La siguiente jornada incluía un viaje largo de unos 360 kilómetros desde Torun hasta Wroclaw (Breslavia) con una parada intermedia en Poznan que se aprovechó para almorzar.
Itinerario de la jornada en Google Maps.


Desde Torun a Poznan hay 166 kilómetros, unas dos horas y cuarto de viaje, que para no perder la costumbre transcurrieron por campos de labor planos y anodinos, aunque verdes, eso sí, interrumpidos en algún tramo por algún río más o menos caudaloso, como el Varta, principal afluente del Oder, que riega Poznan y sus alrededores.

Poznan está situada en la región llamada Gran Polonia, al este del país. Es la quinta ciudad polaca en población -más de medio millón de habitantes- y la sexta en extensión geográfica. Según algunos historiadores, fue la capital de Polonia tras la conversión del príncipe Miecislao I al cristianismo en el siglo X y donde instaló el obispo Jordan su primera catedral en el año 968, la más antigua del país. Tras la II Guerra Mundial la ciudad quedó muy dañada y tuvo que ser reconstruida.

Paramos en la plaza Wolnosci, también conocida como la Plaza de la Libertad, para empezar nuestro recorrido a pie por el casco histórico. Tiene planta rectangular, con una fuente de estilo moderno en el centro y flanqueada por algunos edificios históricos. El más importante es el que alberga laBiblioteca de los Raczynski, construido entre 1822 y 1829, con fachada principal de estilo clasicista y que guarda cierto parecido con la oriental del Louvre. Delante hay una escultura dedicada a Higia, la diosa griega de la salud, cuyos rasgos se corresponden con los de la esposa del fundador de la biblioteca.



En las inmediaciones, se encuentra también el Museo Nacional de Poznan, con una valiosa colección de pintura y escultura de los siglos XIX y XX, sobre todo de artistas polacos.

Por una calle lateral, pasamos la fachada posterior de la Iglesia de San Antonio de Padua, vislumbramos la torre del palacio imperial reconstruido y, flanqueados por casas de colores, llegamos a la que sin duda es la principal atracción de Poznan: su antigua Plaza del Mercado.


Antigua Plaza del Mercado de Poznan (Stary Rynek).
Según he sabido, ha estado en obras durante bastante tiempo, pero, afortunadamente, ya nos la encontramos prácticamente terminada y en todo su esplendor. Con mucha concurrencia, eso sí; pero es casi inevitable hoy en día. Su estructura data de la fundación de la ciudad, tiene forma cuadrada y es la tercera más grande de Polonia con una superficie de 2 hectáreas y una longitud de 141 metros cada lado. Siempre estuvo rodeada de casas suntuosas, algunas, propiedad de ricos comerciantes de la época.



Muchas de estas casas fueron reconstruidas después de la II Guerra Mundial de acuerdo con su apariencia histórica, predominando el estilo barroco y el clasicista, si bien algunas han conservado restos góticos y renacentistas, sobre todo en sótanos abovedados y zaguanes. Los antiguos comercios están ocupados actualmente por tiendas de recuerdos, pero durante la fiesta de San Juan, en junio, la plaza recobra su esencia en forma de mercado medieval donde se puede comprar de todo.



El edificio más llamativo de la plaza es el Ayuntamiento, de estilo renacentista. Actualmente es la sede del Museo de Historia. Todos los días, a las doce de la mañana –bueno, fue un poco más tarde durante nuestra visita-, del reloj de la torre municipal salen las figuras de dos cabras que chocan con sus cuernos. Y es que las dos cabras son un símbolo de Poznan, que deriva de una leyenda, según la cual con motivo de una reconstrucción de la torre tras un incendio, el alcalde preparó un gran convite. Tan bonita había quedado la nueva torre que el cocinero se dedicó más a admirarla que a vigilar sus asados, que acabaron achicharrados en la chimenea. Temiendo ser castigado, corrió a un prado cercano donde capturó dos cabras blancas para sustituir a las viandas quemadas. Sin embargo, las cabras se escaparon de la cocina, subiendo hasta lo alto de la torre donde empezaron a chocar sus cuernos. El alcalde y sus invitados se tomaron la situación con regocijo, perdonó al cocinero y ordenó que se colocaran en la torre las esculturas de dos cabras para rememorar el hecho
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Además de las casas de colores que recuerdan las de un cuento, se pueden ver los palacios Mielżyński y Działyński, así como el monumento a la bamberca, que representa a una mujer cargada con dos cántaros y homenajea a los emigrantes que llegaron a la ciudad en el siglo XVIII desde la localidad alemana de Bamberg.


También son muy bonitas las cuatro fuentes, una en cada esquina,dedicadas a Proserpina, Marte, Apolo y Neptuno. Y no puede faltar la picota, poste al que se ataba a las personas que iban a ser castigadas por algún delito, pero que no eran ejecutadas.




En la parte central, se encuentran una serie de casas muy vistosas tanto por sus colores como por contar con zonas interiores protegidas por arquerías donde permanecían a cubierto del sol, la nieve y la lluvia los puestos de los vendedores y sus mercancías, sobre todo pescados y sal.



En los alrededores y en las calles aledañas hay varios museos, como el de Instrumentos Musicales y el de Arqueología, en una de cuyas fachadas hay un mapa muy bonito de la ciudad medieval al que tomé una foto.

Muy cerca se encuentra la Plaza Kolegiacki, donde destaca el edificio rojo y blanco, de estilo barroco y neo-barroco, del Ayuntamiento nuevo. Antiguo Colegio de los Jesuitas, fue fundado en el siglo XVI y elevado a rango de Universidad en 1611 por el rey Vasa Segismundo III. Con los prusianos, pasó a ser edificio administrativo. Unas placas en su fachada señalan que lo utilizó Napoleón Bonaparte y que en sus salones ofreció Chopin varios conciertos en 1828.


La plaza ha sido recientemente remodelada, eliminando un antiguo aparcamiento en superficie que ha sido sustituido por un jardín y una zona peatonal. En el centro, hay un monolito metálico y en un extremo se han colocado las esculturas doradas de las dos cabras de la leyenda de Poznan.


Iglesia Parroquial de San Estanislao.
Avanzando unos pasos, llegamos a la calle Swietostawska, que comunica con la Plaza del Mercado, mirando desde la cual se tiene una perspectiva imponente de esta monumental iglesia barroca, construida para los jesuitas entre 1651 y 1702.



El interior está totalmente decorado en estilos barroco y rococó, con tanta profusión y sin dejar un hueco libre que incluso llegar a agobiar un poco. De todas formas, merece la pena entrar a echar un vistazo.




Consta de planta de tres naves, las laterales separadas de la central por unas enormes columnas de mármol rojo. El órgano de tubos, que se encuentra en el interior de la portada principal, lo realizó el organista alemán Józef Rogalinski.

Otros sitios para visitar son la Catedral de San Pedro y San Pablo (estilo neogótico) y el Palacio Imperial (estilo neorrománico), que fueron reconstruidos después de la II Guerra Mundial. También hay algunos mercados al aire libre y algunas esculturas curiosas como la dedicada al viandante.

Después de almorzar en un restaurante de la calle Swietostawska, seguimos nuestro camino hacia Breslavia.

