
Día 18 (24-08-24): Seúl: Jongmyo, Cheonggyecheon, Dongdaemun Design Plaza, Gwangjang y Gangnam
Empezaba otro día bien aprovechado recorriendo los lugares que nos quedaban pendientes en Seúl. Nuestro planning para este día sería:
- Santuario Jongmyo
- Arroyo Cheonggyecheon desde Jongmyo hasta Dongdaemun
- Dongdaemun Design Plaza
- Gwangjang market
- Tarde en el barrio de Gangnam
- Banpo Bridge de noche (espectáculo de luces y agua)
Finalmente no fuimos a Banpo porque se nos hizo tarde, pero todo lo demás sí que lo visitamos. Algo había que dejar para volver.
Nos pusimos en marcha pues a las 8:30h de la mañana para tomar el metro línea 4 hasta Chungmuro y hacer trasbordo a la línea 3 (naranja) hasta la parada Jongno-3-ga. Desde esa estación de metro hay 5 minutos andando hasta el santuario Jongmyo.
Nosotros llegamos a la puerta del santuario a las 8:50h, cuando todavía estaban poniendo las calles (en Corea se activa todo bastante tarde), y no abría hasta las 9, así que nos tocó esperar.
Jongmyo es un santuario confucionista del siglo XIV que alberga las tablillas espirituales de diferentes reyes y reinas de la dinastía Joseon. También se celebran rituales basados en los principios del confucianismo en su honor. El santuario fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y la entrada está incluida en el pase combinado.

Horario del santuario Jongmyo: de 9 a 18:30h entre junio y agosto, de 9 a 17:30h entre noviembre y enero, y de 9 a 18:00h el resto de meses. Cerrado los martes.
Hay tours guiados en coreano, inglés, japonés y chino (en sábado y los días festivos nacionales solo se ofrecen tours en coreano).
Precio entrada individual: 1.000 KRW (adultos). Gratis en Culture Day (último miércoles de cada mes). Incluido en el pase combinado, que como comentamos es válido durante 6 meses desde su compra.
El santuario Jongmyo tenía originalmente un salón principal, el Jeongjeon, pero hoy en día dispone de otra sala llamada Yeongnyeongjeon. Cuando nosotros lo visitamos la parte principal del santuario que incluye el Jeongjeon estaba cerrada por reformas, así que en unos 40 minutos lo tuvimos todo visto, ya que únicamente accedimos al Yeongnyeongjeon por fuera y a algunas construcciones menores.

El Jeongjeon contiene 49 tablillas espirituales (spirit tablets) de los reyes y reinas más destacados incluyendo al rey Taejo, el fundador de la dinastía Joseon. El Yeongyeongjeon contiene 34 tablillas de cuatro generaciones de los ancestros de Taejo.
Al parecer solamente Corea ha preservado su santuario real y continúa realizando ritos reales ancestrales (Jongmyo Jerye) y música ritual ancestral (Jongmyo Jeryeak). Ésta es la principal razón por la cual Jongmyo entró en la lista de la UNESCO en 1995. Anteriormente en el Jeongjeon se celebraban ceremonias rituales cinco veces al año, y en el Yeongnyeongjeon la ceremonia tenía lugar en primavera y otoño. Sin embargo, hoy en día esta ceremonia se lleva a cabo únicamente el primer domingo de mayo y el primer sábado de noviembre.

El lugar es muy bonito, pero nos encontramos con dos temas que deslucieron la visita: por un lado, las obras, y por otro el enjambre de mini-moscas que acechaban por doquier. No sabemos por qué extraña razón, pero todo el recinto estaba plagado de moscas microscópicas que no dejaban de dar por saco al incauto visitante

Desde Jongmyo nos acercamos al arroyo Cheonggyecheon (como ya comentamos, un espacio verde reformado que antiguamente era una autopista) y recorrimos el paseo que lo flanquea desde Jongno hasta Dongdaemun Plaza. Esto sí que fue una caminata agradable, ya sin las insoportables moscas coreanas acosándonos.


En este paseo incluso se puede avistar algo de fauna, cosa que siempre disfruto:

Dongdaemun Design Plaza & Park es un centro de estilo neofuturista obra de la arquitecta Zaha Hadid, que fue inaugurado en 2014 sustituyendo al anterior estadio Dongdaemun, de la época del dominio japonés.

A este enorme armatoste arquitectónico de aluminio y hormigón se le llama “la estructura tridimensional atípica más grande del mundo”. Es muy curioso verlo por fuera, y en su interior alberga salas de exposiciones, auditorios, tiendas, librería y salas de congresos. También hay una terraza en la parte superior, y extensiones de césped que llegan hasta el techo.

Nosotros entramos un rato a curiosear y a disfrutar un rato del aire acondicionado, porque a aquellas alturas ya empezábamos a estar un poco achicharrados.

Desde allí nos dirigimos hacia la zona de Dongdaemun Market (principalmente téxtil, de lunes a sábado), donde nos pillamos unos cafés helados para recuperar fuerzas. En las series coreanas la gente va siempre con vasos de café con hielo, al principio no entendía tanta obsesión con el café, pero una vez allí en pleno agosto todo queda muy claro.
En esa zona mismo se encuentra la antigua puerta Heunginjimun y una parte de la muralla de Seúl. Heunginjimun es la Gran Puerta Este de la muralla y ha sido reconstruida diversas veces a lo largo de 700 años. En el vecino parque Dongdaemun Seonggwak se encuentra el Museo de la Muralla de Seúl y un sendero que asciende bordeando la muralla hasta el parque Naksan, pero nosotros no fuimos.

Nos dirigimos hacia el mercado de Gwangjang, que tiene fama de ser uno de los mejores mercados para comer en Seúl. Aparte de paradas de comida, también hay tiendas y puestos que venden todo tipo de artículos de ropa y para la casa, recuerdos, etc.


Cuando llegamos serían ya sobre las 12 y decidimos buscar un sitio donde comer, pero estaba todo a tope de gente y era un poco agobiante la idea de sentarse en una de esas paradas con el calor y la humanidad que había allí concentrada.


Al final decidimos entrar en un local dentro del mismo mercado, pero que disponía de mesas y aire acondicionado. Muy buena decisión, porque aparte de estar más cómodos, fresquitos y tranquilos, los precios eran igual de económicos que en los puestos de fuera. Comimos muy bien y barato: gimbap, Bindaetteok (mungbean pancake), Eomuk (pasteles de pescado) y una botella de “sparkling makgeolli” por 11 euros todo. Este makgeolli espumoso me gustó más que el normal, es como un refresco algo alcoholizado, os recomiendo probarlo.

De postre nos compramos en una paradita una especie de donut retorcido hecho de harina de arroz que tenía mucho éxito entre los locales y estaba buenísimo (bomba de colesterol en vena, eso sí).
Llovía un poco, nada serio, pero decidimos volver un rato al hotel a descansar antes de proseguir con el planning. Para ir a Myeongdong desde Gwangjang hay que andar un poco hasta la parada de metro Jongno-3 y desde allí deshacer lo que habíamos hecho esa mañana: tomar línea 3 hasta Chungmuro y luego línea 4 hasta Myeongdong. Fácil y rápido.
Tras un merecido descanso, salimos de nuevo cuando pensamos que el calor ya habría bajado un poco y nos dirigimos en metro (línea 2) al barrio de Gangnam, con la intención de visitar la fotogénica e instagrameable Starfield Library y el templo Bongeunsa, y alguna cosa más si nos daba tiempo.
Primero nos equivocamos de parada, bajamos en “Gangnam” pensando que sería allí, pero el barrio es enorme y la zona que nos interesaba se encontraba en la parada Samseong. Fallo mío por no mirar bien cuando hice el planning, asumí que el barrio de Gangnam sería la parada Gangnam y no le di más vueltas, pero en una megaurbe como Seúl las cosas a veces no son tan simples

La Starfield Library de Gangnam se encuentra en una zona de centros comerciales, concretamente dentro del edificio COEX (hay otra en Suwon). Era sábado por la tarde y lógicamente aquello estaba a tope de gente, tanta que mientras íbamos hacia allí en ocasiones parecía que nos arrastraría la marea humana y acabaríamos dentro de alguna tienda que no nos interesaba lo más mínimo.

La biblioteca está muy bien, dispone de gran cantidad de estanterías que llegan hasta el techo, mesas para leer, estudiar o trabajar, y cafeterías. Se ha puesto de moda porque aparece frecuentemente en Instagram, pero independientemente de esto vale la pena echarle un vistazo porque es muy curiosa, y si sois fans de las bibliotecas como yo lo disfrutareis.


En teoría en el exterior del edificio COEX también está la estatua del Gangnam Style, pero había tanta gente y costaba tanto orientarse en esa jungla de pasadizos y tiendas que finalmente nos dio palo ir a buscarla y no la vimos. Consejo: mejor no ir en sábado por la tarde

Salimos como pudimos de aquel laberinto de consumismo puro y duro y nos dirigimos al cercano templo Bongeunsa, un remanso de paz en comparación. Pese a estar situado en pleno barrio de Gangnam, Bongeunsa está siguado en una pequeña ladera arbolada que contrasta con los enormes rascacielos de alrededor.
Este templo fue fundado en el año 794 pero ha sido reconstruido varias veces, como pasa con muchas otras construcciones en Corea. La puerta de entrada se llama Jinyeomun o puerta de la Verdad, y está protegida por cuatro reyes guardianes.


El santuario principal se llama Daewungjeon y está decorado con pinturas que ilustran las ideas base del budismo. También hay una gran estatua de Buda en su exterior.


Eran ya las 19h y estaba nublado, así que la luz era escasa y las fotos salieron un poco pochas, pero el templo es muy bonito y vale la pena. La entrada es gratis y está abierto de 3 a 22h todos los días.

Desde allí queríamos ir a Banpo Bridge para ver el espectáculo nocturno de luces y agua, pero estábamos cansados y sabíamos que luego habría un buen trecho en metro hasta el hotel, así que decidimos dejarlo para otra ocasión y regresar hacia Myeongdong a cenar. Otra cosa pendiente para cuando volvamos, el puente y algún paseo por la orilla del río Han en una de sus numerosas zonas ajardinadas.
Desde Bongeunsa fueron unos 45 minutos en metro: primero línea 9 desde la parada Bongeunsa hasta Dongjak, y desde allí línea 4 hasta Myeongdong.
Nos quedamos en el restaurante vegano que ya habíamos visitado en una ocasión, cercano al hotel, y disfruté de mi último Japchae servido por un robot.
Luego ya nos retiramos a nuestro alojamiento, que al día siguiente tocaba madrugar para ir a Suwon y después por la tarde visitar Namsan y la torre de Seúl.