Ya vemos en lontananza el faro que conforma la referencia del puerto antiguo de Chania por lo que nos dirigimos a él a través del malecón veneciano.
[align=center]MALECÓN DEL PUERTO VENECIANO DE CHANIA EN LA ISLA DE CRETA
[align=center]MALECÓN DEL PUERTO VENECIANO DE CHANIA EN LA ISLA DE CRETA
Desde el rompeolas arranca el paseo y se puede tomar un camino inferior u otro superior, dependiendo de las vistas que se quieran tener. Hay que tener en cuenta que hay estrechamientos y que en algunos tramos hay que subir y bajar pero es relativamente cómodo teniendo una movilidad normal y nosotros lo que hicimos fue alternar recorridos a la ida y a la vuelta.
Pasados unos 15 minutos se llega al faro veneciano.
El faro veneciano original se construyó a finales del siglo XVI para proteger el puerto. Se podría conectar una cadena desde la base del faro hasta la fortaleza de Firkas para cerrar el puerto. Durante la ocupación turca, el faro cayó en mal estado y finalmente fue reconstruido entre 1824 y 1832 en forma de minarete. El faro moderno a menudo se conoce como "egipcio" porque fue construido durante una época en la que Creta estaba ocupada por tropas egipcias que apoyaban al debilitado Imperio Otomano contra los rebeldes cretenses. La base del faro sigue siendo la base veneciana original, aunque el León de San Marcos que fue tallado allí ya no existe.
Recorremos la zona y desandamos el camino. El cielo se ha empezado a encapotar pero la temperatura sigue siendo buena. Esperemos que nos dé tregua la climatología….
Tomamos la parte interior del puerto veneciano y recorremos su enlosado rodeados de calesas que hacen la ruta del puerto y que parece que tienen bastante aceptación. Nos encontramos a continuación con la Mezquita de los Jenízaros.
La Mezquita Kucjk Hassan (o Mezquita de los Jenízaros) es el edificio otomano más antiguo de Creta. Fue erigido en 1645 cuando los turcos capturaron Chania. El edificio dejó de funcionar como mezquita en 1923 y el minarete fue destruido durante los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial. Desde entonces la mezquita se utilizó para diversos fines (café, restaurante, oficina de turismo). En los últimos años fue renovado y se ha convertido en un espacio para exposiciones.
Estuve viendo en su momento que en los meses de verano, los martes por la noche, se realizaban bailes tradicionales cretenses junto a la mezquita y ello hubiera sido digno de ver si hubiéramos estado por allí haciendo noche. Cosas que se pierde uno....
Antes de pasar al museo marítimo callejeamos por la Plaza Eleftherios Venizelos y la calle Halidon y hacemos algunas compras. El Minotauro está presente por doquier y en todas las formas de souvenirs que se pueda uno imaginar por lo que hay para elegir de manera sobrada. Por esta zona ya hay muchísima gente pero al menos se puede caminar sin mucho agobio si lo comparamos con la experiencia traumática de ayer en Mykonos.
Llegamos al Museo Marítimo de Creta en la calle Akti Koundourioti, junto al fuerte Firkas. La entrada son 4 Euros. Más información en su web - mar-mus-crete.gr/en/the-museum/
Este museo, en la punta de tierra al otro lado del canal desde el faro en un edificio rojo construido por los venecianos y utilizado como prisión, recoge la relación centenaria de Creta con el mar, desde los minoicos, pasando por los períodos bizantino, veneciano y turco, hasta llegar a la invasión alemana de la isla durante la Segunda Guerra Mundial. Distribuida en dos plantas, la colección incluye presentaciones en vídeo, modelos de barcos, pinturas, fotografías y equipos náuticos.
Entramos al museo y realizamos la visita a las salas. Es pequeño, por lo que no se hace demasiado pesado, y tiene de todo un poco abarcando desde la más remota antigüedad hasta nuestros días. En la planta baja se recoge la parte más antigua con maquetas bastante logradas.
Subimos a la planta primera del museo donde está la parte más moderna y le damos al telégrafo que tienen como elemento interactivo o al timón de un barco torpedero. Pasamos por fin a la sección que tengo especial interés en visitar y que es la dedicada a la Batalla de Creta, englobada en la Operación Mercurio de la 2ª Guerra Mundial.
Dice la Wikipedia que la batalla de Creta se produjo entre mayo y junio de 1941 y supuso la ocupación de la isla griega de Creta por parte del ejército alemán durante la Segunda Guerra Mundial. El origen de esta batalla se encuentra dentro de la campaña de los Balcanes. Tras el ataque italiano a Grecia y con la conformidad del gobierno griego, tropas británicas se establecieron en la isla de Creta a principios de noviembre de 1940 para impedir que fuese ocupada por las tropas del Eje. Aunque los griegos rechazaron inicialmente a los italianos en la Grecia continental, la intervención alemana terminó con la resistencia aliada en el continente, forzando a reembarcar a las tropas británicas que apoyaban a las griegas. Muchas fueron evacuadas a Creta, por lo que en mayo de 1941 había en la isla unos 43.000 soldados entre griegos, británicos, neozelandeses y australianos. La posesión de la isla era muy importante para el Reino Unido puesto que conservaba unos excelentes puertos en el Mediterráneo oriental y constituía un peligro en el flanco suroriental del Eje, en un momento en el que se disponía a invadir la Unión Soviética.
La invasión de la isla fue llevada a cabo por 4.500 paracaidistas alemanes que tardaron menos de dos semanas en ocuparla. Los británicos evacuaron sus posiciones protegidos por la Royal Navy, la cual sufrió fuertes pérdidas. Creta permaneció en poder de los alemanes hasta que su guarnición capituló en mayo de 1945.
La invasión de Creta fue la primera vez en la historia en que se realizaba un ataque a gran escala con tropas paracaidistas sin intervención de tropas terrestres. Los alemanes, gracias a contar con superioridad aérea, consiguieron transportar suficientes unidades como para derrotar a la guarnición que defendía la isla —más numerosa que los atacantes— y desbaratar la defensa naval británica, que había impedido hasta entonces a la Armada alemana acercarse a ella. Aunque la invasión se llevó a cabo con éxito, se produjo una gran cantidad de bajas entre las filas alemanas, por lo que Hitler prohibió que se repitiera una operación de este tipo. Sin embargo, los aliados tomaron buena nota del potencial de este tipo de tropas y empezaron a desarrollar sus propias unidades aerotransportadas, que tendrían gran importancia a lo largo de la guerra, como por ejemplo en el desembarco de Normandía.
La zona dedicada a la batalla es prolija en detalles, documentación y objetos de la época y allí me podría haber quedado la mañana entera, así como en el resto del museo. Me hace especial ilusión la mención al batallón maorí englobado en el contingente neozelandés porque es mítica en el mundillo la acción de estos hombres por la cual, tras bailar la “haka”, la canción de guerra de los maoríes, asaltaron a punta de bayoneta una posición alemana de manera exitosa, haciendo huir a sus defensores.
Para más abundamiento:
Salimos del museo y el cielo estaba ya enladrillado. Miramos el pronóstico y la amenaza de lluvia se ha adelantado. Tenía idea de haber subido al fuerte de Firkas para verlo y echar fotos desde las alturas pero como ya vamos justos de tiempo lo desechamos.
El siguiente punto del itinerario es darnos un baño en la playa de Nea Chora por lo que avanzamos, bordeamos la costa por el paseo marítimo y llegamos a la playa, donde no hay un alma. Mi acompañante, como la temperatura sigue siendo buena, se mete en el agua y parece que está a una temperatura correcta. Objetivamente hablando es mejor playa que la de ayer en Mykonos: arena más fina, pendiente sostenible una vez que te metes en el agua y servicios propios de playa como socorrista o duchas, cosa que la de ayer carecía por completo.
Pues como nos turnamos para no dejar las cosas solas en la arena, pese a no haber nadie por allí, cuando me llega la vez sucede lo que tenía que pasar: se pone a llover de manera importante…. Decía el filósofo de la tierra Tales de Mileto que “El agua es el principio de todas las cosas” y tiene toda la razón porque fue el principio de que rápidamente fuera salir del mar uno, empacar todos y salir pitando de vuelta al barco. Menos mal que hemos echado en la mochila los chubasqueros, por si acaso, y ello nos libra bastante del aguacero pero estamos algo lejos aún de la parada del autobús y todavía tenemos que parar en un supermercado a hacer compra de regalos alimentaria, además de recorrer alguna callecilla con encanto de la parte antigua.
Se empieza a complicar el día. Al final a lo mejor le tenemos que dar la razón al chiste malo:
¿Qué tal Grecia?
Grecia genial, pero Creta un asco.
¿Un asco Creta?
No, gracias, ya he cenado.
¿Qué pasará? ¿Qué misterio habrá? Lo sabremos en la siguiente etapa.[/align]