Mas carretera por delante. Hoy nos dirigimos a Nashville. A toro pasado no se yo si repetiria. Nashville quizas haya sido la gran decepcion del viaje. Cuando hicimos la planificacion no nos dimos cuenta que nuestra llegada a la ciudad coincidia con un macrofestival de musica de ahi los precios abultados del alojamiento y la dificultad para conseguir uno mas o menos cerca del centro y la locura que nos encontramos en sus calles.. Nos tocaba salir de St.louis y despues de que nos robaran la cartera en el hotel de las artes por un desayuno normalito por el que no sablaron de lo lindo, aprovechamos para ver primero el Gateway Arch.
Paramos a medio camino de Nashville en Paducah que dio la casualidad que tenia el The National Quilt Museum que aprovechamos para visitar antes de comer a peticion de la jefa. No es algo que me interesa de manera particular pero hay que reconocer que es un trabajazo y que los resultados a veces son espectaculares.
Curiosamente en todas estas ciudades el centro neuralgico se encuentra todo junto con la gasolinera. Un parking, una gasolinera y un monton de sitios para comer rapidamente antes de pasar por el centro comercial. Nosotros nos metimos en Jasmine Paducah Thai Cuisine and Sushi Bar que sin ser nada del otro mundo y con unas raciones gigantes sirvio para matar el hambre y olvidarse un poco del pollo frito.
Justo antes de entrar en Nashville nos acercamos a la zona residencial de Hendersonville, donde desde fuera vimos la antigua residencia de los Cash, regalo del gran Solomon Burke y que se quemo en un incendio, y luego presentamos nuestros respetos en sus respectivas tumbas
Y finalmente Nashville. Nuestro hotel, el Placemakr Wedgewood-Houston, era un apartamente de modernillos en una especie de urbanizacion de modernillos. Con un restaurante de modernillos que probariamos al dia siguiente y una tienda de comestibles de modernillos. Lleno de gadgets y comodidades la verdad. Pero como os decia con el precio inflado, 484 euros por dos noches. Salimos a patear la ciudad o eso creiamos porque a medida que llegabamos al centro, calles cortadas y ordas de personajes transitaban bebiendo y gritando, con sus botas vaqueras y sombreros de cowboy. La calle Broadway era una cacofonia insufrible con sus garitos con la musica a todo trapo que se solapaban con los ruidos de la misma calle. Le hicimos foto al mitico Ryman e intentamos camuflarnos con el entorno. Como era normal encontrar algun sitio donde cenar fue una tarea herculea. Finalmente acabamos en el Blue Sushi Sake Grill, un japones malo donde nos volvieron a clavar inmisericordemente. Al salir fuimos directos al garito que nos habia recomendado el taxista de St. Louis y estuvimos un rato en el Robert’s Western World, quizas la mejor musica que escuchamos en garitos de todo el viaje.