Despertarse en un hotel del montón, por mucho que fuera un Wyndham (Una cadena bastante buena) no es lo mismo que despertarte en una plantación sureña……. Aun así, toca desayunar alguna cosita rápida, comprada el día antes en el centro comercial y salir al parking.
Un día de bastante calor, mochila y nevera al maletero del Impala y a la carretera.
Sigo impresionado con el tamaño de este maletero…… Hoy el día tocaba relajadísimo, solo teníamos en nuestra agenda visitar Oak Alley Plantation, a unos 40 minutos de distancia, y a la vuelta según el cansancio y la hora ya decidiríamos que hacer.
El camino desde Baton Rouge a las afueras de Nueva Orleans (donde se encuentra Oak Alley) es una interestatal bastante aburrida. Cuyo orden viene a ser …… Spanish moos , spanish moss, pantano, puente…… y así en bucle durante millas y millas.
Al salir de la interestatal, la cosa cambio bastante, pudimos comprobar que “El Gran Rio” cambia por completo cuando te acercas a Nueva Orleans. Nada que ver con su recorrido desde Memphis a Natchez. Muchos cargueros, plantas químicas o petroquímicas poblando sus riveras, camiones en los alrededores y poco encanto sureño. Pero, con todo, sigue siendo el rio Mississippi, y los puentes que lo cruzan me siguen pareciendo impresionantes e icónicos.
De camino a Oak Alley, el paisaje recuerda a la zona rural mas al norte.
Gracias al GPS y a lo reconocible de la entrada a Oak Alley, llegamos sin problemas al parking.
Compramos las entradas, 22$ cada uno, y a pasear por los jardines.
http://www.oakalleyplantation.com/
Para quien no conozca Oak Alley, ya que solo por el nombre puede ser complicado.
Es una plantación construida en 1837 en la zona de Vacherie. Y gracias al camino de entrada hacia su puerta principal, de 240 metros protegidos por dos largas hileras de robles sureños, se ha convertido en la plantación mas icónica, apareciendo en cantidad de series, películas y documentales. Os dejo algunos ejemplos.
Entrevista con el vampiro
Primay colors
El patriota
O el videoclip Deja Vu de Beyonce
Volviendo a nuestra visita, tras pasar por taquilla, comenzamos a pasear bajo los árboles del jardín trasero. Espectaculares es quedarse corto. Y por si no estábamos lo bastante metidos en el ambiente antebellum, mientras paseábamos prácticamente solos por este lugar, vimos aproximarse a nosotros a una pareja vestidos de esta forma…….
¿Qué mejor forma de comenzar esta visita?
Al cruzarnos con ellos, no pude evitar saludarlos, estrechar la mano del caballero y decirle “Very cool costumes” Su respuesta fue puramente sureña “What costumes? It´s our friday´s clothes” (Genial) Les pregunte si podía hacerles alguna fotografía (Con la promesa de enviárselas por mail si querían) y no pusieron pega alguna. Una pareja sureña 100% que todos los años visitaba Oak Alley con su ropa sureña, pues las fotos de boda las habían hecho en este lugar y con esta ropa años atrás. (¿He comentado ya que me encanta la forma de ser de esta gente?)
La entrada a Oak Alley te permite visitar todas las zonas alrededor de la mansión “Big house” y realizar un tour guiado por el interior de la mansión, creo recordar que comienza uno cada media hora.
Como no había casi gente, recorrimos una exposición, en la zona trasera, donde se habían construido recreaciones de las cabañas de esclavos, y donde se mostraban historias y elementos de la vida de los “trabajadores” de la plantación.
En la parte mas alejada de la “Big House” se encuentran algunas instalaciones modernas, tienda de regalos, baños, restaurante, y casa de invitados, que es donde se duerme si se reserva una estancia aquí. (Motivo por el que preferimos dormir en Linden, ya que permitía dormir en la Mansion y no en un anexo)
A la vuelta, pudimos ver las letrinas, alejadas de las cabañas y en mitad de un prado.
Señaladas con un sol y una luna.
Paseando tranquilamente fuimos acercándonos a la mansión para comenzar nuestro tour. Nos llamó la atención el lugar donde se depositaba el azúcar recolectado por los esclavos.
Como se puede ver, hasta la zona trasera, menos famosa que su fachada, es impresionante.
La mansión sigue un estilo “griego antiguo” caracterizado por las columnas que recorren todas las fachadas del edificio. La fachada principal es la famosa, pero la parte trasera de la mansión también es impresionante.
Para comenzar el tour guiado en la mansión, se debe esperar en la puerta principal. Ese fue nuestro primer contacto con su famoso camino de entrada.
El tiempo acompañaba con las sombras y el cielo despejado, pero yo no dejaba de pensar que ese lugar, con niebla y cielo oscuro debe ser espectacular para la fotografía.
Mientras seguía absorto en las fotografías y en mis pensamientos, un ilustre visitante llego hasta la puerta de la mansión.
Ya estábamos en diciembre, y la proximidad a navidades se nota.
Una vez dentro de la mansión, todos los guías y personal de la plantación que allí trabaja luce modelos de época, lo cual es digno de agradecer. Tras preguntar a alguno de ellos, me indicaron que se les podía hacer fotografías sin problema, pero que mejor les avisase para poder posar adecuadamente. El cuidado al detalle es de agradecer.
Nuestra guía tenia un fuerte acento sureño y hablaba increíblemente rápido, por lo que nos costó bastante seguir la explicación, pero tras haber visitado Linden, muchos de los objetos y características de las mansiones eran comunes, asi que podíamos desconectar un poco la traducción simultanea.
El tour recorre todos los pisos de la plantación, y la mayoría de las estancias.
Una vez terminada la visita, en la puerta trasera encontramos un pequeño puesto donde servían refrescos y uno de los clásicos sureños “Mint julep” (Julepe de menta)
Si, habéis leído bien. Dos partes de whisky de Kentucky y otra de sirope de menta. Todo bien frio para combatir el calor y la humedad del lugar. Como todas estas cosas en USA, se pasaban con los precios, pero el calor y el momento lo merecían. Ana se lanzó al Mint Julep y yo a por una limonada (Que a mi me tocaba conducir)
Solo con un vaso de Mint julep, ya se nota el efecto del alcohol, sin embargo, la mezcla de sabores entre el whisky y la menta me gustó mucho cuando lo probé. La limonada, bien de sabor y fría como un iceberg.
Mientras los tomábamos, fuimos paseando por el famosos camino de los robles. Aprovechando la sombra y admirando el lugar. No podíamos irnos de Oak Alley sin hacer “La foto” (Los robles a contraluz y la mansión iluminada por la luz del sol.
El lugar tiene un encanto especial, pero visitarlo en temporada alta debe matárselo. Sin embargo, con poca gente resulta encantador. Incluso vimos a varias ardillas correteando bajo los robles.
Estábamos tan agusto que seguimos paseando por los jardines, llegando hasta una zona donde se mostraba una tienda de campaña de la época de la guerra de secesión.
Nos acercamos a verla y de su interior salió un hombre mayor, vestido como un soldado de la confederación. Nos mostró los elementos de la tienda y nos comentó algunas cuestiones de las batallas que ocurrieron por la zona. Como estábamos solos, me puse a hablar con el sobre el tema de la bandera confederada. Ambos teníamos una opinión similar, prohibir la bandera confederada por considerarla racista, es prohibir la bandera de una cultura mucho mas extensa que ese concepto. Un atropello a la cultura y a la historia en virtud de lo políticamente correcto. Cuando le dije que veníamos de Europa se sorprendió muchísimo. Nos dijo que conocíamos mas datos y lugares históricos del USA que la mayoría de americanos de nuestra edad. El hombre era encantador y se veía que sentía autentica pasión por aquello que contaba, algo muy de agradecer en estas visitas.
Metí una propina en un tarro de la tienda, por el buen rato y el buen trato, y pasando tras la mansión volvimos al coche.
Una vez en el coche, no teníamos ninguna prisa y al día siguiente volábamos de Nueva Orleans de nuevo a Miami, así que decidimos subir hacia Baton Rouge con calma, por una carretera secundaria. La 18. Un paseo muy agradable viendo algunas plantaciones menos conocidas, casas familiares y paisaje preciosos.
Algunas imágenes nos dolieron, como ver este Mustang clásico sufriendo el paso del tiempo. Lástima de dinero para rescatarlo.
Tras un paseo de mas de una hora estábamos llegando a Baton Rouge, era un poco tarde para comer, sobre las 14:00. Teníamos hambre y no sabíamos donde parar a comer, así que decidí parar en la recepción del hotel. Busque al empleado más próximo a nuestra edad y le pedí que me recomendase donde ir a comer “poboys” ¿Qué es eso? Pues son unos bocadillos típicos de la zona de Nueva Orleans. El mas típico lleva gambas rebozadas fritas, lechuga, mayonesa, pepinillo y tomate.
A partir de eso, existen muchísimas variaciones, con pollo, con pez gato, con alligator, con almeja …… de todo. Yo suelo prepararlos muchas veces en casa para cenar cuando vienen amigos y son una pasada y rapidos de preparar.
El recepcionista me dijo que quizás no fuese el restaurante mas lujoso, pero que era el lugar donde iban todos los estudiantes de LSU. Suficiente para nosotros. Parrains
PARRAINS
Media hora después, pues nos liamos con el GPS dos veces, llegamos al restaurante. Con parking gratuito propio, lo cual siempre es de agradecer.
Entramos y pedimos mesa para dos. La chica que nos atendio, puso una cara un poco extraña, seguro que debido a nuestro acento pensaba que nos habíamos perdido. No pude evitar comentarle que veníamos a su restaurante porque nos habían dicho que era el mejor lugar para comer PoBoys en Baton Rouge. Su cara cambió de inmediato, se volvió mucho mas amable y pidió a una camarera que nos diese una buena mesa y nos tratase lo mejor posible.
El interior, con mucha madera y buen ambiente.
Como no sabíamos muy bien el tamaño de las raciones, pedimos unos aros de cebolla y los PoBoys.
La mejor ración de aros de cebolla de nuestra vida.
La foto no es mía.
Grandes y gruesos, recién hechos y con mucho sabor. Eran tan grandes que te hacían dudar si cogerlos con la mano o tener que usar tenedor y cuchillo.
Al momento nos trajeron los bocadillos……. Y bueno…… esto era un bocadillo
La foto no es mía
Tremendo, desde luego el recepcionista no nos engañó. Estaban muy buenos, la receta cambiaba algo respecto a la que yo suelo preparar en España. A duras penas logramos terminar los bocadillos, así que pedimos que nos pusieran los aros de cebolla para llevar. (Esta es una costumbre mucho mas extendida en USA que en Europa)
No os puedo decir el precio de todo, ya que fue Ana quien pagó esta comida. Dejamos una buena propina (Los camareros son todos estudiantes de la universidad de LSU que trabajan allí por el mínimo y viven prácticamente de las propinas. Así que imaginad el nivel del servicio, se esmeran al máximo)
Salimos del restaurante y eran cerca de las 5 de la tarde. Tarde para ir a hacer visitas turísticas, así que nos dedicamos a conducir un poco por Baton Rouge viendo el paisaje y el paisanaje.
Poco después de anochecer volvimos al hotel para preparar las maletas en condiciones, pues a la mañana siguiente debíamos ir a Nueva Orleans para volar de nuevo a Miami.
Aprovechamos para cenar los aros de cebolla y el pollo que nos había sobrado el día anterior. Bendito microondas en la habitación.