Aquí la gente tampoco madruga. Hasta las 7 no ponen el desayuno así que, aunque me levante antes, toca esperar.
Ha amanecido despejado y parece que va a hacer bueno. El desayuno, al menos, es contundente, bufet libre de huevos, queso, jamón y frutas varias. He desayunado bien fuerte porque para comer llevo poca cosa.
Aquí os dejo el enlace a la ruta de Wikiloc. TRACK DE LA RUTA
Hoy la ruta consiste en subir al Morro do Castelo y luego bajar por el río viendo varias cataratas. La subida al morro es por bosque y cómoda. Se ve bastante pájaro, una especie de roedor parecido a las guatusas de Centroamérica y una especie de mono pequeñísimo, el tití de orejas negras que tiene un llamado que parece el de un pájaro pero si te paras los ves entre las copas. Hay vistas al morro gemelo al del castillo y al valle de Pati.
Una vez arriba del morro hay una cueva enorme. La cueva atraviesa el morro entero. Es una caverna de unos 200 metros de largo donde se va en oscuridad total. Con la ayuda del móvil se va andando hasta el final, para salir de la cueva medio trepando. A la salida todo es una pedrera enorme. Hacia la derecha hay un mirador espectacular al que se llega destrepando, y con bastante cuidado porque las piedras están tan mojadas y resbalan como un demonio. Las vistas son de las que justifican el esfuerzo de lejos, son abrumadoras, un valle brutal con un silencio absoluto. En el otro lado del morro hay otro mirador, algo menos espectacular aunque muy panorámico.
Después de echar un buen rato entre los dos miradores he bajado cruzándome con un par de grupos con guía que suben. He bajado hasta el río y me he desviado hacia las cataratas por un bosque precioso de quaresmeiras y unas vistas de postal. Aquí ha empezado a llover pero de una forma rara, hace un soletón de narices pero llueve bastante. No termino de entenderlo bien. He bajado por el río hasta la primera cascada donde me he comido las dos cosas que llevaba. He seguido hacia la siguiente catarata y aquí he pasado un momento malo de narices.
El río es un cañón estrecho por el que se va andando, saltando entre piedras y cruzándolo varias veces. De golpe se ha oscurecido todo y ha empezado a diluviar con una cantidad de truenos y rayos brutales, muchos caían cerquísima y se escuchaban como explosiones. En la segunda cascada el diluvio era ya extremo, me he empezado a preocupar porque estar en un cañón con semejante aguacero no es la mejor idea. Bajo una piedra frente a la catarata me he parado a recapacitar, se veía claramente cómo el agua del río cada vez iba más fuerte, así que no hay más opción que salir de ahí. Justo en ese momento han llegado dos senderistas con el guía, el guía iba tan tranquilo pero los dos senderistas llevaban cara de pánico. Han llegado para ver la cascada y volver así que he aprovechado para volverme yendo delante de ellos, por si me caigo en las piedras o se lía parda al menos llevar alguien detrás que me ayude. He estado 20 minutos bajando por el río bajo el diluvio del fin del mundo. Las piedras en las que antes me podía apoyar sin mojarme ahora las cubre el río, me he dejado de remilgos y he metido las botas en el agua por donde podía para salir cuanto antes porque me veía que se liaba pardisima, una crecida y me lleva por delante. Los truenos caían como si fueran tracas, junto con los relámpagos que me tenían con el culo apretado. He salido por fin del río en un barrizal tremendo. Al poco, como si del show de Truman se tratara, la tormenta se ha ido y me he encontrado junto a los otros dos senderistas y su guía bajo un sol de escándalo y chorreando hasta las cejas todos. No nos ha quedado más remedio que, aun sin compartir el idioma, reírnos a lagrima viva mientras veíamos las pintas que llevabamos entre el barro y el agua.
Me ha quedado una catarata por ver pero viendo la situación lo más inteligente ha sido salir por patas del río. Empapado he vuelto al refugio a eso de las 15:00. Me he quitado toda la ropa y la he puesto a tender. Me he pegado una ducha, me he pedido una Coca-Cola helada y me he tumbado al sol destrozado de la tensión. Qué manera más bestia de llover. Yo creo que es la tormenta eléctrica más gorda que he vivido.
Según pasaba la tarde iban llegando otros senderistas igual de mojados. A una brasileña y su guía les ha pillado en lo alto del morro do castelo. La brasileña habla español y me dice que caían rayos por todas partes y su guía le ha hecho bajar a corriendo, venía de barro hasta la cabeza la pobre. Hablando luego con el guía dice que todos los años en Chapada hay 7 muertos de media, a veces han sido por rayos y muchos ahogados en crecidas. Suena un poco a que se ha marcado un farol pero me lo puedo creer. (Ya con internet he buscado muertos en Chapada Diamantina y, efectivamente, el guía se había marcado un farol gordo. Hay noticias de muertos pero no de los 7 muertos al año que decía.). Se da mucho lo de meterte miedo para crear la sensación de depndencia hacia el guía.
A la noche, después de cenar, se ha vuelto a echar encima otra tormenta eléctrica. Los relámpagos eran como los flashes de los paparazzi en un photocall. Me he puesto los tapones hasta el tímpano y aun así notaba los truenos de lo que retumbaba. Como mañana amanezca así no sé lo que haré. Le he preguntado en la cena al guía y dice que no me preocupe, que por la mañana no llueve... Difícil de creer cuando hoy me ha caído el apocalipsis. Al final se ha quedado una ruta memorable todo sea dicho.
Te mandé estrellitas anteriormente, pero había olvidado dejarte comentario