dïa 4:(sábado) Torre de Londres, Tower Bridge, Orilla sur del Támesis, y .... ✏️ Diarios de Viajes de Reino Unido

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Es temprano. Todos duermen. Voy a bajar al Tesco a por provisiones que no tenemos ni leche para los niños. Primera sorpresa del día. La cajera me obsequia con un rico pastelito de pascua. Qué maja.
Hoy desayunaríamos sin prisas. Nuestro primer objetivo se encontraba literalmente a la vuelta de la esquina. En tan sólo cinco minutos estaríamos en la Torre de Londres. Como ya llevamos las entradas que había comprado por internet para ahorrarnos las colas, iríamos directamente a las taquillas de grupos donde nos sellarían los billetes, nos darían un mapa y para adentro.
Os aconsejo que una vez dentro, ubiquéis el edificio donde están expuestas las joyas y si no hay mucha gente, id primeramente a verlas. Así después podréis ver tranquilamente toda la fortaleza.
A nosotros nos gustó bastante. Aparte, claro está, de la grandiosidad e importancia de dichas joyas, aquí hay mucho que ver.
Podeis hacerlo de varias formas. Están los Beefeters que hacen excursiones guiadas de 1 hora, pero son en inglés. También podeis alguilar unas audioguias en español, creo que sobre 4 euros. Y también podeís ir a vuestro aire, con una guía de bolsillo, como era nuestro caso.
Nos encantó el lugar, tanto a los papis como a los peques. Ellos disfrutaron mucho con la gran cantidad de armaduras que hay. También viendo las espadas, pistolas, artillería en general, instrumentos de tortura, contando los cuervos que veían...
Hay algunas salas con actividades interactivas y juegos de ingenio para ellos, que los entretuvieron bastante. También podéis ver todas las torres, ver la puerta de los traidores, haceros fotos con los guardias, con los Beefeters, en fin, que más o menos unas 2,5 o 3 se nos fueron allí.

A la salida os espera una de las más bonitas postales de Londres: El Tower Bridge.
Aquí amortizamos bastante bien "el palito de los selfies" que le cayó al papi el día de su santo. Tropecientas mil fotos en plan familia con el puente detrás. De una manera de otra, no nos cansábamos de verlo. Sobre todo la mami, o sea yo.
Hechas todas las fotos posibles, nos dispusimos a cruzar el puente. Qué ilusión, estábamos atravesando el puente que tantas veces había visto en las revistas de viajes, en los reportajes de la tele... incluso mi sobrina tiene un puzzle de esos de 3D.
Qué bonito se ve desde dentro, desde abajo. En fin, otras cuantas fotos para el álbum.

Una vez en la otra orilla fuimos paseando en busca de algún sitio chulo para comer. Lo encontramos muy cerquita del HMSBelfast, el barco acorazado. Justo en una esquina, en una especie de galería acristalada donde por lo visto esa mañana había habido un mercadillo, pero que ahora estaban quitando los puestos.
No estoy segura del nombre del restaurante, Coté o algo así. Es un sitio muy aconsejable.
Hay carta y menú del día a precios muy asequibles. Y también menús infantiles. Los camareros muy simpáticos, muchos de los cuales o son españoles o lo hablan perfectamente. Aquí tuvimos un percance con los niños y nuestra camarera, nos ayudó con mucha disposición, con lo cual, no tuvimos pena de dejarle una propina extra.

Aquí pude cumplir con una de las típicas tradiciones inglesas: tomar el té de las cinco.
Aunque no eran las cinco, mi Earl Grey con leche me supo a gloria. Un momento de relax, con musiquita de fondo, y con vistas espectaculares al río. Qué gloria!!!

Ya estamos preparados para comenzar la segunda jornada del día.....

Mira tú por donde, allí mismo había un muelle. Así que pensamos que era el momento justo para hacer un minicrucerito por el río. Pagamos las entradas con la Oyster porque nos hacían un 10% de dto. Ya que no habíamos podido aprovecharnos de los 2x1 por ser semana santa, esta pequeña oferta nos pareció bien.
Además, por segunda vez hoy, nos hicieron otro regalo. Al comprar los tikets obsequiaron a los niños con chocolatinas en forma de conejo de pascua. Encantados ellos y algo menos nosotros (de pensar en cómo se iban a ensuciar, sobre todo el pequeñín), disfrutamos de un bonito y relajante paseo hasta el mismo London Eye.

La interminable cola y los 134 € que querían cobrarme por sacar los pases rápidos, fueron los culpables de que en esta ocasión no subiéramos a la gran noria. Tampoco me llevé un gran disgusto. Estoy segura de que ya tendremos otra oportunidad. Londres es una ciudad preciosa que se merece ser visitada al menos una vez al año. Y cuando volvamos, me aseguraré de poder usar las ofertas del 2x1 o algún descuento similar.
De momento nos conformamos con admirarla desde abajo.

Desde allí cruzamos el puente en dirección al Big Ben. La vista de la abadía es fabulosa y volvemos a usar el palito selfie. Son las 6 de la tarde y con puntualidad británica suena el reloj. Qué maravilla!!!

Le dije a mi marido que por qué no íbamos a Covent Garden a ver el ambiente y él que entre otras cosas me quiere mucho (ji,ji,ji....) estuvo de acuerdo.
Aquí es cuando nos percatamos de que había una calle cortada al tráfico y mucha policía, incluidos antidisturbios a caballo. Y como somos muy cotillas nos acercamos a ver qué pasaba.

Había una doble manifestación, entre un grupo racista y otro anti senófogos, aunque había más policías que entre ambos grupos juntos. Y claro, qué mejor lugar para manifestarse que frente al número 10 de Downing Street.
Mira por donde lo vimos, pues a mí se me había pasado por alto pasar por aquí. Tampoco soy muy política pero bueno, no está mal saber donde está.

Continuamos con el paseo, volvimos a pasar por Leicester Square y la tienda de los lacasitos y finalmente llegamos a Covent Garden. Y acertamos de pleno. Había muy buen ambiente y un par de artistas callejeros divertían a la gente. Mi hijo enseguida se buscó sitio en un corro y allí estuvimos entretenidos durante casi una media hora.
Dimos otra vueltecica por las calles y como el pequeño se había quedado dormido decidimos buscar un italiano para cenar. Hoy nos apetecía una pizza.

Nos metimos en la primera que vimos. No nos llamó mucho la atención la fachada, pero nada más entrar pensamos que nos habíamos equivocado de sitio. La decoración muy elegante, la chica que nos buscó la mesa, imponente y trajeada, música chill out, en fin, que nos acomodaron en una mesa del fondo y dijimos: ya verás tú......

Pero mira que a veces las casualidades salen bien. Al final de pizza ni hablar. A mi hijo se le antojaron macarrones. Y nosotros después de ver la carta nos decantamos por un par de tapas italianas (que eran unas croquetas de bacalao y otra especie de no sé qué con no sé cuanto, pero que estaba riquísima) y una bandeja de marisco para compartir.
Bueno, bueno, el marisco estaba delicioso. Nos dijeron que era de la zona de Escocia. Que lo único que tenían italiano era la pasta y las pizzas y poco más.
Pero bueno, todo rico, rico y el postre...... una pedazo de "Copa Golossa" para compartir que nos costó acabar. De helado, nutella, chocolate..... mummmmm.
Y la dolorosa no fue dolorosa en absoluto.
Por lo visto es una cadena de restaurantes. Hay un par de ellos en Londres y en Manchester y alguno más perdido por el mundo. Como no sé si puede poner el nombre no lo pongo. Si alguien está interesado, que me mande un privado y le digo.
Pero fue absolutamente agradable. El peque se despertó en los postres. Nos calentaron un potito y listo.
Estábamos tan a gusto que hasta la pareja de abuelos que sentaron detrás de nosotros y hablaban a grito pelado (estarían sordos digo yo) nos parecían encantadores...

Al salir del restaurante volvimos al Apple Market. Había otro artista callejero, en este caso humorista muy bueno, que resultó ser español. Esa noche hizo buena caja, habíamos muchos españoles por allí, je,je,je.....

Bueno, era hora de irse. Hoy decidimos estirar un poco más la noche y nos acercamos a Picadilly. Mucha gente y más chicos bailando a los pies de la estatua. Qué ambientazo!
Continuamos hasta Trafalgar Square y aquí había otro chico espectáculo. Simulaba ser dj y no veas la que tenía organizada. Todo el que pasaba por allí, se metía en su pista y se marcaba unos pasos. Hasta mi pequeñín y con esa excusa yo, hicimos un poco el tonto. Pero bueno, estuvo bien.

La noche ya tocaba a su fin. Esta vez no nos apetecía bajar al metro y esperamos al bus 15. Fue un error garrafal. Había muchísimo tráfico y tardamos casi 1 hora en llegar a casa. Incluso tuvimos que cambiar de autobús porque el que cogimos se quedó sin gasolina. Y el siguiente venía lleno. Y el siguiente tardó un buen rato. Pero bueno, era sábado, estábamos de vacaciones, habíamos cenado como Dios así que.... keep calm.

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