Nuestra visita al Parque Vicente Pérez Rosales terminó con un recorrido por el Sector de Ensenada, próximo a esta localidad, que incluye la ascensión al volcán Osorno. En este sector, cuya visita es libre, existen varios senderos en el entorno del volcán.
Antes de empezar la ascensión, realizamos una parte del sendero El Solitario, de trazado rectilíneo y muy llano. Lo monótono del recorrido, que después había que hacer de vuelta, el calor y la abundancia de coliguachos, nos determinó a regresar a mitad de camino. Desde este sendero también hay una buena vista del volcán.

En el volcán Osorno existe una estación invernal de esquí, por lo cual dispone de una carretera asfaltada, la V-555, que permite llegar hasta el parking junto a las instalaciones y los remontes.
La carretera, con muchas curvas, está en bastante buen estado. En la subida nos topamos con un zorro Chilla en el margen de la carretera. La foto, tomada desde el coche, no es muy allá, pero como fue el único animal que vimos en el parque, la pongo como testimonio.

Continuando la ascensión, se llega al Mirador El Bosque, con muy buenas vistas al volcán Calbuco y el lago Llanquihue.

Desde el mismo mirador se inicia se puede hacer el sendero El Puma que es corto, pero de mucha pendiente y con el que se llega a la colada de la última erupción del volcán, que fue en 1.835.
Al final del sendero, además de la vista hacia el lago y los picos de Los Andes, se distingue ya el Cráter Rojo, pequeño volcán al pie del Osorno. En la foto: en primer término, la lava solidificada; en término medio, el Cráter Rojo y, al fondo, el Osorno que ya empezaba a cubrirse de nubes.

El retorno del sendero es por el mismo camino, pero todo en descenso. La subida había sido fatigosa por la pendiente, pero en la bajada, por la fina grava de los piroclastos del volcán, fue inevitable poner el trasero varias veces en tierra.
Llegados a la estación de esquí, hay la opción de tomar los remontes, que en verano funcionan para llevar a los turistas hasta las nieves perpetuas del Osorno.
Nosotros preferimos continuar caminando y hacer el sendero Cráter Rojo que, en un recorrido circular de 1.5 kilómetros va por el borde de este cráter en la falda del volcán.

Concluida la visita al volcán y de vuelta a la orilla del lago Llanquihue, hicimos una breve parada en la pequeña Laguna Verde, que está cerca de la localidad de Ensenada.

Con esto, dimos por terminada la jornada y regresamos a nuestro alojamiento para preparar las maletas, porque al día siguiente, después de un recorrido por el parque Alerce Andino, nos íbamos directamente al aeropuerto de Puerto Montt para viajar hasta Punta Arenas.
