LO CLÁSICO POR TODOS LOS LADOS.
[bEl pasado clásico está presente en casi todos los lugares romanos. Unas veces es a través de los restos y las ruinas; otras son los nombres. Pero a veces nos encontramos con la reutilización de elementos o la propia invención de los mismos. En este itinerario vamos a recorrer algunos lugares del centro de la ciudad que como en ejemplos anteriores, están fuera de los itinerarios más habituales. Se puede hacer en una mañana, o por la tarde, a pie, para terminar comiendo o cenando en el Portico D´Ottavia
Para comenzar vamos buscar un pié de mármol de grandes dimensiones. Podemos iniciar el recorrido en la Plaza de Sta María supra Minerva (cercana al Panteón), tomando la calle que sale de su lateral (S. Catarina de Siena). En su lado derecho tiene algunos de los mejores ejemplos de la que se podría llamar “la pasarela eclesiástica” con escaparates que muestran los últimos modelos en ropa religiosa. Cuando la calle se tuerce cambia de nombre y toma lo que estamos buscando: Piè di marmo.
Se puede iniciar también el itinerario desde la Vía del Corso a la altura de calle la calle que lleva al Colegio Romano (Via Lata). Entramos y al llegar a la plaza que lleva nombre de dicho colegio avanzamos unos metros y la calle cambia de nombre. A partir de aquí también es la Via del pie d´Marmo. En una calleja situada en el lado derecho (si venimos Sta Maria supra Minerva) se encuentra dicho pié. Corresponde a uno de los restos de una estatura colosal perteneciente a un templo dedicado a Isis, diosa importada de Egipto. Al igual que en otras calles de Roma, aquí se utilizaron restos clásicos que se integraron en los edificios. Una costumbre que se fomentó en el Renacimiento.
Sin dejar esta Calle del pie de mármol avanzamos hacia el Colegio Romano y entramos en la única callejuela que encontramos a la derecha. La seguimos durante unos metros y llegamos a una minúscula plaza, parte de la Via della Gatta. Aquí debemos buscar, como era de esperar en una calle con ese nombre, el gato o gata, que se encuentra en una de las esquinas sobre una estrecha cornisa. Su origen es igual que el del pie de mármol: uno de los animales en mármol del templo egipcio anterior.
Continuemos el camino siguiendo la calle hacia el Sur hasta llegar a la Via del Plebiscito. Desde aquí marcharemos hacia el oeste hasta la plaza (Largo) de Argentina. Un lugar interesante donde la ciudad clásica de Roma salió a la luz cuando, a comienzos del s. XX, se reformó esta área. Surgió una zona sagrada formada por cuatro templos que, al no poderse adjudicarse a divinidad alguna, se les nombró con letras. Así, aquí están los templos A, B, C, y D. Los estudios posteriores ya han aclarado parte del misterio que se esconde tras estas cuatro letras.
Desde aquí tomaremos la Vía de la Bottegha Oscura (comienza al sur de la Plaza) y avanzamos hasta la estrecha calle Paganica. Avanzamos y nos daremos con una de las plazas más pequeñas de Roma, la Plaza Mattei. Este lugar tiene un encanto especial: la luz que se refleja en los colores apagados de los edificios, la estrechez de las calles, pero, sobre todo, la fuente. En el centro de encuentra una de las fuentes mas originales de la ciudad, la Fontana delle Tartarughe (Fuente de las Tortugas), una obra renacentista en la que se muestra a cuatro jóvenes jugando con tortugas que fueron añadidas décadas después. En la misma plaza, el olor la delata, hay un dulce establecimiento que se puede visitar y degustar, claro está
Si avanzamos en la misma dirección que traíamos entraremos en el “Ghetto”. Mayor vigilancia y calles para peatones con barreras disuasorias nos hablan de que estamos en un área algo restringida. Al llegar a Vía Portico de Ottavia estaremos en la calle principal de este barrio tranquilo. Es un buen sitio para comer en los restaurantes la comida típica de la comunidad judía, o bien probar los dulces de la pastelería que está justo en la esquina por la que hemos accedido a esta calle.
Pero también en esta calle encontramos lo que venimos viendo en paradas anteriores. En un extremo de la misma está el Portico Ottavia restos, no de un templo a pesar de su apariencia, sino del acceso al un circo. Posteriormente fue integrado como pórtico de la iglesia. Mas allá se están llevando a cabo labores de excavación y limpieza del lugar. También encontramos parte del antiguo Teatro Marcelo cuyo graderío sirvió como otros muchos monumentos romanos como “cantera” para futuras edificaciones o propiamente para vivienda o palacio, como se aprecia en la parte superior de los restos.
Volviendo a la calle encontraremos en las paredes de los edificios varios ejemplos de restos romanos integrados en las misma (mirad la zona cercana al [i]Bar Totó) o incluso intervenciones arquitectónicas e históricas muy sugerentes. El edificio situado sobre la pastelería tiene un frontón con un letrero en latín. Leyendo con cierta paciencia su contenido nos encontraremos con una fecha: MMCCXXI, es decir el 2221. A su lado añade AB URB(E) CON(DITA), una expresión que se colocaba en los edificios romanos para manifestar la fecha de su construcción. Esa casa fue construida en el año 2221. ¿Cuál es su explicación? El dueño de la casa al construirla y debido a su admiración por la Roma clásica puso como fecha la que le correspondía si se tomaba como referencia el año de la fundación de Roma (753 a.d.J.C, de ahí la expresión “ab urbe condita” desde la fundación de la ciudad). Dicho en otras palabras, fue construida en 1468, con el Renacimiento o renacer clásico en sus comienzos. Tiene también otro letreros en la misma fachada (sobre la puerta esta un nombre en latín y en griego y un “Ave Roma” en una de las ventanas). Es decir una admiración hacia todo lo clásico.
Este lugar por su carácter apartado es bueno para descansar, para probar alguna especialidad culinaria de tradición judía, o para comprar recuerdos algo originales.