Decidimos pasar el día entero en Fez, ya que se trataba de una de las paradas importantes del viaje.
Por la mañana, decidimos ir a Fez-el-Bali (la antigua medina), donde nos encontramos de golpe con la medina más grande y bulliciosa de las que habíamos visto hasta entonces. Es algo espectacular, lleno de gente por todos los lados, las callejuelas llenas de mierda y con olor a mierda, porque el burro y el asno son los animales de carga dentro de la medina, las tiendas ocupando media calle por cada lado, cada una con su vendedor correspondiente que te dice: "¿España?¿Madrid, Barcelona?".
Pero yo creo que hay cosas especialmente llamativas de la medina de Fez:
- Dentro de ella parece que has vuelto a la edad media. Vale que a tu alrededor puedes ver cosas modernas (móviles, relojes,...) pero la organización social y económica es la misma que en la edad media: gremios, artesanos, hornos comunes, alquiler de ollas,... y todo girando alrededor de la religión y las mezquitas.
- Pero si tenemos que hablar de edad media, no nos pueden faltar las curtidurías. Hay que reconocer que deberíamos haber ido a las de Chouara, pero cuando quisimos llegar cerca, ya estábamos hasta los mismísimos de los caza-turistas que nos llevaban acribillando todo el día (ya hablaré de ellos, ya, grrrr). Pues eso, que nos acercamos a ver una de las medianas, que para hacerte una idea de lo que va, y de como huele, tampoco está mal. Fue curioso ver que todo el cuero estaba teñido del mismo color, amarillo, porque alli, cada día se hace cuero de un color, según el mercado y lo que decida una especie de "consejo de curtidurías" (salvo en la grande de Chouara que todos los días se tiñen de todos).
La verdad es que es una experiencia única, ver a la gente meterse hasta la rodilla en pilas de excrementos de paloma, cal y otras guarradas, quitar el pelo a la piel, curtirla... vamos, que se me quitaron las ganas de comprar nada de cuero (tampoco las llevaba).
- Los caza-turistas. Esa especie de pillos/delincuentes juveniles (y no tan juveniles...) que se pasan el día acosando a los turistas, para llevarlos a las curtidurías (principalmente). Pero si se quedara ahí la cosa, pues no pasaba nada, los obvias y punto. El problema viene con los que ya están un poco mayorcitos, que no sólo te siguen pegados a tí, como si fueran tu guía, sino que si no les haces caso, se enfadan, y comienza desde el mítico "oye, que vivo de ésto" o "venga, que para tí no es nada", hasta el "eres un racista" o "mis amigos no te dejarán ir más alla de zoco" a la vez que se te encaran y se interponen en tu camino.
Bueno, como podéis ver, no acabé muy contento con ellos. Pero si no queréis problemas, pagáis y punto, para seguir favoreciendo esas prácticas (chantaje puro y duro).
- Los olores y los colores, tanto buenos como malos, que tiene toda la ciudad, pudiendo pasar de un callejón con olores maravillosos a cien especias, a otro con olor a curtiduría o a mierda de mula.
Dentro del paseo por la medina, vimos además cosas increíbles; lo primero que nos encontramos según bajamos por la "gran cuesta" (algo así significaba en árabe) fue la Madraza Bou Inania, que cosa más bonita, con un maravilloso partio de mármol y estuco, con la sala de oración al fondo.
Seguimos bajando, hasta entrar en el zoco de la henna. Es llamativo ver como está rodeado por puertas, que cierran por la noche, con una barra de madera en medio, a metro y medio más o menos, para evitar que pasen las mulas y los burros dentro. Todo esto porque dicen que la henna era la planta del paraíso.
Al salir del zoco de la henna, fuimos al Museo-Palacio Najjarine. Es un antiguo palacio de estilo "caravanserrallo", con un patio central y tres pisos, donde han hecho un museo de los trabajos de la madera, pero que siempre recordaré por estar fresquito y por tener ¡¡UN BAÑO LIMPIO EN CADA PLANTA!! algo que se echa en falta en Fez.
Seguimos caminando sin rumbo fijo, pasando por el Mausoleo de Idriss II y la gran mezquita, que tienen una pinta que te cagas, pero que no dejan entrar a no musulmanes. Estuvimos a punto de entrar en el mausoleo, porque mi novia y yo tenemos bastante pinta de "moros", pero nos cortamos, por si la podíamos liar.
Volvimos a la puerta, con mucha hambre, y ya que era el primer día que no íbamos a coger el coche, no teníamos la tranquilidad de comer en medio de la carretera, asi que tuvimos que ponernos a comer de mala manera, los bocadillos, en un callejón fuera de la medina y a escondidas. A pesar de todo nuestro cuidado, hubo alguno que nos soltó algún bufido.
Después de comer nos fuimos a ver Fez-el-Jadid, la otra parte de la medina, más moderna y que llaman la ciudad imperial. Básicamente, está constituída por el Palacio Real y la antigua judería, que llama la atención porque se trata de calles rectas y con casas con balcones (éstos no tienen que esconder a las mujeres), pero ahora se ha convertido en un barrio un poco chungo donde nos encontramos bastante a disgusto, por lo que decidimos irnos a la ciudad nueva a terminar el día.
Llegamos al hotel poco antes de anochecer, por lo que decidimos esperar a que anocheciera... ¡¡dándonos un baño super-relajante en la piscina!! madre mía, que gozada
Cuando paseamos por la ciudad nueva, nos dimos cuenta que Fez es algo más que la medina. Es una ciudad completa, con gente que hace su vida normal, alejados de los turistas, con sus negocios y quehaceres. Vimos gente de todo tipo, desde hombres y mujeres occidentalizados, a otros mucho más clásicos.
Por la mañana, decidimos ir a Fez-el-Bali (la antigua medina), donde nos encontramos de golpe con la medina más grande y bulliciosa de las que habíamos visto hasta entonces. Es algo espectacular, lleno de gente por todos los lados, las callejuelas llenas de mierda y con olor a mierda, porque el burro y el asno son los animales de carga dentro de la medina, las tiendas ocupando media calle por cada lado, cada una con su vendedor correspondiente que te dice: "¿España?¿Madrid, Barcelona?".
Pero yo creo que hay cosas especialmente llamativas de la medina de Fez:
- Dentro de ella parece que has vuelto a la edad media. Vale que a tu alrededor puedes ver cosas modernas (móviles, relojes,...) pero la organización social y económica es la misma que en la edad media: gremios, artesanos, hornos comunes, alquiler de ollas,... y todo girando alrededor de la religión y las mezquitas.
- Pero si tenemos que hablar de edad media, no nos pueden faltar las curtidurías. Hay que reconocer que deberíamos haber ido a las de Chouara, pero cuando quisimos llegar cerca, ya estábamos hasta los mismísimos de los caza-turistas que nos llevaban acribillando todo el día (ya hablaré de ellos, ya, grrrr). Pues eso, que nos acercamos a ver una de las medianas, que para hacerte una idea de lo que va, y de como huele, tampoco está mal. Fue curioso ver que todo el cuero estaba teñido del mismo color, amarillo, porque alli, cada día se hace cuero de un color, según el mercado y lo que decida una especie de "consejo de curtidurías" (salvo en la grande de Chouara que todos los días se tiñen de todos).
La verdad es que es una experiencia única, ver a la gente meterse hasta la rodilla en pilas de excrementos de paloma, cal y otras guarradas, quitar el pelo a la piel, curtirla... vamos, que se me quitaron las ganas de comprar nada de cuero (tampoco las llevaba).
- Los caza-turistas. Esa especie de pillos/delincuentes juveniles (y no tan juveniles...) que se pasan el día acosando a los turistas, para llevarlos a las curtidurías (principalmente). Pero si se quedara ahí la cosa, pues no pasaba nada, los obvias y punto. El problema viene con los que ya están un poco mayorcitos, que no sólo te siguen pegados a tí, como si fueran tu guía, sino que si no les haces caso, se enfadan, y comienza desde el mítico "oye, que vivo de ésto" o "venga, que para tí no es nada", hasta el "eres un racista" o "mis amigos no te dejarán ir más alla de zoco" a la vez que se te encaran y se interponen en tu camino.
Bueno, como podéis ver, no acabé muy contento con ellos. Pero si no queréis problemas, pagáis y punto, para seguir favoreciendo esas prácticas (chantaje puro y duro).
- Los olores y los colores, tanto buenos como malos, que tiene toda la ciudad, pudiendo pasar de un callejón con olores maravillosos a cien especias, a otro con olor a curtiduría o a mierda de mula.
Dentro del paseo por la medina, vimos además cosas increíbles; lo primero que nos encontramos según bajamos por la "gran cuesta" (algo así significaba en árabe) fue la Madraza Bou Inania, que cosa más bonita, con un maravilloso partio de mármol y estuco, con la sala de oración al fondo.
Seguimos bajando, hasta entrar en el zoco de la henna. Es llamativo ver como está rodeado por puertas, que cierran por la noche, con una barra de madera en medio, a metro y medio más o menos, para evitar que pasen las mulas y los burros dentro. Todo esto porque dicen que la henna era la planta del paraíso.
Al salir del zoco de la henna, fuimos al Museo-Palacio Najjarine. Es un antiguo palacio de estilo "caravanserrallo", con un patio central y tres pisos, donde han hecho un museo de los trabajos de la madera, pero que siempre recordaré por estar fresquito y por tener ¡¡UN BAÑO LIMPIO EN CADA PLANTA!! algo que se echa en falta en Fez.
Seguimos caminando sin rumbo fijo, pasando por el Mausoleo de Idriss II y la gran mezquita, que tienen una pinta que te cagas, pero que no dejan entrar a no musulmanes. Estuvimos a punto de entrar en el mausoleo, porque mi novia y yo tenemos bastante pinta de "moros", pero nos cortamos, por si la podíamos liar.
Volvimos a la puerta, con mucha hambre, y ya que era el primer día que no íbamos a coger el coche, no teníamos la tranquilidad de comer en medio de la carretera, asi que tuvimos que ponernos a comer de mala manera, los bocadillos, en un callejón fuera de la medina y a escondidas. A pesar de todo nuestro cuidado, hubo alguno que nos soltó algún bufido.
Después de comer nos fuimos a ver Fez-el-Jadid, la otra parte de la medina, más moderna y que llaman la ciudad imperial. Básicamente, está constituída por el Palacio Real y la antigua judería, que llama la atención porque se trata de calles rectas y con casas con balcones (éstos no tienen que esconder a las mujeres), pero ahora se ha convertido en un barrio un poco chungo donde nos encontramos bastante a disgusto, por lo que decidimos irnos a la ciudad nueva a terminar el día.
Llegamos al hotel poco antes de anochecer, por lo que decidimos esperar a que anocheciera... ¡¡dándonos un baño super-relajante en la piscina!! madre mía, que gozada
Cuando paseamos por la ciudad nueva, nos dimos cuenta que Fez es algo más que la medina. Es una ciudad completa, con gente que hace su vida normal, alejados de los turistas, con sus negocios y quehaceres. Vimos gente de todo tipo, desde hombres y mujeres occidentalizados, a otros mucho más clásicos.