Etapa 8. Andong - Daegu
Hoy no madrugamos en exceso, y a las 8’30 (esta vez super puntual) pasa el 210 que nos lleva a la estación. Eso sí, hay que ir bien cogido porque nuestro conductor parece que lleva ganado en vez de pasajeros.
Llegamos a la estación de buses y hasta las 9’45 no sale el bus en dirección a Daegu. Hay mucha frecuencia y varios tipos. Hemos elegido la primera clase, que por ser cómodos y anchos, serían como la business de los autobuses. Por suerte, no te pasan películas, ni hay música y son perfectos para un viaje de casi 1’30 y una buena siesta. ( El precio del billete son 12.000 W ).
El bus es super puntual y llegamos a Daegu sobre las 11’30. El hotel es el Toyoko Inn Daegu, por el que pagamos 77 euros al cambio. Es una cadena japonesa por lo las habitaciones son pequeñas, el baño y ducha de estilo japonés, pero está muy bien ubicado y total, es una sola noche.
A partir de las 3 es el check-in. Dejamos las maletas y salimos a pasear. Cuando miras en la guía o en algun blog “qué ver en Daegu“, lo primero que te aparece es la Catedral Católica por lo que no pinta que haya muchas cosas qué ver, a pesar de ser la cuarta del país en numero de habitantes y con una Universidad importante. Quizás por etso nos decidimos por una ciudad “normal”.
En la oficina de turismo nos dan un mapa y nos hacen algunas recomiendaciones puesto que han organizado unos recorridos temáticos que están bien marcados en el mapa. Empezamos por Namseong, donde venden las plantas medicinales. Es una maravilla ver cientos de cajas y cajones repletos de plantas, raíces, setas y algún que otro animal embotellado. No se me ocurre entrar, pero sí que a nivel de imagen es impactante. Es como una zona gremial. Cada oficio tiene su calle única. Eso sí, mucha tienda pero pocos compradores. Nos entretenemos en estas calles y las pinturas murales.
Daegu es una ciudad con muchas escuelas e universidades de medicina tradicional. El mercado de plantas medicinales es el más antiguo del país, y funciona desde el s. XVII , e incluso un Museo de Medicina Oriental ( que no visitamos ) . Nos acercamos al Parque Dalseong ( o también podeis intentar llamarlo Gyeongsang-gamyeong ) donde a pesar del calor encontramos algún refugio en las sombras, la Catedral de Nuestra Señora de Lourdes (de ladrillo, reconstruida tras un incendio en 1902 ), la Iglesia Jeil, que seria la protestante y Cheongna zona de las antiguas misiones. , justo detrás de la Catedral.

Cheongna está repleta de edificios históricos ( históricos quiere decir del s. XIX de ladrillo rojo y porches de columnas de hierro) donde vivieron los misioneros, sobre todo de EEUU , que llegaron en el XIX por la importancia económica y comercial que tenia Daegu. Y justo al lado de la Catedral una escalinata llamada Movimiento 1 de Marzo donde el 1 de Marzo de 1919 se concentraron los estudiantes para protestar contra la ocupación japonesa.

Nos aceramos al Mercado de Seomun, auténtico del todo. Hace un calor sofocante, y el mercado es cubierto por lo que no me extraña que los vendedores estén medio dormidos sobre el género. La hora también ayuda. Disfrutamos tomando fotos de los cientos de productos bien puestos en ese caos ordenado. Justo al lado, hay una estación de metro de la linea 3 que es un monorail en altura y da mucho juego para las fotos.

Y de allí caminamos hasta un lugar curioso. La esquina donde nació la marca Samsung el 1 de marzo de 1938. Una representación museográfica rinde homenaje a este gigante de la tecnología que nació como una pequeña compañía de productos comestibles. Aunque nació aquí, el museo Samsung está en Suwon.

De camino al restaurante de la cena, visitamos un lugar muy especial y que nos encantó. Es la calle dedicada al cantante folk Kim Kwang-Seok que murió en 1996 a los 31 años en “extrañas” circunstancias. Como homenaje a la estrella local , y por iniciativa popular, se habilitó una calle muy cerca de donde vivía para recordarlo a través de murales, poemas, esculturas, souvenirs del cantante y pequeños bares donde se hacen conciertos de pequeño formato e incluso postes con auriculares para escucharle. A pocos metros, está la casa donde nació. Un pequeño santuario pero que nos hace descubrir un artista desconocido para nosotros.

Siguiendo la tradición antigua, las calles de Daegu tienen nombres relativos a los oficios y también en los restaurantes. La calle del pollo, de las mollejas, etc.. donde todos los restaurantes sirven el mismo plato. Aquí es típico el Jjimgalbi, costillas picantes de ternera. Y allí que nos vamos. Es la calle DongIn Donk donde los 10 restaurantes que hay tienen el mismo cartel ( o las letras nos parecen todas iguales ). Elegimos el que tiene un grupito de hombres de negocios con sus relucientes coches coreanos aparcados. Es el EUGENE JJIMGALBI ( Dongin-dong-style Braised Beef Ribs ) y aunque apenas hablan inglés, el lenguaje internacional de las señas, funciona perfectamente. Y Está muy rico, ciertamente.

Regresamos a pie hacia el hotel pasando por Dongseong-ro la zona de moda con tiendas que abren hasta tarde, marcas internacionales también, restaurantes, pastelerías estilo francés, y las omnipresentes tiendas de cosmética ( que necesitan un capítulo a parte ). Pasamos por el DongseongnoSpark, un centro comercial que nos llama la atención los neones y la noria en el tejado visible desde lejos. Sí, sí, en la última planta está el parque temático Spark Land con una noria gigante que se ve desde toda la ciudad.
Recién cenados no es una buena idea subirse a la noria ni tan solo patinar, así que una vez vista la zona, nos vamos hacia el hotel.
La verdad es que visto en perspectiva Daegu es una visita prescindible pero a la hora de plantear el viaje, nos apetecía una ciudad poco turística, a mitad de camino de Busán. Quizás ahora, en perspectiva cuando escribo el diario, en vez de Daegu, nos acercaríamos a Gyeongyu con mucho patrimonio que ver, y aunque necesitas dos días entre traslados y visitas, y quites algo de Busan, sería una opción que nosotros descartamos.