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TRINIDAD.
Viernes 1
El día 1 nos levantamos con calma, no había prisa pues el autobús no salía hasta las 12:15. Eso nos permitió desayunar y charlar tranquilamente con Iván, el dueño de la casa, todo un placer poder compartir más rato con él.
Para coger el autobús de Viazul hay que estar media hora antes en la estación, la suerte es que está literalmente a dos minutos de la casa, con lo que no hay que ir cargando con la maleta mucho rato. Llegamos y en cinco minutos estábamos subidos al autobús esperando la hora. Para nuestra sorpresa salió un cuarto de hora antes, a las 12, así que mejor ir con tiempo por si por raro que parezca algún día se adelantan. Fue con diferencia el peor trayecto, por la velocidad que llevaba el conductor y algún adelantamiento que hizo de riesgo. De hecho cuando llegamos a Trinidad a las 13:05 la gente que estaba allí ofreciendo casa o taxi estaba alucinada porque había hecho un trayecto de hora y media en una hora y cinco minutos. Se ve que no fue sólo percepción nuestra que iba a una velocidad exagerada... Como resultado, Manuel, el dueño, no estaba esperándonos y pasaron unos 20 minutos hasta que llegó, pidiendo disculpas y extrañadísimo del horario de ese día. Se ve que como era festivo el conductor tenía prisa!
Nos dirigimos a la casa, en este caso La Casa Colonial el Patio y la verdad que es tal como imaginaba según las fotos. Una auténtica preciosidad de casa, con los detalles muy cuidados y un patio espectacular. El dueño, Manuel, es también muy agradable y dispuesto a contestar cualquier pregunta, hacer recomendaciones, etc. Está como es lógico enormemente orgulloso de su casa y nos enseñó un artículo del diario El País, en la que se reflejaba su casa como un buen ejemplo de cómo rehabilitar una casa manteniendo su esencia. Nos encantó y fue con diferencia la mejor de todo el viaje. Volvería allí mil veces. www.casacolonialelpatio.com/ ...m/?lang=es
Para coger el autobús de Viazul hay que estar media hora antes en la estación, la suerte es que está literalmente a dos minutos de la casa, con lo que no hay que ir cargando con la maleta mucho rato. Llegamos y en cinco minutos estábamos subidos al autobús esperando la hora. Para nuestra sorpresa salió un cuarto de hora antes, a las 12, así que mejor ir con tiempo por si por raro que parezca algún día se adelantan. Fue con diferencia el peor trayecto, por la velocidad que llevaba el conductor y algún adelantamiento que hizo de riesgo. De hecho cuando llegamos a Trinidad a las 13:05 la gente que estaba allí ofreciendo casa o taxi estaba alucinada porque había hecho un trayecto de hora y media en una hora y cinco minutos. Se ve que no fue sólo percepción nuestra que iba a una velocidad exagerada... Como resultado, Manuel, el dueño, no estaba esperándonos y pasaron unos 20 minutos hasta que llegó, pidiendo disculpas y extrañadísimo del horario de ese día. Se ve que como era festivo el conductor tenía prisa!
Nos dirigimos a la casa, en este caso La Casa Colonial el Patio y la verdad que es tal como imaginaba según las fotos. Una auténtica preciosidad de casa, con los detalles muy cuidados y un patio espectacular. El dueño, Manuel, es también muy agradable y dispuesto a contestar cualquier pregunta, hacer recomendaciones, etc. Está como es lógico enormemente orgulloso de su casa y nos enseñó un artículo del diario El País, en la que se reflejaba su casa como un buen ejemplo de cómo rehabilitar una casa manteniendo su esencia. Nos encantó y fue con diferencia la mejor de todo el viaje. Volvería allí mil veces. www.casacolonialelpatio.com/ ...m/?lang=es
Después de dejar las maletas salimos dispuestos a ir a cambiar y a por un plano de la ciudad antes de que cerrase todo por ser uno de mayo. Al final, para cuando hicimos los recados, eran las tres y pico largas, así que para no perder mucho tiempo en buscar donde comer fuimos a lo fácil. Pasamos por delante del hotel Iberostar frente a la plaza Carillo y vimos un cartel de cafetería y snack bar abierto desde mediodía a la noche, así que aprovechamos para comer allí y de paso utilizar el wifi (2.50 cuc media hora y con el mismo funcionamiento de tarjeta "rasca" que veríamos en todo el viaje) para dar señales a amigos y familiares porque desde el último día en La Habana no nos habíamos conectado. Las pizzas no eran una maravilla pero se dejaban comer, junto con 2 tukola pagamos 25.50 euros.
Después de comer salimos a pasear, y nos encantó callejear por la ciudad viendo los coches, las casas de colores con sus rejerías en las ventanas, etc. Es una ciudad que conserva intacta la esencia, sus suelos adoquinados nos transportan a otra época. Aunque ya había leído que Trinidad es una ciudad bonita y tenía unas perspectivas altas, no las defraudó en absoluto.
Pasamos por la plaza Mayor, una coqueta y cuidada plaza con rejas blancas y que es sin duda un rincón encantador. Nuevamente las rejas se hacen protagonistas, y aglutina a su alrededor un buen número de los edificios más notables de la ciudad, como la Iglesia de la Santísima Trinidad y varios museos alguno de ellos interesantes pero que por falta de tiempo no pudimos visitar.
Nos dirigimos después hacia el museo de la lucha contra el bandido, porque queríamos subir a la torre para ver las vistas. El chico de recepción era majísimo y estuvimos hablando con él un ratito sobre diversos temas, ya que una vez que se sale de La Habana hay mucha gente que entabla conversación sin ninguna otra pretensión que la de charlar, algo difícil de encontrar en la capital. Para visitar el museo se paga 1 cuc por persona y es curioso de ver. Lo mejor, subir y deleitarse viendo el Valle y los tejados de la ciudad.
Cuando salimos, sobre las siete, fuimos a “reservar” los billetes para Santa Clara (simplemente te anotan en un listado) que nos costaron 16 cuc por persona, y nos fuimos a la casa a descansar un rato y disfrutar del patio mientras hacíamos tiempo para ir a cenar. Además del patio, la casa tiene una azotea desde la que contemplar el cielo cubano mientras el sol que esa tarde había estado un poco huidizo, se iba definitivamente.
Ese día elegimos un paladar que había visto en la guía lonely planet y reconozco que fuimos por su nombre: La Coruña, que es nuestra ciudad. Una vez allí no pude evitar preguntar el por qué del nombre, tal como pensaba por motivos de emigración y al saber que somos de allí enseguida entablamos conversación con la dueña y el camarero. Fue una cena de lo más agradable, entre charla y escuchar la música de un dúo que cantaba fenomenal se nos pasó el tiempo volando y la mar de a gusto. No fue la mejor comida, pero la relación calidad-precio es bastante buena (pagamos solo 19 euros por dos ensaladas, dos platos y dos bebidas, y nos incluyeron de postre un flan y un trozo de bizcocho por cabeza) y ya sólo por lo agradable de la noche nos alegramos de haberlo elegido.
Ahora ya sólo quedaba para completar un estupendo día irnos a disfrutar de La Casa de la Música, donde actúan diversos grupos y estuvimos allí hasta que el cansancio y la prudencia nos hicieron volver a casa, porque a la mañana siguiente el autobús para Santa Clara salía a las siete y cuarto.
Ahora ya sólo quedaba para completar un estupendo día irnos a disfrutar de La Casa de la Música, donde actúan diversos grupos y estuvimos allí hasta que el cansancio y la prudencia nos hicieron volver a casa, porque a la mañana siguiente el autobús para Santa Clara salía a las siete y cuarto.
Sábado 2. SANTA CLARA
Este día fue más un capricho que otra cosa, ya que la ciudad de Santa Clara ni es bonita ni tiene nada que ver más allá de lo que rodea al Che. Pero ante uno de los iconos más importantes del siglo XX me resistía a visitar Cuba y no ver uno de los lugares claves de la Revolución.
Lo que sí nos llevamos fue una sorpresa y nos dimos cuenta de haber hecho el primo, ya que si bien no había visto por ningún lado que la gente fuese desde Cienfuegos, resulta que el Viazul que hace la ruta Trinidad-Santa Clara para allí!! Total, que dimos un buen rodeo, cuando si hubiésemos ido a Santa Clara el día anterior, prescindiendo del Nicho, nos habríamos ahorrado unas cuantas horas de bus entre la ida y la vuelta... La verdad que a toro pasado se ve todo más claro, porque este día hubiese sido mejor organizarlo de otra manera, pero ya era tarde!
Una vez superada la sorpresa y la cara de tontos que se nos quedó, llegamos a Santa Clara, y preguntamos ya para comprar los billetes de la vuelta y nos dijeron que no, que hay que estar allí una hora antes de que salga el bus. Una hora!!! Pues nada, qué remedio, allí estaremos. Salimos de la estación y no teníamos nada claro hacia dónde ir. Pues bien, después de preguntar a una persona y de sortear a una docena de taxista, resulta que hay que seguir la avenida hacia la derecha. Al cabo de unos minutos caminando ya se empieza a ver la estatua del Che lo cual facilita la labor, jeje.
Al llegar al mausoleo, es importante saber que hay que ir primero a dejar mochilas y cámaras en consigna ya que no dejan pasar con nada, y si haces la cola y te ven con los "bártulos", te hacen ir a dejarlos y has perdido el tiempo de la cola. Así que muy importante ir primero a dejas las cosas y después hacer la cola. Se entra en grupos de unas 20 personas y van anotando en una lista el país de procedencia. La entrada es totalmente gratuita, y se visitan primero las tumbas y después se pasa al museo. Me pareció interesante y si bien como todo tiene un cierto aire propagandístico, me sorprendió gratamente ver que no era para nada exagerado.
Al salir dimos la vuelta hacia la estatua para hacer fotos y de allí nos dirigimos hacia el centro. Una vez superada la sorpresa y la cara de tontos que se nos quedó, llegamos a Santa Clara, y preguntamos ya para comprar los billetes de la vuelta y nos dijeron que no, que hay que estar allí una hora antes de que salga el bus. Una hora!!! Pues nada, qué remedio, allí estaremos. Salimos de la estación y no teníamos nada claro hacia dónde ir. Pues bien, después de preguntar a una persona y de sortear a una docena de taxista, resulta que hay que seguir la avenida hacia la derecha. Al cabo de unos minutos caminando ya se empieza a ver la estatua del Che lo cual facilita la labor, jeje.
Al llegar al mausoleo, es importante saber que hay que ir primero a dejar mochilas y cámaras en consigna ya que no dejan pasar con nada, y si haces la cola y te ven con los "bártulos", te hacen ir a dejarlos y has perdido el tiempo de la cola. Así que muy importante ir primero a dejas las cosas y después hacer la cola. Se entra en grupos de unas 20 personas y van anotando en una lista el país de procedencia. La entrada es totalmente gratuita, y se visitan primero las tumbas y después se pasa al museo. Me pareció interesante y si bien como todo tiene un cierto aire propagandístico, me sorprendió gratamente ver que no era para nada exagerado.
Llegamos a la plaza donde está el hotel Santa Clara en el que se perciben todavía los orificios de balas, el teatro y otros edificios históricos, y allí preguntamos a unos chicos por dónde está el museo del tren porque no había ningún tipo de señalización.
Una vez ubicados, caminamos poco más de cinco minutos y lo encontramos. El precio es de 1.50 cuc por persona, y el monumento consiste en los vagones del tren reciclados como salas de exposiciones, y el bulldozer original que se utilizó para sabotear la vía. Es cierto que no es espectacular ni mucho menos, pero lo que significó sí lo fue y nos pareció muy interesante verlo.
Desde allí nos fuimos hacia el boulevard, donde callejeamos un rato haciendo tiempo para la comida, volvimos a la plaza y nos sentamos un rato a la sombra.
Después fuimos a comer y la verdad que hicimos una muy mala elección, la peor con diferencia del viaje. Se llama Restaurante 1874 y es un sitio que no recomiendo para nada, porque ni el servicio fue bueno, la comida era mala, pedimos pollo y arroz, y parecía que este último llevaba cocido día y medio... y encima fue caro. Pagamos por la comida, dos refrescos y dos helados 27.50 cuc.
Al salir ya casi era hora de ir volviendo a la estación, y la verdad que de camino íbamos pensando que Santa Clara es recomendable sólo para quien tenga mucho interés en el Che, si no es un sitio sin nada que ofrecer y totalmente prescindible. No pudimos evitar acordarnos de una pareja de estadounidenses muy majos que habíamos conocido en la casa de Cienfuegos y que iban a pasar allí dos noches... pobres!
A las cinco cogimos el bus, y la vuelta fue bastante surrealista a la par que divertida. Hasta tres veces se pararon los conductores a comprar, hacer visitas a conocidos, etc. Menos mal que al ser de vacaciones te lo tomas con otro humor, hay que ir prevenido de que allí el ritmo y las costumbres son otras...
Llegamos a Trinidad y directos a la casa, donde habíamos encargado la cena. Además de que la comida estaba buenísima y era muy abundante, las mesas que ponen son espectaculares, con vajilla y cuberterías antiguas, cenando en aquel patio... qué maravilla haber disfrutado esos días en esta casa! Después volvimos a salir a dar un paseo y a disfrutar otra vez del ambiente de la Casa de la Música. Trinidad nos encantó y se nos estaba pasando el tiempo demasiado rápido.
Domingo 3
Después de empezar el día con un desayuno espectacular en todos los sentidos nos pusimos en marcha, que hoy toca el Valle de los Ingenios. Tal como habíamos acordado con Manuel, nos llamó a un taxi de Cubataxi cuya tarifa fija es de 25 cuc por una visita de aproximadamente tres horas. Habíamos comentado la opción del tren, pero nos explicó que sólo hace dos paradas, una en Manaca-Iznaga y otra en la Hacienda Guachinango, y la verdad no nos convenció mucho porque queríamos ver alguna cosilla más. Este día sí que echamos de menos no tener coche, pero habíamos decidido no alquilar sabiendo que perderíamos libertad a cambio de tranquilidad, así que todo no se puede tener...El chófer, Manuel también, resultó ser muy agradable y en seguida entablamos conversación.
La primera parada es un mirador, donde también hay una cafetería, desde el cual se disfruta de unas vistas espectaculares del valle. En ese momento no nos paramos a tomar nada porque hacía apenas un rato que habíamos desayunado, pero sentarse allí con una piña colada tiene que ser toda una delicia!
La siguiente y principal parada es Manaca-Iznaga, donde destaca la torre, desde la cual hay unas vistas preciosas. Aunque es inevitable al subir a dicha torre pensar que la finalidad era la de vigilar a los esclavos y evitar que se escapasen, hoy en día tiene una finalidad mucho más agradable. El precio es de 1 cuc por persona, y se suben cuatro niveles. Es una gozada ver el valle y también los pintorescos puestos de mantelerías bordadas a mano que delimitan el camino desde la parada del tren hasta la torre, buscando en el turismo una fuente de ingresos. Al bajar nos acercamos a la casa principal, hoy reconvertida en restaurante, y también hay una pequeña tienda de souvenirs donde compramos alguna postal.
Volvimos a nuestro taxi y la siguiente parada fue la Hacienda Guachinango, la otra parada que hace el tren. Nos pareció muy sosa, hay una Hacienda pero que ahora mismo es cafetería y no tiene nada que ver, su única “función” es la de local de restauración. De hecho vimos a una pareja aburridísima sentada al lado del tren, y alguna gente que incluso ni había bajado.
Desde allí Manuel nos llevó hacia la Hacienda San Isidro, la cual está en obras de recuperación pero hay una pequeña visita guiada, también por un cuc por persona. Te explican el procesado de la caña de azúcar, datos sobre la situación de los esclavos y por último se visita la casa de los dueños de la Hacienda. La visita al ser guiada es más interesante, porque ayuda a hacerse una mejor idea de una época terrible. De la casa queda poco de lo original, pero viendo las estancias y las puertas se puede uno hacer idea de que era una casa importante para la época.
Desde allí volvimos a Trinidad, previa parada en un taller de artesanía. Al principio pensamos que era cosa de nuestro taxista, pero no, había varios autobuses aparcados, así que es "parada técnica"... Con esto finalizó la excursión y nos volvió a dejar en la casa. Después de haber visitado una pequeña parte, nos reafirmamos en nuestra idea de que ese día hubiera sido genial disponer de coche y poder hacer una ruta de varias horas por el valle, buscando los ingenios abandonados.
Después de ir un ratito a la casa a refrescarnos, nos fuimos a comer al centro, el sitio elegido fue el Restaurante Esquerra, porque al pasar le vimos muy buena pinta y la verdad no nos equivocamos. www.tripadvisor.es/ ..._Cuba.html En primer lugar destacaría el servicio, muy profesional y agradable, la comida también estaba muy buena. Pedimos dos platos de carne y dos bebidas, y aunque íbamos a pedir un postre, por cuenta de la casa nos trajeron un flan a cada uno y un pequeño bizcocho, lo cual nos pareció un muy buen detalle. Por la comida y la bebida pagamos 24 cuc, que para la buena calidad que tenía todo nos pareció de los mejores sitios del viaje, así que lo recomendaría sin ninguna duda.
Salimos de comer y pasamos parte de la tarde paseando y callejeando por Trinidad. Aprovechamos para ir a "reservar" el bus a Varadero y nos acercamos al pequeño mercadillo de artesanía a comprar algún detalle para regalar.
Después de ir un ratito a la casa a refrescarnos, nos fuimos a comer al centro, el sitio elegido fue el Restaurante Esquerra, porque al pasar le vimos muy buena pinta y la verdad no nos equivocamos. www.tripadvisor.es/ ..._Cuba.html En primer lugar destacaría el servicio, muy profesional y agradable, la comida también estaba muy buena. Pedimos dos platos de carne y dos bebidas, y aunque íbamos a pedir un postre, por cuenta de la casa nos trajeron un flan a cada uno y un pequeño bizcocho, lo cual nos pareció un muy buen detalle. Por la comida y la bebida pagamos 24 cuc, que para la buena calidad que tenía todo nos pareció de los mejores sitios del viaje, así que lo recomendaría sin ninguna duda.
Salimos de comer y pasamos parte de la tarde paseando y callejeando por Trinidad. Aprovechamos para ir a "reservar" el bus a Varadero y nos acercamos al pequeño mercadillo de artesanía a comprar algún detalle para regalar.
Sin duda además de sus calles o su ambiente por la noche en la casa de la música un atractivo son las tiendas de artesanía.
Después para la casa con la idea de relajarnos un rato en el patio, pero empezó a llover y se nos chafaron los planes. De hecho todo el resto de la tarde y noche y la mañana entera siguiente llovió un montón. Después de cenar en la casa salimos a dar una vuelta pero nos volvimos en seguida porque con la lluvia estaba de lo más desapacible, una pena.
Lunes 4. ADIÓS TRINIDAD, HOLA VARADERO.
Habíamos decidido en vez de coger el primer bus de la mañana quedarnos hasta el mediodía en Trinidad, y de haber sabido el tiempo que haría, no lo hubiésemos hecho así, pero ya era tarde... Así que bajo la lluvia fuimos hacia el centro intentando entrar en alguno de los museos que nos había recomendado Manuel, el dueño de la casa, pero estaban cerrados por ser lunes. Pasamos por la Casa de la Música y se hacía raro verla tan vacía teniendo en cuenta lo animada que está por las noches…
Lunes 4. ADIÓS TRINIDAD, HOLA VARADERO.
Habíamos decidido en vez de coger el primer bus de la mañana quedarnos hasta el mediodía en Trinidad, y de haber sabido el tiempo que haría, no lo hubiésemos hecho así, pero ya era tarde... Así que bajo la lluvia fuimos hacia el centro intentando entrar en alguno de los museos que nos había recomendado Manuel, el dueño de la casa, pero estaban cerrados por ser lunes. Pasamos por la Casa de la Música y se hacía raro verla tan vacía teniendo en cuenta lo animada que está por las noches…
Lo que encontramos abierto y nos sirvió un rato de refugio fue una galería de arte. Había alguna pintura muy bonita, además del propio edificio en sí, con unas bonitas vistas desde el balcón. Por cierto que se notaba por la afluencia de gente que estábamos todos deseando escapar un rato de la lluvia!!
Desde allí seguimos callejeando pero cada vez más hartos, y nos fuimos un ratito a la Canchánchara, al menos a escuchar un ratito de música y pasar el tiempo. Después como a las 15 h. salía el bus nos fuimos a comer un poco temprano algo ligero, y escogimos una bocatería justo frente al local de música donde pagamos por dos sandwiches de pollo, dos helados y dos bebidas 13.25 cuc.
Después nos fuimos a la casa, nos despedimos, y ya con el equipaje, hacia la estación de Viazul para coger el bus a Varadero. El trayecto cuesta 20 cuc y se hizo un poco largo, pero lo peor fue el frío horrible que pasamos!! Nos tuvimos que terminar tapando con las toallas que llevábamos en la bolsa de mano (unas finitas del Decathlon que ocupan poco y son geniales para llevarlas por si las moscas) y eso que ambos llevábamos camisetas de manga larga por encima de las de manga corta, pero es que las piernas se quedaban tiesas!!
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