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El recorrido visitable es un sendero de unos 1.500 metros de longitud por la orilla del caudaloso río Tala, que es un afluente del río Kwai, en el que desemboca poquito más abajo.
En la época seca, que es cuando hicimos la visita, el caudal del río disminuye, lo cual hace que las cascadas tengan menos agua pero, por contra, ésta está completamente transparente con un bonito color azul claro. Según nos dijo la guía, en época de lluvias el agua se vuelve más turbia y de color achocolatado por las avenidas.
La primera de las cascadas se sitúa sólo a 20 metros del inicio del sendero y es, por tanto, la más concurrida de todas, pero en ella no está permitido el baño. Su nombre es Lai Kun Rang y se compone de varios saltos hasta llegar a una poza de poca profundidad.
Continuando la subida por un camino fácil, a 150 metros de la anterior se encuentra la segunda cascada, llamada Wang Mat Cha. En ésta si está permitido el baño y, como el día era muy caluroso, aprovechamos para darnos un chapuzón.
Su poza, de mayor tamaño que la de la primera, más profunda y está llena de peces que, si te quedas quieto, te picotean para comerse la piel muerta. Hacen un magnífico trabajo de podología.
Continuamos el ascenso, algo más pendiente que hasta ahora, pero no excesivo y pasamos un salto que sería una pequeña cascada que no contabiliza entre las siete. A 220 metros desde el inicio del sendero está la tercera cascada, llamada Pha Nam Tok, ¿quizás la más bonita?.
De ella no podemos tener una vista frontal, porque habría que meterse en su poza profunda con el salvavidas y nadar con una mano para llevar en la otra la cámara o el teléfono. Mejor no, nos quedamos con la foto lateral desde la orilla, que también está muy bien.
Ahora toca avanzar algo más hasta llegar a la cuarta cascada: 300 metros y ya empezamos a subir bastante más. Esto hace que también empiece a disminuir mucho el número de los que nos decidimos a continuar. Hay que decir que muchos de los visitantes son personas mayores y niños que buscan la diversión en las pozas de las primeras cascadas.
La cuarta cascada, llamada Oke Nang Phee Sue, al no tener caída libre, resulta menos vistosa en la época seca, con menos caudal de agua, que es cuando estuvimos.
Entre la cuarta y la quinta cascadas hay una distancia de 600 metros, y es la parte más vistosa del sendero entre cascada, discurriendo por una selva muy frondosa con saltos y rápidos en el río.
La quinta cascada, llamada Buar Mai Long, está a 1.120 metros desde el inicio del sendero y ya fuimos pocos los que llegamos hasta ella. Aquí la misma pregunta que en la segunda y la tercera: ¿es ésta la más bonita de todas?
No me atrevo a decir si esta es la más bonita, pero por el entorno y el paisaje del sendero hasta llegar a ella, a mi es la que más me gustó
La sexta cascada se llama Dong Pruk Sa, está a 300 metros de la quinta, tras una subida más pendiente. Tiene varios saltos escalonados, en esta época con poca agua.
En mi blog, al que pondré un enlace en la próxima etapa, que será también final de este diario, podéis ver muchas más fotos de todas las cascadas y del sendero que las recorre.
Y, finalmente, después de otros cien metros de fuerte subida, llegamos a la séptima y última cascada, llamada Phu Pha Erawan, que es la que peor perspectiva para fotografiarla tiene de todas (no quiere esto decir que sea la menos bonita).
En total, hay un desnivel de 220 metros entre la primera y la séptima cascadas, un recorrido con una vegetación exuberante y el sonido del las aves y el rumor del agua al caer por los saltos y cascadas.
Después de descender por el mismo camino de subida, parando a ver algunos monos en los árboles y tomando algún baño para refrescarnos, nos quedamos a comer (mucho arroz) en el mismo parque y emprendimos retorno a nuestro hotel en Bangkok.
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Sería para ir tranquilos y reservar hoteles con piscina para tomarnoslo con calma. En principio la idea sería ir entre 21 y 24 días 
