Hola a todos! esta vez nos vamos un fin de semana a Irlanda del Norte, además vamos con muy buena compañía, pues Alberto y Cristina, nuestro amigos de Bath nos van a acompañar. Esta escapada va a ser una visita exprés ya que llegamos a Belfast el viernes por la noche y regresamos el domingo por la noche, pero es perfecta para alejarse un fin de semana del jaleo del masificado Londres, necesitamos ver el campo y la costa por dios!!
Uno de los objetivos principales de esta escapada era poder fotografiar el atardecer en la Calzada del Gigante, un lugar que levaba mucho tiempo queriendo visitar.
Nos salió bastante barato todo:
Vuelo ida y vuelta con easyjet: 120 libras los dos.
Belfast International Youth Hostel: 2 noches 64 libras. Muy recomendable, habitaciones muy muy simples pero muy bien de precios, con parking gratis y cocina comunitaria disponible.
Enterprise rent a car: 60 libras con el seguro a todo riesgo.
El vuelo de ida fue bastante bien, llegamos puntuales y sin ningún problema. De hecho hasta nos reímos bastante cuando el colega que iba sentado al lado nuestra se pidió tres cervezas de una vez para un vuelo de 1 hora… estos irlandeses, la primera cayó de un trago.
Al llegar al aeropuerto nos tomamos el autobús 300 que conecta con el centro de la ciudad y de allí nos fuimos andando al albergue. El billete de ida/vuelta para el autobús del aeropuerto nos costó 10,50 libras. Al albergue llegamos de madrugada, así que nuestra aventura comenzó al día siguiente.
A las 8 de la mañana nos reunimos con nuestros amigos en la recepción del albergue y desayunamos en la cafetería, por cierto está muy bien y a muy buen precio, cargamos las pilas con un desayuno típico de salchichas, huevos, bacon… lo típico por aquí.
Hemos alquilado un coche en Enterprise, todo perfecto, muy recomendable esta compañía, nada de sorpresas, el día completo con seguro a todo riesgo nos salió por 60 libras. Nuestro objetivo era realizar una ruta por la costa este y terminar en la Calzada del Gigante para ver el atardecer. Nuestra primera parada:
The Gobbins: es un pequeño paseo muy espectacular que discurre por los acantilados, tuvimos mala suerte porque cuando llegamos al lugar nos encontramos con que se encontraba cerrado por motivos de seguridad debido a unos desprendimientos en el camino.
Segunda parada, Larne. Un pueblo costero en el que vimos un pequeño aparcamiento y nos llamó la atención, echamos unas fotos desde la playa y continuamos nuestra ruta.
Tercera parada, Torr Head. Nos lo recomendó el chico de la recepción del albergue, nos gustó sobre todo que aquí apenas nos encontramos turistas, este lugar es el punto más cercano entre Irlanda y Escocia, apenas unas 12 millas.
Las vistas durante la carretera son preciosas, y la carretera en sí también, siempre que te gusten esas carreteras estrechas que son un completo sube y baja.
De aquí nos marchamos a Carrick a Rede, el famoso puente colgante hecho por los pescadores de salmón, tuvimos que esperar un poco, ya que el aparcamiento es limitado y hay un montón de turistas en estas fechas, por los alrededores no paramos de ver seguidores de Juego de Tronos, os confieso que yo no he visto la serie de la que todo el mundo habla. El hecho de que hayan rodado parte de ella en alguno de los paisajes de Irlanda ha hecho que se haya creado una ruta turística muy popular basada en la serie.
La entrada cuesta 5,90 libras con este ticket tienes derecho a cruzar el puente, si no quieres pagar también tienes vistas bonitas sin cruzarlo, aunque en mi opinión merece la pena pagar para cruzar al otro lado, las vistas son mejores y cruzar el puente tiene su punto.
Al final se nos acabó haciendo bastante tarde para comer, pues la visita del puente te lleva unas 2 horas. Para comer nos acercamos a Ballycastle, el pueblo más cercano y comimos en un pub irlandés.
Nuestra siguiente parada fue en Dark Hedges, otro lugar que yo hacía mucho tiempo que quería fotografiar, pero la serie juego de tronos lo incluyó como una de sus localizaciones y el lugar estaba bastante masificado… pero bueno es lo que toca.
Para el atardecer dejamos el plato fuerte, la Calzada del Gigante, no sé porqué en español se traduce como la de los gigantes cuando en inglés es the giant´s causeway… Teníamos muchas dudas con respecto a si tendríamos que pagar en el parking o por acceder a la calzada del gigante. Pues nosotros no pagamos ni un duro, llegamos al parking del centro de visitantes y allí no había nadie para pedirnos dinero, ni ninguna maquina en la que sacar un ticket por aparcar, así que no pagamos nada. Me imagino que no tuvimos que pagar porque era un poco tarde y a esa hora la mayoría de los turistas ya se han marchado, yo creo que si vas durante las horas centrales del día costará dinero.
Para acceder a la Calzada del Gigante existen dos rutas, una azul y una roja, nosotros tomamos la roja que es algo más larga y va por la zona alta del acantilado para después bajar hasta la zona más bonita en la que se encuentran las piedras hexagonales.
El sitio es increíble para fotografiar, y encima la luz acompañaba. Yo estaba disfrutando al máximo y estaba deseando que el sol siguiera cayendo para captar esas luces.
Tuve muchísima suerte, pues en total apenas estuvimos un par de horas en este lugar y el atardecer fue magnífico. De vuelta al Hostel nos compramos un par de pizzas y las cocinamos en la cocina comunitaria del albergue, llegamos a Belfast sobre las 11 de la noche, estábamos muy cansados.
Si se dispone de más días hay muchos más lugares interesantes por esta ruta este, como el Castillo de Dunluce o el de Dunseverick. Otra opción para los amantes de las aves, me quedé con muchas ganas de hacer esto, es cruzar en barco a Rathlin Island, un lugar en el que dependiendo de la época del año se puede fotografiar una gran colonia de alcatraces y frailecillos.
El día siguiente lo dejamos para visitar Belfast, una de las ciudades más feas que he visto, si no la que más. Lo siento por Belfast, pero no conectamos con la ciudad en ningún momento, para ser justos hay que decir que sólo estuvimos un día y no se puede valorar muy bien en tan poco tiempo.
Desayunamos de categoría de nuevo en el café del albergue y nos dimos un paseo por el centro, visitamos el ayuntamiento, sin duda alguna es el edificio más bonito de la ciudad, se puede entrar a su interior y hacen tours gratuitos.
Regresamos al albergue y contratamos el tour más popular de Belfast, el tour de los taxis que te llevan por los murales que se encuentran en los diferentes barrios, protestantes (pro-británicos) y los católicos (pro-irlandeses y cercanos al IRA).
Nuestro guía nos gustó mucho Gerry, éste era de los que apoyaba al IRA, se negaba a nombrar el nombre de su país Irlanda del Norte y nos habló del conflicto The Troubles desde el punto de vista que menos conocíamos. En definitiva el tour me pareció muy interesante para comprender a la sociedad de Belfast, pero la sensación que se te queda es de tristeza, ver como aún hoy siguen totalmente separados esos barrios, aunque las puertas de sus muros estén abiertas.
La otra gran opción de Belfast es visitar el museo del Titanic, al que no fuimos por falta de tiempo y porque varias personas nos dijeron que no merecía la pena, aunque a mí me atraía bastante su visita.
El resto de la tarde lo dedicamos a pasear por las calles pero el tiempo no nos acompañaba en absoluto y acabamos refugiados en un centro comercial que encontramos por el centro, nos tomamos un café y nos marchamos rumbo al aeropuerto.
Finalmente como despedida tuvimos 3 horas y media de retraso en el vuelo, cuando llegamos a Londres pillamos huelga en los trenes que nos llevaban al a la ciudad y terminé llegando a casa dos horas antes de entrar al trabajo… una locura. Lo mejor del viaje los paisajes, la costa y la amabilidad de la gente.
Uno de los objetivos principales de esta escapada era poder fotografiar el atardecer en la Calzada del Gigante, un lugar que levaba mucho tiempo queriendo visitar.
Nos salió bastante barato todo:
Vuelo ida y vuelta con easyjet: 120 libras los dos.
Belfast International Youth Hostel: 2 noches 64 libras. Muy recomendable, habitaciones muy muy simples pero muy bien de precios, con parking gratis y cocina comunitaria disponible.
Enterprise rent a car: 60 libras con el seguro a todo riesgo.
El vuelo de ida fue bastante bien, llegamos puntuales y sin ningún problema. De hecho hasta nos reímos bastante cuando el colega que iba sentado al lado nuestra se pidió tres cervezas de una vez para un vuelo de 1 hora… estos irlandeses, la primera cayó de un trago.
Al llegar al aeropuerto nos tomamos el autobús 300 que conecta con el centro de la ciudad y de allí nos fuimos andando al albergue. El billete de ida/vuelta para el autobús del aeropuerto nos costó 10,50 libras. Al albergue llegamos de madrugada, así que nuestra aventura comenzó al día siguiente.
A las 8 de la mañana nos reunimos con nuestros amigos en la recepción del albergue y desayunamos en la cafetería, por cierto está muy bien y a muy buen precio, cargamos las pilas con un desayuno típico de salchichas, huevos, bacon… lo típico por aquí.
Hemos alquilado un coche en Enterprise, todo perfecto, muy recomendable esta compañía, nada de sorpresas, el día completo con seguro a todo riesgo nos salió por 60 libras. Nuestro objetivo era realizar una ruta por la costa este y terminar en la Calzada del Gigante para ver el atardecer. Nuestra primera parada:
The Gobbins: es un pequeño paseo muy espectacular que discurre por los acantilados, tuvimos mala suerte porque cuando llegamos al lugar nos encontramos con que se encontraba cerrado por motivos de seguridad debido a unos desprendimientos en el camino.
Segunda parada, Larne. Un pueblo costero en el que vimos un pequeño aparcamiento y nos llamó la atención, echamos unas fotos desde la playa y continuamos nuestra ruta.
Tercera parada, Torr Head. Nos lo recomendó el chico de la recepción del albergue, nos gustó sobre todo que aquí apenas nos encontramos turistas, este lugar es el punto más cercano entre Irlanda y Escocia, apenas unas 12 millas.
Las vistas durante la carretera son preciosas, y la carretera en sí también, siempre que te gusten esas carreteras estrechas que son un completo sube y baja.
De aquí nos marchamos a Carrick a Rede, el famoso puente colgante hecho por los pescadores de salmón, tuvimos que esperar un poco, ya que el aparcamiento es limitado y hay un montón de turistas en estas fechas, por los alrededores no paramos de ver seguidores de Juego de Tronos, os confieso que yo no he visto la serie de la que todo el mundo habla. El hecho de que hayan rodado parte de ella en alguno de los paisajes de Irlanda ha hecho que se haya creado una ruta turística muy popular basada en la serie.
La entrada cuesta 5,90 libras con este ticket tienes derecho a cruzar el puente, si no quieres pagar también tienes vistas bonitas sin cruzarlo, aunque en mi opinión merece la pena pagar para cruzar al otro lado, las vistas son mejores y cruzar el puente tiene su punto.
Al final se nos acabó haciendo bastante tarde para comer, pues la visita del puente te lleva unas 2 horas. Para comer nos acercamos a Ballycastle, el pueblo más cercano y comimos en un pub irlandés.
Nuestra siguiente parada fue en Dark Hedges, otro lugar que yo hacía mucho tiempo que quería fotografiar, pero la serie juego de tronos lo incluyó como una de sus localizaciones y el lugar estaba bastante masificado… pero bueno es lo que toca.
Para el atardecer dejamos el plato fuerte, la Calzada del Gigante, no sé porqué en español se traduce como la de los gigantes cuando en inglés es the giant´s causeway… Teníamos muchas dudas con respecto a si tendríamos que pagar en el parking o por acceder a la calzada del gigante. Pues nosotros no pagamos ni un duro, llegamos al parking del centro de visitantes y allí no había nadie para pedirnos dinero, ni ninguna maquina en la que sacar un ticket por aparcar, así que no pagamos nada. Me imagino que no tuvimos que pagar porque era un poco tarde y a esa hora la mayoría de los turistas ya se han marchado, yo creo que si vas durante las horas centrales del día costará dinero.
Para acceder a la Calzada del Gigante existen dos rutas, una azul y una roja, nosotros tomamos la roja que es algo más larga y va por la zona alta del acantilado para después bajar hasta la zona más bonita en la que se encuentran las piedras hexagonales.
El sitio es increíble para fotografiar, y encima la luz acompañaba. Yo estaba disfrutando al máximo y estaba deseando que el sol siguiera cayendo para captar esas luces.
Tuve muchísima suerte, pues en total apenas estuvimos un par de horas en este lugar y el atardecer fue magnífico. De vuelta al Hostel nos compramos un par de pizzas y las cocinamos en la cocina comunitaria del albergue, llegamos a Belfast sobre las 11 de la noche, estábamos muy cansados.
Si se dispone de más días hay muchos más lugares interesantes por esta ruta este, como el Castillo de Dunluce o el de Dunseverick. Otra opción para los amantes de las aves, me quedé con muchas ganas de hacer esto, es cruzar en barco a Rathlin Island, un lugar en el que dependiendo de la época del año se puede fotografiar una gran colonia de alcatraces y frailecillos.
El día siguiente lo dejamos para visitar Belfast, una de las ciudades más feas que he visto, si no la que más. Lo siento por Belfast, pero no conectamos con la ciudad en ningún momento, para ser justos hay que decir que sólo estuvimos un día y no se puede valorar muy bien en tan poco tiempo.
Desayunamos de categoría de nuevo en el café del albergue y nos dimos un paseo por el centro, visitamos el ayuntamiento, sin duda alguna es el edificio más bonito de la ciudad, se puede entrar a su interior y hacen tours gratuitos.
Regresamos al albergue y contratamos el tour más popular de Belfast, el tour de los taxis que te llevan por los murales que se encuentran en los diferentes barrios, protestantes (pro-británicos) y los católicos (pro-irlandeses y cercanos al IRA).
Nuestro guía nos gustó mucho Gerry, éste era de los que apoyaba al IRA, se negaba a nombrar el nombre de su país Irlanda del Norte y nos habló del conflicto The Troubles desde el punto de vista que menos conocíamos. En definitiva el tour me pareció muy interesante para comprender a la sociedad de Belfast, pero la sensación que se te queda es de tristeza, ver como aún hoy siguen totalmente separados esos barrios, aunque las puertas de sus muros estén abiertas.
La otra gran opción de Belfast es visitar el museo del Titanic, al que no fuimos por falta de tiempo y porque varias personas nos dijeron que no merecía la pena, aunque a mí me atraía bastante su visita.
El resto de la tarde lo dedicamos a pasear por las calles pero el tiempo no nos acompañaba en absoluto y acabamos refugiados en un centro comercial que encontramos por el centro, nos tomamos un café y nos marchamos rumbo al aeropuerto.
Finalmente como despedida tuvimos 3 horas y media de retraso en el vuelo, cuando llegamos a Londres pillamos huelga en los trenes que nos llevaban al a la ciudad y terminé llegando a casa dos horas antes de entrar al trabajo… una locura. Lo mejor del viaje los paisajes, la costa y la amabilidad de la gente.