LUNES 21 DE MARZO
Hoy he madrugado para poder ir a la visita del hemiciclo del parlamento europeo a las 10:00. Sólo admiten 80 personas y es mejor esperar, por si acaso. Pero con lo que no contaba es con los imprevistos asociados a alojarte en casa de un anfitrión. Y es que nos hemos puesto a conversar Marcella y yo, junto a una taza de café calentito y un pastel casero que ha hecho la propia Marcella… total que me he entretenido mucho más de lo que debía (más de una hora) y ha sido imposible llegar a tiempo al parlamento.
Como el tren lo tengo a las 11:15 aproximadamente, me he acercado a una patisserie que localicé ayer, cerca del parlamento. Y aquí estoy, junto a un capuccino calentito y un pastel de canela, escribiendo. Espero llegar a casa de mi anfitrión de Gante para las 12:30.
Por cierto, ya tengo dos anfitriones para brujas, en dos poblaciones próximas a la ciudad y otros dos para Amberes. De hecho, tal vez a mi segunda anfitriona de Amberes le proponga para que me acompañe al concierto de Dani Klein y Sal la Rocca, ya que me ayudó con la compra de las entradas. También he recibido una invitación para quedarme en otra ciudad próxima a Luxemburgo, pero no la he aceptado aún. Tal vez para entonces tenga ganas de estar un día yo solito. Lo que me está resultando un poco más difícil es encontrar gente que comparta coche para desplazarse, y es que el tren es bastante caro. No quiero ni pensar lo que costará el recorrido desde Amberes hasta Luxemburgo. Se verá.
El tren a Gante no tarda mucho desde Brueselas, escasamente 40’. En vez de parar en San Peter, recomendaría hacer transbordo y parar en Danpoort, más próximo al caso histórico de la ciudad. Cuando sales del la estación te encuentras una marea de bicicletas aparcadas. Cientos de ellas, por no decir más de un millar. A mí me ha impactado.
Desde ya tengo que decir que Gante es la ciudad más bonita que he visitado de momento en Bélgica. No podía continuar sin decirlo. Es preciosa.
Tengo problemas con las fotos. Cuando pueda las subo.
Reggi, mi anfitrión, un chico de Sierra Leona que lleva ya cinco años en Bélgica, me estaba esperando en su casa, en el casco histórico de Gante a las 12:30. Como tiene la mañana ocupada, dispongo del día entero hasta que me avise. Antes de salir de casa me da un mapa de Gante con las señalizaciones en castellano. Tenía por lo menos media docena, en diferentes idiomas, como si fuera la oficina de turismo.
En Gante no se necesita coger ningún tranvía para desplazarte por el casco histórico, aunque no sea especialmente pequeño.
El punto turístico más próximo a su casa es el Duivelsteen o Castillo del diablo. Ya impresiona este primer monumento, por su grandiosidad, por su ubicación, por su armonía.
Desde allí he empezado un recorrido que deja con la boca abierta hasta al más rancio. Lo que te encuentras es la Catedral de San Davo.
Muy bonito el conjunto escultórico:
Como casi todas las de la zona, un mamotreto, rudo por fuera, pero muy bonito por dentro. No dejan sacar fotografías, pero merece la pena entrar. Lo que no es gratuito es la visita al retablo de la adoración del cordero, ubicado en una capilla. La entrada cuesta cuatro euros. Ni lo he llegado a dudar. Le engañan a otro. Por cierto, según la LP se tiene una reproducción en una de las capillas… pues ya no está. No son tontos ni nada estos flamencos.
La iglesia por dentro es una continua sorpresa por sus esculturas tan bellas y esas vidrieras tan bien logradas. Visita obligada.
El paso siguiente ha sido el ayuntamiento de la ciudad. Por supuesto, fastuoso. Aunque no llega a ser como el Bruselas o Lovaina. Un poco rara la mezcla de estilos.
En la misma plaza de la iglesia está un centro artístico, aunque hoy no había programación. En junio, tienen la suerte de recibir a Ennio Morricone.
Si hay algo que destaca desde cualquier parte de la ciudad, es la torre-campanario, que aquí llaman Belfort. Es otra mole ingente, ruda, austera, mastodóntica. No me ha dicho nada, la verdad. Se puede subir por unos 6€, pero yo no lo he hecho.
Al lado de la anterior se encuentra otra desproporcionada iglesia, la de San Nicolas. No merece la pena visitarla por dentro, pues está desnuda.
Todos estos edificios están casi adosados. Seguido he ido hacia el norte hacia la plaza del viernes, la Vrijdag markt, una explanada casi vacía, alrededor de la cual puedes apreciar las típicas casas tan bonitas que se ven en las plazas flamencas.
Muy cerca está la poco estilizada iglesia de San Jakobs.
Un poco más alejado está el barrio del beatario de Gante, Oud Begignhof. No es como el de Lovaina. No está claramente delimitado, pero se puede pasear por entre calles. Claro que el resto del barrio es tan chulo que no te importa que éste sea pequeñito.
Lo que queda del convento:
Desde aquí he decidido seguir el recorrido de los canales de Gante. Otro acierto de la ciudad. Los tramos de San Antonio y Agustín te conducen directamente al maravilloso palacio-castillo de los condes de Flandes.
A partir de ahí recomendaría continuar por el canal de korenlei, deteniéndose en los diferentes puentes que lo cruzan, desde donde se pueden sacar unas fotos para el recuerdo.
En mi caso lo he seguido durante un kilómetro aproximadamente, hasta llegar a la zona de kouter, más comercial y en obras. Lo menos vistoso. Y de allí he cerrado el camino de esta ruta circular un tanto particular.
Deambulando por callejuelas puedes encontrar bellos edificios art noveau
Para comer recomiendo un restaurante especializado en sopas. SoupLoungue. Por cinco euros te ponen un tancarro de sopa a elegir (en mi caso de espárragos, muy caliente) con picatostes, una pieza de fruta, pan y mantequilla. Sensacional. Además tienen wifi gratuito, pudiendo aprovechar para ir al baño también. Está junto al canal, a la altura de la plaza de los viernes. Por cierto, sólo se oía hablar castellano.
Por supuesto, no soy yo si no encuentro una pastelería, trabajo no muy complejo:
Aproximadamente para entonces, Reggi me ha mandado un mesaje de que ya estaba en casa con su novia, así que para allí que me he dirigido. Ambos son encantadores. Hemos estado charlando un ratito, tomando un te de hierbabuena y haciendo tiempo a ver si el bueno de Reggi mejoraba, pues estaba pachucho. Al de dos horas se ha decidido a acompañarnos a cenar (igual no se fiaba de que fuera sólo con Luzzi, que enseguida ha estado dispuesta a salir a tomar algo, aunque no viniera el novio). Ahora en serio, me han llevado a un restaurante situado en una antigua abadía, donde he podido comer un plato de carne estofada en cerveza, con una cerveza deliciosa de acompañamiento: trapistes rochefort (11’6º). Hemos estado más de una horita cenando. Les he invitado yo.
De vuelta a casa nos hemos despedido de Luzzi y nos hemos vuelto a casa, pues mañana toca madrugar para ir hacia Brujas.
Hoy he madrugado para poder ir a la visita del hemiciclo del parlamento europeo a las 10:00. Sólo admiten 80 personas y es mejor esperar, por si acaso. Pero con lo que no contaba es con los imprevistos asociados a alojarte en casa de un anfitrión. Y es que nos hemos puesto a conversar Marcella y yo, junto a una taza de café calentito y un pastel casero que ha hecho la propia Marcella… total que me he entretenido mucho más de lo que debía (más de una hora) y ha sido imposible llegar a tiempo al parlamento.
Como el tren lo tengo a las 11:15 aproximadamente, me he acercado a una patisserie que localicé ayer, cerca del parlamento. Y aquí estoy, junto a un capuccino calentito y un pastel de canela, escribiendo. Espero llegar a casa de mi anfitrión de Gante para las 12:30.
Por cierto, ya tengo dos anfitriones para brujas, en dos poblaciones próximas a la ciudad y otros dos para Amberes. De hecho, tal vez a mi segunda anfitriona de Amberes le proponga para que me acompañe al concierto de Dani Klein y Sal la Rocca, ya que me ayudó con la compra de las entradas. También he recibido una invitación para quedarme en otra ciudad próxima a Luxemburgo, pero no la he aceptado aún. Tal vez para entonces tenga ganas de estar un día yo solito. Lo que me está resultando un poco más difícil es encontrar gente que comparta coche para desplazarse, y es que el tren es bastante caro. No quiero ni pensar lo que costará el recorrido desde Amberes hasta Luxemburgo. Se verá.
El tren a Gante no tarda mucho desde Brueselas, escasamente 40’. En vez de parar en San Peter, recomendaría hacer transbordo y parar en Danpoort, más próximo al caso histórico de la ciudad. Cuando sales del la estación te encuentras una marea de bicicletas aparcadas. Cientos de ellas, por no decir más de un millar. A mí me ha impactado.
Desde ya tengo que decir que Gante es la ciudad más bonita que he visitado de momento en Bélgica. No podía continuar sin decirlo. Es preciosa.
Tengo problemas con las fotos. Cuando pueda las subo.
Reggi, mi anfitrión, un chico de Sierra Leona que lleva ya cinco años en Bélgica, me estaba esperando en su casa, en el casco histórico de Gante a las 12:30. Como tiene la mañana ocupada, dispongo del día entero hasta que me avise. Antes de salir de casa me da un mapa de Gante con las señalizaciones en castellano. Tenía por lo menos media docena, en diferentes idiomas, como si fuera la oficina de turismo.
En Gante no se necesita coger ningún tranvía para desplazarte por el casco histórico, aunque no sea especialmente pequeño.
El punto turístico más próximo a su casa es el Duivelsteen o Castillo del diablo. Ya impresiona este primer monumento, por su grandiosidad, por su ubicación, por su armonía.
Desde allí he empezado un recorrido que deja con la boca abierta hasta al más rancio. Lo que te encuentras es la Catedral de San Davo.
Muy bonito el conjunto escultórico:
Como casi todas las de la zona, un mamotreto, rudo por fuera, pero muy bonito por dentro. No dejan sacar fotografías, pero merece la pena entrar. Lo que no es gratuito es la visita al retablo de la adoración del cordero, ubicado en una capilla. La entrada cuesta cuatro euros. Ni lo he llegado a dudar. Le engañan a otro. Por cierto, según la LP se tiene una reproducción en una de las capillas… pues ya no está. No son tontos ni nada estos flamencos.
La iglesia por dentro es una continua sorpresa por sus esculturas tan bellas y esas vidrieras tan bien logradas. Visita obligada.
El paso siguiente ha sido el ayuntamiento de la ciudad. Por supuesto, fastuoso. Aunque no llega a ser como el Bruselas o Lovaina. Un poco rara la mezcla de estilos.
En la misma plaza de la iglesia está un centro artístico, aunque hoy no había programación. En junio, tienen la suerte de recibir a Ennio Morricone.
Si hay algo que destaca desde cualquier parte de la ciudad, es la torre-campanario, que aquí llaman Belfort. Es otra mole ingente, ruda, austera, mastodóntica. No me ha dicho nada, la verdad. Se puede subir por unos 6€, pero yo no lo he hecho.
Al lado de la anterior se encuentra otra desproporcionada iglesia, la de San Nicolas. No merece la pena visitarla por dentro, pues está desnuda.
Todos estos edificios están casi adosados. Seguido he ido hacia el norte hacia la plaza del viernes, la Vrijdag markt, una explanada casi vacía, alrededor de la cual puedes apreciar las típicas casas tan bonitas que se ven en las plazas flamencas.
Muy cerca está la poco estilizada iglesia de San Jakobs.
Un poco más alejado está el barrio del beatario de Gante, Oud Begignhof. No es como el de Lovaina. No está claramente delimitado, pero se puede pasear por entre calles. Claro que el resto del barrio es tan chulo que no te importa que éste sea pequeñito.
Lo que queda del convento:
Desde aquí he decidido seguir el recorrido de los canales de Gante. Otro acierto de la ciudad. Los tramos de San Antonio y Agustín te conducen directamente al maravilloso palacio-castillo de los condes de Flandes.
A partir de ahí recomendaría continuar por el canal de korenlei, deteniéndose en los diferentes puentes que lo cruzan, desde donde se pueden sacar unas fotos para el recuerdo.
En mi caso lo he seguido durante un kilómetro aproximadamente, hasta llegar a la zona de kouter, más comercial y en obras. Lo menos vistoso. Y de allí he cerrado el camino de esta ruta circular un tanto particular.
Deambulando por callejuelas puedes encontrar bellos edificios art noveau
Para comer recomiendo un restaurante especializado en sopas. SoupLoungue. Por cinco euros te ponen un tancarro de sopa a elegir (en mi caso de espárragos, muy caliente) con picatostes, una pieza de fruta, pan y mantequilla. Sensacional. Además tienen wifi gratuito, pudiendo aprovechar para ir al baño también. Está junto al canal, a la altura de la plaza de los viernes. Por cierto, sólo se oía hablar castellano.
Por supuesto, no soy yo si no encuentro una pastelería, trabajo no muy complejo:
Aproximadamente para entonces, Reggi me ha mandado un mesaje de que ya estaba en casa con su novia, así que para allí que me he dirigido. Ambos son encantadores. Hemos estado charlando un ratito, tomando un te de hierbabuena y haciendo tiempo a ver si el bueno de Reggi mejoraba, pues estaba pachucho. Al de dos horas se ha decidido a acompañarnos a cenar (igual no se fiaba de que fuera sólo con Luzzi, que enseguida ha estado dispuesta a salir a tomar algo, aunque no viniera el novio). Ahora en serio, me han llevado a un restaurante situado en una antigua abadía, donde he podido comer un plato de carne estofada en cerveza, con una cerveza deliciosa de acompañamiento: trapistes rochefort (11’6º). Hemos estado más de una horita cenando. Les he invitado yo.
De vuelta a casa nos hemos despedido de Luzzi y nos hemos vuelto a casa, pues mañana toca madrugar para ir hacia Brujas.