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El tren sale a eso de las 9:30, por lo que vamos con tiempo de sobra de desayunar tranquilamente en nuestra terraza con vistas a la cascada y a los campos de té. El desayuno abundante, como siempre. Preparamos la maleta y por primera vez salimos de la habitación 100% vestidos, ya que normalmente siempre nos faltan las zapatillas, que se dejan fuera, ya que por las casas srilankesas siempre se va descalzo. Sin embargo anoche los dueños nos dijeron que no dejásemos las zapatillas fuera porque con la cantidad de monos y perros que hay por ahí, seguramente hoy no hubiese zapatillas que ponerse jajajaja.
Nos piden un tuktuk, y tras una pequeña parada en una tienda para comprar agua, llegamos a la estación de tren en menos de 10 minutos. Accedemos con nuestros billetes al andén y nos situamos donde nos indican que están los vagones de 2ª clase. El anden está lleno de guiris, se nota que este recorrido en tren es uno de los atractivos turísticos de la zona, por primera vez notamos más turismo guiri que local.
Tenemos suerte y el tren llega puntual, así que nos montamos, no sin dificultad, porque el tren está bastante alto y subir la maleta no es pecata minuta. Llevamos los asientos numerados, pero las indicaciones dentro de los vagones son un poco confusas, así que nos sentamos en 2 asientos que al final resultan no ser los nuestros, porque los billetes con reserva van en otro vagón. Al final acabamos sentándonos donde nos da la gana, porque el tren va medio vacío. La verdad es que hemos pecado un poco de pardillos reservando el tren, hemos pagado 600 LKR en vez de 110 por garantizarnos sitio en un tren que está practicamente vacío, pero bueno.
¡Y comienza la famosa ruta en tren! Como decía, ésta es una de las rutas en tren más famosas del mundo, por bonita y pintoresca. Nosotros sentimos discrepar con todo el mundo, pero no nos ha parecido nada espectacular, probablemente porque la hemos hecho en sentido contrario al resto, y nosotros experimentamos en el coche desde Kandy a Haputale las sensaciones que la gente vive en el tren la primera vez que te ves entre miles de campos de té. Por ese motivo ese viaje en coche nos encantó, y sin embargo esta ruta en tren nos ha dejado bastante fríos. También reconozco que viniendo en coche, nos gustó mucho más el tramo Kandy - Nuwara Eliya, que desde Nuwara Eliya hasta Haputale, por lo que probablemente ese tramo en tren sea también más bonito que el que nosotros hemos hecho.
Aún así, es el medio más barato para ir de un sitio a otro, y las vistas no dejan de ser bonitas, sobre todo la primera hora. Vas pasando entre campos de té mientras las recolectoras trabajan y a través de pequeñas aldeas con colegios llenos de niños de blanco impoluto.
Nos sorprende enormemente pasar por Haputale, sobre todo tras las impresión tan “especial” que nos causó cuando la visitamos a pie, y es que la estación de tren está cuidadísima, llena de flores, bancos, etc. Menudo contraste con la mierda que tiene el pueblo…
Tras pasar por Haputale el paisaje cambia, igual que lo hizo cuando íbamos en coche, y ahora el tren pasa entre un frondoso bosque de pinos que apenas te impide ver nada. Poco antes de llegar a Nuwara Eliya el paisaje vuelve a cambiar a bonitos y verdosos campos de té, y antes de que nos demos cuenta estamos en Nanu Oya, nuestro destino final. Insisto, la ruta es bonita, pero probablemente lo sea más si es lo primero que hacéis nada más pisar las Tierras Altas.
Nada más poner un pie en el andén nos aborda un hombre muy bien vestido que nos ofrece llevarnos hasta Nuwara Eliya por 400 LKR. Esto se debe a que el tren no llega hasta Nuwara Eliya, sino hasta Nanu Oya, una pequeña población a 8 km de Nuwara Eliya. Teniamos entendido que el trayecto en tuktuk hasta Nuwara Eliya eran 800 LKR innegociables, y sin embargo éste hombre nos lo deja en 400 LKR en una furgoneta amplia y cómoda… Huele a gato encerrado, pero él nos dice que acaban de traer a unos clientes a la estación, y que de todas formas tienen que hacer el viaje de vuelta, que por eso nos lo dejan así de barato, y nosotros encantados. Por el camino nos pregunta nuestro plan del día, así como el de mañana. Para hoy no necesitamos coche, pero para mañana sí, porque tenemos que volver a Negombo, así que él se ofrece a hacer el viaje por 11.000 LKR, parando en alguna fábrica de té. Le decimos que ya veremos, aunque insiste en que no vamos a encontrar nada más barato… este no conoce mis avanzadas técnicas de negociación, que llevo muchos tuktuks a mi espalda jajajaja.
En media hora estamos en Nuwara Eliya, aunque tardamos un poco más en llegar al Redwoon Inn, nuestro alojamiento para hoy, pues se encuentra en una de las colinas de Nuwara Eliya. En su momento intentamos encontrar un alojamiento por el centro, ya que esta ciudad es la más grande de las Tierras Altas y tiene más movimiento, pero fue imposible encontrar nada barato, así que al final decidimos reservar en una preciosa casa victoriana en las colinas. El alojamiento resulta ser mucho mejor de lo esperado, la casa es preciosa y acogedora, y los chicos que la llevan amables como pocos. Nos reciben con un té, que esta vez sí agradecemos porque se nota perfectamente que hemos subido de nuevo hasta los 1.800 metros y hace fresquete. Tras disfrutar del té nos llevan a la habitación, pequeña pero acogedora. Lo mejor sin duda es el recibidor por el que se accede a la habitación, que es común a la nuestra y a otra habitación que de momento está vacía. Allí se está de cine, tienes TV, sofás cómodos… vamos, como en tu casa
Es casi la hora de comer, pero ha empezado a llover un poco, así que mientras esperamos a que escampe, charlamos un poco con uno de los chavales sobre las fotos de boda que tienen por todo el salón. Nos cuenta que son fotos de sus hermanos, y que él se casa el mes que viene con una cristiana, ¡otra boda mixta budista-católica! Le preguntamos si es común, y nos dice que sí, tal y como nos comentó Fernando, que de hecho uno de sus hermanos también hizo boda mixta con una católica, que lo importante es no casarse con un tamil musulmán, y acto seguido nos pregunta si somos musulmanes, le decimos que no, que no, y se queda tranquilo. Definitivamente los musulmanes no son bien vistos en este país…
Ha dejado de llover, así que nos vamos para el centro. Los chavales nos dicen un atajo por el que podemos bajar andando en no más de 10 minutos, así que genial. La idea que llevamos es comer en el famoso Grand Asian, así que lo primero es orientarse, cosa que nos cuesta bastante, porque el mapa de la guía es malo no, lo siguiente jajaja. De camino al Grand Asian pasamos por la famosa oficina de correos de estilo victoriano. La verdad es que aquí es donde más se nota la influencia inglesa, ya que todo el pueblo está lleno de parques, campos de golf y preciosas casas victorianas.
Nuwara Eliya fue fundada en el año 1846 por Sir Samuel Baker, el explorador de las fuentes del Nilo y descubridor del Lago Alberta en África, y desde entonces ha sido como una pequeña Inglaterra.
Llegamos hasta el Grand Hotel, cuidadísimo y con unos jardines preciosos.
Según la guía, el Grand Asian está enfrente, pero nosotros no lo vemos, así que hambrientos decidimos volver al bullicioso centro a buscar algún antro lúgubre donde comer. El centro es muy muy bullicioso, nada que ver con la zona del Grand Hotel, las calles están llenas de comercios y de gente haciendo sus cosas, por lo que hay un montón de sitios para comer, pero la verdad es que todos nos parecen peligrosos para nuestro estómago, así que tras un par de vueltas nos acabamos decidiendo por el que mejor pinta parece tener. Marisa se pide una hamburguesa y yo una ternera churrascá, ¡ERROR! No sé si lo he dicho antes, pero en Sri Lanka no saben cocinar la carne, así que me traen la ternera hecha una piedra, totalmente incomestible, que no es que yo sea delicado y quiera la carne en su punto, sino que es imposible partirla con un cuchillo, así que acabo saliendo del sitio con más hambre que vergüenza jajajaja.
Como plan para la tarde, hemos pensado visitar el Sita Temple, un templo hindú que hay al este de la ciudad, pero en vez de coger un tuktuk desde el centro, decidimos ir paseando hasta el Gregory Lake, que está de camino y que hace unos días cuando pasamos yendo a Haputale nos pareció una zona muy muy bonita. La carretera hasta el lago está salpicada de casas victorianas a cada cual más bonita, que unido al fresquito que hace, de verdad parece que estás en Inglaterra. El lago parece que está cerca, pero tardamos un ratillo en llegar, aunque el paseo es muy agradable poco a poco el cielo se está encapotando y empieza a lloviznar ligeramente. Justo cuando llegamos al lago empieza a llover fuerte, así que nos refugiamos en una parada de bus mientras pasa la nube.
Por fin llegamos hasta el lago, todo él está rodeado por un sendero artificial, lleno de flores, puentes de cuento y cesped perfectamente cuidado. Nos parece todo tan perfecto que no parece real, y efectivamente, no lo es, porque cuando queremos acceder a la orilla pagando las 50 LKR correspondientes, la amable taquillera nos dice que para los extranjeros son 200 LKR
Pues va a ser que no, ¡por agonías! Los alrededores del lago son muy bonitos, pero se ven perfectamente desde la carretera sin necesidad de pagar, y no tenemos ganas de que nos tanguen, que ya está bien.El lago es enorme, y el paseo a pie nos parece un regalo del cielo. Sin embargo, nos aguarda una de los sucesos más desagradables que hemos tenido la mala suerte de presenciar, y es que estamos tranquilamente paseando, cuando de repente vemos venir por nuestra misma acera a una chica que viene corriendo hacia nosotros con cara de estar realmente agotada. Una chica joven, muy guapa, con el pelo lacio y negro, que no llega a los 20 años. En estas que pasa a nuestro lado con la cara descompuesta, y vemos que trás ella va un chico corriendo igualmente. Nos parece todo muy extraño, así que tras pasar por delante nuestra nos giramos para ver qué ocurre, hasta que de pronto aparece un coche a toda velocidad, del cual se baja otro chaval joven, coge a la chica y se la lleva a rastras hasta el coche, la montan de mala manera y salen pitando, y nosotros impotentes sin saber qué hacer. No hemos podido apuntar la matrícula y parece que nadie salvo nosotros se ha dado cuenta de lo que ha pasado. Nos quedamos con el cuerpo realmente malo, porque la chica o la han secuestrado o a saber qué es lo que ha pasado…
Es triste, pero no podemos hacer nada… así que no nos queda otra que continuar, hasta que llegamos a un tramo en la que la acera se corta, momento en el que decidimos parar un tuktuk para cubrir la distancia que queda hasta el templo, y la vuelta hasta el centro. Negociamos uno por 500 LKR y para allá que vamos.
El templo Sita es un templo muy importante para los hinduistas, ya que según la epopeya Ramayana, aquí fue donde el demonio Ravana mantuvo cautiva a Sita, la esposa de Rama, después de secuestrarla en India. El templo es sencillo, no tan colorido como el que vimos en Matale, y además, como ha estado lloviendo, el suelo está encharcado, por lo que no es muy agradable descalzarse, así que no lo disfrutamos mucho. Volvemos al tuktuk, y de vuelta hasta el centro. Todavía tenemos que negociar el transporte hasta Negombo para mañana, así que una vez en la bulliciosa calle principal, empezamos a preguntar a unos y a otros. La verdad es que yo no soy muy amigo de improvisar, pero en este tipo de países es facilísimo, y además disfrutamos mucho intentando conseguir el mejor precio jejejeje.
Al lado de la oficina de correos encontramos a uno de los personajes del viaje, un ser mitad srilankes mitad indio, pero no indio de la India, sino indio Apache, sólo le faltaba la corona de plumas, la madre que lo parió. Todo vestido de camuflaje, un personaje muy muy difícil de describir jajaja. Tras una dura negociación, nos dice que nos lleva a Negombo por 10.000 LKR, que ya son menos de las 11.000 que nos ofrecieron esta mañana. El apache nos ha caido estupendamente, así que nos apunta los 10.000 en su tarjeta de visita, y le decimos que lo llamaremos si finalmente decidimos hacerlo con él. Y seguimos buscando bajar ese precio, cosa que conseguimos, ya que un poco más adelante un conductor no muy fiable nos lo deja en 9.500 LKR, pero para ahorrarnos 500 LKR preferimos hacerlo con el apache, donde va a parar jajajaja.
Arreglado el tema del transporte, no tenemos hambre y está empezando a anochecer, así que nos damos una última vuelta por el centro, lo que nos da para comprobar un problema muy importante que hay en esta población, y que sólo hemos visto aquí, y es que está llena de licorerías, lo que hace que para mitigar el frío los hombres vayan hasta el culo de alcohol. Las licorerías están a reventar, y el ambiente alrededor de ellas es un poco lamentable, lleno de borrachos y maleantes… Nos apetece una copa, pero en un sitio normal, cosa que no logramos encontrar, así que tras una parada técnica en el supermercado para comprar provisiones, buscamos un tuktuk para que nos deje cerca del alojamiento, el cual conseguimos por 100 LKR.
Llegamos a la guesthouse cansados, porque nos hemos pegado una buena paliza andando. Nada más llegar llamo a nuestro amigo el apache para confirmar el transporte para mañana, una buena ducha, un rato tranquilamente viendo en la TV un programa en el que un grupo de guiris recorren Sri Lanka en tuktuk al más puro estilo Pekín Express, y a la cama, que mañana el camino hasta Negombo será agotador, ¡esto se acaba!
Gastos del día:
Tuktuk estación Ella: 200 LKR
Botella agua: 70 LKR
Furgoneta Nanu Oya - Nuwara Eliya: 400 LKR
Comida (Hamburguesa + ternera churrascá + patatas fritas): 1.150 LKR
Tuktuk Sita Temple y regreso: 500 LKR
Supermercado: 820 LKR
Tuktuk guesthouse: 100 LKR
Redwoon Inn (sólo alojamiento): 3.240 LKR
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