Tras el desayuno en el hotel muy completo (7 euros por persona, nos acabamos por acostumbrar a pagar dinerales para desayunar rápido y bien...), nos pusimos en marcha.
Siguiente destino: Niza.
Teníamos unos 13 km, así que nos plantamos allí en nada.
Dejamos el coche en un garaje subterráneo, cerca del Promenade des Anglais (el paseo marítimo) y salimos de lleno al mercado de las flores y verduras, en Cours Saleya (tuvimos la suerte de visitar la ciudad en sábado, cuando se monta el mercado).
Tras un paseíto por el mercado y por la Vieux Nize (casco antiguo), salimos al Promenade des Anglais de nuevo. Hacía una día magnífico, con lo que la visita fue muy agradable.
Niza nos recordó a Cannes, el mismo estilo de ciudad, elegante y glamourosa.
Cogimos el coche y fuimos hacia la Catedral Ortodoxa rusa de San Nicolas, nos llamaba la atención ver una catedral así en pleno mediterráneo. La pena que al llegar vimos que estaba andamiada.
Tras el pequeño chasco, fuimos hasta Cimiez, un barrio exclusivo, lleno de mansiones tremendas. Tras un rato de dientes largos, salimos de la ciudad con buen sabor de boca.
Promenade des Anglais
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Mercado Cours Saleya
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Cogimos la Grande Corniche, carretera que une Niza con Montecarlo (principado de Mónaco), hasta llegar al pueblo de La Turbie, que ofrece vistas immejorales del principado y además, el pueblo es muy agradable. Tras las fotos de rigor, paseo por el pueblo y parada técnica (cafetito y aseos...) seguimos hacia Mónaco.
La Turbie
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Vista de Mónaco
*** Imagen borrada de Tinypic ***
La verdad que Mónaco nos dejó algo fríos... tampoco sabíamos bien lo que nos íbamos a encontrar, pero en ningún caso me esperaba una ciudad con edificios amontonados y tan caótica. Si es cierto que por su localización (arrinconada entre montañas y el mar) no tiene el espacio suficiente para crecer en horizontal, así que lo hace en vertical y donde se puede.
Las fotos explican a lo que me refiero...
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Teníamos pensado visitar la Catedral de Mónaco (donde estan enterrados Rainiero y Grace Kelly) y el Palais du Prince, pero por imposibilidad de dejar el coche y de circular (no está permitido circular por Mónaco Ville si no eres residente) y como siempre, ir pegados de tiempo, decidimos dar una vuelta con el coche y verlo de rapidillo.
Mucho turista buscando Porsche y Ferrari (un poco como nosotros ) y la verdad, cochazos vimos unos cuantos. Nos acercamos a la zona del Casino de Montecarlo e hicimos alguna foto
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Fuimos despidiéndonos del Principado, no antes de hacer una foto panorámica ya de salida del país.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Pero antes de marcharnos, no quisimos irnos sin pisar suelo monegasco, y bajamos a comprar un periódico local (tenemos la costumbre de comprar un periódico de todos los sitios donde vamos ). Aquí la prueba
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Seguimos hacia la siguiente parada, San Remo, ya en territorio italiano. Aur revoir France!!
Estábamos a unos 45 km, así que llegamos a San Remo pasada la hora de comer. Encontramos aparcamiento en zona azul en el paseo marítimo y buscamos como locos algo que comer. Encontramos un restaurante de cocina abierta 24h, y nos comimos en una terraza unos raviolis bastante buenos y bebidas por 20 euros.
Tras la comida, paseamos por el casco antiguo y visitamos la Catedral Ortodoxa (ahora sí!) pero por fuera.
San Remo agradable, menos ostentoso que lo visto en la Costa Azul y el talante de la gente distinto, más como nosotros...
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Tras la breve parada, seguimos dirección Bussana Vecchia, un pueblo que se encuentra a unos 10km de San Remo, en interior, que tiene el encanto de haber sido restaurado por una comunidad de artistas tras un terremoto.
El acceso un poco difícil (carreteras sin asfaltar...) y una pena no poder dedicarle el tiempo necesario, pero si alguna vez volvemos, le dedicaremos el tiempo que se merece.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Seguimos rumbo Génova, todavía a unos 150 km, con lo que carretera y manta. Decidimos ir por peaje para agilizar (16 euros). Llegamos a la ciudad a eso de las 18h, bastante cansados, y buscamos el hotel, que no se encuentra demasiado céntrico (Hotel Nologo). Un hotel funcional y correcto. Nada más entrar a la habitación e ir al baño, nos damos cuenta que la cadena no funciona, con lo que vuelta a recepción y a que nos cambien de habitación. Nos tocó una triple gigante, así que bien
De nuevo de vuelta al coche para acercarnos al centro de la ciudad (no estábamos para buscar autobuses...). Aparcamos en el parking del puerto (nos costó alrededor de 3 horas, 4 euros).
Ciudad caótica, mucho tráfico, todo en obras, edificios ruinosos... la verdad que tiene su encanto.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Visitamos la zona del puerto (con su famoso Globo de la Biosfera), la Catedral de San Lorenzo (que ya se encontraba cerrada por ser más de las 19h) y el Casco Antiguo con sus famosas Carruggi (callejuelas).
El centro me gustó mucho, pero él me comentó que tenía cierta sensación de inseguridad, sobretodo al salir de cenar hacia las 23h.
Catedral de San Lorenzo
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Carruggi
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Tras un paseo, decidimos buscar dónde cenar; encontramos un restaurante muy pequeñito y agradable. Cenamos un risotto de calabaza y él pasta al pesto (típico de la zona), vino y postre (30 euros). La verdad que mucho más barato que en Francia.
Comentar una anécdota; a la hora de pedir el postre, yo había fichado en la carta una tarta de frutas casera ( que me encanta) y la pedí como postre. El camarero, muy simpático, puso cara como de “Eso no está en la carta ”, pero rápidamente disimuló y lo anotó.
Pasaba el rato y la tarta no llegaba. Le comenté al amigo “eso es que la estaran haciendo en el horno...”. Ilusa de mi, al rato, vemos aparecer a un hombrecillo con una caja como de pizzas que venía de la calle. Al minuto tenía mi tarta “recién hecha”. Aquí se vio el talante italiano, yo quería tarta y tuve tarta. Lo que no se de dónde la sacarían... El caso es que estaba rica .
Tras unas risas, nos fuimos para el hotel, que ya tocaba descansar, con la impresión de una Génova decadente pero simpática, romántica y especial... en definitiva, una ciudad italiana
*** Imagen borrada de Tinypic ***