Miércoles 16: Bajé a desayunar sobre las 6:40 de la mañana y vi que estaba casi todo lo que servían a partir de las 7 de la mañana, por lo que no me perdí demasiado. A eso de las 7 cogí un taxi frente al hotel, para que me llevase a la estación de autobuses de Liossion. El precio fue de 8€, así que por tan módica cantidad no me iba a complicar la vida yendo en metro o buscando un autobús adecuado. Una vez en la estación de autobuses, el andén es el 7, el más alejado del vestíbulo. Está indicado en cualquier caso. Los billetes se pueden comprar por Internet en la siguiente página:
www.ktel-fokidas.gr
Por cierto, esta página presentaba muchos problemas para comprar los billetes y me da la sensación de que a ciertas horas no estaba muy operativa. Por ejemplo, había veces que en el listado de trayectos aparecía el Atenas - Delfos, pero cuando quería seleccionar la vuelta no cargaba adecuadamente los destinos. En cualquier caso, con un poco de paciencia lo conseguí. Se pueden comprar sin problema en la misma estación, pero como tenía claro a qué hora tenía que hacer los trayectos de ida y vuelta preferí no arriesgarme. En cuanto al precio, entre 16 y 17€ por trayecto. El ahorro con respecto a hacer una excursión organizada no es mucho, salvo por la tranquilidad de ir a tu aire.
El autobús salió a las 7:30 y tardó cerca de unas 3 horas en hacer el trayecto. Por el camino paró en un área de servicio unos 10-15 minutos y no hizo demasiadas paradas más para que subiese gente. Si me dio la sensación, por lo que observé, que en los pueblos cercanos a Delfos hacía como de coche de reparto de paquetes. Me gustó bastante el paisaje, sobre todo por las altas montañas y los restos de nieve que se veían, me imagino que en la zona del monte Parnassos. Pasamos por el pueblo de Arahova, que me pareció pintoresco, pero el horario del autobús no me daba como para visitar Delfos y este sitio en el mismo día (bueno sí, pero a costa de regresar a Atenas a las 10 de la noche).
Poco antes de las 10:30 nos íbamos acercando al pueblo de Delfos y pedí bajarme enfrente del museo. Desde allí hasta la entrada al recinto arqueológico hay unos 5 minutos a pie por un camino peatonal.
www.ktel-fokidas.gr
Por cierto, esta página presentaba muchos problemas para comprar los billetes y me da la sensación de que a ciertas horas no estaba muy operativa. Por ejemplo, había veces que en el listado de trayectos aparecía el Atenas - Delfos, pero cuando quería seleccionar la vuelta no cargaba adecuadamente los destinos. En cualquier caso, con un poco de paciencia lo conseguí. Se pueden comprar sin problema en la misma estación, pero como tenía claro a qué hora tenía que hacer los trayectos de ida y vuelta preferí no arriesgarme. En cuanto al precio, entre 16 y 17€ por trayecto. El ahorro con respecto a hacer una excursión organizada no es mucho, salvo por la tranquilidad de ir a tu aire.
El autobús salió a las 7:30 y tardó cerca de unas 3 horas en hacer el trayecto. Por el camino paró en un área de servicio unos 10-15 minutos y no hizo demasiadas paradas más para que subiese gente. Si me dio la sensación, por lo que observé, que en los pueblos cercanos a Delfos hacía como de coche de reparto de paquetes. Me gustó bastante el paisaje, sobre todo por las altas montañas y los restos de nieve que se veían, me imagino que en la zona del monte Parnassos. Pasamos por el pueblo de Arahova, que me pareció pintoresco, pero el horario del autobús no me daba como para visitar Delfos y este sitio en el mismo día (bueno sí, pero a costa de regresar a Atenas a las 10 de la noche).
Poco antes de las 10:30 nos íbamos acercando al pueblo de Delfos y pedí bajarme enfrente del museo. Desde allí hasta la entrada al recinto arqueológico hay unos 5 minutos a pie por un camino peatonal.
Pregunté por el precio de la entrada y aunque se suponía que por mi grado de discapacidad física tendría que pagar, finalmente fueron muy amables y me dieron una entrada combinada gratuita para el yacimiento y el museo.
Los cretenses llevaron a Delfos el culto a Apolo Pitio (matador de Pitón) y se cree según los himnos homéricos (colección de poemas épicos griegos atribuidos en la antigüedad a Homero) que en el siglo VII a.c ya era un santuario y oráculo panhelénico, es decir de todo el territorio griego. El dios Apolo se manifestaba a través de oráculos transmitidos por una sacerdotisa o pitonisa. Ésta era situada sobre un trípode en una cámara interior del templo de Apolo, envuelta por humo de laurel, junto al agua sagrada de la fuente Castalia y el Omphalos, una piedra que simbolizaba el centro del mundo. Cuando los peregrinos habían realizado la purificación ritual con el agua, eran admitidos a la cámara donde se encontraba la pitonisa.
Los cretenses llevaron a Delfos el culto a Apolo Pitio (matador de Pitón) y se cree según los himnos homéricos (colección de poemas épicos griegos atribuidos en la antigüedad a Homero) que en el siglo VII a.c ya era un santuario y oráculo panhelénico, es decir de todo el territorio griego. El dios Apolo se manifestaba a través de oráculos transmitidos por una sacerdotisa o pitonisa. Ésta era situada sobre un trípode en una cámara interior del templo de Apolo, envuelta por humo de laurel, junto al agua sagrada de la fuente Castalia y el Omphalos, una piedra que simbolizaba el centro del mundo. Cuando los peregrinos habían realizado la purificación ritual con el agua, eran admitidos a la cámara donde se encontraba la pitonisa.
El tipo de preguntas que formulaban eran referentes a si obtendrían el apoyo o no del dios ante algún tipo de actividad que quisiesen emprender. Las respuestas de la sacerdotisa eran proporcionadas en forma de gemidos y movimientos, que los profetas se encargaban de interpretar y comunicar a los sacerdotes, los cuales a su vez transmitían la respuesta. Al principio el oráculo sólo se podía consultar una vez al año. Luego, ante el éxito del oráculo, en cualquier fecha, salvo en invierno, cuando se creía que el dios Apolo no estaba en el santuario.
Cuando vi la cuesta que había que recorrer para ver el yacimiento, no tenía claro que fuese a ser capaz, pero me lo tomé con calma. Casi lo primero que me encontré fue el antiguo ágora romana.
Cuando vi la cuesta que había que recorrer para ver el yacimiento, no tenía claro que fuese a ser capaz, pero me lo tomé con calma. Casi lo primero que me encontré fue el antiguo ágora romana.
Aquí empezaba la Vía Sacra, que iba ascendiendo hasta el templo de Apolo. A los lados, diversos edificios y exvotos, construcciones realizadas para commemorar la victoria de un pueblo en alguna guerra. Por ejemplo, los exvotos de los atenienses, de Esparta, de los Argivos.
Cuando empieza el segundo tramo de la Vía Sacra se encuentra el tesoro de los Atenienses, construido con el botín de la batalla de Maratón, varias décadas después de esta batalla de los atenienses contra los persas.
Al lado se halla una reproducción del Omphalos, una piedra cónica que representaba según la mitología el centro del universo. Cuenta la leyenda que Apolo lanzó dos águilas en dirección contraria y se encontraron en el Omphalos de Delfos. El lugar donde se situaba el Omphalos se convertía en un centro religioso y así fue como Delfos llegó a ser el centro espiritual de Grecia.
Junto con el recinto arqueológico en sí mismo, Delfos destaca por el paisaje montañoso que lo rodea, a los pies del monte Parnaso y enfrente del valle del río Pleistos. La visita hubiera sido de lo más relajante de no ser por la llegada de varios grupos de estudiantes franceses ruidosos y molestos, que eliminaron cualquier sensación de paz que se pudiese disfrutar. En cada punto que me detenía ahí tenía al lado a algún grupo y ya no sabía si correr o esperar a que pasasen todos.
Un poco más arriba se llega al templo de Apolo.
Junto con el recinto arqueológico en sí mismo, Delfos destaca por el paisaje montañoso que lo rodea, a los pies del monte Parnaso y enfrente del valle del río Pleistos. La visita hubiera sido de lo más relajante de no ser por la llegada de varios grupos de estudiantes franceses ruidosos y molestos, que eliminaron cualquier sensación de paz que se pudiese disfrutar. En cada punto que me detenía ahí tenía al lado a algún grupo y ya no sabía si correr o esperar a que pasasen todos.
Un poco más arriba se llega al templo de Apolo.
El templo que se observa fue construido durante el siglo IV a.c en estilo dórico. Tenía 6 columnas en los frontales y 15 en los laterales.
Subiendo un poco más alcancé el teatro, construido también en el siglo IV a.c, con 34 filas en las gradas y capacidad para 5000 espectadores. Todavía subí un poco más por el sendero, hasta tener el teatro a mis pies.
La panorámica sin duda alguna fabulosa, viéndose también en el valle el santuario dedicado a Atenea.
Estuve tentado de subir hasta el estadio, pero parecía alejado y a bastante más altura, así que al final preferí no forzar la máquina e ir regresando hacia la entrada. En total debí de estar alrededor de una hora y media.
Seguidamente me fui hacia el museo de Delfos. Nada más entrar, me encontré con una señora con la que había coincidido en el autobús y me enseñó las fotos que había hecho en el estadio. Estábamos comentando algunas fotos cuando se me acerca una guía y me dice que no hable tan alto, que no puede darle las explicaciones correspondientes a su grupo. Eso sí, después tuve que aguantar cómo explicaba en voz alta mientras que yo trataba de leer los paneles de la exposición. Me puso de mal humor y me dieron ganas de decirle que no gritara tanto, que no dejaba concentrarme en la lectura.
En la sala de entrada hay expuesto un caldero de bronce sobre un trípode de hierro del siglo VII a.c. Se muestran también otros objetos de ofrendas correspondientes al período anterior al santuario de Apolo.
En la siguiente sala hay un soporte para un cuenco utilizado para rituales, que está formado por una columna alrededor de la cual hay 3 estatuas femeninas (korai) del período arcaico. También hay 2 esculturas masculinas (kuros) que corresponden a las ofrendas monumentales más antiguas en Delfos, de principios del siglo VI a.c.
En la sala de entrada hay expuesto un caldero de bronce sobre un trípode de hierro del siglo VII a.c. Se muestran también otros objetos de ofrendas correspondientes al período anterior al santuario de Apolo.
En la siguiente sala hay un soporte para un cuenco utilizado para rituales, que está formado por una columna alrededor de la cual hay 3 estatuas femeninas (korai) del período arcaico. También hay 2 esculturas masculinas (kuros) que corresponden a las ofrendas monumentales más antiguas en Delfos, de principios del siglo VI a.c.
Una de las salas importantes del museo es la número 5, correspondiente al Tesoro de los Sifnios, donde se conservan varias de las esculturas y relieves con los que estaba decorado el monumento. Por ejemplo, una metopa (sección rectangular entre el frontón y las columnas decorada con relieves) representando a Cástor con sus primos guiando un rebaño de reses robado de Arcadia, una esfinge de Naxos sobre una columna jónica, el frontón de la fachada este representando la disputa entre Heracles y Apolo por el trípode del oráculo (aquel sobre el que se sentaba la pitonisa en el templo de Apolo).
A esta altura de la visita el museo se había llenado ya de grupos organizados y había salas en las que casi ni se podía estar. En la de los Sifnios por ejemplo, estaba viendo el frontón de la fachada y leyendo el correspondiente panel, cuando el guía de un grupo que estaba a mi lado, se planta justo donde estaba yo y se pone a señalar con el brazo una y otra vez tapándome la visibilidad de lo que estaba viendo y leyendo en ese momento. Le espeté al tío que parara de hacer eso y se desplazara un poco para no molestar, a lo cual respondió que es que yo era una persona sola y ellos un grupo. Así que nada, cuando va uno solo o pocas personas hay que aguantarse.
En la sala 6 se encuentran restos arqueológicos de la época arcaica y clásica del templo de Apolo, como por ejemplo el frontón con 4 estatuas de caballos flanqueadas por estatuas de kuros y korai. De finales del siglo VI a.c (alrededor del 500 a.c)
Siguiendo el recorrido, la sala 9 por ejemplo está dedicada a ofrendas del siglo V a.c y se pueden ver, entre otras cosas, figurillas correspondientes a animales o una escultura en bronce de un hombre sujetando sobre la cabeza un quemador de incienso.
Sala 11: Es la correspondiente al período clásico tardío y al período helenístico. Destacan la copia romana o helenística del Omphalos, la escultura que representa a unas niñas bailando sobre una columna de acanto, el altar del santuario de Athenea Pronaia (siglo II a.c) y la escultura de mármol de Antinoos, "favorito" o amante del emperador Adriano.
En la sala 6 se encuentran restos arqueológicos de la época arcaica y clásica del templo de Apolo, como por ejemplo el frontón con 4 estatuas de caballos flanqueadas por estatuas de kuros y korai. De finales del siglo VI a.c (alrededor del 500 a.c)
Siguiendo el recorrido, la sala 9 por ejemplo está dedicada a ofrendas del siglo V a.c y se pueden ver, entre otras cosas, figurillas correspondientes a animales o una escultura en bronce de un hombre sujetando sobre la cabeza un quemador de incienso.
Sala 11: Es la correspondiente al período clásico tardío y al período helenístico. Destacan la copia romana o helenística del Omphalos, la escultura que representa a unas niñas bailando sobre una columna de acanto, el altar del santuario de Athenea Pronaia (siglo II a.c) y la escultura de mármol de Antinoos, "favorito" o amante del emperador Adriano.
La sala 13 está dedicada a la famosa estatua del Auriga de Delfos y representa al conductor del carruaje en una carrera en el momento en el que presenta tanto el carruaje como los caballos a los espectadores, en reconocimiento de su victoria. De aproximadamente el 470 a.c, ejemplifica el paso del período artístico arcaico al clásico.
Con esto di por concluida la visita al museo y el agobio de tanta gente. Del museo al pueblo hay un agradable paseo de apenas 5 minutos, durante el cual se puede contemplar el paisaje del valle e incluso vislumbrar al fondo. La "estación de autobuses" está justo en el restaurante que hay al entrar en el pueblo, pero para coger el autobús de vuelta a Atenas es justo enfrente. Como faltaban todavía unas dos horas para el autobús (a las 16:00) me fui a buscar algún restaurante por la calle principal. Toda la gente que estaba en el museo y en el recinto arqueológico es la que faltaba en el pueblo, en el que no había ni 3 gatos. La mayoría de los bares por los que pasé estaban cerrados o estaba el dueño exclusivamente. Al final entré en el hotel restaurante Iniohos, en Pavlou/Friderikis 19. Lo mejor sin duda alguna las vistas al valle. En cuanto a la comida, esto fue lo que pedí (la mitad de platos no los tenían):
- Ensalada griega
- Ternera con salsa de tomate
- Baklava
En general me gustó todo, con excepción del baklava, que me pareció que estaba reseco. La cuenta fue de 18'50€. Respecto al servicio, fue rápido, pero qué se podía esperar si sólo había 3 mesas ocupadas.
Tras hacer tiempo un buen rato, llegó la hora de coger el autobús de vuelta a Atenas, que tardó aproximadamente cerca de 3 horas. En la estación de autobuses de Liossion cogí otro taxi, que por 7€ me dejó en el hotel.
- Ensalada griega
- Ternera con salsa de tomate
- Baklava
En general me gustó todo, con excepción del baklava, que me pareció que estaba reseco. La cuenta fue de 18'50€. Respecto al servicio, fue rápido, pero qué se podía esperar si sólo había 3 mesas ocupadas.
Tras hacer tiempo un buen rato, llegó la hora de coger el autobús de vuelta a Atenas, que tardó aproximadamente cerca de 3 horas. En la estación de autobuses de Liossion cogí otro taxi, que por 7€ me dejó en el hotel.