BRATISLAVA- BOJNICE- CASTILLO DE DEVIN ✏️ Diarios de Viajes de Polonia

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Llegamos a Bratislava sobre las 5:30 de la madrugada, después de una noche en la que apenas he dormido. No suelo tener problemas para descansar en los trenes. Los he cogido con literas más de una vez y suelo dormir. Pero en este caso cuando avanzaba los hacía corriendo mucho y con demasiado movimiento y se pasaba tiempos muertos en estaciones que se hacían eternos, con el consiguiente ruido exterior.

La madrugada en Bratislava no parece muy alentadora. Ha llovido por el camino y hay un montón de hojas y ramas por el suelo, sin duda producto de alguna tormenta fuerte. Para colmo ver la estación no anima mucho. Más bien asusta un poco y en nada parece una estación central de la capital de un país europeo. Antigua, oscura, incluso un poco tenebrosa.

Habíamos cometido el error de no coger un mapa señalando el hotel pero la suerte quiso que viera desde la misma puerta de la estación las letras rosas luminosas del Mercure un poco más allá. Apenas teníamos que bajar una calle y cruzar un semáforo. Para los que necesiten transporte público, decir que junto a la estación parten muchos autobuses.

Una vez que dejamos las maletas en la consigna del hotel (como siempre no es posible tener habitación antes de las 2), volvimos a la estación y compramos los billetes de tren para ir hasta Prievizda (salida de Bratislava a las 6.55 y llegada a las 9:49). Desde Prievizda cogimos un taxi para ir hasta el castillo de Bojnice, que está a 5 km. Nos costó creo recordar que 3,5 euros.

Es uno de los castillos más visitados de Eslovaquia. La impresionante construcción romántica se alza en el lugar de un fuerte medieval, probablemente de madera, que se menciona en las escrituras históricas ya en el año 1113. En el siglo XIII fue reformado en un castillo gótico de piedra y como propiedad real cambió varias veces de dueño. Su último propietario, el conde Ján František Pállfy lo convirtió entre los años 1889-1910 en una residencia romántica al estilo de los castillos franceses en el valle del río Loira. Una leyenda dice que el motivo de la reconstrucción fue el amor del dueño hacía una noble francesa cuyo padre estaba dispuesto a permitir su boda con él sólo bajo la condición de que su hija viviera bajo las mismas condiciones a las que estaba acostumbrada. Desgraciadamente ni el conde ni la novia elegida llegaron verla terminada ya que Ján Pálffy murió en el año 1908.
Entre los objetos más valiosos del castillo figuran el Techo de los Ángeles de la Sala de Oro, decorado con auténticas hojas de oro, la capilla con bóveda de estuco y frescos del año 1662, la atractiva cueva subterránea a 26 metros de profundidad y, finalmente, el misterioso "sarcófago llorón" del conde Pálffy, quien por su última voluntad descansa en el castillo.

La visita guiada (5,70 euros- se puede hacer fotos pero se tiene que pagar por ello un ticket aparte) es en eslovaco y solamente previa petición por anticipado se podría hacer en algún otro idioma (dudo mucho que haya en español). Para facilitarte un poco las cosas, eso sí, te dan una pequeña guía en español que te permite orientarte (por lo menos para saber qué estás viendo porque el eslovaco es lo bastante complicado como para no entender absolutamente nada). Lo más espectacular del castillo me atrevería a decir que es la sala de oro, cuyo techo es uno de los más magníficos que he visto nunca. La capilla también es magnífica (no se entra, se ve desde arriba). El gran problema, mucho más que el obstáculo del idioma, es la gran cantidad de gente que entra a la vez. habíamos leído que era uno de los monumentos más visitados del país y debe ser a la vista de la aglomeración. Eso dificulta los movimientos y poder fijarte bien en algunos detalles pero es lo que tienes que soportar si quieres ver el castillo. Y la verdad es que vale la pena. Aunque sólo lo veas por fuera ya está bien porque es precioso.

Compré unas obleas con chocolate con una cajita decorada con una foto del castillo, hicimos algunas fotos y volvimos a llamar al taxi para que nos llevara de vuelta a Prievizda. Cogimos el tren hasta Bratislava (fuimos comiendo algo por el camino) y una vez en la capital nos fuimos al centro para ver un poco del casco antiguo, un poco retirado de la estación (un paseo de unos cuantos minutos). Primero pasamos por el blanquísimo edificio del Palacio Grassalkovich, llamado así porque fue la residencia de verano de dicho conde, (siglo XVIII). Actualmente es la residencia del presidente eslovaco. Los jardines están abiertos al público. Después de hacernos una foto continuamos hasta el Palacio del primado, que dicen que es el edificio más bonito de Bratislava (entrada de pago).
Es un palacio clasicista del siglo XVIII decorado con esculturas que representan las virtudes y un sombrero de cardenal de 150 kilos coronando la estructura. En 1906 el arzobispado vendió el palacio a la ciudad. Se encontraron 6 piezas de tapicería inglesa del siglo XVII que representan el trágico amor de Leandro y Hero. Hero era una sacerdotisa de Afrodita que vivía en una torre en Sesto, en el extremo del Helesponto. Leandro, un joven de Abido al otro lado del estrecho, se enamoró de ella. Los padres de ambos jóvenes se opusieron a que se casaran como era su deseo, y un día, hartos de sus encuentros a pesar de las indicaciones que les hacían, les prohibieron terminantemente cualquier contacto. Los jóvenes idearon un plan para verse en secreto. Cada noche, Hero encendía una lumbre desde la torre, y ésta servía de guía para que Leandro, en la orilla opuesta, cruzase y llegara hasta ella. Una noche, sin embargo, hubo un fuerte vendaval que apagó la lumbre encendida por Hero, por lo que el amante perdió el camino y pereció ahogado. Hero se lanzó desde la torre, suicidándose.
El palacio fue construido a finales del siglo XVIII como residencia de invierno del arzobispo de Esztergom. Entrando en el edificio y subiendo por las escalinatas se encuentra en el primer piso la Sala de los Espejos, donde en 1805 Napoleón y Francisco II de Austria firmaron después de la batalla de Austerlitz lo que se conoce como la Paz de Pressburgo.
Es fácilmente reconocible por el color rosa pastel de su fachada (muy cerca encontramos la oficina de turismo donde podemos conseguir información y un mapa; también en el Palacio del Primado pude coger mapas de la ciudad).

Después de la visita al palacio (no está permitido hacer fotos) cogimos un taxi y nos fuimos hasta el castillo de Devín, uno de los monumentos más visitados por los que van a Bratislava y algo que nadie debería perderse. Nos costó 10 euros el taxi.
Las ruinas del Castillo de Devin se encuentran en la localidad del mismo nombre a tan solo 15 kilómetros de Bratislava remontando el Danubio.
EL castillo se encuentra en lo alto de un peñasco en un emplazamiento estratégico en el lugar en el que las aguas del río Morava desembocan en el Danubio.
El castillo es uno de los más antiguos de Eslovaquia y sus orígenes se remontan al Gran Imperio de Moravia (el que se puede considerar como el primer estado eslavo), entre los siglos IX y X, período en el que el lugar fue un importante emplazamiento de carácter militar y comercial. Posteriormente tras la caída de Moravia el castillo fue decayendo y en 1809 fue destruido por las tropas de Napoleón.

Cuando nosotros lo visitamos no era posible entrar en el castillo alto pero podías ver todo lo demás. Y la verdad es que ir de un lado a otro y sobre todo maravillarte con la bellísima vista te lleva tiempo. Es posible llegar a Devín en autobús (28 ó 29-Bus 29 que se coge en la parada de autobuses del Puente Nuevo, en Bratislava. Frecuencia: cada hora. Otra opción es el Bus 28 que deja en el pueblo Devin, un poco más lejos de la entrada del Castillo. Este último pasa con más frecuencia) o en barco (compañía LOD- se puede consultar el horario en Internet pero conviene saber que para ir sólo hay un barco a las 10 de la mañana y otro a las 14:30 de la tarde y en todo caso tarda en llegar 1 hora y media; también es interesante saber que si vas por la tarde tienes que tomarte tu tiempo para llegar al castillo, porque el embarcadero está un poco apartado, y teniendo en cuenta que a las 18 horas sale el último barco resulta un poco justo). Es bueno, por ejemplo, hacer lo que nosotros hicimos. El taxi llegó muy rápido, no nos cobró muchísimo dinero y nos permitió disfrutar todo lo que quisimos del castillo (y de las vistas, que, como digo, son una pasada).

Para volver a Bratislava escogimos la opción del barco, que llegaba en 30 minutos (6 euros). Resulta bastante tranquilo y te da una visión muy clara del castillo y del Puente Nuevo, con su forma de OVNI, cuando llegas. Ah, y siempre es bueno hacer cruceros por el Danubio. También se ve clarísimamente la catedral.

Cuando bajamos del barco el primer edificio importante que nos encontramos es el que recibe el nombre de Reduta. Este suntuoso edificio, que data de entre 1911 y 1915, fue construido en estilo ecléctico donde anteriormente había un granero barroco del siglo XVIII, según un diseño de los arquitectos de Budapest, D. Jakab y P. Komor. Hasta la actualidad se celebran en dicho edificio de Reduta lujosos bailes y otras actividades sociales. Normalmente la sala de conciertos es la sede de la Orquesta Filarmónica Eslovaca y se utiliza además como sede para el Festival anual de Música de Bratislava. El edificio tiene color crema y es bastante bonito. Muy cerca encontramos el Teatro nacional. La Ópera de Bratislava - oficialmente conocida como el edificio histórico del Teatro Nacional Eslovaco – fue construida en estilo renacentista en 1886 como Teatro Municipal, según propuesta de los arquitectos vieneses F. Fellner y H. Helmer. En las aberturas ovaladas de la fachada están colocados los bustos de compositores famosos, la escultura en piedra de la musa Thalia y algunos putti - personajes de los niños que simbolizan la tragedia y la comedia, de V. Tilgner. Tilgner también diseñó la bonita fuente situada en la entrada del teatro llamada “Ganymedova fontána“. La fuente muestra a Ganímedes, copero del Olimpo, raptado por Zeus en forma de águila. Como premio Ganímedes obtuvo la eterna juventud (y eso se ve por la cara de niño de la estatua). Actualmente el edificio es la sede de la Ópera y el Ballet del Teatro Nacional Eslovaco.
Un poco más allá empezamos a encontrarnos con las famosas figuras que están por la ciudad. La más famosa es el “Rubberneck”, un hombre saliendo de una alcantarilla en la confluencia de las calles Panská y Sedlarská. Ha perdido dos veces la cabeza por culpa de conductores imprudentes. Se encuentra fácilmente. Sólo tienes que fijarte en la gente agachada en plena calle (haciéndose la foto, claro). En la Hlavné Naméstie (la plaza principal) encontramos un soldado apoyado en el único banco amplio de la plaza y un soldado en el puesto de guardia. En la calle Sedlarska, ya llegando a la plaza. hay una estatua que representa a uno de los personajes más famosos de la vida de la ciudad a principios del siglo XX: Schöne Náci. Caminaba en los años 20 por la Ciudad vieja vestido con frac y sombrero de copa y saludaba a las señoras (incluso les regalaba flores y les cantaba aunque era un vagabundo). Hay alguna estatua más pero no conseguí ver al paparazzi.
La historia del Antiguo Ayuntamiento se remonta a los inicios de la ciudad medieval en el siglo XIII. Fue entonces que el edificio original románico pasó a ser propiedad de la ciudad. Con el transcurso del tiempo las casas de Unger y de Pawer fueron anexadas al mismo. El elemento que recuerda la reconstrucción en estilo neogótico es la capilla de San Ladislao, con sus pinturas murales únicas del siglo XV. En 1581 fueron añadidos unos arcos renacentistas. El edificio normalmente alberga al Museo de la Ciudad de Bratislava, el más antiguo de la ciudad (1868). En su hermoso patio renacentista se llevan a cabo en verano programas culturales y en su torre podemos disfrutar de los conciertos. Se reconoce por la torre de color amarillo coronada por un tejado verde. La decoración del tejado es muy bella. La torre, de estilo defensivo, tiene una inscripción de 1850 que marca el nivel del agua en la inundación de aquel año. También vemos una escultura de Nuestra señora de 1676. La parte trasera, más baja, tiene un precioso tejado verde con decoraciones anaranjadas y marrones.

En la plaza principal, llamada Hlavné Naméstie, además de preciosas casas, el antiguo ayuntamiento y las estatuas mencionadas podemos ver la hermosa fuente de Maximiliano. La fuente, más conocida como la Fuente de Roland, fue construida en 1572 en el taller de piedra de Andreas Lutringer en Austria, con una contribución financiera del rey Maximiliano II de Hungría (de ahí el nombre). Consiste en un macizo tanque circular de 9 metros de diámetro. En el centro del tanque se encuentra una columna de 10,5 metros de altura coronada por la estatua de un caballero con armadura. Se dice que la estatua representa al caballero Roland, un legendario defensor de los derechos de la ciudad. Otros consideran que se trata de una estatua de Maximiliano II.

Hasta nuestros días de la fuente se conservan varias leyendas. Se dice que la estatua del caballero se encuentra con el rostro mirando hacia el ayuntamiento; sin embargo, una vez al año, precisamente en la medianoche de Año Nuevo, se vuelve y se inclina en la dirección de la antigua Casa Consistorial, en honor de los doce concejales que en el pasado dieron sus vidas para salvar la ciudad. Se dice también que la estatua vuelve a la vida cada Viernes Santo; en esta ocasión, el caballero se traslada en pleno día de su pedestal y blande su espada Durandal en las cuatro direcciones para mostrar a la ciudad que todavía goza de su protección. Sin embargo, se dice que cuando lo hace, sólo puede ser visto por los ciudadanos nacidos y criados en Bratislava, de corazón puro y que no han hecho daño a nadie.
Más allá llegamos a la catedral de san Martín. Está situada frente al castillo, al principio de Nový Most. Es la iglesia más grande e importante de Bratislava. Se construyó en estilo gótico pero muy sobrio y fue el lugar de ceremonias de coronación (se coronaron aquí 19 reyes entre 1563 y 1830). Bajo la iglesia están enterrados importantes eclesiásticos y representantes de la ciudad. En lo alto de la torre hay una réplica de la corona de san Esteban de 300 kilos de peso. La decoración interior es bastante sobria aunque destaca la escultura de san Martín (san Martín a caballo ataviado como un jinete húngaro que corta su capa para compartirla con un mendigo). Lo que más llama la atención del exterior, sin embargo, es su magnífica cúpula verde y dorada.
Terminamos la visita cogiendo un taxi para subir a ver el monumento de Slavin, en lo alto de una colina. Lo mejor para mí de ese lugar son las vistas. Lo demás no me gustó nada. Se trata de un memorial levantado como homenaje a los soldados soviéticos caídos en la Segunda Guerra Mundial, que lucharon por la liberación de Bratislava contra el ejército alemán y las tropas pronazis de lo que se conocía como la República Independiente de Eslovaquia, que no era más que un estado títere de Alemania y que existió entre 1939 y 1945. Fue inaugurado en 1960 y ha sido declarado Monumento Cultural Nacional. Consiste en un mausoleo decorado con placas conmemorativas sobre el que se levanta un obelisco de unos 38 metros de altura rematado en lo alto por la estatua de un soldado soviético. En el parque en donde está el monumento se encuentra también el cementerio en donde descansan en tumbas colectivas los cuerpos de 6.000 soldados que habrían caído en los combates por la liberación de la ciudad, acontecimiento que se produjo finalmente el 4 de Abril de 1945. El lugar es bastante visitado por sus hermosas vistas panorámicas de la capital y salir del centro para darse un paseo. Puede accederse a él por unas escalinatas adornadas por estatuas, placas conmemorativas y relieves de bronce. Se llega con el Bus 147- parada Slavin- aunque no vimos muy claro el horario de paso. Fue por eso que decidimos bajar a pie (y vimos toda una zona llena de consulados de varios países). Como en toda Bratislava, los edificios de esos consulados son bonitos aunque les falta restauración.
Regresamos al centro y cenamos en un restaurante de comida tradicional cerca a la Puerta de san Miguel. Es uno de los símbolos de Bratislava ya que es la única torre que se conserva de la muralla medieval. En su base está el kilómetro cero de Eslovaquia. En el interior se puede visitar un museo sobre armas medievales. La torre mide 51 metros y en la reconstrucción barroca se añadió una escultura de san Miguel. Si se cruza hablando te mueres en un año y un día. Se tiene que pasar conteniendo la respiración. Tengo que decir que no contuvimos la respiración por lo que, de ser cierto lo que dicen, nos queda poco de vida. A su lado está la casa más estrecha de Europa.
La cena fue muy buena. De primero escogimos unos embutidos tradicionales y sopa de ajo metida dentro de un pan. Y de segundo una cosa que se llamaba Lady of the castle (pollo al horno relleno de melocotón). Delicioso.

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