Amanece un nuevo día y estamos atracados en Argostoli, la capital de la isla de Cefalonia. A lo tonto ya llevamos la mitad del viaje y se está pasando en un suspiro. Mirémoslo de manera positiva y pensemos que aún nos queda la mitad de estas vacaciones.
En la mitología griega, Céfalo de Tórico era el bisabuelo paterno de Ulises, el héroe homérico protagonista de la Odisea. Céfalo ayudó a Anfitrión de Micenas, nieto de Perseo y bisnieto de Zeus, en las confrontaciones tebanas recibiendo como recompensa una isla bañada por el mar Jónico, cuyo nombre deriva de este personaje mitológico. Cefalonia está muy próxima a Ítaca, la patria del mencionado Ulises.
Argostoli, conocida antaño por sus edificios venecianos y sus estrechas calles peatonales, cambió su configuración por los daños producidos a resultas de la 2ª guerra mundial y, sobre todo, por el terremoto de 1953. Ahora es una ciudad contemporánea donde su vida portuaria aparece rodeada de vegetación mediterránea. Como hito que nos pueda tocar de cerca, a finales del año 1500, nuestro Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, a petición del dogo de Venecia, sitió el castillo de la ciudad, expulsó a los 700 jenízaros que protegían la fortaleza y devolvió la ciudad y la isla a la Serenísima República de Venecia.
Argostoli, conocida antaño por sus edificios venecianos y sus estrechas calles peatonales, cambió su configuración por los daños producidos a resultas de la 2ª guerra mundial y, sobre todo, por el terremoto de 1953. Ahora es una ciudad contemporánea donde su vida portuaria aparece rodeada de vegetación mediterránea. Como hito que nos pueda tocar de cerca, a finales del año 1500, nuestro Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, a petición del dogo de Venecia, sitió el castillo de la ciudad, expulsó a los 700 jenízaros que protegían la fortaleza y devolvió la ciudad y la isla a la Serenísima República de Venecia.
Cuando estuve buscando información sobre esta escala tampoco es que tuviera mucho que ofrecer sin tener que desplazarse bastante a lo largo de la isla. Por tanto, o nos la tomábamos como un 2º día de navegación disfrutando sin gentío de las piscinas e instalaciones mientras el pasaje se iba de turismo o dábamos un paseo por el casco urbano para echar un rato sin mayores expectativas. Al final, se impuso una mezcla de ambas: no madrugar excesivamente, ver alguna cosa para estirar las piernas y volver al barco para deleitarse de lo que nos ofrece el barco sin mucha gente alrededor.
Por tal motivo le propongo a mi acompañante matar hoy 2 pájaros de 1 tiro: como no tenemos prisa en desembarcar, podríamos bajar al comedor principal a desayunar para que también tenga esta experiencia y catar los huevos benedictine y las tostadas francesas verdaderas que aparecen en el menú de desayuno de este lugar.
En efecto, entramos en el comedor y nos acompañan a una mesa cerca de un ventanal desde donde se divisa la zona de atraque. Nos acordaremos de ella a no mucho tardar...
Nos traen el menú de comida y nos piden qué queremos tomar. Pedimos los cacaos y cafeses de turno así como un plato de fruta y los mencionados benedictine y tostadas. Hay que decir que aquí se lo toman con tranquilidad por lo que desayunar en el comedor principal es para no tener prisa y si la hay para eso está el bufé. Nos traen los platos y una de cal y otra de arena: los huevos benedictine están deliciosos pero las tostadas francesas son otro bluff (ya no es pan de molde como las del bufé pero no están esponjosas por lo que pierde su gracia). Bueno, así hemos variado hoy la rutina de ir a desayunar al Windjammer.
Tranquilamente subimos al camarote, cogemos los pertrechos y bajamos a tierra. El itinerario de esta mañana va a ser el siguiente:
. Katavothres
. Faro de Agioi Theodori
. Cartel I love kefalonia
. Calle Lithostroto
. Iglesia Agios Spiridon
. Punto de avistamiento de tortugas
Hoy no hay información de baños públicos al estar todo muy cercano y próximo al barco.
Bajamos del barco y cruzamos la gran pasarela que une el muelle con la terminal propiamente dicha. Flanqueando la zona hay una serie de banderas de países comunitarios y como por allí anda la nuestra pues inmortalizamos el momento, haciendo patria allende los mares (al vernos otros compañeros de viaje nos imitan y agarran sus respectivas banderas destacando una familia italiana con sus gritos de alborozo). Giramos a la derecha y seguimos la línea de la costa rodeados de pinares y un mar de tranquilidad.
Esta jornada senderista nos va a venir bien ya que vamos a cambiar de aires. Llegamos a la zona de los Katavothres.
Los katavothres son un fenómeno geológico extremadamente raro en Grecia y que sólo se puede ver en la isla de Cefalonia. Desde la antigüedad, los habitantes de Cefalonia han observado que las aguas del mar que bañan esta pequeña franja de costa se adentran entre las rocas y el agua desaparece literalmente bajo tierra. El inglés Stevens fue el primero en interesarse por este fenómeno y quedó tan impresionado que decidió construir aquí un molino de agua que aprovechara el poder de este fenómeno natural. Los científicos estuvieron buscando una respuesta hasta que en 1963 un grupo de geólogos austriacos añadió un tinte púrpura al agua y siguió su curso sólo para hacer algunos descubrimientos sorprendentes. Pasaron dos semanas antes de que el tinte reapareciera al otro lado de la isla, el agua viajó por ríos subterráneos, luego se mezcló con el agua de lluvia y finalmente llegó al lago Melissani, a casi quince kilómetros de distancia, en su forma semisalada. Desde allí el agua desembocó en el mar en el pueblo de Karavomylos.
Pero aún quedaba la pregunta: Karavomylos se encuentra sobre el nivel del mar, entonces ¿cómo sube el agua cuesta arriba? La respuesta a este enigma reside en la teoría del equilibrio, una teoría explicada sólo en 1989 por el científico francés Drogue. El agua de mar salada tiene una densidad mayor que el agua dulce. Durante el viaje desde Katavothres al otro lado de la isla, el agua de mar se mezcla o se diluye con agua dulce de lluvia, volviéndose salobre. El agua salobre tiene una densidad menor que el agua salada, por lo que requiere más volumen para mantener el equilibrio de peso con el agua de mar salada. El mayor volumen de agua salobre es lo que hace que parezca que el agua corre cuesta arriba mientras mantiene el equilibrio con el agua salada del otro lado de la isla.
Pero aún quedaba la pregunta: Karavomylos se encuentra sobre el nivel del mar, entonces ¿cómo sube el agua cuesta arriba? La respuesta a este enigma reside en la teoría del equilibrio, una teoría explicada sólo en 1989 por el científico francés Drogue. El agua de mar salada tiene una densidad mayor que el agua dulce. Durante el viaje desde Katavothres al otro lado de la isla, el agua de mar se mezcla o se diluye con agua dulce de lluvia, volviéndose salobre. El agua salobre tiene una densidad menor que el agua salada, por lo que requiere más volumen para mantener el equilibrio de peso con el agua de mar salada. El mayor volumen de agua salobre es lo que hace que parezca que el agua corre cuesta arriba mientras mantiene el equilibrio con el agua salada del otro lado de la isla.
Llegamos a la orilla de la costa y allí está una reconstrucción del molino de Stevens y la zona por donde el agua se introduce en las rocas y hace su periplo por toda la isla. El mar está calmo, hay mucho silencio y las vistas son excelentes.
Hay algún valiente bañándose pero las pequeñas calas que se distribuyen a lo largo del litoral son todas pedregosas y por eso ni hemos hecho el intento hoy de darnos un chapuzón. Seguimos la carretera en dirección al faro de Agioi Theodori.
El faro es un elegante edificio de forma redonda que fue diseñado originalmente por los británicos durante su ocupación de la isla de Cefalonia. El edificio original data de 1820 pero, destruido por el terremoto, fue reconstruido en época moderna según la que era su antigua planta.
El camino hasta el faro es muy agradable y como no hay mucha gente se agradece la tranquilidad. Desde el faro también hay unas vistas destacables que invitan a meditar con el sonido de las olas arrullando los pensamientos. El faro en sí está un poco dejado de la mano de Dios (tiene muchas pintadas de grafitis y la pintura se está desconchando). Leí que el Ayuntamiento antes se dejaba una pasta todos los años en rehabilitarlo totalmente en balde porque siempre acababa siendo objeto de actos vandálicos y no cundía nada la reforma y el dinero invertido en ello. Por eso han optado por dejar de inyectarle euros y ahora está como está. En fin…
Desandamos camino del vuelta al barco y comprobamos los pronósticos meteorológicos. Esta mañana daban lluvia para por la tarde pero parece que el día se está estropeando aunque se mantiene. Hay muchos compañeros de crucero que están siguiendo nuestra ruta y aquello parece ya el Camino de Santiago. En lontananza se quieren adivinar unos nubarrones bastante oscuros pero parece que se mantienen en posición.
Llegamos a la terminal del puerto y nos planteamos qué hacer. Podemos acercarnos al centro urbano, dar una pequeña vuelta y regresar o ya quedarnos en el barco en previsión de que se ponga a llover. Como llevamos los chubasqueros y las zonas de interés están como a 15 minutos del puerto nos arriesgamos y dirigimos nuestros pasos para allá.
¿Qué sucedió a continuación? Lo veremos en la siguiente etapa cuyo título podría ser perfectamente “La Ciclogénesis explosiva”.