2. Tokio: Llegada a Japón, Ueno ✏️ Diarios de Viajes de Japon

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Después de la escala en Moscú, el viajecito hasta Tokio se hizo mucho más llevadero y dormimos prácticamente del tirón en el avión. Para no hacerlo después del tute que nos dimos! Por fin llegada a Tokio Narita Airport sobre las 10.30 AM hora nipona.

Antes de salir del aeropuerto teníamos bastantes cosas que hacer:

- Recoger los Japan Rail Passes, en una oficina exclusivamente dedicada a ello y donde vimos a las primeras japonesas vestidas con Yukata y chanclas de madera.

- Sacarnos la tarjeta Suica, que es una tarjeta recargable (hay otras por el estilo) con la que puedes pagar metro, cercanías, en algunos SevenEleven u otros Convenience Stores (supermercados tipo SevenEleven que abre todos los días 24 horas) e incluso en muchas de las miles de maquinitas de bebidas que había por la calle y que tanto usamos a lo largo de todo el viaje.

- Reservar asiento en los trenes que ya sabíamos que íbamos a coger con seguridad para los próximos días. Esto lo hicimos en el mismo sitio en el que compramos la Suica, la oficina del JR situada en el aeropuerto. Aquí pudimos empezar a disfrutar de la amabilidad japonesa con el chico que nos atendió, un encanto y súper eficaz.

- Recoger la tarjeta SIM (solo datos) para tener internet durante el viaje. ¡muy útil! Además se puede compartir la red y teníamos datos en los dos móviles. La compramos en la web de eConnect, con 100Mb al día durante un mes por unos 30€ aproximadamente (para más información ver la introducción).

- Cambiar dinero en las casas de cambio del aeropuerto. Una vez más el hombrecillo que nos atendió fue súper majo. Ya habíamos leído que el cambio que aplican en el aeropuerto es muy bueno, y a lo largo del viaje nos dimos cuenta de que efectivamente así era.


Con los deberes hechos cogimos el tren Skyliner en la Keisei Line hasta Ueno, donde nos íbamos a alojar las dos primeras noches. Teníamos que hacer trasbordo para coger metro hacia nuestra parada Ueno-Inaricho. Era solo una parada, pero íbamos con las mochilacas y preferimos sabiamente invertir un par de eurillos para no hacer sobreesfuerzos innecesarios a estas alturas en las que llegas con las fuerzas al límite.
Ahí fue donde empezamos a flipar con los carteles informativos tipo manga muy graciosos,


las maquinas de bebidas de todos los sabores, los sitios específicos para hacer cola para entrar al metro (en este momento no nos dimos cuenta y nos pusimos en todo el medio del andén, jaja).


Nada más salir a la calle, zas!! Bofetada de calorcito húmedo del bueno y solazo. No tardamos en dar con nuestro hotel estilo occidental pero con el wc tipo capitulo de los Simpson en su viaje a Japón. Uno de nosotros (no vamos a decir quién para mantener su dignidad intacta) tocando los botoncitos del mando del wc (por supuesto en japonés) recibió un chorro de agua de esos que usan ellos para lavarse sus cositas en toda la cara porque se puso a trastear todos los botones…jajajaja! Queremos un wc de esos para casa XD.

El hotel pertenece a la cadena MyStays, y cumple los estándares de alojamiento estilo occidental en Japón. Habitación muy pequeña con baño dentro, pero muy limpio y bien situado.

www.mystays.com/ ...-inaricho/

Después de una ducha más que merecida tras muchas horas de aquí para allá decidimos ir a buscar un sitio para comer y ahí fue cuando por primera vez empezamos a disfrutar de la cocina japonesa y su sabor.

Entramos en un local chiquitito con fotos de platos en la puerta justo al lado del hotel y el dueño, muy majo, nos explicó cómo pudo con gestos que teníamos que comprar un ticket con el plato que queríamos en una máquina situada en la entrada. Menos mal que íbamos advertidos, que si no aún seguimos allí intercambiando gestos con el señor. Vimos que esto es algo muy común en muchos restaurantes. Así es muy sencillo, porque pagas en la máquina y solo tienes que darle el ticket al cocinero, y decimos cocinero y no camarero porque en la gran mayoría de los restaurantes las cocinas están mirando hacia al cliente que se sienta en la barra y ve cómo se cocina. Nos pedimos una sopa divina parecida al Ramen que estaba muy rica y una pasta fría con un poquito de wasabi.


Ya felices y con el estómago lleno fuimos andando dirección el parque Ueno. www.japan-guide.com/e/e3019.html

Por la calle íbamos haciendo fotos a todo lo que nos llamaba la atención, es decir, hacíamos fotos hasta a las señales, a los abuelos, a las alcantarillas, a las bicicletas… jaja.


Encontramos un templo muy chulo de barrio con un gran Torii rojo, paseando llegamos a la estación de Ueno por fuera y entramos en la tienda de juguetes Yamashiroya www.e-yamashiroya.com/ con un montón de plantas y todos los juguetitos y chorradas que te puedas imaginar. Merece mucho la pena pasearse por la tienda y ver a los niños queriéndose comprar hasta a los dependientes.

Seguimos andando y pasamos por delante de la calle comercial Ameyoko a la que volveremos después.
Nos encanta todo, los edificios altísimos, los carteles, la gente… y llegamos al parque Ueno. Muy chulo, en el centro hay un lago con nenúfares talla Pau Gasol que da un aspecto de campo raro y chulo sembrado, aunque debajo hay agua…


Seguimos paseando y llegamos a la zona de los templos dentro del parque , y posteriormente a otro lago con barquitas de pedales…Nos sentamos para ver a unos chavales que estaban jugando al beisbol y de paso descansar un poco del calor y la caminata. Hemos de decir, que recomendamos encarecidamente a esos chavales que se dediquen a otra cosa. Nos quedamos hipnotizados viendo como lanzamiento tras lanzamiento ninguno era capaz de dar a la bola, mientras el resto de compañeros perfectamente situados en el campo esperaban en tensión que alguien de una vez fuese capaz de batear!

Cuando volvemos hacia la calle Ameyoko www.japan-guide.com/e/e3012.html fuimos en uno de los muchos sitios donde se puede jugar al Pachinko. No habíamos leído nada sobre esto, y es digno de ver. Entramos y la sensación fue flipante .. un ruido ensordecedor, cientos de maquinitas repletas de gente jugando y los trabajadores venga recoger cubos con bolitas… nos quedamos locos con estos sitios jaja. Vimos muchos a lo largo de todo el país, aunque únicamente en este vimos un trasiego de cestas y cestas de bolas metálicas parecidas a rodamientos por los pasillos. Preguntamos a los dependientes cómo se jugaba, intentaron explicárnoslo, nos trajeron hasta un folleto explicativo en inglés, nos sentamos para ver en qué consistía… y no lo conseguimos. Nos dio la impresión de ser unas tragaperras al estilo del siglo XXI, y no gastamos ni un Yen en probarlo.


Ya se estaba haciendo de noche a eso de las 18.30 y nos adentramos en el mercado Ameyoko, lleno de tiendas y más tiendas de todo tipo, luces, carteles y mucha animación.


Para cenar vimos un puestecito con 4 mesas llenas de japoneses (o al menos eran orientales) y nos quedamos allí para comer algo que aún no sabíamos ni como se llamaba, Takoyaki (nos enteramos después) … una especie de bolitas de pulpo que servían en una hoja con forma de barquito muy mono. Compartimos mesa con los paisanos de allí, muy agradables diciéndonos adiós y sonriéndonos mientras se iban (desde luego que irse se iban antes que nosotros porque esta gente come rapidísimo y ademas nosotros con los palillos llevamos desventaja jaja).


Ya de noche dimos la ultima vueltecita por las calles del mercado llenas de gente y entramos en unos recreativos con todas las maquinas que quieras imaginar. En esta ocasión no jugamos a nada…ya lo haríamos después
Seguía anocheciendo a la vez que el tío del mazo en versión japonesa nos empezaba a acechar y el sueño y el cansancio cayeron sobre nosotros de golpe. A lo tonto a lo tonto llevábamos un montón de horas sin dormir en posición horizontal, y eso se nota.


Nos fuimos andando a nuestro alojamiento encantados con nuestra primera toma de contacto japonesa. Lo mejor de todo fue que esta impresión perduraría a lo largo de todo el viaje.

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