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A eso de las 7 y poco ya estábamos desayunando en el comedor interior de nuestro alojamiento, pues queríamos aprovechar el día lo más posible. A las 8 en punto un taxi apalabrado el día anterior por nuestra recepcionista nos recogió para, en poco más de 10 minutos, dejarnos a las puertas de la oficina de cambio que ayer estaba cerrada y que, según el horario indicado en la fachada, debería estar abierta hoy a las 8, pero no tuvimos suerte y sus puertas seguían cerradas, por lo que seguíamos sin pulas. Para no perder más el tiempo y considerando que, salvo para pagar este taxi, no necesitaríamos moneda botswana en dos días, decidimos seguir con nuestros planes y le pedimos al taxista que cruzara el atrevido y atirantado puente sobre el Zambeze para dejarnos en la Terminal de Pasajeros en la orilla de Zambia, donde, conocedor del problema de cambio, nos aceptó un billete de 20 dólares americanos (creo que se aprovechó un poco, porque ese trayecto no debía habernos costado más de 10) y nos dejó a las puertas de la referida terminal, donde estaban las dos aduanas (una frente a otra), y así pasamos primero por la de Botswana para hacer la “salida” del país y, acto seguido, por la de Zambia para registrar nuestros pasaportes, cosa que hicimos en pocos minutos y de forma gratuita.
Aquí intentaré justificar nuestros planes para este día. Lo normal es visitar las cataratas Victoria por el lado más largo y llamativo, que no es otro que el de Zimbabwe. Para ello basta con contratar un traslado en taxi colectivo o furgoneta (normalmente el hotel se encargará de ello), que nos llevará, dentro de un grupo de turistas, hasta la frontera de Zimbabwe con Botswana, donde pagaremos el visado por un solo día (30 USD por persona si entramos y salimos por la misma aduana, y que nos valdría para 30 días; si entramos por A y salimos por B, el visado sube a 50 USD por persona). Al otro lado de la frontera nos estará esperando otra furgoneta (a veces se permite que sea la misma que llevamos la que cruce) que, en cosa de una hora recorrerá los 70 km que hay hasta la ciudad de Victoria Falls, de manera que si todo fluye en la frontera, hacia las 10 podemos estar sacando las entradas para entrar al P.N. Cataratas Victoria de Zimbabwe, que por no ser zimbabuwenses (20 USD) ni del consorcio SADC (30 USD) nos costará 50 USD por persona y día, pagaderos con tarjeta o en efectivo (normalmente en dólares americanos). Tendremos unas 4 horas para recorrer el lado zimbabwuense de las Victoria, de modo que sobre las 3, la misma furgoneta nos recogerá en la puerta de salida del parque (allí hay numerosos puestos de artesanía y recuerdos donde comprar de todo, a precios normales, previo regateo) o si así lo hemos acordado previamente, lo hará a igual hora en la calle principal de Victoria Falls (a unos 2 km de la entrada a las cataratas), donde podríamos haber comido en cualquiera de los restaurantes que allí hay o comprado recuerdos en la misma zona, de modo que volveríamos a cruzar la frontera hacia las 4 y nos dejaría en nuestro hotel hacia las 5 de la tarde (anochece antes de las 6). Esto se hace mediante compañías locales, con vehículos cómodos, relativamente nuevos y con aire acondicionado, algo que podemos gestionar por medio de nuestro hotel en Kasane o lo podemos contratar desde España (mediante empresas como “GetYourGuide” o “Civitatis”) por un precio por persona que va desde los 45€ (solo transporte en minubús de 18-24 plazas) a los 140 (transporte en furgoneta de 10 plazas, guía y almuerzo incluido en Victoria Falls). Siempre saldremos de Kasane sobre las 7 y regresaremos sobre las 5 de la tarde. A lo anterior, podemos añadir sobrevolar las cataratas en helicóptero (15 minutos y no por menos de 90€ persona), hacer un crucerito por el Zambeze, bañarnos en la “Piscina del Diablo” (lado de Zambia y solo unos pocos meses al año, por unos 80€ persona) o, contratando una noche de hotel en Victoria Falls, pasar también al lado de Zambia. Pero lo más habitual es hacer la excursión simple (8 o 9 horas en total) desde Kasane a Victoria Falls en el mismo día.
Indicar que nosotros las visitamos es todo su esplendor, ya que hacía un mes que había terminado la temporada de lluvias y, por tanto, el caudal era el máximo anual. En temporada seca (primero de año), el lado zambiano puede resultar casi decepcionante. Mejor informarnos sobre este tema antes de ir.
Como nosotros queríamos ver los dos lados de las cataratas, decidimos ir por nuestra cuenta, pero sin pasar nuestro coche, puesto que hay que pagar tasas elevadas por circular por Zimbabwe y Zambia (más de 120€), supone un proceso complejo en la aduana y, sobre todo, requiere que nuestra empresa de alquiler nos entregue las autorizaciones para cruzar el coche a estos dos países, algo que creo que ninguna empresa habitual concede nunca (por el tema de seguros). ¿Qué nos quedaba?, pues algo tan “sencillo” como lo que hicimos nosotros:
• Contratar 3 noches (por lo menos) en Kasane o Kazungula (Botswana) para poder dejar allí con seguridad, nuestro coche de alquiler y nuestro equipaje los 3 días.
• Dejar sin utilizar la noche de en medio en nuestro alojamiento de Kasane o Kazungula y preparar una mochila con lo imprescindible para pasar esa misma noche en la ciudad de Livingstone (Zambia).
• Reservar una noche (al menos) en Livingstone, a ser posible en el centro.
• Madrugar y cruzar en un taxi local (antes de las 8 y poco) el puente sobre el Zambeze, y una vez en la “terminal de pasajeros”, salir de Botswana y entrar en Zambia (solo hace falta el pasaporte pues no hay que pagar visado ni en Botswana ni en Zambia).
• Contratar un taxi-furgoneta allí mismo (hay bastantes, y conviene hacerlo antes de las 9; no hay autobuses, pues esta línea fue suprimida hace unos 5 años) para que nos lleve desde la terminal de Kazungula-Zambia hasta nuestro hotel en Livingstone. Son unos 65 km (una hora más o menos por carreteras con tráfico, pero asfaltadas) y si el taxi es solo para nosotros podríamos regatear de 25 a 35 USD para ese trayecto. Si subimos a uno compartido (hasta 10 personas) el precio bajaría a 10 USD por persona (sinceramente, creo que no merece la pena, puesto que, si vamos dos, el “compartido” ya nos costará 20 USD).
• Si podemos, cambiar kwachas (moneda de Zambia) en la propia terminal. Si no hay cambio, podemos pagar con billetes pequeños de USD (5, 10 o 20 $).
• Si nos dejan, tomaremos el hotel de Livingstone o por lo menos, dejaremos parte del contenido de la mochila en el mismo (atención: debemos llevar dos impermeables, chanclas, gorra, una toalla para secarnos y algo de agua y snacks, y muy importante: si llevamos cámara de fotos, no olvidemos echar a la mochila una bolsa de plástico -vale cualquiera- que proteja la cámara de la lluvia de las cataratas).
• Nosotros reservamos desde casa y por medio de “Hoteles.com”, una doble en un hotelito de 2 estrellas, llamado “Le Patino”, con muy buenos comentarios.
• Elegimos este alojamiento para una única noche en Livingstone por estar cerca del centro (el día de llegada visitaríamos las Victoria lado Zimbabwe, noche en Le Patino y al día siguiente visitaríamos las Victoria lado Zambia). El taxista que nos llevó desde Kazungula (frontera Botswana-Zambia) conocía el hotelito, que por fuera tiene buena pinta. Nos dieron una habitación en el piso primero (la escalera peligrosa con escalones desiguales). Llave magnética ¡pero en qué estado! Habitación amplia con cama grande (colchón duro y sábanas aceptables). Aire acondicionado, nevera, ventilador, mueble y TV con canales internacionales. Nivel de limpieza muy mejorable. Regresamos de Zimbabwe y de cenar algo en el centro, muy cansados hacia las 8 de la tarde. Ducha y a la cama. El baño, bastante castigado, tenía lavabo, inodoro, ventana exterior y una ducha muy aparente (con mampara y todo) pero nada efectiva ¡fue la primera vez que me duché "a cucharadas" de tan poca agua que salía! Las toallas suficientes. El problema surgió hacia las 10, cuando se apagó el aire acondicionado (y la nevera, y las luces, y el wifi...) Pregunté en recepción y me dijeron que Zambia no produce suficiente electricidad y que todos los días cortan la luz por la noche (supongo que lograndes resorts de varios cientos de euros, tendrán generadores propios…) Solo quedó un enchufe para bajos consumos (móvil, ventilador...). Un desastre. El desayuno al día siguiente, normalito. El precio, realmente muy económico (800 kwachas, unos 26€) y pagado con tarjeta al hacer la reserva. Vista la experiencia, estoy seguro de que elegiríamos otro lugar para dormir.
• Sigo con la explicación de la excursión: como serán más o menos las diez cuando lleguemos a Livigstone, y el lado zimbabwense de las cataratas requiere más tiempo y además hay que emplear algo de tiempo para cruzar la frontera Zambia-Zimbabwe, elegiremos visitar esa mañana las Victoria del lado de Zimbabwe, seguros de que nos daría tiempo, pues no cierran hasta las 5 de la tarde.
• Una vez en Livingstone, cambiar kwachas en el centro (si no lo hemos hecho antes) y tomar un taxi local para recorrer los 12 km hasta el “puente internacional” sobre el Zambeze, que hace de frontera entre ambos países (este taxi, regateando, nos debería costar unos 100 kwachas o 3 USD).
• Bajarnos antes del puente internacional (el taxi no irá más allá), hacer la salida de Zambia (unos pocos minutos y totalmente gratis) y cruzar el puente, momento en el que tendremos un primer contacto (aprovechemos para hacer fotos) con el Zambeze recién salido de las cataratas y con las propias cataratas (cruzando a nuestra derecha).
• Aproximadamente a un 1,5 km caminando, entre enormes camiones con remolque y un montón de peligrosos y agresivos babuinos (ojo a cámaras, gorras, móviles…), llegaremos a la frontera de Zimbabwe (siempre hay colas, pero hay una ventanilla reservada para guiris, por lo que en 20 minutos podremos estar legalmente en territorio zimbabwense). Cumplimentado un formulario (en inglés) pasaremos a la ventanilla, donde explicaremos que no vamos a dormir en Zimbabwe, sino que volveremos a Zambia esa misma noche (puede que tengamos que enseñar la fotocopia de la reserva del hotel), nos pedirán los 30 USD por persona de visado (debemos salir por esta misma aduana) y nos estamparán los sellos en nuestros pasaportes.
• Tras otro kilómetro (cuesta arriba) llegaremos a las puertas del Parque Nacional “Victoria Falls”, donde están las taquillas, y allí sacaremos dos entradas (nada baratas: 50 USD por persona, con tarjeta o si pagamos en efectivo, podremos quitarnos esos billetes de dólar USA viejos o marcados, pues allí se lo “tragan” todo).
• Una vez dentro (debería ser mediodía o poco más) tendremos casi 5 horas para recorrer los 16 miradores (muy bien señalados) desde los que contemplar las cataratas. Seguro que no emplearemos más de 3 horas, aun paseando tranquilamente. Si tenemos suerte, no deberíamos mojarnos, pero para eso llevamos en nuestra mochila los chubasqueros y las chanclas.
• También es interesante llevar un par de bocadillos para tomar sobre la marcha, pues el restaurante de las cataratas no es nada barato (ni siquiera las bebidas; dentro, una botella de agua pequeña nos costará unos 3 USD, mientras que, en los puestecillos de fuera de las taquillas, por ese agua o coca-cola frescas nos pedirán solo 1 USD) y evitaremos perder tiempo.
• Nosotros terminamos la visita sobre las 4, y así tuvimos tiempo sobrado de pasear entre los puestos de recuerdos donde compramos algo (decidimos no llegar hasta el centro del pueblo) y volvimos, ahora ya sin prisas, a la aduana para salir de Zimbabwe, lo que hicimos en 5 minutos, paseando por el puente internacional, donde volvimos a hacer más fotos a las cataratas, al río y a los babuinos. Al final del puente, otros 5 minutos para entrar de nuevo en Zambia (puede que también nos pidan esa fotocopia de la reserva del hotel en Livingstone) y nos pondrán nuevos sellos en los pasaportes (por supuesto, gratis). Están acostumbrados pues hay bastantes guiris que hacen esto mismo todos los días.
• De aquí al hotel (ya lo sabemos por experiencia) tomaremos otro taxi (de nuevo 100 kwachas) y, como todavía tendremos algo de luz solar, podremos pasear por la calle principal de Livingstone, la “Mosi-Oa-Tunya Rd” (que traducido quiere decir, precisamente, el “humo que truena”), nombre que dieron a las cataratas los primeros pobladores, pues, el ruido que producen sus aguas y, sobre todo, la nube de vapor de agua que se levanta, puede verse a kilómetros de distancia.
• Livingstone nos ofrecerá una catedral, una iglesia, dos museos (uno muy simple de ferrocarriles y otro de historia local), un mercado al aire libre, algún monumento y poco más. Pero no deja de ser una ciudad simpática, más o menos cómoda y relativamente segura, aunque en cuanto se haga de noche todo quede a oscuras, pues hay muy pocas farolas (es aconsejable llevar un par de frontales de luz).
• Podremos cenar en algún restaurante para turistas o, si nos atrevemos, en los más étnicos y económicos para la gente local. Y de ahí al hotel a dormir, pues mañana, tocará visitar el lado zambiano de las Victoria y, a ser posible, antes de mediodía, buscar un taxi para regresar a Kazungula, desde donde, tras pasar las aduanas correspondientes, tomaremos otro que nos lleve a nuestro hotel. Los tiempos y precios de estos otros trayectos son similares a los que hicimos y pagamos al venir.
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