China ✏️ Diarios de Viajes de China

Nuestra ruta empieza en Beijing, donde llegamos un sábado por la mañana y tras recoger el equipaje vamos directos a buscar el tren Airport Express, el cual nos conecta con una linea del metro de Beijing, la cual nos deja cerca de nuestro albergue, el Lucky Family, en la zona de Dongcheng. Tener una parada de metro cercana es algo fundamental para poderte mover fácilmente por la extensa Beijing. Hemos calculado 4 días para ver lo más importante de la capital China y como no, su gran muralla.

Con el metro de Beijing te puedes plantar en cualquier punto de la ciudad en poco tiempo y a un módico precio (es aconsejable evitar horas punta, porque aunque los convoys pueden llegar a pasar cada minuto, el agobio de tener que moverse entre tanta gente puede resultar algo engorroso).

Con 3 días nos dió para poder visitar los principales puntos turísticos de Beijing:
- Palacio de Verano (30¥)
- Ciudad Prohibida (30¥)
- Parque Jingshan (2¥)
- Plaza de Tiananmén
- Templo del Cielo y su parque (Entrada al parque 15¥ y los templos 20¥)
- Templo de los Lamas (25¥) y templo de Confucio
- Torre de la Campana y torre del Tambor
- Y las distintas zonas comerciales del centro, así como el mercado nocturno de Donghuamen, donde podrás probar delicatessen locales como escorpiones y todo tipo de insectos, y también típica comida asiática.

El día restante nos los guardamos al completo para visitar un tramo de la gran muralla China, el comprendido entre Simatai y Jinshanling. Ese día madrugamos para poder coger el primer bus que nos dejaba en Miyun y desde ahí, como queríamos llegar pronto para evitar lo más posible a otros turistas, cogemos un taxi que nos llevó hasta la entrada al recinto de la muralla China de Jinshanling (45¥).

La parte de Simatai estaba cerrada y según los lugareños no podía completarse el recorrido, era un tramo con la muralla sin reconstruir y bastante mal conservada, los accesos a las torres se hacían apilando varias piedras para poder llegar hasta la entrada, pero valió la pena ver la autentica muralla tal como era sin nadie a tu alrededor. Después anduvimos por el recorrido de Jinshanling, reconstruido y con unas pendientes bastante pronunciadas. Es un tramo mas turístico, pero con poca gente, no comparable a los aglomeramientos que se deben formar en Badaling, el tramos mar cercano a Beijing. La verdad que el tramo de muralla de Jinshanling es muy hermoso y permite capturar fotos de postal increíbles.

Tras varias horas de caminata, decidimos bajar a uno de los parkings del recinto para ver si podíamos encontrar algún tipo de transporte publico al pueblo más cercano. Solo encontramos taxis y furgonetas de turistas, y tras una larga y dura negociación con uno de los taxistas, muy a regañadientes acordamos que nos acercase a una gasolinera donde se presupone que pasa una autobús dirección Beijing. Y así fue, al llegar a la gasolinera un par de turistas occidentales también estaban esperando al bus y ya nos quedamos mas tranquilos bromeando con nuestro taxista.

Volvemos a la capital por la tarde-noche y procedemos a ir a la estación de trenes para comprar 2 pasajes para el día siguiente para Erlian, la última ciudad China antes de llegar a Mongolia.

persona encargada de venderme los billetes de tren, tenía alrededor a una docena de personas, mirando lo que hacia y hablando/chillando con la persona de los tickets, un poco surrealista todo.

hasta Erlian por 130¥, algo menos de 20€ en un camarote para 4 personas, más cómodo de lo esperado. Llevaba una pequeña navaja que me requisaron en el control de seguridad, así que si cogeis este tren y lleváis una, esconderla mejor que yo. En el resto de trenes de Mongolia y Rusia no había ningún problema en llevar una.
All llegar a Erlian ya de noche y con nada reservado (como en todo el viaje), cruzamos la calle dejando atrás la estación de trenes super iluminada, similar a un centro comercial en Navidades, y se nos acerca una abuelita indicándonos por los gestos que tenia habitaciones. Cansados del viaje y con la mochila a cuestas, aceptamos y vamos a ver las habitaciones, bastante mal conservadas y algo sucias, pero por ese precio no se podía pedir más.

Al día siguiente nos disponemos a ir a una plaza (la de los dinosaurios creo recordar), donde se juntan todos los jeep y furgonetas que van a cruzar a Mongolia. También existe una linea de bus publico, pero los horarios no nos cuadraban demasiado y optamos por negociar con el propietario de un jeep. Nuestro tren salía de Zamin-Üüd sobre las 4 de la tarde, así que teníamos tiempo de sobra para cruzar e ir a comprar los tickets del tren que nos llevaría a Ulan Bator, la capital de Mongolia.

Si os decidis por utilizar un jeep para pasar la frontera (a pie está prohibido), armaros de paciencia ya que el jeep hasta que no este completamente lleno de fardos y otros objetos no se dirigirá hasta Mongolia. Nosotros llevábamos desde aspiradoras a juguetes, y en el techo unas planchas de metal, no muy aseguradas que temía perder en cualquier bache o curva que tomara el jeep. Además de todo el cargamento de mercancía, se subieron dos mongoles muy simpáticos que hicieron el viajecito más ameno.

Llegados a la frontera, primero hacemos lo tramites oportunos en la salida de China y posteriormente en la de Mongolia, junto con una revisión y cambio de productos entre jeeps que no entendía muy bien. En el lado mongol, mientras hacen el papeleo, se puede aprovechar para cambiar algo de dinero y quitarte la moneda china sobrante.

Tan un largo rato, incluido algún problema con nuestra carga, ponemos fin a esta curiosa forma de cruzar la frontera de un país, y según lo pactado, nuestro amable conductor nos deja en la estación de tren, explicándonos donde teníamos que ir a sacar los billetes.