Durante las evoluciones por cubierta vamos encontrándonos con elementos del barco, incluidas las small wonder descritas en otra etapa. La temática es variada y siempre sorprendente cuando uno se asoma al periscopio o anteojo de turno.
[align=center]VISTA DE UN SMALL WONDER DEL ALLURE OF THE SEAS

Ya empieza a hacer calorcito y se está muy bien a la intemperie. El mar es una lámina y la velocidad mínima del crucero hace que todo sea un remanso de paz. Uno se apoya en la baranda y deja que la vista se pierda entre las olas. Expresaba el poeta Manuel Machado lo siguiente:
Era un suspiro lánguido y sonoro
la voz del mar aquella tarde… El día,
no queriendo morir, con garras de oro
de los acantilados se prendía.
Pero su seno el mar alzó potente,
y el sol, al fin, como en soberbio lecho,
hundió en las olas la dorada frente,
en una brasa cárdena deshecho.
Para mi pobre cuerpo dolorido,
para mi triste alma lacerada,
para mi yerto corazón herido,
para mi amarga vida fatigada…
¡el mar amado, el mar apetecido,
el mar, el mar, y no pensar nada…!

Bajamos unas cubiertas y nos dirigimos al siguiente punto de interés de la mañana: la pared de escalada. Me había hecho el año pasado el firme propósito de no volver a intentarlo tras las nefastas evoluciones en el rocódromo del Voyager of the seas pero, siguiendo el “sólo se vive una vez” de también las Azúcar Moreno, me animo a intentar superar el desempeño anterior. Por tal motivo, fechas antes del viaje me vi algún video explicativo con reglas y trucos para maximizar el avance en una escalada y tenía interés en ponerlo en práctica si al final me animaba a subir.
Efectivamente hay modos de proceder que pueden ayudar a mejorar las evoluciones en la escalada como arrimarse lo máximo posible a la vertical de la pared, estirar bien los brazos para que no se cansen los músculos de los mismos o tirar de piernas haciendo impulso en cada movimiento.
Con este ánimo nos acercamos a la zona de preparación donde los monitores te dan calzado apropiado y te ponen los arneses y resto de impedimenta. A continuación, mientras mi acompañante espera e inmortaliza la experiencia porque opina de la escalada lo mismo que de la tirolina (que le muerde), voy cumpliendo el ritual de persignaciones interiores y avanzo hasta la cuerda. Por supuesto me voy por el itinerario más fácil y parece que se va dando bien la cosa porque supero el límite del año pasado y continúo la ascensión. La realidad tiene sus planes para mi persona porque a media pared veo que me desinflo y me flaquean las extremidades (peso añadido derivado de una ingesta desproporcionada a lo largo de la semana, tal vez….) por lo que tomo aire y hago un último intento sin resultado derrumbándome a continuación y cayendo a plomo.

Bueno, me digo, he batido el record del año pasado en tiempo y recorrido y me doy por satisfecho. Otra experiencia que no si se volveré a repetir algún día…. Pero tampoco se puede decir de este agua no beberé ni este cura no es mi padre, que se decía en el siglo pasado.
Tras recobrar el resuello y bajar las pulsaciones decidimos volver a la zona deportiva del crucero para ver qué se nos ocurre hacer a continuación.

Como ya es media mañana y ya hemos hecho la digestión del desayuno es buena idea volver a poner en marcha de nuevo el estómago para coger fuerzas hasta que comamos tras el musical y nos pasamos por el Loco Fresh a coger unas viandas remojadas con una rica limonada. No somos los únicos porque a estas horas del mediodía ya anda el pasaje nacho va, nacho viene.
A destacar que aquí en el Loco Fresh también dan desayunos pero la oferta es limitada: burrito de desayuno y poco cosa más.

Al lado del Loco Fresh y junto a la cancha deportiva hay un “futbolín” muy curioso. Es una mesa y el suelo es un campo de fútbol estando las porterías tras las piernas de cada uno. La gracia es meter gol entre las piernas del oponente mientras te tomas algo tranquilamente. Para echar un rato está gracioso y suele tener mucha aceptación sobre todo entre los gremlins de toda especie y condición.
Desde allí observamos la cancha deportiva donde hay un torneo de pickleball y donde suceden las partidas. La gente se lo toma en serio realmente y los puntos están muy disputados pero reina el buen rollo y armonía.

El pickleball es un deporte de raqueta que combina elementos del tenis,[1] pádel, bádminton y tenis de mesa, en el que dos o cuatro jugadores golpean una bola por encima de una red, buscando anotar puntos y ganar sets. El pickleball se inventó a mediados de la década de 1960 en Estados Unidos como un juego de patio para niños pero su crecimiento y popularidad ha sido exponencial en los últimos años, especialmente en Estados Unidos, donde millones de aficionados lo practican asiduamente. En el resto del mundo aún no ha logrado la misma implantación.
Entre unas cosas y otras va llegando la hora del Mamma mia y es conveniente estar con algo antelación para coger un buen sitio y visualizar de manera óptima el espectáculo. Para el Teatro Amber que dirigimos nuestros pasos.
Lo que pasó el resto de la tarde será relatado en la próxima y emotiva etapa de este diario.[/align]