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Todo lo bueno se acaba. Hoy es nuestro último día en Budapest
Pero como nuestro avión no sale hasta las 21:20 horas, podremos aprovechar buena parte de la jornada.Tras el desayuno en una cafetería cercana, hacemos el check-out en el hotel, al que volveríamos por la tarde porque tenemos contratado el traslado al aeropuerto. Dejamos las maletas en la consigna y nos ponemos en marcha. Está lloviendo. No llueve fuerte pero sí de una forma constante. Con ese pequeño inconveniente nos dirigimos hacia la isla Margarita, nuestro primer objetivo del día.
Hoy, 20 de agosto, es festivo en Hungría. Se celebra San Esteban (Szent István). Muchas de las principales avenidas de la ciudad, aparecen engalanadas con banderas nacionales.
Cogemos el metro (línea 3) en Déak Ferenc tér y dos estaciones después llegamos a Nyugati pályaudvar, que conecta con la estación de tren del mismo nombre. Tomamos Szent István körut, la avenida en la que comienza el Gran Bulevar por su parte norte, y llegamos al puente Margarita (Margit híd), por el que accedemos a la isla.
La isla Margarita (o Margit-sziget), toma su nombre de la hija del rey Béla IV, quien tras la liberación de Hungría de la invasión mongol del siglo XIII, prometió que consagraría a su siguiente hijo a la vida religiosa y, cumpliendo su palabra, envió a Margarita al lugar, donde vivió hasta el fin de sus días.
Tiene una longitud que supera los dos quilómetros y medio, y por allí no circulan vehículos particulares, ya que los que acceden por el puente Árpád deben detenerse obligatoriamente en un aparcamiento situado en el extremo norte. El único vehículo que recorre longitudinalmente la isla es el autobús número 26. En tranvía se puede llegar hasta el puente Margarita, en concreto con los números 4 y 6.
Existen varias opciones para recorrer la isla además de hacerlo a pie: se pueden alquilar bicicletas, coches a pedales (denominados bringóhintó), coches eléctricos y hasta se puede ir en un tren turístico.
Seguía lloviendo, y lo cierto es que no pudimos disfrutar como nos hubiera gustado del paseo por la isla.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Llegamos hasta donde se hallan los restos de la iglesia y el monasterio franciscanos, que datan del siglo XIII y que me hacía ilusión contemplar, puesto que tienen la particularidad de ser uno de los escasos elementos arquitectónicos medievales que se conservan en la ciudad de Budapest,
*** Imagen borrada de Tinypic ***
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junto con las ruinas del convento en el que residió la princesa Margarita y las de una iglesia premonstratense del siglo XII.
Como no paraba de llover, decidimos dar media vuelta y volver hacia el puente Margarita, donde tomamos uno de los tranvías que tienen allí su parada (no recuerdo si fue el 4 o el 6).
*** Imagen borrada de Tinypic ***
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Para aquellos que tengan más suerte que nosotros y puedan disfrutar de la isla durante más tiempo, decir que además de lo que he indicado, pueden encontrar también allí, entre otros elementos, un depósito de agua que hace las funciones de mirador y donde se ofrecen exposiciones temporales, un jardín japonés, el monumento que conmemora el centenario de la unión de Buda, Óbuda y Pest para formar una sola ciudad, un complejo acuático, etc.
Por cierto, desde el puente Margarita se observan buenas vistas del Parlamento (a la izquierda) y de Buda (a la derecha).
Como digo, en el puente cogimos el tranvía (último viaje en transporte público utilizando el abono de 72 horas), que nos acercó hasta una parada en el centro del Gran Bulevar (por Erzsébet körút), desde donde nos dirigimos al barrio judío puesto que teníamos intención de comer en el restaurante Klauzal, sito en la plaza del mismo nombre, que llevaba apuntado tras haber leído un diario en el que se hablaba en términos muy elogiosos de la relación calidad-precio de su comida.
Se trata de un restaurante de cocina húngaro-judía, y si bien no es nada caro (en general, en Budapest se puede comer bastante bien a precios muy razonables), tampoco nos pareció nada del otro mundo. En relación con las expectativas creadas, fue una pequeña decepción.
Después de la comida, y aprovechando que ha dejado de llover, damos nuestro último paseo por Budapest. Volvemos a pasar por la Gran Sinagoga, en cuyas inmediaciones no hay ahora absolutamente nadie,
*** Imagen borrada de Tinypic ***
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para entrar en el Pequeño Bulevar, primero por Károly körút y luego siguiendo por Múzeum körút, donde, a la izquierda, aparece el magnífico edificio neoclásico que alberga el Museo Nacional Húngaro (Magyar Nemzeti Múzeum).
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Llegamos a Kálvin tér, donde se halla la Iglesia Calvinista, construida en el siglo XIX, que no hay que confundir con la que está situada en la zona de Buda.
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Tomamos ahora Üllői út para dirigirnos hacia el Museo de Artes Aplicadas (Iparművészeti Múzeum), ya que había visto fotos del edificio y me había llamado bastante la atención, pero lo cierto es que, una vez delante, nos decepcionó un poco. Nos encontramos ante un edificio gris, con una cierta pinta de abandono, en el que no resaltaban para nada las tejas verdes y doradas que había visto relucir en algunas fotografías. Quizás en un día soleado…
*** Imagen borrada de Tinypic ***
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Desde el Museo de Artes Aplicadas nos dirigimos hacia el paseo fluvial. Estamos transitando por el popular barrio de Ferencváros, sede del histórico club de fútbol, hoy en día muy venido a menos.
El sol se va abriendo paso poco a poco. Ya estamos en la zona del puente de la Libertad (Szabadság híd), con el célebre hotel Gellért al otro lado del río. De las inmediaciones del hotel sale un camino que asciende hasta la cima de la colina, pasando por la capilla de la Cueva.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Continuamos hacia el puente de Isabel, y muy cerca de éste, encontramos la Iglesia Parroquial de Belváros (o del Centro),
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templo que data del siglo XII, y que fue utilizado como mezquita durante la ocupación otomana. Tras un incendio en 1723, fue reconstruida en estilo barroco. Está considerado el edificio más antiguo de Pest. No pudimos ver su interior porque estaba cerrada. Era uno de los monumentos que teníamos intención de visitar, pero finalmente no conseguimos cuadrarlo con nuestro planning...y eso que estaba a cuatro pasos de nuestro alojamiento. En fin, me lo apunto para cuando volvamos a Budapest
Como aún nos queda un rato antes de la hora convenida con los del hotel para el traslado al aeropuerto, aprovechamos la proximidad de Vörösmarty tér para probar la famosa tarta Dobos en la no menos célebre pastelería Gerbeaud. Por dos trozos (no grandes, precisamente) de tarta, nos clavan la friolera de 4.485 HUF (servicio incluido, of course), más de 14 euracos al cambio. No digo que la Dobos no esté buena, pero es evidente que además de la tarta pagamos el renombre del sitio.
De todas maneras, esto no desluce para nada nuestra estancia en Budapest y no cambia la magnífica impresión que nos llevamos de la ciudad. Con la pena de dar por finalizado el viaje, vamos hacia el hotel, un taxi nos viene a recoger y nos conduce al aeropuerto Liszt Ferenc, desde donde un avión de la compañía Vueling nos devuelve a casa.
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