Masai Mara 1
Dia 19
Masai Mara es un parque natural de 1500 km. cuadrados. Una inmensa pradera sin apenas caminos donde se circula, casi siempre, campo a través.
La llegada al Masai Mara fue triunfal.
Aterrizamos en la única pista de tierra del aeropuerto Masai Norte y allí nos esperaban dos masais, Sapimpi y Sareto, del CHEETAH con un 4x4 de los de verdad, quizás viejo, pero efectivo.
Teníamos un trayecto de poco mas de un cuarto de hora. Breve, memorable.
Nada mas empezar a rodar nos invadió una sensación como la que tuve cuando vi la película Parque Jurásico, la primera de la saga, en aquella escena en la que los protagonistas llegan a la pradera en la que pastan tranquilamente los dinosaurios.
Era increíble, estábamos rodeados de facóqueros, de cebras, de ñus, de gacelas, búfalos, etc, etc.
Llegados a un punto, paramos ante una manada de impalas para hacer unas fotos,
pero una vez acabada la sesión, nos dice el guía que no nos iremos de allí, hasta que una hembra rezagada se incorpore al grupo.
Al cabo de unos minutos la viene a buscar el macho líder de la manada, pero la hembra, en vez de seguirle se tumba junto a unos matorrales.
Sapimpi (que sabe mas que los ratones coloraos) cambia el coche de posición,para tener la gacela en primer plano y ver lo que pasa… y nos quedamos boquiabiertos. Estaba empezando a parir.
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La madre se come absolútamente toda la placenta, eliminando todo rastro de olor. La cria se quedará posteriormente, escondida en un agujero del suelo, invisible a los depredadores, porque durantre los primeros 15 días no emiten olor. La madre siempre estará cerca, atenta a cualquier contingencia.
La feliz familia.
Se desarrolló todo el parto ante nosotros y nos fuimos cuando la cría empezó a mamar.
Todavía tuvimos tiempo, antes de llegar al CHEETAH, de ver mas animales precisos.
Marabú
Hiena
Gansos del Nilo
Aguila, que no nos dejó acercarnos. Se fué.
Pero que vuelo mas majestuoso...
Suricat
Topi
cebras
Impresionante estampa
Un monito
Y hasta un enorme varano.
Todo esto en el breve recorrido desde la pista al campamento, que claro se alargó una hora..
A la llegada besos y abrazos para todos. De estos, van sobrados en el CHEETAH. Y pasan a enseñarnos las instalaciones.
La estructura principal cuenta de 5 tiendas, de las cuales una se utiliza como hall, punto de reunión o comedor. O sea, sala polivalente.
Otras dos son tiendas pensadas para una pareja, que son las que llevábamos contratadas. Estas tiendas constan de una estructura de obra, levantada del suelo con pilotes de madera y paredes de lona, con multiples ventanales o aberturas que se cierran con cremalleras.
El techo es de estructura vegetal, protegida de la lluvia con algún tipo de plástico que no se ve.
En el centro de la estancia hay una cama grade con una mosquitera.
Y a un lado está el WC y el lavabo, de obra.
Así como un espacio dedicado a vestidor.
Disponen también de una enorme terraza con mesa y sillas sobre el río Mara, ya que el campamento está situado en la misma orilla del río, en una zona elevada unos metros sobre el rio.
El sitio es inmejorable. En el río, bajo nuestros pies, hay montones de hipopótamos y unos cuantos cocodrilos.
La tercera tienda, a continuación de las dos primeras es de estructura parecida, pero mucho mas grande. Enorme.
Alrededor de la cama principal hay otras 5 camas para mas gente. Aunque a esto no le veo mucho sentido ya que, por muy grande que sea la familia, el que duerma en la cama principal va a querer un poco de intimidad.
Pero como decía el torero: Hay gente pa tóo
Por alguna razón, decidieron darnos a nosotros esta tercera tienda. El detalle se agradece, pero no creo que disfrutáramos mas por ser la tienda muchísimo mas grande.
Las tiendas pequeñas ya son enormes.
Nos explicaron que se debía al hecho de venir a través del contacto de M. José.
Gracias (Jorge, Mariola, Mª José)
Y la última tienda, un poco mas separada del resto, es la que ocupan Jorge y Mariola, propietarios de la instalación.
Una vez instalados, pasamos a comer en una terraza al borde del rio. Un lujo.
En la orilla de enfrente pastaban unas jirafas, que mas tarde fueron unos elefantes. Siempre había animales en lo orilla opuesta, como si fuera un escaparate.
Por supuesto, en el agua estaban los hipos y cocodrilos. Sobre todo hipos, muy abundantes.
Y terminada la comida, sin descanso, empezamos el primer safari, que es a lo que hemos venido. Aquí, tonterías las justas.
Al poco rato ya encontramos esta manada de elefantes
En esta, posa una preciosa cebra
O esta pacífica jirafa, generalmente en grupo y acompañadas de mas animales,
No es raro encontrar pastores masai con sus rebaños, mezclados con otros herbívoros salvajes
En esta primera salida fuimos a buscar un guepardo que tenían mas o menos localizado.
Hay que decir que una de las tareas de guías y acompañantes es informarse de la ubicación de los animales. Para ello es vital disponer de una buena red de informadores y amigos que pasen la información. Solo os diré que Sapimpi, el guía masai, iba con dos móviles, hablando con unos y otros. No dan puntada sin hilo.
Por ello, después de un rato de búsqueda por la zona donde se suponía que tenía que estar, apareció el animalito.
También es de gran ayuda ver a otros coches, aunque sea con prismáticos, que están parados viendo algo. El que se para es porque tiene motivos.
Encontrado el guepardo, lo seguimos durante un rato y comprobamos que no tenía ganas de cazar. Tenía la tripa llena y solo dejaba pasar el tiempo disfrutando del paisaje. Eso si, siempre situado en sitios de privilegio que le permitan ver toda la pradera.
Este animal, para mi, es el mas elegante de todos los que hemos visto. El mas bonito y el mas rápido. Es un lujo para la vista y para la cámara, que está en peligro de extinción.
También vimos en esta salida hienas, muy abundantes en el Mara, ya sean solas o en manada.
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Y es frecuente encontrar la guarida de la familia, donde conviven en uno o varios agujeros, varias hembras con sus crias y los machos. Todo un clan que en algunos casos puede tener 20 o 30 individuos de todos los tamaños.
En cualquier zona húmeda es frecuente ver los coloridos gansos del Nilo, garcetas y otras aves acuáticas.
También nos encontramos con una manada de elefantes, que pasan indiferentes entre los coches.
Los elefantes son uno de los cinco grandes: Este es un concepto que desconocía, pero que maneja todo el mundo como el objetivo a cubrir en Africa.
Así pues, los cinco grandes son:
Leon, búfalo, elefante, rinoceronte y leopardo.
A mi me parece muchísimo mas agradecido de ver el guepardo. Y si es por tamaño, el hipopótamo se lo han dejado fuera de la lista. El caso es que la lista me importaba muy poco.
Otro detalle que me llamó la atención es que los animales pasan olímpicamente de los coches. Han nacido con ellos y parece como si, para ellos, formaran parte del paisaje.
Pero si te bajas del coche, la cosa cambia radicalmente. Salen corriendo y chillando asustados gacelas, cebras, nus, etc.
Con los mas grandes la cosa cambia: Los hipos guardan una distancia de seguridad… y nosotros también con ellos.
Y con los felinos no hice la prueba. Aunque si hubiera pasado mas tiempo con Jorge, es posible que lo hubiera acabado intentando. Todo es cuestión de tiempo y ganas, contando con la experiencia de un experto.
También encontramos una pareja de lones macho, hermanos, dormitando después de la última comilona. Por cierto al macho líder le faltaba un ojo, producto de algún encuentro poco amistoso. Y a pesar de esta carencia, mantenía su autoridad.
Me resultó llamativo el hecho de que en la gran pradera del M. Mara no hubiera prácticamente ningún camino, o muy pocos. Solo alguna rodada de vez en cuando, que a veces seguíamos un trecho y otras se atravesaban. Pero la mayoría de las veces se iba campo a través.
Esto lo hace muy especial y diferente a todos los demás parques, donde no puedes salir de los caminos marcados.
Y con esto acabábamos el primer día. Cansados, pero eufóricos. Después de cenar y ya en la cama, oímos a los leones rugir muy cerca del campamento. Y a los hipos pasar al lado de la tienda, con la escandalera de gruñidos que montan. Total, que la noche es un festival de ruidos, en el que una vez te has metido, duermes plácidamente.