie de templo itinerante ya que se ha mudado numerosas veces desde que se fundó en el año 860. Desde Sakamoto, al pie del monte Hiei-zan y el recinto Murasakino de Kioto antes de establecerse en su ubicación actual en Ohara durante la era Meiji (1868-1912).
Se le denomina templo Monzeki, debido a que es uno de los pocos templos cuyos principales sacerdotes fueron alguna vez miembros de la familia real. El precio de la entrada es de ¥700 /4,9€ y te entregan un folleto (en inglés) con un mapa y los puntos de más interés del templo. También hay versión digital, que podéis descargar aquí.
Shuheki-en Garden es famoso por su gran jardín de musgo rodeado de cedros. Fue renovado por Kanamori Sowa, un maestro de la ceremonia del té en la Era Edo. Para dos entusiastas del té verde, la casa que preside el jardín es el lugar indicado para tomarse uno preparado por manos expertas (¥1200 /8€).
En la visita pudimos ver el Kannon-do Hall que alberga una figura dorada de pie de tres metros de altura de Kannon. Rodeando esta sala, hay imágenes más pequeñas de Kannon. En este caso se tratan de dedicatorias de personas como símbolo de sus deseos.
Al lado del hall se encuentra el Jigen Garden, diseñado como réplica de terreno sagrado. Y contiguo al edificio hay una especie con estanterías con cientos, me quedo corto seguro, de figuritas (que hacen que te venga a la mente la imagen de los famosos Guerreros de Terracota) y que la gente pone a modo de ofrenda. Algunos de ellos, los personalizan con algo de decoración o escritura. Como no entendemos el idioma pues no sabemos que llegan a escribir.
Al lado del hall se encuentra el Jigen Garden, diseñado como réplica de terreno sagrado. Y contiguo al edificio hay una especie con estanterías con cientos, me quedo corto seguro, de figuritas (que hacen que te venga a la mente la imagen de los famosos Guerreros de Terracota) y que la gente pone a modo de ofrenda. Algunos de ellos, los personalizan con algo de decoración o escritura. Como no entendemos el idioma pues no sabemos que llegan a escribir.
Estos jardines de Sanzen-in son populares por dos motivos: por su manto de musgo, de un color verde muy intenso que lo recubre casi todo, y porque entre sus rincones viven unas pequeñas criaturas llamadas Warabe-jizo (niños pequeños). El reto es encontrarlas porque muchas de ellas pasan totalmente desapercibidas por lo bien mimetizadas que están con el paisaje. Ya imaginaréis, conociéndonos un poco, que pasamos un buen rato en su búsqueda, pero no éramos los únicos… jejeje
Decidimos salir del Sanzen-in cuando vimos que ya eran las 11h30 y nos acercamos a otro de los templos cercano Hosen-in, con 800 años de antigüedad y que presume de dos bonitos jardines. Al traspasar puerta de entrada lo primero que te encuentras es un pino de cinco ramas y unos nada desestimables 700 años, que sí lo ves desde este punto, su copa tiene “cierto” parecido con el monte Fuji.
Con el precio de la entrada (¥800 /5,5€) incluyen una degustación de té verde y un dulce de temporada. Repetimos ceremonia y según pone en su web “…no hay límite para la visita. Puedes sentarte en las esteras de tatami y mirar tu corazón cuidadosamente”. El té que veis solitario, es el que me correspondía, pero no se quedó sin beber…
Curioso y tétrico el hecho de que el techo de la sala por lo visto, se construyó con las tablas del suelo aceitosas y ensangrentadas, de un castillo donde se llevó a cabo un gran suicidio ritual para apaciguar a las almas perdidas.
Con el precio de la entrada (¥800 /5,5€) incluyen una degustación de té verde y un dulce de temporada. Repetimos ceremonia y según pone en su web “…no hay límite para la visita. Puedes sentarte en las esteras de tatami y mirar tu corazón cuidadosamente”. El té que veis solitario, es el que me correspondía, pero no se quedó sin beber…
Curioso y tétrico el hecho de que el techo de la sala por lo visto, se construyó con las tablas del suelo aceitosas y ensangrentadas, de un castillo donde se llevó a cabo un gran suicidio ritual para apaciguar a las almas perdidas.
Por último, accedimos a otro de los jardines, no muy extenso pero salpicado aquí y allá con detalles curiosos.
Sí os quedan ganas de templos, tenéis muy muy cerca el de Shorin-in pero nosotros pensamos en ese momento que ya habíamos bebido bastante té y solamente sacamos una foto desde el exterior para dar fe.
Quisimos engañar un poco a nuestros estómagos comiendo unos mitarashi dango, que son unas bola de arroz (mochi) con salsa de soja dulce. El precio lo podéis ver en el cartel ¥600, algo más de 4€.
Y nos echamos al monte dando un paseo hasta la cascada Otonashi, que andaba un poco escasa de agua por la época del año, pero aun así la pequeña caminata nos gustó. Está medianamente bien indicado. Nosotros dimos con ella así que …. Jeje … nos encontramos con otro chico que iba en nuestra misma dirección y se fio de nosotros o nos vio confiados, porque siguió nuestros pasos… jeje
Al bajar de nuevo a la zona habitada eran las 14h y decidimos comer allí mismo en uno de los restaurantes. Al no estar en temporada alta, no habíamos visto muchas alternativas (también estaban cerradas muchas tiendas) pero nos gustó el local que al que habíamos echado un ojo previamente. Nos decidimos por unos fideos soba (trigo sarraceno) con curry y arroz de guarnición. ¿El grado de picante? Normal. Claro que solo se nos ocurre a nosotros preguntarles a unos mexicanos que nos saludaron y que estaban comiendo en la mesa de al lado, sí su plato picaba (habían elegido lo mismo que nosotros queríamos pedir). Su respuesta fue que “para nada” … vale, era ¡soportable! Jaja… El precio de los tres platos fue de ¥3000 /20,5€.
Para concluir la visita a Ohara nos encaminamos al lado oeste del rio Takano donde se encuentra el templo Jakko-in. Dice la leyenda que fue construido durante el siglo VII (periodo Nara) por el príncipe Shotoku Taishi para llorar la pérdida de su padre. Desde 1186 ha sido un convento y se asocia a la clásica enemistad y rivalidad entre los clanes Taira (Heike) y Minamoto (Genji).
Durante la decisiva batalla naval de Dannoura, cerca de la actual Shimonoseki, los Taira cayeron derrotados y la emperatriz Kenreimon se arrojó al mar siguiendo los pasos de su madre que sostenía a su hijo pequeño, el emperador Antoku.
Kenreimon fue rescatada por los Minamoto, se retiró a Kioto donde se afeitó la cabeza y se convirtió en monja para dedicar su vida a la oración hasta el momento de su muerte en 1213.
La entrada es de ¥600 /4,2€ por persona. Te entregan una pequeña guía en inglés con un mapa que tiene un recorrido sugerido y con los puntos interesantes señalados.
Durante la decisiva batalla naval de Dannoura, cerca de la actual Shimonoseki, los Taira cayeron derrotados y la emperatriz Kenreimon se arrojó al mar siguiendo los pasos de su madre que sostenía a su hijo pequeño, el emperador Antoku.
Kenreimon fue rescatada por los Minamoto, se retiró a Kioto donde se afeitó la cabeza y se convirtió en monja para dedicar su vida a la oración hasta el momento de su muerte en 1213.
La entrada es de ¥600 /4,2€ por persona. Te entregan una pequeña guía en inglés con un mapa que tiene un recorrido sugerido y con los puntos interesantes señalados.
Volvimos a la parada del autobús paseando tranquilamente. Habíamos consultado previamente los horarios y teníamos uno a las 16h. Procuramos no llegar justos de tiempo para no quedarnos sin sitio.
La vuelta la hicimos prácticamente de noche así que no vimos demasiado paisaje. Al llegar a la estación principal de Kioto, pasamos por la oficina de correos que se encuentra, en el exterior, en uno de los laterales, para mandar nos paquetes a dos amigas surcoreanas que tiene Anna. Pensamos que, ya de haber venido a Japón, tardarían menos en llegar que sí los mandaba desde España. Tardamos un ratito en hacer las gestiones pero la persona que nos atendió, estuvo pendiente de que los hiciésemos correctamente. Así que los paquetes, llegaron un par de días después a su destino.
Antes de coger el bus para volver al hostel, nos pasamos por Mister Donuts para comprar un poco de vicio para desayunar. Sabíamos previamente que estaban en promoción con la serie de Pokemon así que nos agenciamos un divertido pack que nos costó ¥2575 /17,5€.
La temperatura en la calle arañaba apenas los 8°C así que optamos por cenar caliente y buscamos un restaurante de ramen. Lo acompañamos con unas gyozas. El menú para tres nos salió ¥4960 /34€.
*** final del día 10 ***
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